Título
original: Friday the 13th
Director: Sean Cunningham
Guion: Victor
Miller
Elenco: Betsy Palmer, Adrienne King, Walt Gorney, Harry
Crosby
Cinematógrafo: Barry
Abrams
País: Estados
Unidos
Año: 1980
Tópicos: Slasher,
venganza, gore
Canción
recomendada: Un icónico soundtrack de Harry Manfredini.
En el cine de terror, no existe un
fenómeno más inexplicable que la saga de Jason Voorhees.
Antes de que la película empiece, ya sabemos lo que va a pasar. Basta un
vistazo al elenco para saber quién se salva. Sabemos que van a morir uno a uno
y sabemos quién es el asesino. Todos los personajes son un cliché. Son mucho
menos sangrientas que lo que se piensa -a diferencia de joyas como My Bloody Valentine y The Burning, cuya independencia les daba
carta blanca, esto es Paramount Pictures, un estudio que debe apegarse a las
reglas. Con ciertos cambios aquí y allá, todas
las películas de la franquicia son la misma. En efecto, esto replica la
fórmula de Halloween, esperando replicar los frutos. Pero donde la
obra de John Carpenter era malicia cerebral, el film de Sean Cunningham es gore
descerebrado. ¿Por qué se ha vuelto leyenda?
Un
grupo de adolescentes acude al Campamento Crystal Lake para trabajar en su
restauración. El lugar tiene un pasado oscuro: Años atrás, un grupo de jóvenes fueron
asesinados, provocando la clausura del campamento y su nombre informal,
“Campamento Sangre”. El culpable nunca fue capturado. La perfecta historia para
contar bajo la luna y a la luz de la fogata, ¿verdad? Pero conforme la jornada
avanza y los jóvenes desaparecen, la leyenda urbana se vuelve horrible
realidad.
Mi
primer acercamiento a esta película fue antes de los torrent, antes de los
dvd’s piratas, antes de eMule y Kazaa y todo eso. Lo único que conseguí en
internet en los hermosos 90’ fue el libreto y, guiado por fanatismo
adolescente, me senté a leerlo.
Ya
lo estaba terminando cuando separé los ojos de la hoja. “What
the fuck is this crap?” De
la famosa leyenda, no veía nada. Era una
historia inepta con personajes sin caracterización. El famoso misterio de
“¿Quién podrá estar matando a estos chicos?” (SPOILER DE CASI CUARENTA AÑOS: No es Jason sino su mamá, Pamela) no tiene suspenso porque es un
personaje que no aparece sino hasta que se revela todo. Es la clase de libretos
sin una cosa qué recomendar y que no concibes a ningún actor aceptándolo.
Cunningham
lo sabía también, porque cuando empezó la producción del film, sólo tenía el
título. Promocionó en prensa, generando interés de los estudios, Paramount
cayó, se ficharon a unos desconocidos y se coronó con una estrella olvidada, la encantadora Betsy Palmer en el rol de
Pamela Voorhees.
Lo verdaderamente rescatable de Friday the 13th son los efectos
especiales de Savini, caliente tras su éxito en Dawn of the Dead. Acá el ingenio para lo macabro profundiza en
decapitaciones, hachazos a la cara y la notable muerte del debutante Kevin
Bacon –aparte de que fue Tom quien proveyó el final, inspirándose en Carrie. En la piel de Betsy, doña
Voorhees pasa del caritativo cariño a homicida esquizofrenia (mi parte favorita
es cuando pierde el contacto con la realidad y ataca a Crissy “Look what you
did to him! Look what you did to hiiiiim!”).
Jason sale brevemente y no lastima a
nadie, esta es una de las raras slashers en que el asesino es una mujer
(aunque a lo largo del metraje nos engañan, haciéndonos pensar que es un
hombre).
La
apuesta de Paramount pagó y las absurdas ganancias le dieron un mensaje a
Hollywood que se replica al sol de hoy: Puedes
invertir poco dinero en una película de género y ganar un billetal a punta de
fanáticos atolondrados. Volvemos al inicio, ¿Cómo es que una película que
apenas tiene argumento, donde el motivo del asesino es un boceto, llena de actuaciones
amateurs se vuelve una de las franquicias más rentables del cine? Yo pienso que no es a pesar de las carencias,
sino gracias a ellas. Una Viernes 13
es garantía de que vas a ver una peli sin escandalizarte, más para salir
riéndote que llorando, es terror
accesible. Si tú vas a ver Texas
Chainsaw, es ruda. Suspiria es
barroca. Haute Tension es
violentísima. Braindead es asquerosa.
Friday,
por otro lado, es pura diversión –mira las secuelas y dime quién se lo toma en
serio.
Halloween
bautizó el slasher y Nightmare on Elm
Street lo coronó, pero fue Friday the 13th la que lo
glorificó, se volvió el paradigma de lo que una slasher (subgénero que amo) debe ser. Una franquicia absurda pero sabrosa, es impensable hoy ver una
máscara de hockey y no pensar en el asesino del bosque.
Otra por el estilo:
Los
80’ eran esto y Freddy –con la excelente A Nightmare on Elm Street.
No hay comentarios:
Publicar un comentario