Título
original: The Exorcist
Director:
William Friedkin
Guion:
William Peter Blatty
Elenco: Jason Miller, Ellen Burstyn, Linda Blair, Max von Sydow
Cinematógrafo: Owen Roizman
País: Estados Unidos
Año: 1973
Tópicos: Demonios, exorcismo, drama
Tema sugerido: Icónico y creepy
Ningún estudio
retrospectivo puede estar completo sin una visión a “la película más aterradora
de todos los tiempos”, un film que si ves hoy, todavía es recontra acojonante
y, sin embargo, posee una hermosa humanidad
y esperanza. Partiendo de la novela de William Peter Blatty (de lo más
aterrador que he leído, a veces más que la película), Friedkin, director de The French Connection, se acercó a esta
película con guantes de cirujano e intelecto. The Exorcist hizo para el
cine terror lo que 2001: A Space Odyssey
hizo por el de ciencia ficción: Embolsillando galardones, le dio credibilidad y
legitimidad al género ante la crítica y la audiencia mainstream.
Vamos a dejar una cosa
en claro: el epónimo “exorcista” no es
el demonio, es el sacerdote que realiza
el exorcismo. En esta película hay dos y, específicamente, nos
referimos al padre Damien Karras.
Karras ha vuelto a
Georgetown, Washington, para hacerse cargo de su anciana madre. La señora vive
en la pobreza y nos da feeling de inmigrante que no se ha adaptado bien y vive
en una burbuja. Damien se siente horrorosamente culpable porque, conforme la
enfermedad avanza, se ve forzado a meterla en un hospital mediocre. Si hubiese
estudiado psicología, habría tenido un título con el qué montar un consultorio
y tendría dinero hoy. Pero se fue por el sacerdocio, siguió su fe y ahora
siente que Dios lo ha abandonado.
Mientras esto ocurre,
la actriz Chris MacNeil atraviesa
dificultades con una película importante, un cruento divorcio y la extraña
enfermedad que afecta a su hija. Manifestándose con ruidos y extraños olores,
la niña ha tenido espasmos y catatonia. Los doctores no saben qué hacer y los
psicólogos están confundidos. Entre más tiempo pasa, peor es la enfermedad y lo
imposible empieza a suceder. A la agnóstica madre le queda una opción: exorcismo.
Y el único sacerdote disponible es el menos indicado, Damien Karras.
¿Será Karras capaz de superar su crisis y descifrar los
misterios de la fe para salvar al perfecto símbolo de la inocencia?
Es de eso de lo que
nos habla la película, más que de cualquier otra cosa: La fe tiene razones que la razón no entiende. Algo que amo sobre
esta película es que no es preachy en su acercamiento al exorcismo o al
catolicismo, no está tratando de evangelizarte. La primera reacción de Karras
ante la situación es “Bueno, señora. Yo le voy a explicar una cosa a usted sobre
el exorcismo. Todo eso es pensamiento mágico. No existe realmente un ‘demonio’
dentro de su hija, pero ella cree que sí. Lo que yo voy a hacer es actuar en la
misma onda y sugerirle que la exorcizo”. Un
acercamiento perfectamente científico y racional. Cuando Regan, la niña,
empieza a hablar en otro idioma y a mover vainas con la mente, la racionalidad
da paso al terror. “Esto no puede estar pasando y sin embargo ahí está”.
TODO EL MUNDO ACTÚA PERFECTO EN ESTA PELÍCULA. Cuando tú contratas a Ellen Burstyn para tu film, le
estás imprimiendo un sello de calidad al producto final. Una de las mejores
actrices de la historia y acá te muestra una desesperación bastante real, una
madre con una hija y su enfermedad incurable. Max von Sydow es otro titán como el sacerdote Lankester Merrin, el hombre de sotana y
arqueólogo. Cuando se nos presenta, sabemos que el tipo está aceptando un
sacrificio porque verle la cara a la oscuridad es lo último que quiere hacer.
Y está Linda Blair, en
el papel de Regan MacNeil. La
demostración de que los Oscar se equivocan (ese año lo ganó otra chama).
Quería comentar aparte a Jason Miller, que retrata
perfectamente a Karras -descrito en el libro con “Llegó a Georgetown y cargaba
su maleta llena de miserias”. The Exorcist son tres historias (la de Karras, la de Chris MacNeil y la de Merrin), pero si hubiese un actor más débil en este papel, toda la película se cae. Es el corazón del cuento, nuestro aliado como audiencia. Es por él (y en menor medida Chris) que experimentamos estos eventos.
Mucho se puede hablar
de esta película y cómo fue grabada. Antes
de que el demonio haga su aparición, ya el escenario está puesto entre crisis
personales y un mundo caótico, milimétricamente medido por Friedkin, con efectos
especiales revolucionarios y una escena climática en que dos incapaces luchan
por la salvación de un alma. El director logró lo que parecía imposible:
incorporó efectos especiales propios del cine fantástico a una película seria. Ya
Polanski había utilizado a la esposa de Frank Sinatra para su Rosemary’s Baby y Hitchcok rompió el
molde usando a la gente más pop del momento en Psycho. Pero acá, Friedkin juntó a lo mejor de los mejor en todos
los campos y se lo plantó a Hollywood de frente. Un tema rara vez explorado en
el cine (incluso el de terror): el
inocente volviéndose el monstruo, en vez de los monstruos alrededor del
inocente. “Estamos en un mundo de pecadores” nos dice la película, “¿qué hacemos
con eso?”
Pendiente de la simbología. Date cuenta de todas las veces en que Karras desciende y asciende, una imágen recurrente como concepto para el personaje. ¿Viste cuándo es el último ascenso?
Cuando la película
salió, la crítica no supo cómo aceptarla. Algunos la reconocieron por la joya
que es, otros la desmeritaron (“¿Tiene monstruos, elfos o naves espaciales? Es
basura”). Pero así como, si te gusta el terror, te la recomiendo en alma,
cuerpo y corazón, te digo: Si eres sensible o no te gusta mucho el terror, no
veas esta vaina. Ni siquiera leas el libro (medio-SPOILERS: ¿Sabes la famosa escena de la araña en las escaleras? En el libro es mucho peor). Repito, si esto no es lo tuyo,
corre sin mirar atrás. Citando de nuevo a Roger Ebert, “Lo que vemos aquí no son los deliciosos susticos de Vincent Price,
esta es una experiencia cruda y dolorosa”. Amén.
Que bien!!!
ResponderEliminarLa vi hace pocos meses, en parte por miedos de infancia que aún no había superado. No entiendo cómo pueden criticarla, en serio. Es una joya.
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