jueves, 8 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: The Wolf-Man (1941)





Título original: The Wolf-Man



Director: George Waggner



Guion: Curt Siodmak



Elenco: Lon Chaney Jr, Claude Rains, Maria Ouspenskaya, Bela Lugosi



Cinematógrafo: Joseph Valentine



País: Estados Unidos



Año: 1941



Tópicos: Hombres lobo, gótico, licantropía








Incluso un hombre puro de corazón

Que hace sus rezos por la noche

Puede volverse un lobo cuando el acónito florece

Y la luna de otoño brilla



Hijo de gato caza ratón. Su nombre real era Creighton Tull Chaney, pero se promovió bajo el nombre artístico que referenciaba a su padre, Lon Chaney Jr. En esta, la película que codificó todo lo que entendemos por “Hombre lobo” y mostró a su estrella (previamente dedicado al comercio) capaz de llevar un drama a sus espaldas, el heredero bien hace honor al histrionismo que volvió a su padre leyenda.



Interpreta su rol más famoso, Larry Talbot, que vuelve a casa tras la muerte de su hermano. Haciendo las paces con su padre y retomando el ritmo de la vida cotidiana, se enamora de una chica, Gwen, y salvándola del ataque de un lobo rabioso, es mordido. Los gitanos de la localidad ven la mala fortuna, porque la criatura no era un lobo, sino un licántropo, un hombre condenado a transformarse en híbrido de lobo y humano con cada luna llena. Ahora Larry está infectado. Y la maldición de la luna es inexorable.



Los años 40 fueron duros para el cine de terror. Mucha gente opina que el mundo, enfrascado en la guerra, había visto tantos horrores que nadie tenía muchas ganas de ir al cine a ser espantado. Aunque eso puede tener su dosis de verdad, yo le sumaría otro elemento: sobre-exposición. Los años 30’ fueron la primera era dorada del cine de terror, con la famosa Universal e importantes adiciones de MGM (ya hablamos de Freaks), AIP y producciones independientes. Las secuelas y explotación del tema dibujaron a los 40’ con un público que ya tenía ganas de otra cosa (a esto se refiere Steven Spielberg cuando dice que pronto se dejará de hacer tantas pelis de superhéroes, es “la teoría de los ciclos”). Y en ese contexto, salió mi favorita de las Universal Monsters.



Está bien difícil que alguien supere a Lon Chaney padre ante mis ojos, de manera que Chaney Jr no es que no dé la talla, porque una de las fortalezas de este film es el drama que nos transmite. Es decir, el tipo es más que competente: es bueno y lo veremos sinceramente angustiado, que es lo que hace a la licantropía interesante para mí.



El mito del hombre lobo fue por primera vez explorado en El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la novela de Stevenson en la que un científico respetable se convierte en un salvaje al tomar una poción. No es literalmente un lupino, pero el núcleo está ahí: Debajo de nuestra piel normal, contamos con una segunda cara, sedienta de sangre. Un arquetipo del género que verás recurriendo (los otros dos arquetipos son “El Vampiro” y “La Cosa Sin Nombre”, algún día vamos a hablar de eso).



¿American Psycho? Hombre lobo.

¿Cabo de Miedo? Hombre lobo.

¿El Silencio de los Inocentes? Hombre lobo.

¿Psycho? Hombre lobo.

¿Repulsion? Hombre lobo.



Es la segmentación freudiana de la personalidad: “Yo, super-yo” y “ello”. Y el “ello” es de corazón salvaje.



Y la lectura es súper pertinente porque, a pesar de ser un producto 100% hollywoodense (no tiene fuente literaria), la película tiene otro cariz: En el guion no existe escena de transformación. Es decir, Larry Talbot es infectado con la maldición, pero él creía que se convertía en lobo.  En realidad era un humano que enloquecía con la luna llena. Un trasfondo psicológico bastante rico. Cuando se sugirió a la Universal, el estudio dijo que “Tenemos que poner a un monstruo. Muy bonito lo psicológico, pero eso al público no le interesa”.



Y no perdemos nada, porque Jack Pierce vuelve a hacer de las suyas. Una de las escenas más importantes (e impresionantes) ocurre cuando llega esa primera luna llena, la que nos dirá si Larry de verdad se volverá un monstruo (spoiler: he does). Los pelos crecen poco a poco con un truco de cámara, hasta revelar uno de los mejores maquillajes del cirujano. De todos los efectos realizados por Pierce, este era el más laborioso; todo el pelo que ves es real y es añadido pizca por pizca. El proceso era tan engorroso que una versión previa fue rechazada contundentemente por aquel actor. Chaney, respetuoso del arte de su padre, aguantó como un macho, macho, varón. Amante del terror y su legado, cada vez que se hizo una película de The Wolf-Man, asumió al personaje con orgullo (“He’s my baby” llegó a decir).



Bela Lugosi vuelve (con un rol homónimo) y la gitana famosa, Maria Ouspenskaya, pone de su parte para formar dos de los más memorables elementos de la película. Debe haber sido raro para Bela participar en otra peli de la Universal donde él no era ni siquiera un actor de reparto, sino casi un extra, su participación es más reducida que la de Ouspensakaya. Para estos años, lo más cerca que Lugosi podía estar de un rol “normal” era pagando su entrada como audiencia.



Después de esta peli, los monstruos de la Universal fueron a lo que es considerado el fin de un ciclo cinematográfico: la parodia. El famoso dúo de comediantes, Abbot y Costello, lanzó una serie de películas exitosas con los monstruos.

“Es que no entiendes” diría Larry Talbot a Lou Costello. “Todas las noches me convierto en… en un animal”.

“Sí, tú y los demás hombres vagabundos”.



A fin de cuentas, la película es una historia gótica sabrosa con un monstruo que camina por el bosque, entre neblina y sombras, una imagen icónica que paga el precio de la entrada. A lo mejor para ti peca de melodramática, pero eran los 40’, baby. Y el paso de Larry Talbot al panteón de los Monsters está bien merecido.

2 comentarios:

  1. De todas las criaturas y monstruos, es el hombre lobo el que jamás ha logrado captar del todo mi atención. Me interesa el enfoque psicológico que resaltas de esta película, y pienso que así sí podría tener una interacción distinta con el personaje. ¡Apuntada en la lista!

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    1. Es que no tienen tantas historias buenas, hay que buscar.

      De Sympathy, está esta... y otra que es la perfecta pa' mí. Ya hablaremos de esa.

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