miércoles, 24 de octubre de 2018

SYMPATHY FOR THE CREATURE 4: Phantasm


Título original: Phantasm

Director: Don Coscarelli

Libreto: Don Coscarelli

Elenco: A. Michael Baldwin, Angus Scrimm

Cinematógrafo: Don Coscarelli

País: Estados Unidos

Año: 1979

Subgénero: Gore

Tagline: Si quieres terror con bolas… ¡aquí está!


Review por: Lore;

El diccionario Merriam-Webster define el término Phantasm (Fantasma) como: “1) un producto de una fantasía tal como: a) una aparición engañosa, b) un fantasma o espectro, c) un fragmento de la imaginación;  2) La representación mental de un objeto sólido o real”.

Aunque no contenga ningún espectro como tal, el filme con este nombre dirigido en 1979 por Don Coscarelli sí que obedece a esos conceptos, porque se trata de una larga y terrible ilusión que nunca ofrece alivio, y cada resolución es un engaño que solo enmascara un nuevo horror.

Phantasm es una obra que rompe con la norma de “no meterle demasiado a la historia”, porque te la presenta de forma increíble, y sobre todo fluida, un cóctel de elementos que se quedan en tu cabeza: muertos vivientes, armas inteligentes, monstruos de otra dimensión, cambia-formas, sujetos aterradores de saco y corbata negra, objetos inanimados que cobran vida, y el vacío de la muerte.

Tras el deceso de sus padres, Michael Pearson no ha sido el mismo. Es por eso que cuando un amigo de la familia perece, su hermano Jody decide no llevarlo al sepelio, ignorando que Mike ya se acercó al sitio para ver por sí mismo otra cosa: un Hombre Alto cargando el ataúd del amigo y llevándoselo, en vez de completar el entierro. Jody al principio no cree el cuento, pero conforme las pesquisas de Mike sobre el Hombre Alto se hacen más profundas, más terribles son los descubrimientos.

Porque ese sepulturero, más allá de ser anormal, no es un ser humano ni de este mundo, y sus instrumentos, su esfera inteligente, su ejército de zombies enanos (no se rían, por favor), y sus portales a planos desolados, son la demostración de que fuerzas siniestras buscan tomar control de nuestra realidad.

La estética de Phantasm ya indica al público que está frente a una pesadilla larga: pasillos de mármol blanco con elementos rojos y negros, interiores donde las sombras son más densas, habitaciones blancas con portales a tierras rojas o negras.

En algunas escenas, uno casi puede ver el germen de películas como A Nightmare on Elm Street (1984), Dark City (1998) y The Matrix (2000); algunas obras que influenció el ícono de Coscarelli, cuyo Hombre Alto (encarnado por el inquietante Angus Scrimm), esfera en mano, se volvió uno de los “monstruos” más famosos entre adeptos del cine serie B, a pesar de no ser tan reconocido como, digamos, su “sucesor espiritual”, Freddy Krueger.


Al poco tiempo de su estreno, Phantasm entró en la categoría de culto, y aunque Coscarelli dirigió unas cuantas secuelas en las que la trama era más o menos la misma, ninguna de ellas logró alcanzar el estatus de la primera. Quizás por lo difícil de igualar el pavor que creó en los espectadores, esa ansiedad que crean las pesadillas cuando crees que ya despertaste, pero tan solo rasgaste un velo del cosmos onírico que te atrapó, y buscará consumirte a como dé lugar. 

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