viernes, 23 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: Alien (1979)





Director: Ridley Scott

Guion: Dan O’Bannon, Ronald Shusett

Elenco: Sigourney Weaver, Tom Skerritt, John Hurt, Yaphet Kotto, Ian Holm, Veronica Cartwright, Harry Dean Stanton

Cinematógrafo: Derek Vanlint

País: Reino Unido

Año: 1979

Tópicos: Extraterrestres, sci-fi, terror corporal



Como podrás ver, los 70’ fue una excelente década para el terror, la segunda era dorada. Mira el breve espacio en que salieron tantos clásicos, cerrando con una mezcla magnánima de terror y ciencia ficción; La unión no era original (The Thing From Another World, Invasion of the Body Snatchers), pero la película originalmente titulada “Starbeast” nos enseñó que debemos tener cuidado sobre cómo exploramos, porque en el espacio nadie te oirá gritar.

La tripulación de la nave comercial Nostromo ve interrumpido su viaje a casa por una misteriosa señal. Obligados por ley a investigar todo indicio de vida extraterrestre, estos “camioneros espaciales” desvían su trayectoria para aterrizar en un pequeño planeta. La maravilla ocurre casi de inmediato cuando los exploradores descubren lo que parece ser una nave abandonada. Se dan cuenta demasiado tarde de que la señal era realmente una advertencia y cuando vuelven al Nostromo, hay un octavo pasajero…

Ese era el título en español, por cierto. Usualmente la gente que cambia los títulos hace una labor lamentable (The Hills Have Eyes = El Despertar del Diablo, una vaina que no tiene nada qué ver), pero esta vez no está mal. Es misterioso y apropiado, “El Octavo Pasajero”.

Si no has visto Alien, ve a verla. No averigües nada y vela hoy. Te espera tremenda historia.

Ver esta película (quizá la más fluida del viejo ciclo de Scott) es observar una sinfonía de tensión creciente. Mucho antes de que el terror empiece, tenemos una dirección artística que se ha vuelto icónica. Es una forma de futurismo que me encanta (hecha sin intensión), el retro-futurismo, una visión a lo que nos espera, pero con un pie en el pasado. La ropa tiene un toque setentero, las computadoras son avanzadísimas pero a vectores, toda la Nostromo tiene tintes industriales, a medio camino entre 2001: A Space Oddysey y las naves reales. Parece una plataforma petrolera flotante.

Y aterrizan entonces en el planeta y entra el otro componente, la dirección artística de H.R. Giger, creador de la epónima criatura. El propósito era transmitir que en esa nave no hay un toque de humanidad y se logró. El alien ha pasado a ser uno de los símbolos de la cultura popular, de forma que no creo que haya alguien que se aterre al verlo como se aterraron en 1979, pero si ves Alien hoy, es una demostración de que no importa tanto el monstruo, o el diseño de la criatura (que, dicho eso, es fieramente original). Importa el acercamiento que tomes.

Desde que el alien hace su aparición, la vaina se desarrolla como un misterio que sabemos que va a terminar mal, pero somos incapaces de voltear. Kane, uno de los miembros del equipo, termina con una cosa pegada al rostro. Esa palabra lo describe bien, “cosa”, porque aunque queda evidenciado que existe vida alienígena (experimento exitoso, yay), su biología es tan extraña que es impredecible en su proceder. Si no sabes lo que pasa después, no te voy a spoilear una de las escenas más arrechas del cine (trivia: los actores no sabían qué iba a pasar, la famosa escena era descrita con ambigüedad en el guión –el shock y el terror que ves es real), pero basta con decir que de ahí en adelante, una mano te toma de la garganta y no te suelta. Es un escenario horroroso: estamos atrapados en el fucking espacio con un monstruo cazándonos. No podemos irnos a animación suspendida y no podemos vencerlo en combate. El concepto, “una mansión embrujada en el espacio”, suena tonto en papel y brillante en celuloide.

“La gente me dijo muchas veces ‘te copiaste de esto’ o ‘te copiaste de lo otro’” dijo Dan O’Bannon. “La verdad es que se equivocaron porque me copié de todo el mundo”. El balance es impecable entre unos astronautas que nos podemos creer y una aberración de la que no sabemos qué esperar (al sol de hoy, nadie sabe cuán inteligente es realmente un xenomorfo, por ejemplo).

Pero eso no fue lo único en lo que la película fue revolucionaria. Hasta acá, te va a costar conseguir a una heroína en el cine, una mujer que se ponga los pantalones y asuma las riendas de la situación (en el cine blacksploitation se estaba dejando ver, pero distaba mucho de ser mainstream). Cuando el monstruo sale, las mujeres se aterran y se vuelven histéricas.

Lambert, una de las chicas (grandiosa actuación de Veronica Cartwright, uno de los retratos de pánico más realistas alguna vez grabados), cumple con el cliché, pero la otra mujer, Ellen Ripley, está dispuesta a sobrevivir a como dé lugar. No estamos hablando de las defensas de Laurie Strode en Halloween, Ripley es un líder que no desea serlo. La parte que mejor lo demuestra es una de mis escenas favoritas del cine. El director le pidió a Yaphet Kotto, que hace de Parker, que no dejara terminar su diálogo a Sigourney Weaver, que ya estaba estresada por una reacción alérgica repentina. Esta es la escena en la que Ripley está tratando de explicar el curso a seguir.

“Let’s talk about killing it” dice Ripley.

“All I’m saying is…” Parker interrumpiendo.

“We know it’s using the air shaft --WILL YOU LISTEN TO ME, PARKER?” Weaver no rompe personaje.

“Let’s hear it”.

“SHUT UP”.

“Tell me”.

“We’ll blow the creature out of the main hatch, is that plan acceptable to you?

Parker encoje los hombros, “If it means killing it…”

“OBVIOUSLY it means killing it”.

Repito, esa escena fue una mezcla de actuación con improvisación. Ridley Scott fuckeó la mente de sus actores.

Entonces Ripley se vuelve el bastión moral de los supervivientes accidentalmente. No sientes que la película está tratando de ser feminista. Simplemente ocurre, las circunstancias son estas y alguien tiene que tomar el control.

La saga de Alien ha tenido mejores días, pero es una mitología legendaria, afirmada con una espectacular secuela (de la mano de James Cameron) y una incomprendida, mutilada conclusión (de la mano de David Fincher). Es una de esas películas que te galvaniza la imaginación, termina y quedas deseando saber más sobre ese mundo, sobre la criatura, sobre qué pasó después. Mención especial para el tremendo score de Jerry Goldsmith, quizá su mejor trabajo. Lejos de proveer un soundtrack de ambiente, se lanzó un disco de tinte artístico que puedes oír separado del film (Vangelis haría lo mismo en otra película de Scott, Blade Runner).

Ayer dije que si me dejaban en una isla desierta, me llevaría Dawn of the Dead. Hoy te digo que si me dejan llevar dos películas, Alien sería la elegida. La película es un espectáculo, es la razón de por qué amamos al cine.
 

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