miércoles, 28 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: El Silencio de los Inocentes (1991)





Título original: The Silence of the Lambs

Director: Jonathan Demme

Guion: Ted Tally

Elenco: Jodie Foster, Anthony Hopkins, Scott Glenn, Ted Levine

Cinematógrafo: Tak Fujimoto

País: Estados Unidos

Año: 1991

Tópicos: Asesinos en serie, terror psicológico, caníbales



Para ser un género que supuestamente victimiza a las mujeres, el terror se gasta tremendas heroínas. Se recuerda a la teniente Ripley, a Nancy Thompson y hasta a Alice (en Day of the Dead). Se ignora con frecuencia a una tipaza, la astuta, determinada (y vulnerable) Clarice Starling, en la grandiosa obra feminista de Jonathan Demme, una de tres películas que ha ganado el Oscar en “las cinco grandes”: Mejor Guion, Mejor Actriz, Mejor Actor, Mejor Director y Mejor Película.

Claro, los críticos se inventaron una, “Eso no es terror, es un thriller”, porque una película de terror jamás podría alcanzar la verdad en el corazón humano. Es perfecta la respuesta que dio Greg Nicotero, “Entonces díganme cuál es el género de una película en que una detective se asocia con un caníbal para capturar a un asesino en serie que despelleja mujeres”. Un tema sórdido que alejó a mucha gente (incluyendo a Gene Hackman): La cadete Clarice es reclutada por el director de ciencias del comportamiento, Jack Crawford, del FBI, para realizar una serie de tests psicológicos al infame “Aníbal el Caníbal”. El asesino en serie es demasiado astuto, ve las tretas de Crawford a kilómetros de distancia y decide no cooperar, sino entregar algo mucho más valioso: La identidad de Buffalo Bill, otro despiadado asesino con cinco víctimas a cuestas.

Antes de entrar en materia, porque esta es profunda: ¡Pendiente con los cameos de Roger Corman y George Romero!

Ahora sí. Esta película no puede faltar en tu colección, así no te guste el terror. Tenemos a un actor inglés de bajo perfil, Anthony Hopkins, que saltó a la fama con su retrato de un hombre bueno atrapado en mente enferma. Es el elemento más fascinante, se conduce durante el metraje como un tiburón humano, en close-ups, hablándonos directamente a nosotros y ocupando toda la pantalla (grandiosa elección de Demme). Es el misterio más grande del film, “¿Cómo un hombre de semejante intelecto es capaz de tales atrocidades?” Pero ese es el corazón del terror psicológico: Hemos visto al diablo y luce como nosotros.

Muchos han interpretado a Crawford, pero Scott Glenn es insuperable para mí. Es un hombre estoico y tras su cubierta profesional podemos sentir que el desapego no es sino una vida en la olla de presión. Basó el personaje en John Douglas, legendario del FBI y acá hay una anécdota ruda. Glenn cuenta que, terminado su período de estudio con Douglas, se despidió agradeciéndole por “dejarme entrar en tu mundo”. El agente se sintió mal con el comentario y le mostró, a continuación, una grabación de dos asesinos en serie torturando a una de sus víctimas. El actor, liberal hasta el momento, rompió en llanto y hasta vomitó. Dice hoy que entiende por qué existe la pena capital. “Ahora ya sabes lo que es estar en mi mundo” sentenció Douglas.

Pero quizá el actor más subestimado es Ted Levine, en el rol de Buffalo Bill. Se ha dicho mucho sobre cómo esta película maneja a los transexuales, pero los personajes lo establecen claramente: Buffalo Bill no es un transexual, pero cree que lo es. De ahí es que Levine construye a su personaje (es lo que tantos actores no entienden, no se trata de leer las líneas, se trata de crear una personalidad). Es un tipo con una profunda crisis de identidad, “Yo ni siquiera creo que sea homosexual” dice el actor. “No está fascinado con los hombres ni le atrae la sexualidad masculina. Quiere ser mujer porque piensa que eso lo acercará a su madre, pero no es la feminidad lo que admira sino el símbolo, lo que representa. Para él, meterse en la piel de una mujer es como un tótem, una capa de poder. Piensa que como tuvo una infancia injusta, está justificado para las cosas que hace ahora”.

