Director: John Carpenter
Guion: John Carpenter,
Debra Hill
Elenco: Jamie Lee Curtis, Donald Pleasence, Nick Castle, P.J.
Soles
Cinematógrafo: Dean Cundey
País: Estados Unidos
Año: 1978
Tópicos: Slasher, asesinos, sobrenatural
Llamada “la película
independiente más exitosa de todos los tiempos”, el primero de muchos
peliculones que se ha lanzado John Carpenter en su distinguida carrera, cada vez que ves una película sobre un
asesino enmascarado que va cazando a pecaminosos jóvenes estás bailando la
sinfonía que este señor creó, con sombras, música y ambiente.
Laurie Strode ha quedado en hacer de niñera durante la noche de Halloween. Sus amigas
tienen citas y cosas más interesantes que hacer, pero ella, que se siente un
pez fuera del agua, no logra hacer que su vida social despegue.
Le espera una menuda
noche, porque un peligroso maniático se ha escapado del manicomio. Michael Myers, que asesinó a su hermana
siendo apenas niño en otro Halloween, es ahora perseguido por su principal
psicólogo. No cabe duda de que volverá a matar. Y Laurie está en su lista.
Si la ves hoy, vas a
reconocer tantas cosas que te parecerá un festival de clichés: la joven
inocente, el asesino que asecha a la distancia, las tomas POV del asesino y las
muertes una a una. Como imaginarás, no es porque Halloween se esté copiando, sino porque la han imitado a tal punto que un subgénero del terror fue inventado:
el slasher. El éxito de Carpenter fue tal que las demás productoras
entendieron que podían hacer mucha plata con poco presupuesto (Paramount perfeccionaría la técnica con un
cuasi remake, Friday the 13th, a su
vez imitada ad nauseam). No es sólo que se recrea la estructura y
arquetipos del film, sino que incluso los títulos se centran en torno a un
evento especial. Los años 80’ vieron a la antedicha Friday the 13th, My Bloody Valentine (en San Valentín), Happy Birthday to Me (un cumpleaños), Silent Night Deadly Night (navidad) y Prom Night (baile de graduación), entre
otras. Era la época de “las masacres de calendario”.
Un subgénero que adoro
a pesar de sus fallas, las slasher se caracterizan por:
1-
Un trágico
evento.
2-
Ha
pasado el tiempo y la sociedad busca continuar.
3-
El
afectado por la tragedia se ofende tanto que clama sangre.
4-
Los jóvenes
mueren hasta que queda una sola persona, usualmente chica y virgen, que triunfa.
Famosas por su alta
hemoglobina (mira los efectos en The
Burning, The Prowler y My Bloody
Valentine), la pionera es comedida. Siguiendo los consejos de Hitchcock (el personaje de Donald Pleasance se llama Sam Loomis y Jamie Lee Curtis es hija de Janet Leigh), es muy poco lo que muestra.
La historia al corazón del film es una leyenda urbana: Hay un asesino peligroso
suelto, en este mismo vecindario, que se escapó anoche del manicomio. Se ganó
su fama porque hace muchos años mató a tal y a tal. Eso pasó de verdad. Y quién
sabe, quizá está mirándonos ahora.
Jamie Lee Curtis saltó
a la fama con esta película y acá nos entrega a una Laurie Strode que,
aterrada, está dispuesta a lo que sea para sobrevivir. “Los imitadores no
entendieron el concepto del personaje” diría Carpenter después, “Laurie no es
la que queda de última porque sea virgen y eso la hace superviviente; ella pelea precisamente por toda la frustración
sexual. Si te fijas el modo en que responde los ataques, es siempre a
puñaladas con objetos fálicos”.
Pues la verdad es que
una de las cosas que me encantan de esta película, lo que la hace efectiva para
mí, es la forma en que maneja a Michael Myers (conocido acá como “The Shape”, La Silueta). Ya el psicólogo Loomis nos advierte, en la primera
media hora de película, “Tratarlo era inútil porque detrás de esos ojos sólo
había oscuridad”, pero cuando lo vemos en acción comprendemos una horrorosa
realidad: Michael, que es herido de muerte, vuelve siempre a la vida. El tipo deja de ser “el loco escapado” para
volverse algo mucho más siniestro, una fuerza prácticamente sobrenatural. Uno
de los niños cuidados por Laurie le teme al hombre del saco, un temor infantil,
pero aunque el niño dice “No, you can’t kill the boogieman”, comprobamos que
una cosa es llamar al diablo y otra es verlo venir.
En ese sentido, Halloween es una película de terror con
todas sus letras. Mi escena favorita es la famosa escena del clóset, en que
Laurie se encierra y el asesino la consigue. La puerta se va cayendo a pedazos
mientras el enmascarado está ahí, bajo ese bombillo danzante, determinado al mal. El terror no es dejar las cosas en silencio para, BOOM, un ruido de golpe
y sustico pasajero. El terror es esto,
es estar corriendo del monstruo, escucharlo subiendo las escaleras, tratar de
esconderte bajo la cama… y descubrir que no cabes.
Halloween nos da un
final perfecto. Tomando notas de George Romero, el doctor Loomis finalmente
llega a Michael. Le dispara varias veces y el asesino cae por un balcón. Cuando
el doctor va corriendo a asomarse… el cadáver ya no está.
“Was
that the boogieman?” pregunta la histérica
Laurie.
“As
a matter of fact, it was” sentencia el doctor.
Laurie llora, suena el
tema principal, ruedan los créditos.
Bien !!!!
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