viernes, 18 de septiembre de 2015

EL ABOGADO DEL DIABLO: Predator 2



Hay películas que, cuando salen, son mal recibidas por la crítica e incluso la audiencia y parece que es el tiempo el que las rescata. Muchos clásicos que se quedaron con nosotros y estoy aquí para salvarlas de la hoguera. Esta semana, la película de culto de 1990, Predator 2.

Te recomiendo que veas la película de nuevo para la sección del comentario. Spoilers a continuación:



Predator 2 es la secuela de uno de los films  más celebrados de Schwarzenneger, Predator. En esa primera parte, un equipo de comandos están metidos en una misión de rescate típica del cine de acción, cuando empiezan a ser cazados uno a uno por una criatura que resulta ser extraterrestre. En ese sentido es una película muy rara, porque empieza como podría empezar Commando o Delta Force y a mitad del partido, te cambia las reglas del juego. Era una película en la que nadie creía y resultó ser un tremendo éxito, quizá por su fiera originalidad (y Arnold estaba en su apogeo).


Varios años más tarde, salió la segunda parte. Hoy en día, la secuela saldría al año siguiente. Es más, muchas películas de hoy ya son hechas con mentalidad de franquicia. Antes de que empiece la producción de la primera, ya se ha firmado a los actores para la segunda y hasta tercera parte. Hollywood gonna hollywoodear, supongo. Pero antes, las secuelas podían tardar años en salir, entre el momento que se concibe una idea y aquel en el que la producción termina. Ejemplos sobran, desde Star Wars y Alien, hasta Terminator y… Night of the Living Dead. Hay excepciones con el terror, porque una de las cosas que caracterizaron a los 80’, fue que todos los santos años salía una nueva de Freddy Krueger o de Jason (sobre todo de Jason). Pero ese es un cuento para otro día.

Bueno, Predator 2 es una película que a mí, de hecho, me gusta más que la primera. SACRILEGIOOOObaaaahhh, permíteme que te explique y creo que puedo hacer un buen argumento para demostrar que si no es al menos tan buena como la primera, por lo menos es un muy buen film.

EL EQUIPO:

Lo primero que tenemos que tocar es al protagonista y la curiosa elección que es Danny Glover como un héroe de acción. Glover fue el otro 50% de una de las mejores películas de acción de la historia, Arma Mortal (Lethal Weapon), pero a diferencia de su panita Mel, nadie lo consideraba realmente capaz de lanzarse una de tiroteo y él mismo no era la clase de actores que gravitaba hacia esos roles. Lo que te quiero decir con esto es que Danny Glover es un actor en el verdadero sentido de la palabra y eso es lo que contribuye al papel del teniente Mike Harrigan. Ahorita es muy normal que un actor sea elegido para un papel de acción y se desempeñe bien (ejemplos excelentes con Liam Neeson y Denzel Washington), pero antes de que salieran las películas de Bourne, un héroe de acción estaba siempre respaldado por una habilidad atlética real. A lo mejor era un fisicoculturista, o un experto en artes marciales o un futbolista popular. Si el tipo estaba ahí, las patadas que hacía eran patadas de verdad, todas las veces que Jean Claude abrió las piernas en split, lo hizo en serio, a Bruce Lee había que pedirle que hiciera sus movimientos más lento para que la cámara los pudiera capturar (la excepción notable es Stallone, que era un escritor y después se puso a sacar cuerpo; Kurt Russell es otro). Hay un chiste famoso sobre esta película, que es que el director le dijo al director de casting “Consígueme al tipo de Arma Mortal” y cuando entra Danny Glover al set, el director se quedó “… … …debí ser más específico”.

Pero yo soy un total defensor de Danny Glover en este papel. Se pasa la mayor parte de la película asustado o confundido, que me parece correcto porque es como reaccionarías tú si estás cazando a un malandro que resulta que es un alienígena. Mike Harrigan es un tipo con muchos problemas de ira y problemas mentales (vamos a hablar sobre eso más adelante) y no hay una línea que Glover pronuncie que tú no te creas. Podemos estar en desacuerdo con sus actitudes personales, pero como actor sería mezquino negar que el tipo es sello de calidad (además que ¿un héroe negro? ¿En 1990?).


Luego tenemos a Rubén Blades como el detective Danny Archuleta. Todos sabemos que Rubén es un salsero privilegiado; yo no escucho salsa y me gustan las canciones de Rubén Blades, pues. Lo que no sabíamos es que el tipo tiene una excelente capacidad histriónica. Para mí, es él quien le pone el elemento humano a nuestro equipo de héroes. Es un tipo que actúa muy natural y con mucha compasión. Sientes que es la camisa de fuerza de Mike y que sin él, Mike se desmoronaría. Es un poco inesperado ver a Rubén Blades en una película donde un monstruo despelleja a la gente, pero si consideras que el carajo está ahorita en Fear The Walking Dead, parece que sí es su clase de papel. Amo cómo actúa Rubén, nunca lo he visto actuar mal. Otro sello de calidad.


María Conchita Alonso es la siguiente, la detective Leona Cantrell. Todos sabemos que María Conchita es un personaje (hay varios en esta película), pero si eres muy joven quizá te sorprenda que a finales de los 80’ y la primera mitad de los 90’, María Conchita era una estrella en todo el sentido de la palabra. Actuó como co-estrella de Arnold Schwarzenneger en la deleitante The Running Man, y co-estrella de Nicholas Cage en Vampire’s Kiss. De todos los actores del elenco, ella es la que me parece más floja, que no es lo mismo que decir mala. Es una actriz competente que se las ingenia para estar a la altura. Y, mira, si lo peor que pueden decir de ti es que por lo menos te mantienes para no colapsar entre tus compañeros, pues no está muy malo eso.