Mira la escena en la que se burla de su víctima. No lo hace sino como un hombre hetero fingiendo feminidad. ¿Sabes lo más heavy? Su modus operandi está basado en asesinos reales. Ed Gein (que inspiró a TexasChainsaw) se hacía trajes con pieles humanas. Ted Bundy capturaba a sus víctimas con trucos. Gary Heidnik tenía un pozo en su casa. La cultura pop interpretó muchos elementos mal de esta película, los asesinos en serie no son genios como Hannibal Lecter. En la vida real, son como Buffalo Bill.

Otro detalle: La casa. Tiene una apariencia respetable, mezclándose como una del montón, pero bajo la superficie es una cámara de horrores. Perfecta para su propietario.

Dejé de última a mi adorada Jodie Foster, porque hablar de ella y su papel es hablar del tema principal del film. En su piel (see what I did there?), Clarice Starling es una mujer con debilidad latente, pero haciendo un esfuerzo tremendo por ser fuerte. Hopkins dijo una cosa genial sobre su co-estrella; en el primer encuentro, hay un momento en que Lecter se burla del acento sureño mal disimulado de Clarice. Esa línea fue improvisada por el actor y el acento es el acento real de Foster. Que este desconocido llegara y se burlara de ella tocando un punto vulnerable personal ofendió a la actriz, “Pero la forma en que lo tomó me encanta” dice el actor. “Gira su cara tenuemente, no rompe el personaje, alcanza al corazón de Clarice porque le afecta mucho lo que dije, pero trata de montar una barrera. He tratado de imitar esa reacción muchas veces y nunca he podido, me cuesta incluso describirlo, es hermoso”.
Cada centavo que esa mujer ha ganado con esta película, se lo merece. Estuvo en campaña por interpretar a la agente (el papel estaba destinado a Michelle Pfeiffer), tras haber quedado encantada con el libro. Ella es parte de por qué existe esta película.

Y eso, la feminidad, es el tema central para mí. Por un lado tenemos a este enfermo que no sabe cómo acercarse a las mujeres y está contrariado con su propio género. Es un hombre incómodo en su mundo. Por el otro, tenemos a una mujer en un mundo de hombres. Los detectives siempre son hombres, son ellos los héroes que agarran al toro por los cachos y siguen al mal hasta su guarida. Mira todas las escenas en que Clarice está rodeada de tipos que, a veces, la miran con desdén. “¿Qué hace esta aquí?” parecen decir en la funeraria. “¿Le cambiamos la pistola por una cocinita?”

Es una película en que las mujeres retan a la masculinidad. La senadora Catherine Martin se aprovecha de su estatus de madre para enviar un mensaje al asesino. Es su inteligencia, escondiendo a una mujer de hierro. Clarice se ve asediada por la atención positiva Y negativa, abriendo el film tenemos al doctor baboso. Ella aguanta, desvía el tema, se centra en el profesionalismo. Y cuando el tipo se siente ofendido, usa su sexualidad (“No le dije antes porque no quería perderme el gusto de su compañía”). Incluso la víctima, cuando ya está en el punto en que sólo falta la ejecución, reta al homicida, ve al monstruo a la cara y le saca el dedo medio. ¿Te diste cuenta de lo que pasa en la segunda mitad de película? Clarice da el todo por el todo para salvar a la chica secuestrada, un rol usualmente reservado para un hombre, el caballero que se mete en la guarida del dragón para salvar a la princesa.

Es un mundo de hombres en que las mujeres afirman su identidad. Y las únicas figuras masculinas positivas para Clarice están en su pasado. Crawford es el mejorcito, pero hasta él la manipuló.

También está el tema de la naturaliza bilateral de Lecter, pero ese no es subtexto, está claro a la vista y se ha dicho de todo al respecto.

La película es perfecta, perturbadora, inquietante, hermosa y fascinante. Siempre recomiendo las películas en mis conclusiones (este “festival” es que si mis películas favoritas), pero por los clavos de Cristo crucificado, ve esta película. Este es el por qué la humanidad necesita al cine.

1 comentario: