Director: Kaneto Shindo
Guion: Kaneto Shindo
Elenco: Nobuko Otowa, Jitsuko Yoshimura, Kei Sato, Jukichi Uno
Cinematógrafo: Kiyomi Kuroda
País: Japón
Año: 1964
Tópicos: Terror psicológico, J-Horror, maldiciones
Tema sugerido: Un poco ortodoxo soundtrack que se hizo popular con eltiempo
Para el público
mainstream, sobre todo en nuestros tiempos, el cine de terror japonés parte de Ringu, la famosa película sobre la cinta
de video embrujada, famosa por su remake gringo (The Ring). Pero antes de esa explosión que puso al J-Horror en el
mapa, estaba el clásico de Kaneto Shindo, en
una época en que la audiencia no contaban con las herramientas para
comprenderla.
El cine japonés era visto
como una de dos: Las pelis artísticas de Akira Kurosawa o los festivales de kaijus,
tipo Godzilla, Gamera y Mothra. En ese
contexto, surge esta película sobre dos mujeres que viven en la pobreza extrema
del Japón feudal. Una de las cosas que me gusta de Game of Thrones es el acercamiento realista a la fantasía -si eras
un campesino, te esperaba una vida dura y eso no era muy distinto en el Japón
de la katana (acuérdate de Los Siete
Samurái). Estas dos, La Anciana y La Joven, viven en tal crisis que son carroñeras:
Todo samurái que pasa por la zona malherido es atacado, asesinado y desprovisto
de sus bienes, para la venta. Una existencia miserable de la más estricta
supervivencia.
Dos cosas alteran esta dinámica. Primero, la llegada de Hachi, un hombre que combatió en
la guerra con el hijo de La Anciana (y marido de La Joven). Es él el
superviviente que pronto se les une en la caza de samurái desafortunados y, en
ese día a día, empieza una relación con La Joven. La Anciana, que no toma mucho
para darse cuenta de lo que pasa, se le insinúa a Hachi sin efecto. Debe
tolerar, entonces, las escapadas de La Joven a placeres que ella no puede
aspirar.
Y en una de esas
noches de frustración sexual, ocurre la segunda cosa. Sola, La Anciana es
descubierta en su cabaña por un samurái portando una máscara de demonio. “Es
para proteger mi hermoso rostro” dice el samurái. Un poco extraño, La Anciana
termina matándolo e ideando un bizarro plan: Cada noche en que La Joven sale,
La Anciana se disfraza de demonio, portando la máscara, y la espanta a tal
nivel que la chica cree que es un demonio real el que ha venido a castigarla.
Muy orgullosa se siente La Anciana de su treta, sin saber
que la máscara es una maldición.
El chiste popular
sobre esta película es que los hombres iban a los cines baratos (los famosos grindhouse) para ver lo que las
películas occidentales no podían mostrar. Eran los años en que tenías que
viajar a otra ciudad para ver una película escandinava de alpinistas cachondas
que recorren la pradera desnudas (“propósitos educativos”). Onibaba
es tan franca con la sexualidad que podría pasar por una soft-porn. Los
hombres entraban al cine a ver a estas dos mujeres topless y conseguían un cuento bien tenebroso dañando la vibra.
Porque las escenas son de pesadilla surreal. La máscara del demonio japonesa (hannya) era famosa en
el teatro noh porque dependiendo de la iluminación y la inclinación del actor,
podía ser tenebrosa o triste. Ese
detalle es explotado por el director en tácticas propias del teatro y
aprovechándose de que la cinta está en blanco y negro —toda la película, de
hecho, tiene una fotografía muy bien cuidada.
La ficción de terror
tiene una cualidad bastante moralista. Es cuando Victor Frankenstein rompe las
leyes de la naturaleza que le caen las desgracias. Las muchachas buenas no tienen
por qué temer al vampiro, sólo las lascivas. Si te vas de campamento y te
portas bien no tienes que temer al asesino enmascarado, que sólo ataca a los pecadores.
Acá, la historia es una auténtica
tragedia. Porque sí, las dos mujeres son inescrupulosas (tras recibir la
ayuda de Hachi, dan un gran “golpe” y se dan un banquete con esa plata) y es
por esos pecados (junto a la sexualidad de La Joven que debería estar de luto)
que son castigadas por el destino. Pero ¿no están en esa senda del crimen por
necesidad?
El pozo al que lanzan
los cuerpos confirma el tema: Caos.
No importa las circunstancias, pórtate mal y serás castigado. La máscara es
meramente simbólica, es la marca de los celos, el egoísmo y la indolencia, que
las ha llevado a donde están. El círculo se cierra.
Otro comentario: Si no
has visto cine japonés, tiene un ritmo distinto al occidental (sobre todo el
clásico, el moderno se le está pareciendo más). La película tiene su propia cadencia y vas a conseguir escenas
“demasiado largas” o sin propósito aparente. Recuerda: es otra cultura. Te vas
a acostumbrar rápido y un par de imágenes se te quedarán grabadas de esta, la película con la que el terror japonés
nació.
Muy bueno!!!
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