domingo, 18 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: Masacre en Texas (1974)




Título original: The Texas Chainsaw Massacre

Director: Tobe Hooper

Guion: Tobe Hooper, Kim Henkel

Elenco: Marilyn Burns, Ed Neal, Gunnar Hansen, Jim Siedow, Paul Partain

Cinematógrafo: Daniel Pearl

País: Estados Unidos

Año: 1974

Tópicos: Canibalismo, asesinos, terror rural

Tema sugerido: Dulces sueños.


“La película que están por ver es un recuento de la tragedia que le ocurrió a un grupo de cinco jóvenes, en particular a Sally Hardesty y su hermano inválido Franklin. Es mucho más trágico porque eran jóvenes, pero aunque hubiesen vivido largas vidas, no habrían esperado ni deseado ver tanta locura y muerte como la que vieron ese día. Para ellos, una idílica tarde de verano se volvió una pesadilla. Los eventos de ese día llevaron al descubrimiento de uno de los crímenes más bizarros en los anales de la historia norteamericana: la Masacre de Texas”.

En la historia del cine de terror existen pocas piezas capaces de alcanzar la fulminante efectividad de la que nos toca hoy. Cuando la vi por primera vez, la conseguí por casualidad en un club de video (¿te acuerdas de esos?) en el interior del país y la renté con uno de mis primos, buscando una tarde de películas de terror. Tendría yo como 13 años. Estaba esperando una vaina tipo Jason, susticos inofensivos. Llevábamos, sin saberlo, una de las historias más enfermas alguna vez grabadas. Fue la primera vez que me sentí asqueado, repelido y perturbado por tanto tiempo que estaba seguro de que la película era mala (y fui incapaz de recordar grandes fragmentos de ella), cosa que no me ha pasado hasta que vi la australiana Wolf Creek.

Creo que fue Stephen King el que dijo que “La fantasía es un escenario en el que las cosas resultan y todo sale bien; el terror es lo contrario”. Esta es la propia película en que las cosas dan un giro para mal y no hacen sino empeorar.

Algo raro está pasado en Texas. Alguien se ha dedicado a vandalizar tumbas en distintos cementerios. Usualmente se lleva piezas de los cadáveres, pero en alguna ocasión macabras esculturas son expuestas, quizá como advertencia, quizá como el síntoma de una horrenda enfermedad.
Cinco chicos con cruzan el estado para que dos de ellos, Sally y Franklin, comprueben que la tumba de su abuelo está bien. Cumplida la misión, aprovechan de visitar el hogar de la infancia, pero el viejo que atiende la gasolinera local les advierte: No se paseen mucho. Las cosas están raras por aquí.
Nuestros cinco inocentes, por supuesto, ignoran al viejo y se cruzan con la sucursal del infierno, una casa en medio de la nada donde la locura se crece bajo el sol.

No tengo palabras suficientes para alabar a esta película. Las actuaciones de todos los actores (amateurs) son súper, súper convincentes y no puedo hablar de eso sin ser franco contigo: En esta película vamos a conseguir a una familia de enfermos mentales que cazan a la gente como carniceros al ganado. Las víctimas hacen bien su papel, pero los miembros de esta casa, desde el joven descarriado (interpretado con perfecto sadismo por Ed Neal; fíjate cómo habla, tintes esquizofrénicos) al cocinero (que se pasa la película entre una esquizofrénica línea de moralidad y perversión) son lo que te traen el punch, son monstruos mucho más aterrador que tanto de lo que hemos visto, precisamente porque son humanos.

Por mucho que el famoso Leatherface (sólo ve la película) es horroroso y el jovenzuelo es aberrado, el peor del grupo, para mí, es el cocinero. Está tan bien actuado que me cuesta creer que el actor real (Siedow) no era un sádico. Y es increíble el cambio de ánimo, pasa de paternal señor respetable a abusador asqueroso (es una de las cosas que más da miedo de él, porque no actúa racionalmente, está fuera de control). “Estudié a Ed Gein” dijo el escritor, Kim Henkel, “Pero también hubo una serie de asesinatos en Houston por esos años, quizá lo recuerdas, el caso de Elmer Wayne Henley. Era un joven que le buscaba víctimas a un viejo homosexual. Vi en las noticias y Elmer Wayne decía ‘cometí estos crímenes y ahora voy a asumir mi responsabilidad’. Eso me pareció interesante, que a pesar de todo tenía una moralidad convencional. Quería que se supiera que hizo algo malo y, ahora que estaba preso, haría lo correcto. Esa clase de esquizofrenia traté de metérsela a los personajes”.

It worked, Kim. Holy fuck, you sick freak.

El inicio de la película es una advertencia.

