Título original: Les Diaboliques
Director: Henri-Georges Clouzot
Guion: Henri-Georges Clouzot, Jérome Géronimi
Elenco: Simone
Signoret, Véra Clouzot, Paul Meurisse
Cinematógrafo: Armand
Thirard
País: Francia
Año: 1955
Tópicos: Suspenso,
asesinos, paranoia
Canción recomendada: Otra muy descriptiva de su trama.
Cuando hablamos de Peeping Tom, dijimos que era
el mejor thriller psicológico que Alfred Hitchcock nunca dirigió. Con Les Diaboliques podemos decir que al
menos lo intentó; la cautivadora historia, salida de la novela Celle Qui N’etait Plus (Ella, Que Ya No Era),
fue objeto de una contienda que Clouzot, autor de la legendaria Misterio de Picasso, ganó. Posteriormente
apodado “El Hitchcock Galo”, fue Clouzot
quien influyó en Alfie, un manejo del suspenso que explota nuestra ansiedad y
desespero.
Michel
Delassalle es un bastardo perro escoria. Director de un colegio
privado en las afueras de la ciudad, maltrata a los niños, al conserje, a los
profesores y, particularmente, a Christina,
su esposa. Infiel, la obliga a convivir con su amante, la fría Nicole, seguro de que Christina jamás
se divorciará, por sus convicciones religiosas y su débil salud. No espera que
Christina y Nicole manejen otro escenario, tomándose a pecho lo de “hasta que
la muerte los separe”. Conforme ambas se acercan al asesinato, entran en una
telaraña de terror, paranoia y locura. Un crimen que las conduce al infierno.
Les Diaboliques
es tres películas en una: Empieza como una peli noir y a la mitad se convierte
en suspenso. Y la trama se centra tanto en ello, algo que nos cautiva y nos
impresiona (queremos saber rápido qué carajo es lo que está pasando), que te
preguntas por qué esto es considerado terror clásico. Y entonces empieza el tercer acto, que es terror puro, un progreso
lento que demolerá tus nervios, hacia un espeluznante desenlace que, sesenta
años después, conserva su dureza –aplausos de pie para Clouzot, con una
película en blanco y negro.
Y si la ves con detenimiento, te das cuenta de todas
las veces en que el cineasta nos fuckea mentalmente. Los personajes secundarios
se miran por encima del hombro, la cámara se detiene demasiado tiempo en
alguien o algo aparentemente irrelevante, un comentario nulo se convierte en
una profunda sospecha y no tarda mucho para que no sepamos quién es quién y
quién sabe qué. Es la película
manipulándote de una forma que esperaríamos solamente de Hitchcock. No
podemos decir que Alfie perfeccionó el método con Psycho (quizá la peli de terror más influyente de todos los
tiempos), porque el manejo estético aquí
es impecable. La única razón de por qué Psycho
es más famosa es porque Diaboliques
es francesa y su exposición fue menor.
Muchísimas veces imitada e incluso re-hecha (aléjate
del fan fiction que es la versión con Sharon Stone), esta es la película que sirvió de molde a lo que el cine de suspenso y
terror sería después y el impacto perdura hasta mucho después de que el final
ha llegado. Les Diaboliques es
como un puñal en el costado, lentamente retorcido. Progresa
a ritmo de cine viejo, pero es el sadismo del director, revelándonos el
misterio a cuentagotas. La secuencia
final es legendaria y paga el precio de entrada. Esto es cine.
Otra
por el estilo:
Vela con Psycho, para un double-feature
de infarto.
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