martes, 4 de octubre de 2016

SYMPATHY FOR THE CREATURE 2: Los Rechazados del Diablo




Título original: The Devil’s Rejects

Director: Rob Zombie

Guion: Rob Zombie

Elenco: Sid Haig, Bill Moseley, Sheri Moon, William Forsythe

Cinematógrafo: Phil Parmet

País: Estados Unidos

Año: 2005

Tópicos: Asesinos en serie, ultra-violencia, terror psicológico

Canción recomendada: ¿Quieres la intro o el outro?

Es posible que ningún director de terror sea más polarizante que Rob Zombie. Su film debut, The House of 1000 Corpses, es un collage de escenas que funcionan muy bien si las tomas por separado (esta es mi favorita), pero que nunca colaboran entre sí por el bien común. Fuertemente influida por el grindhouse, era un tremendo fracaso si buscabas un film serio, y un gigantesco acierto si perseguías cine de serie C.

Aunque la secuela (prácticamente ignora su antecesora) tiene las mismas influencias, es una producción más elevada. Nos cuenta la nueva aventura de la familia Firefly, psicópatas necrófilos y (¿)caníbales(?), perseguidos en un caluroso Texas por el hermano de una víctima en la peli pasada. Juntos, Spaulding, Otis y Baby se lanzan por la carretera dejando un rastro de tripas, sin sospechar que el vengativo sheriff Wydell les puede dar lecciones de salvajismo.

Let’s get this out of the way: Los Rechazados del Diablo es una película fea en todo el sentido de la palabra. La primera mitad del film es una secuencia de asesinatos donde la violencia escala y parece que el director nunca mandó la cinta al comité de censura. Es una de las cosas más curiosas, en los 70’ y 80’, esta era la clase de escorias a las que el cine mainstream esquivaba con vigor. Y no es que hoy sea muy aceptado, pero sí es mucho mejor visto (el trío de “villanos” ganó el equivalente a mejor actores en los premios Scream de ese año). Recordemos que una marca de los 2000 era el torture porn tipo Hostel y Saw.

Si te fijaste de las comillas que acabo de utilizar, encontraste a la pista sobre el corazón de la película. Es una exploración Nietzschiana, porque a mitad de metraje ocurre un cambio, sutil, donde convivimos con los Firefly en lo que sería su vida cotidiana. ¿Cómo son los psicópatas cuando no están matando? Pretty normal, actually, y ante nuestros ojos superan el antagonismo que existía para dar paso a una dinámica familiar. Funciona, porque está a cargo de actores de culto (Moseley, Haig y Moon; las pelis de Rob Zombie son como un “horror all-stars”). He visto está película con gente que no es fan del terror, y los he visto pasar del más profundo desagrado a una sonrisita culpable. El logro narrativo más grande en la carrera de Rob Zombie: Hace que te identifiques con el monstruo.

Dicen que cuando emprendas una venganza, cava dos tumbas, y nunca quedó mejor ejemplificado que con el “bueno” de la historia, el sheriff John Quincey Wydell (Forsythe, en el mejor papel de su carrera). Cuando uno habla de esta película, los fans suelen enfocarse en el trío central, pero ese cast se habría caído sin un buen contrapeso, y Wydell es un rival formidable (mi momento favorito es el montaje de los Rejects dándose la buena vida y Wydell a solas, hablándole al espejo con una botella en la mano). En la primera mitad tenemos un vistazo a los terrores que persiguen al héroe, pero en la segunda mitad lo vemos consumido por la furia, determinado a hacer justicia a costa de lo que sea. Entra poseído de energía maniática y le declara a sus presas, “Siempre traté de caminar por la rayita, pero ustedes me hicieron entender que no existe ninguna rayita. Nosotros estamos jugando a un nivel que la mayoría nunca ve. Sé que mi hermano no lo vio”.
“Quizá tuvo una revelación divina cuando le volamos la cabeza” dice Spaulding.
“Sí. Y tú también la vas a tener”.

The Devil’s Rejects es una película que hace que te cuestiones los papeles tradicionales del bueno y el malo y por qué los apoyamos. Zombie nunca más alcanzaría estas cotas de perfección, tras deleznables Halloweens y una incoherente Lords of Salem (hablaré de 31 cuando la vea). Lo azota su obvio defecto, los homenajes al pasado -¿Cómo vamos a descubrir nuevas tendencias si replicamos cintas de hace treinta años? Pero acá, quizá porque tuvo tiempo de pulir el libreto –su eterno punto débil-, todo funciona como debe ser y, si hubiese salido en el circuito grindhouse hace cuarenta años, habría sido la mejor de la movida. Hoy, es un excelente producto sobre la empatía, lo que significa ser humano y los límites de la justicia.


Otra por el estilo:

La más obvia influencia, Masacre en Texas.

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