El siguiente en la lista es el mío, mi actor favorito, el carajo que se roba la cámara en todo lo que sale: Bill Paxton, como “El Llanero Solitario”, Jerry Lambert. Jerry tiene todos los rasgos de Bill cuando estaba en la cúspide de su “paxtonness”. Echa chistes, es arrogante, tiene un fuerte elemento cómico. El personaje se parece en eso al papel más famoso de Paxton, el soldado William Hudson, en Aliens (¿sabes qué es curioso? Hudson era especialista en electrónicos y Jerry también –electrónicos y vigilancia). De verdad que Bill es un actor que no necesito defender, su currículum habla por sí solo. Hay un punto de la película en que él es la mano derecha de Mike y uno casi desea que se mantengan, como un Arma Mortal inversa.


Y así llegamos a mi amigo Gary Busey, como el agente especial Peter Keyes. Keyes es un “agente de la DEA” que está buscando terminar con la batalla campal de Los Angeles, y resulta que es una cubierta porque forma parte de un programa para capturar al Depredador. Ahora, así como Bill Paxton estaba en su momento estelar de Paxtoness, aquí Gary estaba en full-on Busey mode. Ve: Gary Busey es, y siempre ha sido, loco. Yo creo que lo llevaron engañado al set y le dijeron “Bueno, Peter. Tienes que atrapar al Depredador, ese es tu trabajo. Esta es tu gente y ya te vamos a dar tu plan de acción, Peter”.
“¿Por qué me estás llamando Peter?”
“Porque ese es tu nombre. Peter Keyes, agente especial. Ese eres tú y siempre lo has sido, Peter.”
“… … …sí… sí, es cierto… tienes razón”.
“¿Te acuerdas?”
“Sí, recuerdo claramente”.
“Bien, agente especial. Entonces, yo te digo cuando puedes proceder a las escenas de los crímenes. Ignora las cámaras, estamos grabando un documental para el gobierno”.
“Muy bien. Perfecto, estoy preparado”.
Por cierto que este rol es testimonio de la capacidad histriónica de Busey, porque por la mayor parte, Peter Keyes es un tipo muy bussiness-like, muy formal y muy serio, dramáticamente distinto a cómo es Gary Busey de verdad.


Otro que es un personaje era Morton Downey Jr., que acá es el periodista Tony Pope, ancla del show “Hard Core”. Pope es un carajo que precede o por lo menos marca la tendencia de algo que se veía mucho en los 90’, que eran estos programas que, escondiéndose detrás de la libertad de prensa, eran súper amarillistas y no tenían pena a la hora de mostrar las cosas sin censura, tipo Geraldo, Ocurrió Así, Primer Impacto. Pope resulta un comentario sobre esa clase de periodismo emergente en esos años. Ahora, como te digo eso, te digo que Morton Downey era de verdad así, Tony Pope se le parece muchísimo, de manera que podríamos decir que el tipo no está actuando. No he leído el guion de Predator 2, pero no me sorprendería que las líneas de Pope fueran muy escuetas y que, ya en el set, el director le haya dicho a Downey “Bueno, di lo que tú quieras, haz tú el papel. Sé tú mismo”. Y la verdad es que es un elemento memorable, su primera aparición en la película es súper definitoria.


Otro memorable es la breve participación de Henry Kingi como El Scorpio, uno de los líderes narcos y antagonista en el opening del film. Lo primero que sorprende es que Kingi no es mexicano, sino nativo gringo, porque el tipo habla muy bien español y con el perfecto acento chicano. Te explico: Henry Kingi es una leyenda del cine. A lo mejor no sabes su nombre, pero seguro lo has visto; tiene una carrera que supera las 3 décadas, como doble y acróbata profesional y galardonado (de manera que todas sus escenas riesgosas acá las hace él mismo). Para tener tan poco tiempo en pantalla, es viciosito el malo que interpreta.
Y, por último, Calvin Lockhart como King Willie, principal sacerdote vudú de los narcotraficantes jamaiquinos que le hacen la competencias a los colombianos. Predator 2 es una película con un metraje preciso, la edición es muy buena, de forma que no falta ni sobra ninguna escena. Pero uno desearía que King Willie saliera más, porque nos lo mencionan muchas veces a lo largo de la película y cuando por fin lo vemos, el carajo realmente tiene presencia. Esa es una de las cosas que más me gustan de la película, tiene mucho que se queda contigo.


 


Todo fue dirigido por Stephen Hopkins, el director de la quinta de Freddy. Ok, esa es una de las películas más débiles de esa saga, pero luego Hopkins dirigió esta, una muy bien recibida peli sobre Peter Sellers y ha progresado a una fructífera carrera en televisión, incluyendo el desarrollo como director y productor ejecutivo de House of Cards. Ajá, la serie que tanto te gusta comparte ADN con esta película gore de género.


COMENTEMOS LA PELÍCULA:



Abrimos en “el futuro”, 1997. Esta película se hizo en 1990, “un par de horas en el futuro” y lo notas en ciertos detallitos (como los aparatos que tienen las armas); o sea que el futuro no es dramáticamente distinto entre el año de producción y el año objetivo y, en esa Los Angeles, la ciudad está sumida en una guerra entre traficantes colombianos y jamaiquinos. La policía está entre los dos y las calles son un campo de batalla, como podemos ver en la escena inicial. La cosa supera una escena de acción para volverse lo que representa: guerra. Ahorita California es un lugar muy avanzado, pero a principios de los 90, tenían una violencia digna de los primeros trabajos de Spike Lee. En 1990, no era disparatado pensar que así se vería Los Angeles en 7 años –del mismo modo en que si veías Escape From New York en su estreno, era razonable imaginar que así sería la Gran Manzana en el futuro. Curiosamente, ambas películas cuadran sus distopías en 1997. ¿COINCIDENCIA?

Pendiente en esta escena para la intervención de El Scorpio y la primera aparición de Tony Pope.

