jueves, 22 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: El Amanecer de los Muertos (1978)




Título original: Dawn of the Dead

Director: George Romero

Guion: George Romero

Elenco: Ken Foree, Gaylen Ross, Scott Reiniger, David Emge

Cinematógrafo: Michael Gornick

País: Estados Unidos

Año: 1978

Tópicos: Zombis, apocalipsis, splatter



Una obra maestra no bastó para George Romero.

Con el apoyo de su amigo Argento, Romero se disparó la “Lo Que El Viento Se Llevó” del cine de terror, una auténtica épica de apocalipsis, el género que creó y que ahora desarrolló con maravillosa lucidez. Dawn of the Dead es, quizá, mi película favorita. Un cuento de terror extremadamente gráfico (la película que inició el splatter), llevando más allá al gore de su precuela, esta vez a todo color. Sus efectos han envejecido notablemente, pero la puedes admirar por su inteligencia, una parodia brillante sobre nuestra sociedad.

La plaga que vimos en Night of the Living Dead se ha salido de control. La infraestructura mundial, degenerada en pandemonio, es incapaz de soportar una realidad en que los muertos vuelven a la vida. Cuatro extraños, los agentes de SWAT Peter Washington y Roger DeMarco, el piloto Stephen Andrews y la periodista Fran Parker, unen fuerzas para persistir cuando la sociedad deja de existir. Aunque plagado de muertos vivientes, consiguen un centro comercial virgen. Es el refugio que nuestros héroes volverán su hogar… y su prisión.

Uno de los mensajes principales de Romero, autor del excelente guión (“No es tan largo como parece, lo que pasa es que me extiendo en las descripciones”), es que cuando una sociedad sustituye a otra, realmente no cambia nada. Los zombis de esta película se pasean por el centro comercial igualito a como lo hacían en vida. Se detienen ante las vitrinas, cargan objetos para los que ya no tienen uso. “¿Por qué vienen acá?” pregunta uno de los personajes. “Porque era un lugar importante para ellos en sus vidas”.

De forma que cuando escuches que las películas de zombis de Romero son comentarios sociales, se refieren a esto. Nuestros héroes, que se ven como personas normales (¿sabes lo que hace Hollywood, que suele contratar a modelos para sus papeles? Las pelis de Romero funcionan tan bien, en parte, porque los personajes son gente normal que se ve como uno), están en una misión de supervivencia. Al encontrar el mall, deciden que, de poder limpiarlo, no necesitarían estar en constante huida, este puede ser el fuerte ideal. Así, una batalla campal por tener un refugio seguro degenera en una lucha materialista. Vemos a los nuestros jugar póker con miles de dólares (sacados del banco local), cargan cortes de jamón más grande que ellos, visten lujosos abrigos y tienen cenas con champaña a la luz de las velas. Más tarde, cuando llega un grupo de saqueadores, se agarran a tiros para ver quién se queda con la mina de oro (una apuesta que sólo ganan los zombis). Lo que ignoran nuestros queridos protagonistas y los imbéciles motorizados (liderados por el legendario Tom Savini) es que esa mercancía no tiene ningún valor sin una sociedad que se lo asigne.

¿Es exagerado pensar que el ser humano actúa así en situaciones de crisis? No; es realista. Te recuerdo el 11 de Abril de 2002, aquí, en Venezuela. Lo que comenzó como una protesta política se convirtió en una orgía de violencia y saqueos que duró varios días. Ocurre lo mismo en todas las sociedades, sea la Ucrania actual o Los Ángeles de 1992. Me cuenta Carlos Zombie (blogger reconocido) que una vez asaltaron el autobús en el que viajaba. Después de que los malandros se fueron, los pasajeros empezaron a echarse cuchillo unos a otros, viendo quién tenía la culpa de una vaina que realmente fue al azar.

Somos incapaces de cooperar durante momentos de gravedad. ¿Has leído sobre la plaga de ébola del año pasado? El retrato de una sociedad on its way out. El gobierno suplicó a la gente que fuera a los hospitales y algunos fueron, pero no había forma ni manera de convencer a otros. “Entierren de inmediato a los fallecidos” y nada qué ver. Y una facción decidió que iba a sacar provecho de la vaina. Milicias urbanas, saqueadores, ataques a la ayuda humanitaria. No es que George haya predicho el futuro, sino que como sagaz observador, investigó, anotó y nos muestra su ensayo. Es lo que más me impresionó cuando entré en contacto con Dawn por primera vez. Mi película favorita (hoy rivaliza con esta) es Night of the Living Dead 1990, y saber que existía una secuela fue como que “Ya va, ¿QUÉ? ¿HAY MÁS?” Primera sorpresa, no es un refrito de la primera parte, no es otra plaga que se sale de control, como creí que sería (siguiendo pautas de Resident Evil). No, acá la vaina no sólo sigue de Night, sino que ha empeorado. Digo “entré en contacto” y no “la vi” porque esto fue antes de kazaa y eMule (y ni hablar de los torrents o YouTube). Encontré el guión en internet y me zambullí. Me impactó eso, la agudeza, el estar leyendo, separar los ojos de las hojas (lo imprimí, por supuesto) y decir “Tiene razón. Es así como pasaría de verdad. Eso es fucking saber escribir.

“Para mí, los zombis son una metáfora para el desastre” dijo George. “Puedes cambiar a los zombis por la inundación, o el terremoto, o los pájaros o el incendio. Lo que importa es el drama humano y cómo la gente reacciona en esas situaciones”.

Y lo mejor de todo es que no utiliza a los zombis para transmitir el mensaje. Los muertos vivientes están ahí, ocupándose de lo suyo, pero no es sobre ellos que trata la historia. Son incidentales. George entiende que, argumentalmente, no dan para mucho así que, a diferencia del remake y su veintena de personajes (no me quejo, me gusta el remake), acá nos dan cuatro personas nada más. Personas, no personajes, porque cuando termina la película, los conoces bien, sientes por ellos, los comprendes.

Los amo.

Por supuesto, está el gore, del que hay que hablar. Así como Night of the Living Dead representó un cambio sobre cómo se presentaba a la violencia, Dawn of the Dead le abrió los ojos a los amantes del mal gusto sobre lo que se podía hacer en celuloide. Durante los primeros veinte minutos de película tenemos la explosión de una cabeza (cuenta la leyenda que las audiencias originales salieron a vomitar), zombis devorando pies mutilados, gente destripada, todo ante tus ojos. Tú puedes decir que esas escenas no son necesarias ni para la trama ni para el desarrollo de los personajes, pero te contesto que esas escenas le dan su personalidad al film. La sangre es pintura 3M y los zombis están pintados de azul, no es una violencia realista, es tan parodia de la violencia como la película parodia a la sociedad.

Esta es LA película de zombis. Si me mandaran a una isla desierta con electricidad, me llevaría Dawn of the Dead y no tengo sino el más profundo cariño y respeto por su creador. I love it long time, all the time, cine fantasterrorífico para el thinking man. El cine de terror puede tener un aspecto hermoso e intelectual y esta es la evidencia.


1 comentario: