Título
original: Citizen X
Director: Chris Gerolmo
Guion: Chris Gerolmo
Elenco: Stephen Rea, Donald Sutherland, Max Von Sydow,
Jeffrey DeMunn
Cinematógrafo: Robert Fraisse
País: Estados Unidos
Año: 1995
Tópicos: Asesinos en serie, terror psicológico, drama
Canción
recomendada: La peli no tiene
un soundtrack particularmente memorable, quizá su único defecto.
Desde finales de los 70’ y durante todos los 80’, la
Unión Soviética albergó a uno de los peores, más aberrados, más abominables
asesinos en serie que ha visto la humanidad. Auto-descrito como “un error de la
naturaleza”, sus víctimas eran mujeres y niños de ambos sexos, a quienes
llevaba al bosque bajo distintos pretextos y atacaba a puñaladas y dentadas. Su
patología particular, impotencia sexual crónica, era curada cuando ocasionaba
dolor y veía la sangre de sus víctimas, el momento en que realmente se sentía
poderoso. Asesinó a 53 personas confirmadas antes de que las autoridades dieran
con él.
Le tomó unos cinco años a la policía el mero hecho de
darse cuenta de que estaban en presencia de un asesino serial y, cuando al fin
lo hicieron, persiguieron a los sospechosos habituales –violadores, ladrones y
homosexuales (al sol de hoy, ser gay está muy mal visto en Rusia). Muchos se suicidaron
o pararon en prisión sin razón (en un caso, se ejecutó a un hombre inocente). Fue gracias a las fieras investigaciones de Viktor Burakov y Mikhail
Fetisov que se dio un nuevo foco y se procuró la ayuda del psiquiatra Alexandr Bukhanovsky, autor de uno de los
mejores perfiles criminales en la historia de las ciencias forenses.
El asesino, de acuerdo al doctor, no era un ratero, ni
un cultista satánico. Debía lucir como un hombre normal, porque si no, ¿cómo se
acerca a sus víctimas? Era afable, simpático y tenía experiencia hablando con
niños. Seguramente estaba casado, porque de lo contrario se llevaría a sus
víctimas a la privacidad de su hogar. Casi todos los asesinatos ocurrían cerca
de las estaciones de tren, muchas de ellas apartadas de la ciudad, lo que
quería decir que el sujeto tenía vehículo propio, algo excluyente en la Unión
Soviética. Si viaja tanto sin levantar sospechas, pensó el doctor, tiene que
ser por trabajo. Este hombre solitario
fue apodado en el informe no como “la bestia” o “el carnicero”, sino como
“Ciudadano X”. Porque podía ser cualquiera.
En 1991, Andrei
Romanovich Chikatilo fue arrestado y eventualmente condenado a muerte por
los homicidios. Era un buen esposo y dedicado padre de cincuenta años, miembro
del partido comunista. Trabajó por diez años como maestro y en sus labores
actuales, ejercía como contacto entre su trabajo y numerosas fábricas, a las
que debía ir por materiales.
Un horrendo y perturbador caso, excelentemente
retratado en la película que nos ocupa hoy, un drama sin nada que envidiar a El
Silencio de los Inocentes.
Hecha para la televisión por HBO, tenemos al irlandés
Stephen Rea como Burakov (¿qué tan buen actor es? Velo en Entrevista con el Vampiro, con una personalidad totalmente
distinta) y Donald Sutherland en el rol de Fetisov. Juntos, cual Quijote y Sancho, luchan no sólo contra el criminal, sino
contra el sistema soviético. Verás, en la URSS existía la noción de que no
existía el delito porque cosas como los robos y los asesinatos eran endémicos a
la decadencia capitalista. Es indignante y acojonante cuando Burakov se
presenta a sus superiores solicitando que los noticieros rieguen noticias del
asesino para prevenir a la gente y los generales responden con “¿Usted se ha
vuelto loco? ¿Regar noticias y admitir
que no podemos capturarlo?”
¿Lo peor? En
verdad pasó. Al igual que con Chernóbil, las autoridades soviéticas negaron
durante años que algo malo estuviese pasando.
Prácticamente todo lo que vas a ver ocurrió de verdad.
Jeffrey DeMunn está perfecto en el rol de Chikatilo, un depredador asqueado por
sí mismo. De todas las pelis en Creature,
esta probablemente es una de las más accesibles: Gerolmo no se toma tiempo para detallar la masacre (una escena aquí
y otra allá, no más de un respiro) y todo el impacto es psicológico. Si te
fijas en los cuadros de las paredes, pasan del presidente Brezhnev a Gorbachev
conforme se acumulan los cadáveres y la
sociedad se ve vapuleada por un sistema que fue cómplice involuntario con el
asesino.
La película ganó múltiples premios (7.7 en IMDb y 87%
en Rotten Tomatoes, si eres de los que le paran a esas cosas), es obligatoria para cualquiera interesado
en asesinos en serie —esta es probablemente
la mejor película hecha sobre un asesino real. Las escenas finales son de
tristeza, sí, pero también de belleza ante la valentía con la que estos hombres
lucharon cuando nadie más tuvo tiempo para las víctimas. Demasiado buena para
no haber salido al cine.
Otra
por el estilo:
Ya la mencionamos, but it bears repeating: El Silencio de los Inocentes.
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