jueves, 25 de octubre de 2018

SYMPATHY FOR THE CREATURE 4: La Garra Gigante


Título original: The Giant Claw

Director: Fred F. Sears

Libreto: Paul Gangelin, Samuel Newman

Elenco: Jeff Morrow, Mara Corday

Cinematógrafo: Benjamin H. Kline

País: Estados Unidos

Año: 1957

Subgénero: Kaiju

Tagline: ¡Una bestia voladora de cielos prehistóricos!


Review por: Drax;

¿Sabes qué subgénero de serie B es una delicia? Los terrores científicos de los 50’. Todo es paranoia por lo que el átomo desató y los monstruos son mutantes y gigantes y radiactivos, con una respuesta que casi siempre viene desde el Estado norteamericano, con héroes guapos de quijadas pronunciadas, y encantadoras Bettys que servirían de dóciles esposas. Sean pulpos gigantes o marcianos de gigantes cerebros, we got apple pie and coca-cola to fight for the American way!

La peli más significativa de monstruos gigantes es, por supuesto, Gojira, la forma en que la Toho tuvo de encarnar sus terrores tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Se inaugura así el cine de kaijus, terrores nucleares, mutaciones hórridas. ¿Sabes qué es interesante? Los japoneses hicieron una película en los 50’ sobre un monstruo gigante que destruye Tokio, como alegoría a lo que los gringos les hicieron y, cincuenta años después, los gringos hacen una película del mismo monstruo destruyendo Nueva York. ¿Y quién distribuyó esa versión? Sony, una empresa nipona.

Total, chico, que en este subgénero hay tantas criaturas mutantes que puedes hacer un festivalcito sólo con ellas. La que nos ocupa hoy es una de las más notorias y quizá más importantes. The Giant Claw es una de esas que no vas a olvidar. El argumento es funcional: un científico descubre, por azares de la vida, a un OVNI que desaparece a un jet del ejército en pleno vuelo. Nadie le cree hasta que el OVNI llega a la ciudad, and it’s a huge fucking bird. Parece que viene de otra dimensión y está aquí para destruir a nuestro planeta, supongo. El resto de la película es justo lo que te esperas. ¿Qué hay de interesante, entonces?

Te voy a hablar claro, esta película es una ladilla hasta que aparece el monstruo de turno, y lo digo por las razones equivocadas (o correctas, depende de tu perspectiva). Hay versiones contradictorias de lo que pasó aquí; una dice que el productor no tenía plata suficiente para mandar a hacer al monstruo en un estudio profesional, y otra dice que sí tenía la plata pero no la quería gastar. El punto es que el carajo comisionó el center-piece de su película a un estudio independiente en Ciudad de México.

Graban todo el metraje con los actores, termina la fotografía principal y se van a grabar las escenas con el monstruo que los mexicanos entregaron. La mayor parte del equipo de producción no tenía idea de cómo el ave maligna lucía.

This is how it looks like:



La pinta ya está increíble de por sí, pero tienes que ver la vaina en contexto. Cada vez que aparece, lo hace con un graznido de pajarraco que es así como que un pana grabó el alarido una vez, y repitieron esa vaina en postproducción. Es el mismo graznido siempre, de un monstruo súper pirata que cuelgan de algo y ponen un fondo de nubes pasando y avioncitos de juguete para dar la impresión de que está volando. Es patético y lo amo.

El héroe, un good American boy llamado Mitch MacAfee, va teorizando sobre cómo esta amenaza viene de un espacio de antimateria (que no tiene sentido, porque el afiche dice que viene de las cavernas), y su chica de falda larga, Sally, es una matemática pura. How the fuck a mathematician is going to help us kill this giant buzzard is sort of beyond me, pero aquí es ciencia mala contra la ciencia buena. A veces el avé grita setenta veces en un minuto y esa vaina saca burda la piedra, pero si The Giant Claw tuviera a un monstruo hecho y derecho, sería que si Them, o The Beast From Gila Flats. Otra película de la era.

Dice Jeff Morrow, intérprete de Mitch, que fue al estreno en el cine de su ciudad y la vergüenza era tal que se tuvo que ir antes de que terminara la proyección, no aguantó las risas del público cada vez que salía el monstruo anónimo. Según, se fue a su casa a beber, reacción perfectamente razonable.

Para serte franco, mucho en esta película es paja de relleno y cuando el monstruo no está en pantalla, estás esperando su reaparición. Hay algo muy interesante sobre cómo funcionan los géneros y el cine de esa época, particularmente en los arquetipos, así que si el cine de género cincuentero te gusta, this is 50’s as fuck.

Pero más allá de todo, esta película es para pasar el rato, para dejarla de fondo mientras haces otra cosa, o mientras bebes con los panas. Es como el perro de Rocky: feo pero simpático. Me gustó mucho más que cualquiera de las Rápido y Furioso y ciertamente es más buenanota que Bloodsucking Freaks.


Leave your brain at the door y ven a pasar un buen rato, que al final uno hasta termina cogiéndole cariño al pobre mostrenco.

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