domingo, 25 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: Un Hombre Lobo Americano en Londres (1981)


Título original: An American Werewolf in London

Director: John Landis

Guion: John Landis

Elenco: David Naughton, Griffin Dunne, Jenny Agutter, John Woodvine

Cinematógrafo: Robert Paynter

País: Reino Unido

Año: 1981

Tópicos: Hombres lobo, comedia, muertos vivientes



Los hombres lobo no pegan una. Hoy están en un festival de hormonas: chicas que los ven como atractivos pero prohibidos amores y chicos que los ven como bárbaros monstruos que patean culos y son invencibles. A principios de los 80, también hubo otra fiebre, corta, pero con varios productos notables. Y no es que An American Werewolf in London se lo tome con toda la seriedad del mundo, pero su ejecución es impecable y la película es, quizá, la mejor sobre este monstruo.

Dos mochileros gringos, David Kessler y Jack Goodman, recorren la campiña británica, deteniéndose en un aislado pub (El Cordero Degollado, un nombre bien ominous). Son mal recibidos, es una mala noche y nuestros muchachos ignoran por qué. Apenas ponen pie en el campo, expulsados del local, son atacados por una bestia que, observa David, se vuelve humana bajo los disparos.
El tiempo ha pasado y ahora David se recupera en Londres. Ennoviado con una de sus enfermeras, que la tragedia es cosa del pasado, pero un emisario del más allá está aquí para rezar la maldición: David, fuiste atacado por un hombre lobo. Y con la próxima luna llena, vas a salir a matar.

Esta es una de esas películas que el canal USA pasaba los sábados, cuando se daba “Sábados de Sci-Fi”, un festival maravilloso de cine fantástico y terror hasta adentrada la madrugada. Memorias hermosas. Las películas que daban no siempre eran buenas, pero eso le daba emoción. Anuncian una con un título irresistible y, minutos más tarde, ya estaba sometido por una trama bien construida y un guión inteligente. American Werewolf es una de esas películas que se toma a pecho la regla “No le expliques a la audiencia las cosas, muéstralas”. Así, al saberse maldito, David se da cuenta de que esto debe ser una película de terror y hasta referencia a otro clásico. Viene la luna llena y sospechamos que la maldición se cumplirá, pero no imaginamos cómo –y entran en juego LOS EFECTOS ESPECIALES DE RICK BAKER. Amante del terror, Baker (que ganó el Oscar por su epopeya) nos proporciona algo todavía impresionante. En antaño, la transformación se hacía con trucos de cámara, dándonos criaturas homínidas bípedas.

Acá, el monstruo es un Goliat gigantesco más cerca del lobo que del hombre. Hoy, este es el look estándar del hombre lobo, pero en aquel momento era una vaina súper chocante, primero porque no lo esperas, segundo porque la transformación ocurre ante nuestros ojos (vela en el contexto de la película, no la busques por YouTube, vela en el contexto de la historia). Una vez asistí a una conferencia de efectos especiales en EEUU (true story) y la escena que utilizaron para demostrar lo lejos que se puede llegar no fue de Transformers, no fue Underworld. Fue de acá, una referencia obligada y siempre vigente. En los 90’ se hizo una secuela, An American Werewolf in Paris, sustituyendo todos los efectos especiales prácticos (es decir, hechos a mano con materiales tradicionales) con efectos computarizados. The movie looks like a piece of shit. Los efectos especiales prácticos le otorgan una presencia física a las cosas que las computadoras no son capaces de emular, salvo en las manos de muy específicas personas (Spielberg es uno). ¿Otro ejemplo? ¿Sabes la nueva Mad Max? Efectos prácticos. A punta de acróbatas y especialistas.

Lo otro destacable es el sentido del humor. Me encanta cómo John Landis (director de comedia) maneja lo macabro con una alfombra de chiste. Una escena normal hasta que ocurre algo fantástico con un deje de absurdo. En vez de romper en risa, los personajes siguen la burla con toda la seriedad del mundo –“Life mocks me even in death!”. He visto esto imitado muchas veces (quien mejor lo logra es Joss Whedon), la posibilidad de ver al fantasma a la cara y decirle “...creo que lo más terrorífico es tu olor”. Si no has visto la peli, capaz no entiendes lo que estoy diciendo, pero no puedo contarte nada sin spoilearlo. Y vale la pena que lo veas por ti mismo.

Siempre que veo esta película me pregunto qué haría yo en una situación así. Es una de esas películas que no quieres que se acabe porque tiene mucha, mucha tela de dónde cortar. ¿Seguirías irresponsable, convirtiéndote con cada luna llena? ¿Te encerrarías para tratar de salvar a los inocentes? ¿Te suicidarías? ¿Y cómo haces para escondérselo a la sociedad? Hay películas que deseo que fuesen libros (un largometraje de 90 minutos nunca va a alcanzar el nivel de detalle de un libro de 400 páginas) y este ejemplo es insigne. Mind you, casi todo acá es original en cuanto a mitología, creo que ya dijimos que el hombre lobo no cuenta con una pieza bibliográfica que establezca los preceptos con firmeza. Hay mucho de acá que vemos por primera vez. Decir que había creatividad a millón es quedarnos un poco cortos.


Para Landis, hacer la película fue una proeza de más de diez años. De viaje por Rumania, si no me equivoco, observó cómo unos campesinos le daban funeral a un lugareño, protegiéndose con glifos y encantos de la posibilidad del retorno indeseado. Al director le fascinó que en pleno siglo XX, hubiese gente con supersticiones tan afincadas en el oscurantismo. Madurando la idea, ejecuta su comedia terrorífica sin esfuerzo, a punta de un guión inteligente, actuaciones sólidas y escenas maravillosas. Pocas películas ejemplifican al cine fantastiterrorífico como esta. Si te quieres impresionar, pero te quieres reír, o sólo quieres la que, en mi opinión, es la mejor película de licántropos que se ha hecho, no mires pa’ los lados. Ven a darte un paseíto por la campiña bajo la luna llena.

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