Ocurre la primera de muchas matanzas en esta película (hablaremos de eso en la conclusión de este artículo) y Harrigan persigue al Scorpio a la azotea de un edificio. Aquí vemos que nuestro protagonista tiene miedo a las alturas, algo que será más importante después. Este recurso narrativo se llama “La Pistola de Chekhov”. El principio establece que “Si una pistola sale en la primera escena, en la tercera se tiene que estar disparando”. Es decir, no introduzcas en tu historia nada que no contribuya a la trama y no muestres ningún elemento de trama sin haber plantado las semillas antes. En una película moderna, digamos las de Resident Evil, es normal que un personaje de repente sepa karate, o de repente sepa manejar un helicóptero. Eso es guión pobre; menciona algo en el trasfondo del personaje de manera que cuando ocurra después, la audiencia diga “Ah, claro, es que ya sabíamos que Harrigan le tiene miedo a las alturas”.

Bueno, resuelta esa batalla inicial nos conseguimos con que uno de los chivos de la policía, Heinemann, está interpretado por Robert Davi, mejor conocido como Franz Sanchez en License to Kill, de 007. La intervención de Davi aquí es un poco secundaria, pero como siempre es muy competente.

En la siguiente escena tenemos el clásico de las películas de acción, el jefe de la policía reclamándole al protagonista por no tener control. Conocemos a Jerry y a Keyes (a quien ya habíamos visto antes) y ocurre uno de mis intercambios favoritos:

HARRIGAN: Ok, Danny Boy, ¿qué me cuentas?

DANNY: ¿Qué te cuento? Cinco malvivientes Scorpios se meten en un edificio y al siguiente minuto son carne para pinchos, no hay ni una herida de bala.

HARRIGAN: Bueno, no fue por drogas o plata, había bastante de eso a la vista. Quizá King Willie se trajo a un talento foráneo, haciendo una gran jugada.

DANNY: Un pro se habría ido tan pronto como escuchó la acción, más de un tipo y los habríamos visto. Quien sea que hizo esto, esperó hasta el último minuto y mató a cinco tipos armados con ametralladoras con las manos. ¡Ja! Y luego se escapó en nuestras narices. Quizá deberíamos darle trabajo, ponerlo en la nómina.


La siguiente escena es otra masacre, esta vez hacia los jamaiquinos. Esta escena es importante en el canon Depredador, porque es la primera vez que vemos a la criatura cazando. En la uno y hasta ahora, siempre llegábamos cuando la matanza había terminado o veíamos las muertes de uno en uno. Acá no, el Predator (conocido entre los fans como “El Cazador Urbano”) entra en este pent-house como Charlie Manson a la casa de Sharon Tate. Es la primera vez también que vemos muchas armas que hoy son tomadas como clásicas. La red, la lanza, los arpones, nada de eso sale en la primera parte.
Otra cosa que me parece digna de comentario es el concepto de la banda jamaiquina. Supuestamente, ellos mezclan el narcotráfico con el vudú, pero ¿no son los haitianos del vudú? Los jamaiquinos son rastas, cuando hablas de vudú estás pensando en otro negro tropical.
A principios de los 90, los jamaiquinos-vudú eran villanos populares en Hollywood, por alguna razón, como que nadie se había dado cuenta de que étnicamente no tenía sentido. Un ejemplo notable de esto es en la película seminal de Steven Seagal, Marcado Para Morir.

Total que esa escena es una carnicería, si quieres las puedes ir contando, van dos. Tiene hasta un desnudo. Esta película debió haber tenido el sello de calidad Cannon. Algún día hablaremos de la gloriosa Cannon.

Peter Keyes interviene cuando nuestros héroes investigan el desastre y aquí lo vemos por lo que es, mucho menos business y más confrontativo. ¿Y viste quién es uno de sus amigos? Adam Baldwin. Hay un talento loco regado por esta película.

Bueno, charlas y vámonos a la escena en el bar. Si te fijas, mira el escenario. ¿Ves los globos y el cartel al fondo? Uno se pregunta qué clase de fiesta es esta, si es una fiesta de cumpleaños, pero resulta que, después nos enteramos, es un baby shower porque Leona está embarazada. Es la clase de detallitos que sólo te das cuenta cuando ves la peli varias veces. Eso se llama atención al detalle, cuando vuelves a ver una película y te das cuenta de cosas que en la primera vista se te pasaron por alto. Pilla cómo empieza la escena siguiente, la de Danny en el edificio. Ese descenso hasta el parking. That shit is art, yo, y en una toma continua.

Terminada la escena con Danny, mira cómo abre la siguiente. Mike Harrigan tiene problemas mentales serios, diagnosticados. Obsesivo-compulsivo. Esto es muy revisionista, un rasgo raro en películas de la época. Es como una vez que estaba viendo Out For Justice, de Steven Seagal, con William, un pana mío, tenemos como veinte minutos viendo la película y Willy me dice “Marico, ese carajo lo que es, es tremendo psicópata”. Exactamente, para ser un héroe en esas películas, tienes que ser un tipo irresponsable, obsesivo, enfermo y con problemas de control de ira serios. La película te está diciendo ahorita, de frente, “el personaje de Danny Glover es un enfermo mental”. Habría sido raro que Mel Gibson hubiese hecho el papel, porque habría sido prácticamente el mismo policía de Arma Mortal.
Otro detalle, fíjate que cuando Harrigan ve a Keyes en las oficinas y lo persigue, el jefe de la policía va detrás de él. Y conforme Harrigan se va encabronando más, más frenética se vuelve la persecución. El jefe nunca abandona la escena, si lo buscas, está siempre ahí. Yo comparo mucho las películas viejas con las modernas, porque estoy convencido de que una película “mala” vieja, supera con creces a una “mala” de hoy en día (una prueba de esto es la aceptación general en los círculos esnobistas de las spaghetti western, que en su época eran vistas como un producto muy inferior al western americano). Digo esto porque en una Transformer, un personaje como el jefe ya cumplió su parte en la escena y no lo veríamos más. Acá, el tipo está ahí. No dice nada ni hace nada relevante, pero no tendría sentido que su subordinado hiciera de las suyas y él se fuese por otro lado. Al tener al jefe ahí, hay consistencia. Atención al detalle.

Contar una historia en film o texto, es esencialmente contar una mentira. Tu trabajo como artista es construirla de tal manera que resulte convincente. Hacer que el público vea o lea la obra y diga “Sí, tiene sentido”. La venerable “Suspension of disbelief”.


