viernes, 9 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: La Maldición de Frankenstein (1957)




Título original: The Curse of Frankenstein
 

Director: Terence Fisher
 

Guion: Jimmy Sangster
 

Elenco: Peter Cushing, Christopher Lee, Robert Urquhart, Valerie Gaunt
 

Cinematógrafo: Jack Asher
 

País: Reino Unido
 

Año: 1957
 

Tópicos: Monstruos, científicos locos, gótico
 

Tema sugerido: James Bernard hizo soundtracks icónicos para la Hammer. 

Tendría como nueve, diez años el día de escuela en que me quedé en casa. No recuerdo exactamente por qué, estaría enfermo, y esa mañana a alguien en Cinemax se le ocurrió que sería una buena idea pasar “La Maldición de Frankenstein”. A esa edad, sabía que la palabra “maldición” estaba relacionada con el terror y “Frankenstein” estaba empatada con un monstruo. Por supuesto que me puse a verla y esa es la historia de cómo me enamoré de esa productora, la legendaria casa británica del terror, Hammer.



En la época, era impensable que alguien tratara de calzarse los zapatos que hicieron famosos a los Universal Monsters y la productora americana luchó por prohibir la producción. La historia original es de dominio público (lo que quiere decir que cualquiera puede hacer una película del tema), pero Universal era celosa, amenazando con acción penal. “Vas a poder hacer la película” decidió al fin, “pero ni se te ocurra utilizar nada de lo nuestro. En especial el maquillaje de Jack Pierce. Tenemos el copyright de ese personaje y ese look. Buena suerte”. La solución de la Hammer fue sencilla, tú sabes, poca cosa: Vamos a reinventar al cine de terror. 

Dicen que las crisis son oportunidades y Hammer se lo tomó a pecho. Bajo la dirección de Terence Fisher, uno de los genios del terror, el monstruo era apenas similar en concepto al de la Universal. No tenía la cabeza chata, ni los tornillos en el cuello, parecía lo que era: un putrefacto muerto viviente. El toque de oro se lo pone, de nuevo, su intérprete, el legendario Christopher Lee (sin el cual, el maquillaje habría sido inútil). Existe una gran diferencia entre ponerse un traje de monstruo y actuar como un monstruo y en eso Lee dictaba cátedra. Mira la escena en que el Barón Frankenstein le ordena sentarse y dime si esa criatura es humana. Antes de ser quien conocemos, era el primo de Ian Fleming (creador de James Bond), luchando por labrarse una carrera. Lee fue elegido por su estatura más que su talento. Cuando leyó el guión, se acercó a su amigo, Peter Cushing. “¿Qué es esto?” dijo, “¡No tengo ninguna línea!”

“Dale gracias a dios” contestó Cushing, “¿viste la clase de cosas que yo tengo que decir?”



Michael Carreras (head honcho de Hammer) también lo leyó. “Era terrible. Los sets no estaban bien señalizados ni decía si las escenas eran de DÍA o de NOCHE. En total, daba para cincuenta y cinco minutos de película y necesitábamos noventa”.

“Estamos muy preocupados con el tono del guion” dijo la censura británica en 1956. “Se enfoca mucho en el terror y las tripas en horrible detalle, va mucho más allá de lo que estamos acostumbrados a ver, incluso en películas censura ‘X’. Me temo que no podemos aceptar al guion en su presente forma y les enviamos una copia con nuestras anotaciones, para cambios sugeridos”.

Es decir que había crisis y riesgos por todos lados. Para que tengas contexto, una censura X quiere decir que el contenido gráfico es explícito, bien sea en violencia o sexo. Como se asocia al porno, una película censura X aliena a una buena parte del público, cortando tus ingresos potenciales (por eso tenemos hoy en día a Hollywood haciendo películas de Depredador censura PG –apto para adolescentes y adultos).

Aquí es que es importante tener a un buen productor y no un mero ejecutivo. “Vamos a hacer la película tal y como sale en el guión” dijo Tony Hinds. El tipo entendía que modificar la calidad gráfica – hasta este punto existía el mito de que el terror debía ser en blanco y negro y Hammer se lanzó a todo color- dañaría el resultado. No quiero imaginar la olla en presión en la que estaría Carreras.



Pero fue una elección inspirada. Esta película no se enfoca en el monstruo y sus desventuras, sino en el creador, que esta vez sí es el Barón Victor Frankenstein. Donde el Henry de Colin Clive era delirante, el Victor de Cushing es la cúspide de los científicos locos. Obsesionado con la infusión de vida a tejido muerto, el joven Frankenstein se dedica a la medicina desde muy temprana edad, ayudado por su tutor, Paul Krempe. Cuando alcanza la adultez, se ha labrado éxitos que lo empujan a una ambiciosa idea: devolverle la vida a un ser humano. ¿Qué ocurre cuando su “humano perfecto” resulta ser una abominación?

 Me encanta la actuación de Peter Cushing. Mucha gente lo conoce más por su papel en Drácula, pero para mí es un villano insuperable. A lo largo de la película se mueve como pez en el agua, impulsado por manía y maldad. Paul pronto se asusta al descubrir la naturaleza de Victor (“No he lastimado a nadie, sólo robé unas tumbas”), pero el barón es inamovible. En una escena que adoro, Paul le pregunta “¿Y el cerebro? ¿De dónde se supone que vas a sacar un cerebro fresco?”

Cushing desvía la mirada, cargada de determinación y un brillo de locura: “I’ll get it”. 

Es la clase de momentos que ves y sabes que this motherfucker is up to no good. Pero es imposible dejar de ver.

Podemos pasar horas hablando de la dirección de Terence Fisher (la escena en la que el monstruo aparece es cosa de genios) y las contribuciones de Bernard Robinson y Jack Asher en el look del film, pero basta con decir que dictaron lo que el terror debía ser durante décadas.


El tono seguía siendo gótico –Hammer perfeccionó al estilo- y, para la época, controversial (aunque hoy es pacato). El monstruo es francamente horroroso y las mujeres se pasean en hermosos vestidos con pronunciados escotes –añadiendo un elemento de erotismo al terror, icónico de la Hammer. 

La crítica, por supuesto, la odió. The Tribune sentenció que el film era “deprimente y degradante para cualquiera que amara al cine”. Harrison’s Reports aseguró que la película era “Extremadamente grotesca”, pero aseguró que estaba “muy bien producida, filmada y actuada”.

El público la amó y todo el que participó en ella saltó al estrellato. Cushing, que era un actor de televisión, se volvió un actor influyente y legendario y Christopher Lee pasó a su papel más famoso: El Conde Drácula.

Las Frankenstein de la Universal son buenas e icónicas, pero si yo tuviese que elegir una Frankenstein para llevármela de viaje al espacio, esta sería la elegida. No existe mejor introducción al awesome que es Hammer Films. Otra que te recomiendo con todo el corazón, tremenda película.



3 comentarios:

  1. Valga entonces la comparación entre ambas, si esta es tan buena. Además, Christopher Lee es un plus.

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    1. Y Peter Cushing. Es más desconocido en la actualidad, pero una vez lo veas, se hará uno de tus actores de culto, créeme.

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