domingo, 3 de marzo de 2024

Ahora odio a todos los niños: Tin & Tina

 


Título original: Tin & Tina

Año: 2023

Director: Rubin Stein

Libreto: Rubin Stein

Elenco: Milena Smit, Jaime Lorente, Carlos González Morollón, Anastasia Russo

Fotografía:       Alejandro Espadero


Wikipedia define a un idiot plot (argumento idiota) como aquel que “ocurre solamente por el hecho de que todos los involucrados son idiotas, y la historia terminaría rápido, o incluso no sucedería, si este no fuera el caso. Es una narrativa donde el conflicto proviene de los personajes incapaces de reconocer, o nadie les dice, información clave que resolvería el conflicto, a menudo por complicaciones rebuscadas de la trama. Lo único que previene la resolución del conflicto es la constante evasiva o ignorancia del personaje durante todo el argumento, incluso si ya es obvio para el espectador, de manera que los personajes son todos ‘idiotas’ en el sentido de que son demasiado obtusos como para simplemente resolver el conflicto inmediatamente”.

 

Wikipedia también define a la película Tin & Tina, de Rubin Stein y estrenada el año pasado, como una historia “thriller de horror psicológico”, y en esto sí no estoy de acuerdo porque Tin & Tina es realmente una farsa. Los personajes principales son una pareja joven de la España de 1981 con terribles problemas para concebir. Ella, Lola, quedó muy traumada porque la pérdida fue además el día de la boda con él, Adolfo, y tiene graves dudas a la hora de adoptar. Él está empeñado en que quiere unos muchachos porque si no, ¿para qué nos casamos?

 

El aplique es tal que Lola accede a buscar hijos adoptados, y para esto van a un convento que queda en el desierto de Las Colinas Tienen Ojos y de entre todos los niños que hay, eligen a un par mega-religioso who literally look like the fucking Children of the Corn:


Mefisto los diezme.

 

Lola siente compasión por este par manipulador, los epónimos Tin y Tina, y se los llevan a casa, y los carajitos no tienen 48 horas bajo ese techo cuando se ponen, y esto no lo estoy inventando, a asfixiarse mutuamente con una bolsa plástica, a asfixiarla a ella, y a buscarle pelea al hermoso perro de la familia. Para Lola, no es anormal que unos pre-púberes que ve tú a saber de dónde salieron te pongan una bolsa en la cabeza, así que no le dice nada a Adolfo, y esa complacencia profundiza hasta que los dos mostrencos infantes descuartizan al perro de la familia. Lola y Adolfo ven esto, y te juro que esto realmente pasa en la película, como “pobrecitos, es que no sabían que le estaban haciendo daño”, y no los castigan ni nada. Si tú le pones una mano a un perro mío, te corto las manos ese mismo día, te estrangulo y te sepulto en el jardín, pero no; para Lola y Adolfo, esto es comportamiento infantil sano.

 

Y en esta vaina se pasa toda la película que, ojo, tiene un metraje excesivamente largo—son literalmente dos horas de los malditicos estos haciendo una atrocidad y los padres disculpándolos por lo que ya son taras mentales de ellos dos. Lola eventualmente es victimizada directamente (fuck spoilers, te estoy ahorrando tiempo) y empieza a sospechar que algo va mal en la cabeza de estas inocentes criaturitas. Para más inri, queda en estado y, por supuesto, the gruesome twosome se afinca en atormentarla a ella y eventualmente al bebé. Adolfo es bizantino en su lerdo razonamiento y justifica absolutamente todo lo que pasa, anteponiendo la felicidad de los dos bastarditos al del resto del planeta tierra, cosa que es la que hace un padre normal pero no cuando tus hijos son los principales sospechosos del asesinato de otro muchachito, o sea, no digo que los metas directamente en la cárcel, pero al menos una duda, un momento de reflexión, una escena de Adolfo en su intimidad preguntándose dios mío, ¿y si estoy equivocado?

 

Y entiendo lo que el libreto está haciendo. Stein quiere martillarnos el tema del machismo español (que nunca ha muerto, realmente), y cómo en ese país post-Paquito los hombres tenían estas mentalidades cuadradas y lo que el varón decía era ley, y a la mujer le tocaba sufrir en silencio.

 

Ya, entiendo. ¿Es necesario que paguemos en este purgatorio durante tanto tiempo para que el mensaje quede claro?

 

Adolfo es ridículamente cegato. Pertenece a una película de Loca Academia de Policías más que a un thriller. Lola puede estar tranquila sabiendo que le puede montar los cuernos a Adolfo con todos sus amigos y su papá, en la habitación de ellos mientras Adolfo ve el fútbol en el piso de abajo, y el carajo jamás va a sospechar nada.

 

Esto, quiero dejar claro, no lo digo en perjuicio de los actores. Milena Smit hace un buen protagónico y Jaime Lorente realmente parece que se cree las idioteces que Adolfo dice—un caso de buenos actores tratando de sacarle el jugo al libreto que dios les dio.

 

La película también es bonita, tiene buenos escenarios, buen vestuario, la fotografía está muy bien lograda y sí tiene este ambiente de gótico moderno simpático. Si Tin & Tina fuera un cuadro en un museo en vez de una obra narrativa con principio, desarrollo y final, sería perfecta.

 


Pero por nuestros pecados debemos ser castigados y esto es lo que hay. Te voy a decir algo de una vez, por si se te ocurre darle click en Netflix a cuenta de “Ay, ¿pero qué tan mala puede ser?”: La película no tiene resolución. Si eres de los que está viendo porque, como yo, crees que al final va a haber algún tipo de retribución, te advierto que eso no va a pasar. Los niños del maíz atentan directamente contra la vida de su hermano neonato, Lola y Adolfo los mandan a la reconcha de su madre, e incluso después de esto Lola se siente culpable de que quizá eran así porque es que ella fue una mala madre.

 

Stephen King, hablando de los niños del maíz, dice en su autobiografía que cuando se le ocurrió el argumento de Misery, la cosa le llegó casi por completo a la mente, la historia de un escritor que sufre un terrible accidente y queda en manos de una enfermera que además es fan suyo pero que, detallazo, está loca de bolas y se dedica a atormentarlo y a torturarlo para que escriba un libro más. En esa idea original, Paul Sheldon, el escritor, muere antes del final y descubrimos al cierre de la historia que el libro se escribió, impreso en piel humana y que la enfermera del infierno tiene esa única edición.

 

“Cuando escribí el libro, Paul resultó mucho más creativo para resolver su situación” parafraseo a King, “y tampoco me gustaba ese final, porque a nadie le va a gustar echarse 300 páginas de este drama para ver que al final el protagonista murió al principio del último tercio”.

 

Yo siempre he sido defensor de los finales oscuros en el cine de terror porque tienen un impacto que otro género es incapaz de alcanzar, pero eso no aplica para todas las historias, como no aplicó en Jaws, ni en Alien, ni en Hellraiser. Tin y Tina como personajes son despreciables y media hora con ellos te bastan para odiar a todos los niños del planeta Tierra. Stein a lo mejor espera que nos quedemos para la secuela, pero si este fue el abrebocas ya tengo retorcijones en la barriga.

 

De manera que no, no te recomiendo Tin & Tina. Lo que sí te recomiendo es un plato de pasta a la siciliana; tiene aceitunas, alcaparras, anchoas, vino blanco y puedes hacerlo con sardinas, machacando bien al pescado y redondeando el plato con un poquito de cilantro picadito al final. Sabroso, nutritivo y mucho más satisfactorio que esta desgracia de película.