Mira, la jefa patóloga es Lilyan Chauvin, actriz de culto :D

Y llegamos a la escena de King Willie. Me encanta que esto es puro ambiente, el sentimiento creepy lo logran con la iluminación y la música. Y el diálogo interpretado por Calvin Lockhart. No pasa más nada… hasta que Harrigan se va y llega el Predator. Hoy, el efecto en el charco sería una vaina computarizada evidentemente falsa, pero como esas facilidades no existían en 1990, esos pasos sobre el charco por pies invisibles fueron hechos de verdad. Creo que usaron unos ventiladores, no estoy muy seguro de cómo lo lograron. Era Stan Winston, así que probablemente era magia real.

Una crítica que he escuchado antes es que nos hablan mucho de King Willie, pero no vemos la confrontación entre él y el Depredador. Esa es una queja válida. No creo que esté mal como terminaron haciéndolo, porque nada nunca es más brutal que como tú lo imaginas, pero si hubiesen mostrado la pelea, tampoco me hubiese molestado.

En la escena del cementerio recibimos la confirmación de que el Depredador no ataca a gente desarmada. Eso estaba sugerido en la primera, pero acá vemos que el Depredador no es una máquina de matar inmoral, sino que sigue un patrón de conducta más o menos honorable. El niño porta un arma, así que es caza válida… pero el arma es de juguete, así que no es permitido. El Depredador no lo toca. Pero fíjate qué hace después, provoca a Harrigan. En ese sentido, este Depredador es mucho más vicioso, más rata, que el de la primera película. Desde el tiroteo en la primera escena, sabemos que la criatura “se enamoró” de Harrigan y lleva rato siguiéndolo, pero ahora se lo está haciendo saber.

Y llegamos a otra masacre, la del metro. Tremenda escena. ¿Ese hombrecito con el traje gris no sale en Locademia de Policía? Amo cómo está dirigida esta parte. Este tipo de escena se llama “setpiece”. Son las escenas que toman mucho tiempo para prepararse y representan momentos dramáticos o de mucha tensión. En una película de acción, son los momentos en lo que estiras tus músculos narrativos. Shane Black, uno de los guionistas más exitosos de acción (hace de Hawkins en la primera Predator), dijo una vez que tú vendes un guion para estas películas con las setpieces, es lo primero que busca un productor, “¿Cuáles son las partes más vistosas de la película?” Cuenta que muchas veces las setpieces se escriben antes que el resto de la historia, porque a los estudios no les importa si nada más tiene sentido, siempre y cuando haya adrenalina. Esta es la razón de por qué puedes estar viendo la secuela de 300 que salió hace unos años y te quedas “… …ya, ya va, ¿qué? ¿Qué? ¿Por qué están peleando?” Es porque el guion y el estudio lo exigen. Todas las películas de acción tienen entre 3 y 4 setpieces y si ves una, sobre todo de los 80’, puedes marcar el tiempo, cada tantos minutos debe haber o un tiroteo o una pelea.
Predator 2 tiene 5 y esta es, en mi opinión, la mejor; todo, la actuación, la luz, la música, el set y la dirección, se une en perfecta armonía. Si te fijas, no vemos cómo el Depredador mata a la gente, sólo vemos flashes de la máscara y boom, gente cae o es arrojada para acá y para allá.
Los personajes que hace Bill Paxton suelen ser vistos como cobardes o pusilánimes (y realmente hay historial de eso, desde Weird Science a True Lies), y Jerry Lambert es difícil de clasificar. Ha sido un bufón a lo largo de la película pero esta es la hora de la verdad y ve qué hace el tipo: Le dice a Leona que saque a toda la gente del tren mientras él entretiene al Depredador. Cuando sólo queda él y la criatura, el tipo llama su atención, “Hey! Over here!”
El monstruo se voltea.
“That’s right, come and get it”.
No sé tú, but that’s fucking badass.
El estilo Paxton: He might go down, but he will go down with all guns blazing.

Nos enteramos de algo que no sabíamos, el Depredador no atacará a una presa armada si está embarazada. Eso es nuevo también. Una de las bases principales de una secuela es proporcionar a la audiencia conocimiento que antes no existía, muéstranos algo que no hayamos visto. Eso es algo que Predator 2 hace muy bien y está en todo su mérito: No intenta ser Predator. No intenta tocar las mismas canciones de la película que ya vimos. Tal y como el Cazador Urbano es otro sujeto de la misma especie, Predator 2 es otra entidad de la misma casta.

Mira la escena en que el Predator reclama su trofeo de SPOILERS el cuerpo de Jerry. Fíjate cómo cae el cuerpo –esto es súper gore, súper gruesome, pero fíjate: golpe, golpe, golpe. Es muy físico, sientes que realmente está ahí. No sé si habrá sido un muñeco y, en ese caso, cómo lo habrán hecho, pero da sensación de ser real (y hoy en día hacen hasta la sangre por computadora).

Entramos a la escena en la carnicería y, efectivamente, hay otra matanza. Gary Busey tiene uno de sus momentos más sobreactuados en el film, pero le queda excelente: “Zebras, lions, bears… oh, my!” Nos enteramos acá cuál fue el destino (más o menos) de los personajes de la película anterior. Este personaje, el de Peter Keyes, iba a ser el de Arnold si volvía a la segunda parte. Habría sido una dinámica totalmente distinta, el Predator cazando a la gente y Arnold cazando al Predator. No sé si Harrigan habría sido un personaje secundario o un buddy de Dutch, pero de seguro que nos habría dado un film distinto al que conocemos.

Total que Arnold estuvo en desacuerdo con el concepto de esta peli y el personaje de Peter Keyes fue creado, como una segunda versión de Dutch y ancla argumental con la primera parte. “No, no” dijo cuando le llegó el guión, “Mantengan al personaje en la selva, mudarlo a la ciudad es un error”. A fin de cuentas, el Governator pasó de hacer Predator 2 y aceptó su otra oferta, en Terminator 2, una decisión que difícilmente podemos criticar.

Entonces: la carnicería. Es en esta escena que vemos, de nuevo, cosas bien aceptadas del mito de la Fox, como las múltiples visiones de la máscara del Depredador y una de las armas más populares, el disco. Píllate que cuando entra Harrigan y está buscando al Predator entre las reses, quédate viendo el lado derecho de la pantalla. Vas a ver claramente al Depredador escondiéndose y levantándose para atacar. Claro, porque no se puede hacer invisible por el agua del sistema contra incendios (buena idea de los escritores), entonces se ve forzado a esconderse. Atención al detalle, nada es inventado, todo cumple la lógica interna del film.

En la sección final vuelve el tema del miedo a las alturas. Si Harrigan está tan interesado en cazar al monstruo y hacer justicia, tiene que superar su miedo. Así, el personaje cumple un arco: empieza en un lugar mental y termina en otro (fue Stephen King el que dijo “Si tu personaje termina la historia siendo el mismo que cuando empezó, has fracasado como narrador”). Entramos a la nave del Depredador (esta es la primera vez que la vemos) y mira eso:





Si fuera hoy, todo ese set sería una gran pantalla verde, porque jamás en la vida se te puede ocurrir que el estudio va a pagar la construcción de algo así. Pero ahí estaba, lo construyeron de verdad y da feeling de una arquitectura foránea. Vemos el cráneo del alien en la pared, sobre lo que no diré nada porque todo está dicho, y ocurre la lucha entre Harrigan y el Depredador, conduciendo al desenlace del film y la certeza de otro elemento sustancial en el mito: Los depredadores tienen tiempo cazando en la tierra.

Una crítica habitual es “¿Cómo es que Arnold no puede pelear contra un Depredador y Danny Glover es capaz de derrotarlo?” Mi respuesta es, este es un Depredador más joven (que lo sabes si has investigado sobre el film), debería ser evidente en la película y no lo es, en ese aspecto es una crítica válida, pero también es un Depredador que estaba tan herido que consideró auto-destruirse. Y luego le tocó pelear con un solo brazo. Y fíjate que Harrigan gana la pelea por un poquito, estuvo a punto de perderla a pesar de todo.
Estos debates son muy nerds, muy de “¿Quién gana, Gokú o Superman?”, pero hey, bienvenido a mi blog, si no te interesan las discusiones dogmáticas geek, what are you even doing here?

Último detalle: La música. Alan Silvestri volvió de la primera parte a hacer el soundtrack acá y como que todo el equipo de producción estaba enfocado en darle a este film una identidad muy específica, diferente de la primera. No tengo sino alabanzas a Silvestri por haber capturado tan bien la esencia de la película en una canción. Fíjate que la canción de Depredador es así, la básica, la de la uno.

La de la segunda parte empieza así, pero te cambia las reglas, afirmando una identidad propia, violenta y oscura, como la película misma. Adelanta al minuto 2:50 para que notes el cambio. Es difícil un tema que describa tan bien a su película, una cosa digna de Jerry Goldsmith en Alien o de Vangelis en Blade Runner.


¿POR QUÉ LA PELÍCULA NO GUSTÓ?

Roger Ebert lo dijo muy bien, “Esta película equivale a un sueño furioso y horrible”. Es mucho más oscura que la primera película, es más violenta y más distópica. Al final triunfa el bien, pero el mundo sigue descompuesto. La película es fatalista y de qué manera. El elenco, aunque es en mi opinión tan o más memorable que el de la primera, no tiene el carisma que gente como Arnold, Carl Weathers y Jesse Ventura. Si no te gustan las películas sangrientas, vas a odiar Predator 2. Es la mamá de las películas sangrientas.

Una de las críticas que yo haría es que la peli se conduce como un misterio: ¿Quién está matando a los soldados de la guerra tripartita? Pero la respuesta a esa pregunta ya la sabemos, está en el título del film. Cuando los personajes reaccionan impresionados por estar lidiando con un extraterrestre, para nosotros es que si “Oh, gran sorpresa, we already knew that”. Quizá Predator 2 se beneficia si eres alguien que ve esta película sin haber visto la anterior.



¿ENTONCES POR QUÉ FUNCIONA?


Porque si superas esa barrera de entrada (o si, de por sí, tienes gusto por el cine gore), te vas a dar cuenta de que la película tiene un nivel técnico excelente y digo eso por todos los ámbitos. Los actores son buenos (estamos hablando de una película que reúne a Bill Paxton, Rubén Blades y Gary Busey, o sea, el culto del culto), la dirección es buena, la música es buena, los sets son buenos, el guión está muy bien hecho (redactado por los hermanos Thomas, que volvieron de la primera película, o sea que la historia sigue hecha por sus autores) y en la edición nada sobra y nada falta. Kevin Peter Hall volvió como la criatura y le da una personalidad distinta con su lenguaje corporal (algo elemental si estás cubierto de maquillaje –Kevin de hecho aprendió danzas tribales africanas para añadirlo al repertorio).
Debo decir: aunque mucha gente dice que no es muy buena, siempre es gente que no es fan del género. Jamás me he conseguido con un geek al que no le guste esta película, una verdadera cult movie.

Predator 2: Ponte un delantal y prepárate para un cuento sobre una ciudad violenta con habitantes violentos y un corazón muy humano. Imperdonable llamarte “fan del cine fantástico” y no verla.


viernes, 11 de septiembre de 2015

Sobre Venezuela, La Dictadura y La Bailoterapia


I

Algo muy criticado de la oposición venezolana, y que al día de hoy se utiliza para señalarla de ridícula, fueron las bailoterapias hechas durante los años de protesta.

Si no eres venezolano, o eras muy joven (porque tenemos más de una generación en esto), te explico: En los grandes paros nacionales, hubo muchas veces en que amanecía y en los puntos de concentración había gente, por lo general de clase media, haciendo bailoterapia. "Bailando por la libertad". Mucha gente participó en ellas, mucha. Era visto como algo normal.

