jueves, 6 de octubre de 2016

SYMPATHY FOR THE CREATURE 2: Frailty





Título original: Frailty

Director: Bill Paxton

Guion: Brent Hanley

Elenco: Bill Paxton, Matthew McConaughey, Powers Boothe

Cinematógrafo: Bill Butler

País: Estados Unidos

Año: 2001

Tópicos: Locura, terror psicológico, demonios

Canción recomendada: La peli no tiene un soundtrack particularmente notable, así que toma esto.

Cuando uno habla de Bill Paxton, lo que viene a la mente son sus papeles cargados de carisma. Sea como el pesado Chet de Weird Science, el baboso Simon de True Lies, el histérico Hudson de Aliens o su faceta más dramática en Hatfields & McCoys, Apollo 13 y Big Love, siempre son performances en los que vuelve a los roles suyos, de una forma en que no funcionarían con otro actor. El rol en el que no lo imaginamos es de director.

“Tardé más tiempo para dirigir que lo que debía” confiesa hoy. “Trabajé mucho con Jim Cameron y al ver cómo se acerca a sus proyectos, no me pareció que yo podía agregar algo a la dirección que él ya no hubiese dicho”. Su accidental debut nos otorgó a un exitoso resultado, una película sobre la vida familiar, sus secretos y lo que ocurre a puertas cerradas tras la apariencia de normalidad. Fenton disfruta de una infancia vulgar y corriente junto a su hermano menor Adam, criados por el amoroso y abnegado padre, Meiks. Una noche el destino interviene en la forma de un ángel: La tierra está plagada de demonios, la guerra contra el mal se está librando en la tierra y esta familia ha sido elegida para luchar contra la oscuridad. “Como superhéroes” le dice Meiks al pequeño Adam. Pero cuando el primer demonio es capturado y no es más que un vulgar secuestro, Fenton debe cuestionar a su padre, su misión y la convivencia con un psicópata.

He dejado detalles de trama por fuera a propósito, entenderás cuando la veas.

Porque esta película no es sólo la pérdida de la inocencia con el arribo de la pubertad (ese momento en que nos damos cuenta de que la vida perfecta que sale en la televisión no es como la nuestra), o la descomposición familiar cuando un solo padre no puede con la responsabilidad; para mí, Frailty es un retrato a cómo es tener una enfermedad mental, un quiebre con la realidad, y cómo es convivir con alguien así. Meiks es lo que en el argot se llama “un asesino en serie visionario”, es la clase de homicidas reincidentes que no actúa motivado por morbo o placer, sino porque tiene una imperiosa misión. Uno de mis momentos favoritos de la película ocurre tras esa primera visita del ángel; al día siguiente, todo está normal. De no ser por pequeñas grietas en la apacible imagen, podríamos jurar que no ha pasado nada.

Pero los episodios son recurrentes. Meiks se lamenta, desea matar sólo a demonios (cuyos nombres –de gente normal- figuran en una lista que “le dictó el ángel”) y ruega porque nunca tenga que matar humanos. Y entrena a los chicos; Adam está en la edad en que cree todo lo que diga su papá, pero Fenton entiende lo que está pasando, y lo resiente. Es imposible razonar con el cruzado; Paxton ejecuta a la perfección a la máscara de un sufrido creyente de corazón. Obliga a los niños a participar en los secuestros y puedes sentir su pesar.

Ahí está el alma de Frailty; el viejo Meiks no es un asesino en serie diabólico maligno. El amor por sus hijos le brota en los poros, es sólo que despertó un día y algo que sólo él puede ver ha cambiado drásticamente a la realidad. La definición obvia de locura.

Con actuaciones comedidas que incluyen a Matthew McConaughey y Powers Boothe, pasó prácticamente desapercibida en un marco de J-Horror y la incipiente era de los remakes —es curioso cómo Bill Paxton hizo esta película por once millones de dólares, haciéndola parecer de veinte millones y el mismo año salió La Reina de los Condenados, hecha por treinta y cinco millones que parecen sólo cinco mil. “La película triunfa de tantas maneras que nos sigue impresionando hasta el final” sentenció Roger Ebert en su momento. “Frailty es una pieza extraordinaria, con giros inesperados pero también implicaciones profundas que hacen de esta una triste historia”.

Fervor, locura y lo que hacemos por la familia, Frailty es una relfexiva pieza sobre quiénes son nuestros padres y cómo eso se refleja en nosotros.


Otra por el estilo:

Otra película que podemos enfocar psicológicamente, The Wolf-Man.


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