Título
original: Dawn of the Dead
Director:
George Romero
Guion:
George Romero
Elenco:
Ken Foree, Gaylen Ross, Scott Reiniger, David Emge
Cinematógrafo: Michael Gornick
País: Estados Unidos
Año: 1978
Tópicos: Zombis, apocalipsis, splatter
Tema sugerido: Goblin otra vez con otra leyenda.
Una obra maestra no bastó para George Romero.
Con el apoyo de su
amigo Argento, Romero se disparó la “Lo
Que El Viento Se Llevó” del cine de terror, una auténtica épica de apocalipsis,
el género que creó y que ahora desarrolló con maravillosa lucidez. Dawn of the Dead es, quizá, mi película
favorita. Un cuento de terror extremadamente gráfico (la película que inició el
splatter), llevando más allá al gore de su precuela, esta vez a todo color. Sus
efectos han envejecido notablemente, pero la
puedes admirar por su inteligencia, una parodia brillante sobre nuestra
sociedad.
La plaga que vimos en Night of the Living Dead se ha salido de control. La infraestructura mundial,
degenerada en pandemonio, es incapaz de soportar una realidad en que los
muertos vuelven a la vida. Cuatro extraños, los agentes de SWAT Peter Washington y Roger DeMarco, el piloto Stephen
Andrews y la periodista Fran Parker,
unen fuerzas para persistir cuando la sociedad deja de existir. Aunque plagado
de muertos vivientes, consiguen un centro comercial virgen. Es el refugio que
nuestros héroes volverán su hogar… y su prisión.
Uno de los mensajes
principales de Romero, autor del excelente guión (“No es tan largo como parece,
lo que pasa es que me extiendo en las descripciones”), es que cuando una
sociedad sustituye a otra, realmente no cambia nada. Los zombis de esta película se pasean por el centro comercial igualito
a como lo hacían en vida. Se detienen ante las vitrinas, cargan objetos
para los que ya no tienen uso. “¿Por qué vienen acá?” pregunta uno de los
personajes. “Porque era un lugar importante para ellos en sus vidas”.
De forma que cuando
escuches que las películas de zombis de Romero son comentarios sociales, se
refieren a esto. Nuestros héroes, que se ven como personas normales (¿sabes lo
que hace Hollywood, que suele contratar a modelos para sus papeles? Las pelis
de Romero funcionan tan bien, en parte, porque los personajes son gente normal
que se ve como uno), están en una misión de supervivencia. Al encontrar el
mall, deciden que, de poder limpiarlo, no necesitarían estar en constante
huida, este puede ser el fuerte ideal. Así, una batalla campal por tener un refugio seguro degenera en una lucha materialista.
Vemos a los nuestros jugar póker con miles de dólares (sacados del banco
local), cargan cortes de jamón más grande que ellos, visten lujosos abrigos y
tienen cenas con champaña a la luz de las velas. Más tarde, cuando llega un
grupo de saqueadores, se agarran a tiros para ver quién se queda con la mina de
oro (una apuesta que sólo ganan los zombis). Lo que ignoran nuestros queridos
protagonistas y los imbéciles motorizados (liderados por el legendario Tom Savini)
es que esa mercancía no tiene ningún
valor sin una sociedad que se lo asigne.
¿Es exagerado pensar
que el ser humano actúa así en situaciones de crisis? No; es realista. Te recuerdo el 11 de Abril de 2002, aquí, en
Venezuela. Lo que comenzó como una
protesta política se convirtió en una orgía de violencia y saqueos que duró
varios días. Ocurre lo mismo en
todas las sociedades, sea la Ucrania actual o Los Ángeles de 1992. Me
cuenta Carlos Zombie (blogger reconocido) que una vez asaltaron el autobús en
el que viajaba. Después de que los malandros se fueron, los pasajeros empezaron
a echarse cuchillo unos a otros, viendo quién tenía la culpa de una vaina que
realmente fue al azar.
Somos incapaces de
cooperar durante momentos de gravedad. ¿Has leído sobre la plaga de ébola del
año pasado? El retrato de una sociedad
on its way out. El gobierno suplicó a la gente que fuera a los hospitales y
algunos fueron, pero no había forma ni manera de convencer a otros. “Entierren
de inmediato a los fallecidos” y nada qué ver. Y una facción decidió que iba a
sacar provecho de la vaina. Milicias urbanas, saqueadores, ataques a la ayuda
humanitaria. No es que George haya
predicho el futuro, sino que como sagaz observador, investigó, anotó y nos
muestra su ensayo. Es lo que más me impresionó cuando entré en contacto con
Dawn por primera vez. Mi película
favorita (hoy rivaliza con esta) es Night
of the Living Dead 1990, y saber que existía una secuela fue como que “Ya
va, ¿QUÉ? ¿HAY MÁS?” Primera sorpresa, no es un refrito de la primera parte, no
es otra plaga que se sale de control, como creí que sería (siguiendo pautas de Resident Evil). No, acá la vaina no sólo sigue de Night,
sino que ha empeorado. Digo “entré en contacto” y no “la vi” porque esto
fue antes de kazaa y eMule (y ni hablar de los torrents o YouTube). Encontré el
guión en internet y me zambullí. Me impactó eso, la agudeza, el estar leyendo,
separar los ojos de las hojas (lo imprimí, por supuesto) y decir “Tiene razón. Es así como pasaría de verdad.
Eso es fucking saber escribir.
“Para mí, los zombis son una metáfora para el
desastre” dijo George. “Puedes cambiar a los zombis por la inundación, o el
terremoto, o los pájaros o el incendio. Lo que importa es el drama humano y
cómo la gente reacciona en esas situaciones”.
Y lo mejor de todo es
que no utiliza a los zombis para
transmitir el mensaje. Los muertos vivientes están ahí, ocupándose de lo
suyo, pero no es sobre ellos que trata la historia. Son incidentales. George entiende que, argumentalmente, no
dan para mucho así que, a diferencia del remake y su veintena de personajes
(no me quejo, me gusta el remake), acá nos dan cuatro personas nada más. Personas, no personajes, porque cuando
termina la película, los conoces bien, sientes por ellos, los comprendes.
Los amo.
Por supuesto, está el
gore, del que hay que hablar. Así como Night
of the Living Dead representó un cambio sobre cómo se presentaba a la violencia,
Dawn
of the Dead le abrió los ojos a los amantes del mal gusto sobre lo que se
podía hacer en celuloide. Durante los primeros veinte minutos de película
tenemos la explosión de una cabeza (cuenta la leyenda que las audiencias
originales salieron a vomitar), zombis devorando pies mutilados, gente
destripada, todo ante tus ojos. Tú puedes decir que esas escenas no son
necesarias ni para la trama ni para el desarrollo de los personajes, pero te
contesto que esas escenas le dan su
personalidad al film. La sangre es pintura 3M y los zombis están pintados
de azul, no es una violencia realista,
es tan parodia de la violencia como la
película parodia a la sociedad.
Esta es LA película de zombis. Si me mandaran a una isla desierta con electricidad, me
llevaría Dawn of the Dead y no tengo
sino el más profundo cariño y respeto por su creador. I
love it long time, all the time, cine
fantasterrorífico para el thinking man. El cine de terror puede tener un aspecto hermoso e intelectual
y esta es la evidencia.
Bien!!!!
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