Conforme esas protestas fracasaron en su meta de hacer a Hugo Chávez dimitir, la gente empezó a ver al pasado criticándolo, porque las estupideces sólo lo son en retrospectiva. "Ay, estos creían que iban a sacar a un dictador con bailecitos". Y como dices lo del bailecito, lo extiendes a otros métodos, las "marchitas", las "cacerolitas", todo en diminutivo y arrugando la cara.

Pues sí, se creía en serio. Como Venezuela es un pueblo en el que nadie lee, no existe una perspectiva realista sobre eventos históricos. La gente pensaba que las dictaduras funcionan como en las películas, que podíamos hacer un "valiente y heróico esfuerzo", salir a la calle, al dictador le daría vergüenza consigo mismo y renunciaría. Pensaban que los gringos intervendrían, o algún otro país. Pensaban que las cosas serían como Hollywood dice, a lo V de Venganza, algún héroe se levantaría y resolvería la cosa, con un discurso emotivo y música dramática. Pensábamos que podíamos ir a la Asamblea Nacional y quitarnos la camisa para conquistar corazones.

Nadie nos dijo qué hacer si al gobierno no le daba pena nada. Si es un Estado totalitario en que un poder protege al otro y es absolutamente indiferente a la opinión o condena internacional, a pesar de estar Constitucionalmente obligado a respetar convenciones y tratados. Nadie nos dijo qué hacer si estamos desarmados y el gobierno no teme a usar las armas. Qué hacer si las Fuerzas Armadas cantan orgullosas consignas políticas y están en la cama con el partido de gobierno. Qué pasaba si el gobierno arma a sus partidarios, se toma fotos con ellos (armados) y no hay consecuencias. Nadie nos dijo qué pasaba si la dictadura, la mala en las películas, tiene partidarios en la vida real. George Orwell sí nos habló de todas esas cosas, pero como nadie lee: nadie sabe, nadie supo.

Carlos Andrés Pérez dijo "Me separo del poder para que se me juzgue" y el venezolano pensó que así eran las cosas. Porque vivimos tanto tiempo en democracia (o lo más parecido que este país ha tenido a una democracia estable), que la dimos por sentada. Jamás pensamos seriamente que la podíamos perder.

Dictadura. La gente que bailaba y tocaba cacerolas pensaba que tú, para ser dictador, lo que tenías que hacer era ponerte una gorra militar, pararte en un balcón y decir que desde hoy, nadie habla mal del gobierno. Pues no. Para que exista una dictadura, lo único que hace falta es que el Presidente de la República dicte y los poderes públicos acaten. Y esa vaina está ocurriendo en Venezuela como desde el 2007.

Después del golpe de estado del 11 de Abril, Hugo Chávez entendió que la posibilidad de perder el poder era cierta. En consecuencia, purgó a PDVSA y a todos los sectores del poder público de gente que no pensara como él. Cambió la constitución a pesar de perder un referendo sobre ello (y tener prohibición expresa de la Constitución para reformular el mismo tema). Si la oposición ganaba gobernaciones o alcaldías, el tipo les quitaba las atribuciones, el que se hacía llamar "un demócrata" se pasaba por el culo la voluntad popular y ponía a autoridades nuevas, sujetas a él. Centralizó al poder mientras destruía a la economía. Fue, entonces, totalitarista.

II

Cuando ocurrieron las elecciones presidenciales tras el fallecimiento de Chávez, yo quería que ganara Henrique Capriles, pero sabía que lo mejor que podía pasar era que ganara Nicolás Maduro. Mi razonamiento era que si ganaba Capriles, era él el que tendría que limpiar al desastre de Chávez. La opinión pública lo lincharía y diría que "con Chávez vivíamos mejor", pensando que en un año se puede destruir la economía y que no era culpa de un gobierno con más de 10 años en el poder. Habría tenido que gobernar con una guerrilla urbana que nos habría hecho la vida imposible a todos los venezolanos, seguramente con un nombre imbécil y súper creativo, tipo "Ejército Chavista de Liberación". A mitad del período, la oposición (liderada por Maduro) habría lanzado un revocatorio que triunfa y vuelven los chavistas al gobierno, fortalecidos.

Pero si ganaba Maduro, pensé, iba a tener que lidiar con la mala administración de Chávez, sin el capital político ni la inteligencia del anterior. Tomaría decisiones estúpidas, una detrás de otra, y nosotros íbamos a vivir mal, íbamos a tocar fondo, pero eso destruiría al chavismo. Sería un parto doloroso a una sociedad por fin moderna. Eso es más o menos lo que ha ido pasando, pero hubo un elemento con el que yo no contaba. Mi ingenuidad.

Yo pensaba que si el gobierno salía a matar a la gente y eso quedaba demostrado, al chavista de a pie le daría vergüenza seguir con la franela roja. El año pasado hubo muchos muertos y el gobierno dijo, ipso facto, que la culpable de esa violencia era la oposición. Más tarde se demostró que, mira, vale, no: fueron funcionarios del Estado los que dispararon. Francisco Ameliach llamó al "contraataque fulminante" y, momentos después, una joven opositora es asesinada. El gobierno tuvo a Gustavo Dudamel tocando música en los próceres y en cadena nacional, mientras Roma ardía. Los juicios políticos (el más célebre hasta el momento era el de la jueza Afiuni -no se pierdan esto) seguían como métodos de tortura. Nadie del gobierno salió jamás a decir "Nos equivocamos, no fue la oposición".

Y el chavista de a pie tampoco. Déjame replanteártelo: Mataron a gente inocente, salió la Guardia Nacional a disparar gas lacrimógeno en zonas urbanas donde había niños (nadie me lo contó, yo estaba ahí) y el chavista, el que se supone que está preñado de "consciencia social" dijo "Bien bueno. Que sufran. ¿Quién los manda?" Una declaración infeliz que hizo un supuesto "intelectual" escritor de ciencia ficción chavista: "Si salen a la calle a pelear, no lloren cuando les peguen".