Tobe Hooper fue tan efectivo dirigiendo el largometraje que ha sido incapaz de recrearlo (al hacer la secuela ni siquiera lo intentó). Aquí, el hogar de la bestia parece existir en un campo que se estira y encoge en medida en que lo necesita la maldad. La tensión se crece y nutre de persecuciones desesperantes; grabada en 16mm, un tipo de rollo ya anticuado para la época, pero que más barato (era una película 100% independiente) y el efecto en la pantalla es un desafortunado accidente, una imagen granosa, oscura y sucia que le añade personalidad a la historia -si la buscas en blu-ray, es fundamental que consigas una versión que respete ese aspecto; Ahora las películas se graban en digital, pero ¿te has dado cuenta de cuántas tratan de recrear una estética propia de film? Así como la mayoría de las películas necesitan de la noche para exaltar el temor a lo desconocido, Texas Chainsaw necesita del día. Los colores transmiten calor, sofocación. Y para una película con la palabra “Masacre” en el título, en ningún momento vemos una laguna de sangre (un excelente manejo de lo implícito y lo explícito)

Tres citas sobre la grabación del film:

“Las luces comenzaron a derretir los huesos y la carne sobre los platos se pudrió. Todo el equipo se mareó y se pusieron a vomitar fuera del set. Nosotros teníamos que seguir ahí, rodando”.
-Jim Siedow;

“Grabar la escena de la cena ha sido lo peor que me ha pasado en la vida. Y he estado en Vietnam, donde había gente tratando de matarme, así que imagínate”.
-Ed Neal;

“(El rodaje) fue horrible, horrible. Humedad, sol abrasador, bichos, mosquitos, hormigas, un baño para todo el mundo, una docena de personas haciendo el trabajo de cincuenta, una jornada de veintidós horas con una sola comida…”
-Dottie Pearl.

Toda la utilería que vas a ver es real -el esqueleto humano es real porque es más barato que adquirir uno falso. Las esculturas de huesos fueron hechas con los restos de una clínica veterinaria y una carnicería industrial. Cuando Marilyn Burns (Sally) corrió por el bosque, se cortó tanto con las ramas que mucha de la sangre que le ves encima es real. Cuando le cortan el dedo para que fluya la sangre, la cortaron de verdad (los gritos que pega en ese momento, dios mío, la primera scream queen). Cuenta la leyenda que, terminada la grabación, se expuso para los inversores, que estuvieron profundamente decepcionados. Al entrar al lobby del cine, convencidos de que perdieron esos riales, se consiguieron al proyeccionista, que bajó de la cabina. “Hay un montón de gente enferma en el mundo y todos van a ir a ver esta película” profetizó. “Van a hacer un montón de dinero, muchachos”.

Porque la película, dada la forma en que fue creada, se exhibió en cines independientes (eso es clásico del cine de terror, muy difícilmente conseguirás a cine de terror bueno salido de los grandes estudios; son los independientes los que se atreven e irrespetan las barreras). Para la época, existía el cine grindhouse, mostrando un tipo de película que hemos mencionado, las “explotativas”. Una peli explotativa (exploitation movie) es una cuyo mérito principal no se basa en el talento o la calidad artística, sino en un elemento que puede ser “explotado” para atraer audiencia (como el sexo o la violencia). Como amante del grindhouse te digo que necesitas una mentalidad particular para acercártele. En su mayoría, es cine basura, pero vas a conseguir, de tanto en tanto, verdaderas obras maestras que, por no pertenecer al sistema, pasaron por debajo de la mesa. La más grande de ellas es The Texas Chainsaw Massacre. La película está hecha con medios precarios y con una ejecución que raya en lo amateur.

La crítica la detestó. Escribió Estephen Koch: “Masacre en Texas es un trozo de basura enferma (…). Es una película que no tiene literalmente nada que se pueda recomendar, sólo un ritmo histéricamente descuidado, imbéciles connotaciones de canibalismo, vudú, astrología y cultos hippies, y una sádica recreación de la violencia tan extrema como grotesca, hecha con la mayor falta de imaginación posible”.

Y aquí tengo que hacer una pausa, porque ¿quieres que te diga algo? Hay algo en lo que la crítica contemporánea tiene razón (la moderna la reconoce como una obra maestra; El crítico Robin Wood afirmó que es “una de las pocas películas con la auténtica calidad de las pesadillas”), y es uno de los elementos que no deja de impresionarme. When you put it on paper, la premisa de esta película no debería funcionar. Es una historia, a mi juicio, vagamente esbozada, o sea que no pasan muchas cosas que tú puedas decir que desarrollan la trama, la historia existe en términos minimalistas (algo que nunca es explicado, por ejemplo, es qué es lo que quiere la familia de degenerados). Sin embargo, está manejada con tanta efectividad que tienes que concluir que esta película no se trata de una trama floreciente. En el corazón de The Texas Chainsaw Massacre existe un evento, una situación ya establecida. Nosotros simplemente la vamos descubriendo junto a los personajes.

Puedo hablar por horas de esta película, la he visto hasta memorizarla. Basta con decir que los últimos veinte minutos son una verdadera prueba de resistencia a la cordura, la sensibilidad y la fortaleza estomacal. La escena más fuerte, para mí, es el final (esa risa). No tiene nada que envidiarle a The Exorcist, está al mismo nivel, un asalto inmisericorde al fondo de tu humanidad. Un indiscutible canto a la aberración.

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