Título original: Freaks
Director: Tod Browning
Guion: Tod Robbins
Elenco: Harry Earles, Olga Baclanova, Henry Victor, Daisy
Earles, Daisy y Violet Hilton, Wallace Ford
Cinematógrafo:
Merritt B. Gerstad
País:
Estados Unidos
Año: 1932
Tópico:
Deformidades, circo, cine transgresor
El
cine de terror se fundamenta en la evocación de sentimientos desagradables.
Busca impresionarte, incomodarte, hacer que, cuando las luces se apaguen y todo
está en silencio, te arrepientas por tu curiosidad. He ido al cine muchas veces
a ver películas de terror y siempre consigo gente que se queja al salir por
problemas no del film, sino de sus expectativas. Es el “pacto tácito” de la teoría
cinematográfica, la película “te ofrece” algo y tú vas a ver lo “ofrecido”. Porque
si vas a ver una película titulada “Masacre
en Texas”, no sé por qué otra cosa estás pagando la entrada.
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Browning les entregó Freaks, la historia de una hermosa trapecista, Cleopatra, que está “enamorada” de uno de los enanos del circo, Hans. Y lo pongo así, entre comillas, porque el verdadero interés de Cleo yace en la herencia que obtendrá al casarse con el enano y asesinarlo. Disfrutará el dinero con su amante, Hércules, el fortachón del circo.
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La trama no es nada de qué escandalizarse, ¿verdad? Bueno, Browning cometió el error de contratar a freaks reales para la película (recuerda los problemas que Frankenstein tuvo con la censura, recueda el contexto histórico en el que estamos hablando). Así, tienes a Johnny Eck (“El mitad-de-hombre”), Martha Morris (“La mujer sin Brazos”), Josephine-Joseph (“El Hermafrodita”), Olga Roderick (“La Mujer Barbuda”), Prince Randian (“El Torso Humano”), las hermanas Daisy y Violet Hilton (“Las Siamesas”), Peter Robinson (“El Esqueleto Viviente”), Koo Koo (“La Mujer Pájaro”) y Elvira y Jennie Lee, junto a Schlitze (“Los Cabeza de Chorlito”). Es importante resaltar que la película no es amarillista ni grotesca en su acercamiento: La película funciona como un “Circus Confidential”, lo que ocurre tras cámaras en la vida circense. La apuesta de Browning era que, sí, la audiencia se impresionara, pero fuese capaz de superar el estigma y ver que, en realidad, los “freaks” son gente normal, con sentimientos, que funcionan como una familia con alegrías y pesares. Estaba retando las sensibilidades de la audiencia hacia estos artistas (que lo eran, y muchos hacen sus trucos para la cámara –notable Prince Randian, nacido sin brazos ni piernas, armando, encendiendo y fumando un cigarrillo). En realidad, si tú ves Freaks, te identificas es con ellos, no con Cleopatra o Hércules, que resultan ser los verdaderamente malvados, a pesar de ser ideales de físico.
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Y, por si te lo preguntas, los freaks no eran explotados. Browning los quería y respetaba y muchos de ellos (como las siamesas Hilton), sólo fueron apreciados durante el rodaje de la película. Schlitze (uno de los microcefálicos), por ejemplo, sólo entró en depresión cuando “por razones humanitarias”, se le sacó del circo a un hospital; su ánimo mejoró tan pronto volvió a las luces. Lo suyo era cantar y bailar para la gente. Los freak shows le proporcionaban a “los anormales” un entorno en el que ser queridos, apreciados y aceptados y ese es uno de los temas principales del film.
Browning, entre los performers.
Pero
para el público de 1932, la película fue “una abominación”.
La MGM demandó numerosos cortes (muchos de los cuales son fragmentos perdidos
para siempre) y aun así, el resultado final fue impresentable. Los críticos destruyeron al film (permaneció
prohibido por 30 años en el Reino Unido). No era una cosa de “No me gustó la
película, no me gustó la historia”; era “Esta película es aberrante, producto
de una mente enferma y no muestra sino asquerosidades repulsivas”. En Harrison’s Report, el crítico escribió
“Cualquiera que considere que esto es entretenimiento debería ser internado en
el manicomio”. The Kansas City Star:
“No hay excusa para esta película. Hace falta una mente débil para producirla y
estómago fuerte para verla”. Pocos, como el New
York Herald Tribune, fueron capaces de aventurarse, “La película es
obviamente un desagradable y repulsivo producto (…), pero de cierta manera, no
sólo es emocionante sino ocasionalmente conmovedora”.
Imagino que la escena que para mí es la piéce de résistance, aquella en que los freaks lanzan su venganza en una noche de tormenta, se le habrá grabado a mucha gente en las retinas, coronada sólo por un final perfecto de terror.
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El film aún es más o menos oscuro (en el sentido de que no es tan famoso), de manera que nadie lo va a comentar en tus reuniones de niñitos hípsters imbéciles donde todos hablan de las mismas películas (demostrando que realmente nadie ha visto nada) y existe una exagerada preocupación por lo políticamente correcto (muchas audiencias modernas son repugnantemente conservadoras), pero si te interesa el cine, no digamos el cine de terror, sino el séptimo arte en general, Freaks es una película que no puedes ignorar.
Genial !!!
ResponderEliminarUna película difícil de olvidar.
EliminarAh, los circos... Como espectáculo me producen un sentimiento que no sé explicar, pero que me impide totalmente asistir a verlos. ¿Me pasará lo mismo con Freaks? Ya veremos.
ResponderEliminarMente abierta y resistencia. Tiene imágenes que no son tan fáciles, pero es una buena historia.
EliminarAh, los circos... Como espectáculo me producen un sentimiento que no sé explicar, pero que me impide totalmente asistir a verlos. ¿Me pasará lo mismo con Freaks? Ya veremos.
ResponderEliminarAh, los circos... Como espectáculo me producen un sentimiento que no sé explicar, pero que me impide totalmente asistir a verlos. ¿Me pasará lo mismo con Freaks? Ya veremos.
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