III

Ayer sentenciaron a Leopoldo López, tras eventos que todos conocemos. Horas antes, partidarios del gobierno fueron al Palacio de Justicia (sic) a entrarle a golpes a ciudadanos opositores. Una candidata a diputación chavista (Zulay Aguirre) dijo "Hemos liberado a este territorio para los chavistas". Un señor falleció en esos eventos y, en la tarde, Nicolás Maduro lanzó una cadena en el estado Nueva Esparta, con canto y baile. Dijo que la oposición "no era oposición al gobierno sino a la patria" (¿O sea que el gobierno es la patria?) y tuve la oportunidad de debatir en el foro público venezolano por excelencia, twitter. Mi contraparte era un anónimo chavista que esperaba que sentenciaran a López por "sus 43 muertos", ignorando, parece, que a López no lo estaban procesando por homicidio.

Aproveché la ocasión para lanzarle un reto que le aplico a todos los chavistas con los que debato: "Consígame ahorita el video (no puede ser audio porque esas cosas son manipulables hoy en día, tiene que ser video) en que Leopoldo López salga llamando a la gente a matar chavistas. Es más, consígame el video en que Henrique Capriles sale diciendo, textual, 'Salgan a la calle a descargar su arrechera', como el gobierno nacional dice que dijo. Si usted me consigue ese video de esa rueda de prensa, yo me inscribo hoy mismo en el PSUV, me vuelvo chavista".

Porque resulta que esas ruedas de prensa, esas declaraciones, yo las vi cuando las daban en vivo. Ni López ni Capriles salieron diciendo eso (al contrario, los idiotas acusan a Capriles de pacifista). El gobierno cambió las declaraciones de líderes de oposición para justificar su agenda, que es lo que tú esperarías de la dictadura, pero lo rudo es que el chavista lo compra sin investigar. Un ciclo, el gobierno miente y los partidarios aceptan la mentira, un doblepensar clásico. Es la misma gente que aceptó que le dijeran que Chávez acababa de fallecer cuando días antes "lo vieron caminando por el hospital" y "trabajó por cinco horas, reunidos con nosotros". Nadie cuestionó, nadie dijo "Ya va, ¿por qué si estaba tan enfermo, trabajó? ¿Por qué, si le hicieron una traqueotomía, se reunió con ustedes por cinco horas?"

En este año y medio, Nicolás Maduro (y Diosdado Cabello y Pedro Carreño et al) se ha manifestado como un tipo que no sabe leer bien, no maneja su lengua materna con soltura, es misógino, homófobo, fascista, hegemónico y totalitario. Pensé que los partidarios gobierneros harían lo que haría yo ante un liderazgo así: rechazarlo. No se me ocurrió que quienes apoyan a Maduro, lo apoyan porque él es así.

IV

Y eso nos lleva a la oposición y te advierto que si eres un opositor venezolano entre 13 y 22 años (o eres un adulto de 33 con desarrollo interrumpido y piensas como un carajito), vas a odiar lo que estoy a punto de decir.

Cuando uno habla de "la oposición", el imaginario asume a Henrique Capriles, Leopoldo López o Chúo Torrealba (de manera que si "la oposición" se equivoca, los responsables son ellos). Te explico que si tú no estás de acuerdo con el gobierno, eres, por concepto, oposición. La oposición somos todos. Si te quejas de que "Capriles es demasiado comeflor y está empatado con el gobierno", estás financiándole el güisqui a Diosdado, porque eso es exactamente lo que él quiere que pienses. ¿No ves que es más fácil hablar paja en twitter sobre "la pasividad" de Capriles que decir "Voy a hacer lo mismo que él y voy a cantarle las 40 al gobierno en donde me pongan y voy a todas las localidades del estado que administro, exponiéndome a que algún idiota armado compre la retórica violenta y me mate"?

La meta del gobierno es descomponer y desarticular a la oposición por cualquier medio posible. La táctica no es nueva, la inventaron los soviéticos y la perfeccionaron los alemanes comunistas (en la llamada "Stasilandia"). Es por eso que cierran canales, compran medios y les cambian la directiva, meten preso a dirigentes sin respetar el debido proceso y acusan a gobernadores de "maricones" en sesión de la Asamblea Nacional, sabiendo que el venezolano promedio desprecia a los homosexuales. No importa si después sales a disculparte, lo importante es que lo dijiste y la gente lo vio.

Uno espera que el chavista se crea el cuento, pero que se lo crea un opositor confirma que la estupidez es libre. Es el opositor que cree las estupideces de Reinaldo Dos Santos y en Baduel y el general gafo que se abrazó a un rifle en su casa de Prados del Este. El opositor que estando como estamos, con el gobierno más militarista que el país ha tenido en más de 50 años, añora a "Marquitos" y sigue repitiendo que en la dictadura del "perejil-meme", el bolívar valía más que el dólar (una mentira que sólo existe porque, de nuevo, nadie lee; investigar duele en el cerebro).

El año pasado, durante las protestas de Febrero, salió una foto muy popular, repetida por una de esas personas que la oposición debe dejar atrás para poder avanzar, Ivan Ballesteros. La foto era de una avenida de Altamira en que se había disparado gas lacrimógeno, pero el gas estaba pintado de amarillo-verdoso. Ballesteros dijo "Aquí está, están usando gas verde, un arma química para matar a la gente". Yo creo que él tiene una tarima con gente que sí le presta atención y él disfruta esa vaina por un asunto de ego; toda esa gente salió a repetir el cuento del gas verde (otra vez, nadie investiga porque leer es aburrido), que nació de una tremenda irresponsabilidad.

Resulta que yo sí sé sobre métodos menos-letales de control de disturbios, porque leo sobre prácticamente lo que sea y ese es uno de los temas a los que entré burda hace muchos años. Expliqué que el clorobenzalmalanonitrilo es una herramienta que usualmente no es letal, pero puede serlo si se utiliza mal o si el blanco es un niño, un anciano o tiene problemas respiratorios. Que el "gas verde" no existe y que, en todo caso, lo que sí existe es el gas mostaza, una vaina que no podrías confundir jamás con gas lacrimógeno porque los efectos son súper notables e inmediatos. En términos simples, el gobierno es una galaxia de hijos de puta sucia, pero si estuviesen usando gas cloro o mostaza, habría muertos por centenar.

