jueves, 13 de octubre de 2016

SYMPATHY FOR THE CREATURE 2: Viernes 13




Título original: Friday the 13th

Director: Sean Cunningham

Guion: Victor Miller

Elenco: Betsy Palmer, Adrienne King, Walt Gorney, Harry Crosby

Cinematógrafo: Barry Abrams

País: Estados Unidos

Año: 1980

Tópicos: Slasher, venganza, gore

Canción recomendada: Un icónico soundtrack de Harry Manfredini.

En el cine de terror, no existe un fenómeno más inexplicable que la saga de Jason Voorhees. Antes de que la película empiece, ya sabemos lo que va a pasar. Basta un vistazo al elenco para saber quién se salva. Sabemos que van a morir uno a uno y sabemos quién es el asesino. Todos los personajes son un cliché. Son mucho menos sangrientas que lo que se piensa -a diferencia de joyas como My Bloody Valentine y The Burning, cuya independencia les daba carta blanca, esto es Paramount Pictures, un estudio que debe apegarse a las reglas. Con ciertos cambios aquí y allá, todas las películas de la franquicia son la misma. En efecto, esto replica la fórmula de Halloween, esperando replicar los frutos. Pero donde la obra de John Carpenter era malicia cerebral, el film de Sean Cunningham es gore descerebrado. ¿Por qué se ha vuelto leyenda?

Un grupo de adolescentes acude al Campamento Crystal Lake para trabajar en su restauración. El lugar tiene un pasado oscuro: Años atrás, un grupo de jóvenes fueron asesinados, provocando la clausura del campamento y su nombre informal, “Campamento Sangre”. El culpable nunca fue capturado. La perfecta historia para contar bajo la luna y a la luz de la fogata, ¿verdad? Pero conforme la jornada avanza y los jóvenes desaparecen, la leyenda urbana se vuelve horrible realidad.

Mi primer acercamiento a esta película fue antes de los torrent, antes de los dvd’s piratas, antes de eMule y Kazaa y todo eso. Lo único que conseguí en internet en los hermosos 90’ fue el libreto y, guiado por fanatismo adolescente, me senté a leerlo.
Ya lo estaba terminando cuando separé los ojos de la hoja. “What the fuck is this crap?” De la famosa leyenda, no veía nada. Era una historia inepta con personajes sin caracterización. El famoso misterio de “¿Quién podrá estar matando a estos chicos?” (SPOILER DE CASI CUARENTA AÑOS: No es Jason sino su mamá, Pamela) no tiene suspenso porque es un personaje que no aparece sino hasta que se revela todo. Es la clase de libretos sin una cosa qué recomendar y que no concibes a ningún actor aceptándolo.

Cunningham lo sabía también, porque cuando empezó la producción del film, sólo tenía el título. Promocionó en prensa, generando interés de los estudios, Paramount cayó, se ficharon a unos desconocidos y se coronó con una estrella olvidada, la encantadora Betsy Palmer en el rol de Pamela Voorhees.

Lo verdaderamente rescatable de Friday the 13th son los efectos especiales de Savini, caliente tras su éxito en Dawn of the Dead. Acá el ingenio para lo macabro profundiza en decapitaciones, hachazos a la cara y la notable muerte del debutante Kevin Bacon –aparte de que fue Tom quien proveyó el final, inspirándose en Carrie. En la piel de Betsy, doña Voorhees pasa del caritativo cariño a homicida esquizofrenia (mi parte favorita es cuando pierde el contacto con la realidad y ataca a Crissy “Look what you did to him! Look what you did to hiiiiim!”). Jason sale brevemente y no lastima a nadie, esta es una de las raras slashers en que el asesino es una mujer (aunque a lo largo del metraje nos engañan, haciéndonos pensar que es un hombre).

La apuesta de Paramount pagó y las absurdas ganancias le dieron un mensaje a Hollywood que se replica al sol de hoy: Puedes invertir poco dinero en una película de género y ganar un billetal a punta de fanáticos atolondrados. Volvemos al inicio, ¿Cómo es que una película que apenas tiene argumento, donde el motivo del asesino es un boceto, llena de actuaciones amateurs se vuelve una de las franquicias más rentables del cine? Yo pienso que no es a pesar de las carencias, sino gracias a ellas. Una Viernes 13 es garantía de que vas a ver una peli sin escandalizarte, más para salir riéndote que llorando, es terror accesible. Si tú vas a ver Texas Chainsaw, es ruda. Suspiria es barroca. Haute Tension es violentísima. Braindead es asquerosa. Friday, por otro lado, es pura diversión –mira las secuelas y dime quién se lo toma en serio.

Halloween bautizó el slasher y Nightmare on Elm Street lo coronó, pero fue Friday the 13th la que lo glorificó, se volvió el paradigma de lo que una slasher (subgénero que amo) debe ser. Una franquicia absurda pero sabrosa, es impensable hoy ver una máscara de hockey y no pensar en el asesino del bosque.


Otra por el estilo:

Los 80’ eran esto y Freddy –con la excelente A Nightmare on Elm Street.

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