Director: Dario Argento
Guion: Dario Argento, Daria Nicolodi
Elenco: Jessica Harper, Stefania Casini, Flavio Bucci, Miguel
Bosé, Udo Kier
Cinematógrafo: Luciano Tovoli
País: Italia
Año: 1977
Tópicos: Brujería, arthouse, surrealismo
Tema sugerido: Mi soundtrack favorito del terror, la obra maestra de Goblin
Italia tiene un romance hermoso con el cine de terror. Son los amos del euro-horror, un subgénero que floreció
a finales de los 60’ y se apagó a mitad de los 80’, por causas que algún día
comentaremos. Es muy particular, porque
parte de la vibra, del ambiente, de imágenes y sonido y no tanto de la trama.
Esto lo hace muy inclinado al arthouse
film, que es una característica del cine clásico europeo (¿recuerdas a la
alemana Caligari?). Si miras hacia atrás, las técnicas del spaghetti
western fueron revolucionarias porque venían como una gran opera. El soundtrack
estaba empatado con las imágenes como no se había visto antes, si Sergio Leone
levantaba la cámara en una grúa para que tuvieses perspectiva de todo el pueblo
en Once Upon a Time in the West, la
música de Morricone estudiaba la escena y amplificaba el feeling. Esa es una práctica común del cine hoy. Y empezó
en Italia.
Ian Olney dice en su
libro Euro Horror que el euro “favorece tramas ligeramente estructuradas
y subjetividad psicológica intensa, empujando las barreras de lo que era
aceptado en pantalla, tanto en sexo como violencia. Más aún, tiende a la
experimentación atrevida con diseño, color, luces, cámara, edición y sonido. De
hecho, la línea entre el cine artístico y el terror europeo es difícil de
discernir”.
No te miento, es un
gusto adquirido. Para un cristiano, todo esto quiere decir que vas a ver una película que se ve muy bien,
pero tienes que asumir muchas cosas. Un sabor de cine totalmente diferente.
Tiene verdaderas joyas, que incluyen a la Hammer y llegan a The Beyond. Ruggero Deodato, Joe D’Amato,
Lucio Fulci, Mario Bava, Umberto Lenzi (y eso sin meternos en el western), una
vez les agarras el truco es fácil dejarse seducir.
El alumno más insigne
del spaghetti gore es Dario Argento, un
tipo que empezó como crítico de cine y pasó a dirigir, con distinguidos
resultados, sus películas gialli. Una película giallo es una historia de
violencia súper gráfica centrada en un misterio. Denominado “el Hitchcock
italiano”, nos otorgó sendos gialli, L’uccello
Dalle Piume di Cristallo (“El Ave con Plumaje de Cristal”, tremendo título)
y Profondo Rosso, afirmando una
presencia en el panorama mundial. Este es el hombre que se fue a conocer a
George Romero y le dijo “Me encantó tu película. Tienes que hacer una secuela”.
Romero dijo “Bueno, es
que tengo que conseguir la plata…”
“Yo la financio” dijo
Argento. “Ven a Roma a escribir el guión. Yo consigo los productores”.
El resultado fue una película legendaria, que es un cuento para otro día. Pero lo que te quiero
decir con esto es que Argento era un
apasionado del género.
Y así nos presenta su
obra maestra, la embrujada y maléfica Suspiria, lo más cercano que yo he
visto a una imitación fiel de una pesadilla. Pueden pasar los siglos de los
siglos y nunca dejará de ser tenebrosa.
Suzy Banyon es una bailarina novicia, venida a la Tanz Akademie de los bosques
alemanes para perfeccionar su técnica. El momento es inoportuno: Una serie de
asesinatos tiene a los lugareños con los pelos de punta y no toma mucho tiempo
para que Suzy sospeche que su academia de danza está en el ojo del huracán. Mientras
el cerco de muerte se cierra, se hace evidente una maldad inimaginable y
milenaria.
Amo la mitología de
esta película y sus secuelas. Existen tres madres, poderosas brujas que han
alcanzado tal poder que son capaces de manipular a las fuerzas primordiales del
mundo. Amantes de la noche, son Mater
Suspiriorum (o Madre de los Suspiros, sobre la que versa esta película), Mater Tenebrarum (Madre de las Sombras,
aparecida en la secuela de esta película, Inferno)
y Mater Lachrymarum (o Madre de las
Lágrimas, aparecida en la tercera parte, Mother
of Tears). Paridas de la mente de Argento y su amante de toda la vida,
Daria Nicolodi, lo que se hizo fue mezclar el ensayo Suspiria de Profundis con una historia de la infancia de Nicolodi
(cuya abuela, cuenta, participó en una
academia artística que poseía, entre los cursos, brujería).
Puedes tomar cualquier cuadro de este film, imprimirlo en
papel fotográfico y montarlo en la pared de tu casa. La dirección
artística de Suspiria no tiene parangón. El manejo de los colores y la
cinematografía nos otorga una pieza que, aparte de escalofriante, es avant-garde. Es una de esas
películas que puedes pausar en cualquier momento y vas a quedar con una obra de
arte. Eso es lo primero que salta a la atención: Tiene una estética preciosa
(producto de un proceso del tecnicolor, una de las últimas películas grabadas
con este método).
Y fue hecho con
maldad, para manipularnos y transmitirnos ese feeling de cuento de hadas
(fíjate en que toda la arquitectura es demasiado grande, para hacer ver a los
actores más pequeños de lo que son). El
resultado es una película bastante surreal. Te repito, a veces peca de poco
lógica, ¿pero las pesadillas no son así mismo? Donde Polanski nos sembró la
paranoia con la secta de su Rosemary’s
Baby (algún día la discutiremos), Argento
no está tan enfocado en la lógica interna del film, sino en los efectos sobre
el público. “Todo está narrado desde la perspectiva de un niño” dijo en una
ocasión. “Quería que las actrices parecieran cada vez más pequeñas y
adolescentes”.
Pionera en su empleo
de la tecnología (fue el primer film italiano en usar una steadicam) y su
revolucionario soundtrack, Suspiria es un
tratado sobre el caos mágico (y maligno) que yace bajo la superficie banal del
día a día, la película que arranca donde muchas terminan (uno de los
inicios más efectivos del género). La pieza grandiosa del euro-horror.
Excelente!
ResponderEliminar