Bueno, no hubo manera de que la gente entendiera. Me dijeron de todo. Se rasgaron las vestiduras diciéndome que claro que sí existe, que qué puedes esperar de Maduro, que soy un colaboracionista, que el gas tenía "efecto retardado" y los muertos se verían cuatro meses después. Nadie tenía ganas de pensar y cuestionar el rumor, porque, y esta es la enseñanza más grande que nos deja "el legado del gigante", en Venezuela la verdad no importa, importa la versión que más beneficie a la impostura.

Huelga decir, nadie se murió por ningún gas verde, o fucsia o lo que sea.

Para que entiendas, esas mentiras le quitan legitimidad a nuestra lucha. Si alguien de afuera (como un organismo internacional de esos que sí terminan sancionando a la gente) decide investigar, ¿cómo crees que vas a quedar cuando se descubra que tu denuncia tiene mentiras?

John Manuel Silva tiene un post brillante sobre una protesta que los carajitos con mascaritas de Guy Fawkes (esta) hicieron en una feria del libro en Altamira. Los chamos se metieron, la interrumpieron y dijeron que hacer una feria literaria en ese contexto beneficiaba al gobierno, la defensa de la ignorancia (porque ese es otro rasgo cultural de reciente popularidad, el orgullo por ser ignorante). John dijo, acertadísimo, que esa gente de ese saboteo eran radicales de mentira, porque es la gente que se siente bien dándoselas de radicales siempre que sepan que están a salvo.

Y ese es mi problema con todo el asunto de "la guarimba".


V

"Guarimba" es un término peyorativo que el gobierno utiliza para desmeritar a toda forma de protesta ciudadana (de manera que si trancas las puertas de Empresas Polar, estás "protestando", pero si trancas una calle, estás en "la guarimba"). Neolengua.

Yo pienso que esa protesta de quemar cauchos y madera en las calles para trancarlas, tal y como se ha hecho, es radicalismo de mentira. Es haber visto demasiada televisión, es resolver la dictadura con bailoterapia. La idea de trancar calles, hijo mío, es conducir al quebranto de la infraestructura nacional, de manera que la gente (sobre todo aquellos en el poder) no es capaz de continuar con su empleo y el gobierno se ve forzado a negociar contigo o renunciar. Esa vaina se llama "resistencia civil", es lo que hicieron los ucranianos que tanto celebras, pero nunca investigado. Pero si vas a hacerlo, tranca la autopista regional del centro. Tranca las vías de acceso a la Asamblea Nacional, tranca las vías de acceso al Tribunal Supremo, a los complejos siderúrgicos de Guayana. Si trancas Altamira y Santa Paula y la autopista de Prados del Este, Diosdado se va a mear de la risa porque está canalizando tu rabia de forma inofensiva. No estás afectando al poder, ni a la infraestructura. Lo único que el chavismo tiene que hacer es esperar a que te canses. Y te vas a cansar.

Pero el radicalismo de mentira priva. Porque es mucho más cómodo trancar calles sin importancia estratégica en el este de Caracas, donde sabes que la policía municipal te va a tratar con guantecitos de seda, que hacerlo en el municipio Libertador, o en zonas donde el gobierno sabe que tiene qué perder. Porque quien te va a recibir ahí es la Guardia Nacional o, peor, los colectivos. Te van a arrestar y a lo mejor no apareces sino a los tres días, todo acoñaceado, con una confesión obtenida mediante tortura. ¿Por qué tu crees que el año pasado vivimos aquella noche de terror, en que mataban a protestantes en el oeste de la ciudad sin pudor? Porque el gobierno se puede permitir tenerte en Altamira, pero donde importa, no.

Y ese es el problema: La gente quiere un cambio, pero lo quieren sin salir de su zona de confort.


VI

¿Y entonces? Como dice la canción de Bersuit, "¿Y ahora qué? ¿Qué nos queda? Elección o reelección, para mí es la misma mierda". Yo lo cambio; elección o reelección... a favor del poder, para mí, es el mismo chichero con distinto carrito.

Mi forma de lucha es la resistencia civil, la lucha por métodos democráticos porque soy un civil y creo (¡defiendo!) en el gobierno de civiles. Jamás he disparado un arma ni tengo interés en hacerlo, no quiero ser un soldado ni quiero una guerra civil, probablemente porque he leído demasiado sobre la guerra como para albergar nociones idealistas sobre su naturaleza.

Ve: El gobierno está interesado en desmovilizarte. Por eso descomponen a la oposición, por eso le clavaron 13 años a Leopoldo anoche y se contenta de que hoy no esté pasando nada. Si tú crees que las elecciones de diciembre no tienen valor, ¿por qué crees que el gobierno desmoviliza? ¿Por qué crees que no quieren observadores internacionales? 

El gobierno tiene más de 10 años siendo poder, ya no son revolución sino poder establecido, status quo, hablarte de esperanza y cambio no sirve, tienen que hablarte de miedo y de enemigos. La oposición por lo menos se molesta en hablar de nuestros problemas reales, del colapso económico, de la delincuencia, por lo menos intenta agarrar el espejo y ponérnolos de frente; el gobierno no tiene esa opción porque esos problemas son flores de su jardín, así que le echa la culpa a los gringos, a los colombianos, a Leopoldo López, a los españoles, a los gobiernos pre-Chávez, a las iguanas.

Uno de los mitos más populares sobre Hugo Chávez es que él asumió su responsabilidad sobre el golpe de estado que se lanzó, pero eso no es del todo cierto. El tipo dijo "Yo lo comandé" y fue a una prisión donde lo trataron como un invitado, ofrecía entrevistas y fue sobreseído, nunca se le culpó. Siguiendo ese patrón, el gobierno chavista es especialista en dárselas de superior moral mientras esquiva su responsabilidad. Compara eso con el proceso que le aplicaron a Leopoldo López. 

Ese es el verdadero costo de la dictadura, entender que aunque dictador puede salir con presión social, nunca lo hará si la presión es un bailecito en el este de la capital.

Oposición somos todos.