miércoles, 21 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: Halloween (1978)




Director: John Carpenter

Guion: John Carpenter, Debra Hill

Elenco: Jamie Lee Curtis, Donald Pleasence, Nick Castle, P.J. Soles

Cinematógrafo: Dean Cundey

País: Estados Unidos

Año: 1978

Tópicos: Slasher, asesinos, sobrenatural



Llamada “la película independiente más exitosa de todos los tiempos”, el primero de muchos peliculones que se ha lanzado John Carpenter en su distinguida carrera, cada vez que ves una película sobre un asesino enmascarado que va cazando a pecaminosos jóvenes estás bailando la sinfonía que este señor creó, con sombras, música y ambiente.

Laurie Strode ha quedado en hacer de niñera durante la noche de Halloween. Sus amigas tienen citas y cosas más interesantes que hacer, pero ella, que se siente un pez fuera del agua, no logra hacer que su vida social despegue.
Le espera una menuda noche, porque un peligroso maniático se ha escapado del manicomio. Michael Myers, que asesinó a su hermana siendo apenas niño en otro Halloween, es ahora perseguido por su principal psicólogo. No cabe duda de que volverá a matar. Y Laurie está en su lista.

Si la ves hoy, vas a reconocer tantas cosas que te parecerá un festival de clichés: la joven inocente, el asesino que asecha a la distancia, las tomas POV del asesino y las muertes una a una. Como imaginarás, no es porque Halloween se esté copiando, sino porque la han imitado a tal punto que un subgénero del terror fue inventado: el slasher. El éxito de Carpenter fue tal que las demás productoras entendieron que podían hacer mucha plata con poco presupuesto (Paramount perfeccionaría la técnica con un cuasi remake, Friday the 13th, a su vez imitada ad nauseam). No es sólo que se recrea la estructura y arquetipos del film, sino que incluso los títulos se centran en torno a un evento especial. Los años 80’ vieron a la antedicha Friday the 13th, My Bloody Valentine (en San Valentín), Happy Birthday to Me (un cumpleaños), Silent Night Deadly Night (navidad) y Prom Night (baile de graduación), entre otras. Era la época de “las masacres de calendario”.

Un subgénero que adoro a pesar de sus fallas, las slasher se caracterizan por:
1-      Un trágico evento.
2-      Ha pasado el tiempo y la sociedad busca continuar.
3-      El afectado por la tragedia se ofende tanto que clama sangre.
4-      Los jóvenes mueren hasta que queda una sola persona, usualmente chica y virgen, que triunfa.

Famosas por su alta hemoglobina (mira los efectos en The Burning, The Prowler y My Bloody Valentine), la pionera es comedida. Siguiendo los consejos de Hitchcock (el personaje de Donald Pleasance se llama Sam Loomis y Jamie Lee Curtis es hija de Janet Leigh), es muy poco lo que muestra. La historia al corazón del film es una leyenda urbana: Hay un asesino peligroso suelto, en este mismo vecindario, que se escapó anoche del manicomio. Se ganó su fama porque hace muchos años mató a tal y a tal. Eso pasó de verdad. Y quién sabe, quizá está mirándonos ahora.

Jamie Lee Curtis saltó a la fama con esta película y acá nos entrega a una Laurie Strode que, aterrada, está dispuesta a lo que sea para sobrevivir. “Los imitadores no entendieron el concepto del personaje” diría Carpenter después, “Laurie no es la que queda de última porque sea virgen y eso la hace superviviente; ella pelea precisamente por toda la frustración sexual. Si te fijas el modo en que responde los ataques, es siempre a puñaladas con objetos fálicos”.

Pues la verdad es que una de las cosas que me encantan de esta película, lo que la hace efectiva para mí, es la forma en que maneja a Michael Myers (conocido acá como “The Shape”, La Silueta). Ya el psicólogo Loomis nos advierte, en la primera media hora de película, “Tratarlo era inútil porque detrás de esos ojos sólo había oscuridad”, pero cuando lo vemos en acción comprendemos una horrorosa realidad: Michael, que es herido de muerte, vuelve siempre a la vida. El tipo deja de ser “el loco escapado” para volverse algo mucho más siniestro, una fuerza prácticamente sobrenatural. Uno de los niños cuidados por Laurie le teme al hombre del saco, un temor infantil, pero aunque el niño dice “No, you can’t kill the boogieman”, comprobamos que una cosa es llamar al diablo y otra es verlo venir.

En ese sentido, Halloween es una película de terror con todas sus letras. Mi escena favorita es la famosa escena del clóset, en que Laurie se encierra y el asesino la consigue. La puerta se va cayendo a pedazos mientras el enmascarado está ahí, bajo ese bombillo danzante, determinado al mal. El terror no es dejar las cosas en silencio para, BOOM, un ruido de golpe y sustico pasajero. El terror es esto, es estar corriendo del monstruo, escucharlo subiendo las escaleras, tratar de esconderte bajo la cama… y descubrir que no cabes.

Halloween nos da un final perfecto. Tomando notas de George Romero, el doctor Loomis finalmente llega a Michael. Le dispara varias veces y el asesino cae por un balcón. Cuando el doctor va corriendo a asomarse… el cadáver ya no está.

“Was that the boogieman?” pregunta la histérica Laurie.
“As a matter of fact, it was” sentencia el doctor.

Laurie llora, suena el tema principal, ruedan los créditos.

1 comentario: