sábado, 20 de octubre de 2018

SYMPATHY FOR THE CREATURE 4: Noche de Espanto


Título original: Fright Night

Director: Tom Holland

Libreto: Tom Holland

Elenco: William Ragsdale, Amanda Bearse, Roddy McDowall, Stephen Geoffreys, Chris Sarandon

Cinematógrafo: Jan Kiesser

País: Estados Unidos

Año: 1985

Subgénero: Vampiros, creature feature

Tagline: Si te gusta que te asusten, esta será tu noche.

Review por: Lore;

Fright Night, de Tom Holland, fue hecha en una época interesante para el cine de vampiros: Way way back in the early 80’s, el espectador promedio llevaba a cuestas un ratón estético del chupasangre inmortalizado (pun intended) por el estudio Hammer y todos sus derivados en los 70’. En efecto, para los entendidos el cine de vampiros se dividía en tres tipos básicos: las infinitas versiones de Drácula encarnado por Lugosi, o Lee y sus herederos (en nombre o en estilo), ataviados con capas, seduciendo vírgenes y batiéndose en duelo con cazadores vestidos de terciopelo; los monstruos de dientes afilados que se regaban como una plaga, más hijos de Orlock que seductores nocturnos; y los engendros sedientos de sangre y sexo que aparecían en pelis exploitation, haciendo orgías u otros rituales nada sutiles.

Aunque estos filmes contaran con una fanaticada sólida, el caso era que sus fórmulas ya no asustaban al público general, y para inicios de los 80’, el vampiro del celuloide parecía destinado a dormirse en los anales de la historia, con apenas un notable exponente en El Ansia (The Hunger, 1983) con Catherine Deneuve y un irresistible pero efímero David Bowie como depredadores que le darían rostro a la estética goth de esa década.

Todo eso cambió con la cinta de Tom Holland, que en esencia es una carta de amor imperfecta pero vehemente, casi juvenil, a los largometrajes de Hammer y a los fanáticos que mantienen viva la ilusión de las películas. Charley Brewster es un adolescente enfiebrado con el cine de terror, aquel que no se pierde un capítulo de su show favorito Noche de Espanto, not even when’s making out with his girl.


Por eso, cuando Charley se obsesiona con que el nuevo vecino es un vampiro, su mamá, su novia Amy (Amanda Bearse, alias Marcy de Married with Children), su amigo punk y medio dañado (Evil “Ooh, you’re so cool Brewster” Ed Thompson) y hasta su ídolo (Peter Vincent, un homenaje de Peter Cushing y Vincent Price) creen que el muchacho ha estado demasiado tiempo pegado a la caja boba. Por supuesto, tanto Charley como el espectador saben que Jerry Dandridge sí es un vampiro, solo que nadie lo cree y de ahí viene el suspenso en la primera parte del filme.

Ese es el principio por el que se rige la trama, y Vincent (interpretado por Roddy McDowall) lo engloba a la perfección: “A la gente hoy en día ya no le interesa ver vampiros. Lo único que quieren mirar son maniáticos homicidas corriendo con máscaras de esquí y descuartizando vírgenes”.

Una vez los personajes franquean la barrera del escepticismo, el filme avanza con ese gore tan propio de serie B como del grindhouse, cursi pero efectivo y con monstruos capaces de asustar a un neófito y maravillar a un fanático; además de casar las convenciones tradicionales de vampiros con esos elementos únicos del cine ochentero: música Synthpop, angustia juvenil, romance y  todo ese sentimiento de look but don’t touch, pues hay que recordar que en los 80’ y parte de los 90’ la plaga del VIH convirtió al sexo en pantalla y las relaciones homoeróticas o múltiples (alegorías comunes en la ficción de vampiros) en tabú: si eras promiscuo o gay (una asociación errónea pero persistente en aquel entonces) estabas condenado a infectarte y morir.

Merecen un apartado las interpretaciones del ya nombrado McDowall en su notable impresión como cazador de vampiros al mejor estilo de los maestros de la Hammer y Universal, de Chris Sarandon como el vampiro que ejerce su poderío y su seducción tanto en sus presas como en su sirviente humanoide, y de Stephen Geoffreys como Evil Ed, poniéndole el toque punk e irreverente a una peli donde lo antiguo y lo moderno iban de la mano al panteón del cine de culto. 

Con Fright Night se reavivó la sed por filmes de vampiros, creando el arquetipo de estas criaturas que se puede ver en The Lost Boys y Near Dark, manteniendo alta una barra que se elevó todavía más con el Drácula de Francis Ford Coppola y la adaptación de Interview with the Vampire de Neil Jordan. Fright Night le mostró al escéptico que, tal como vemos en el desenlace, los vampiros del cine no morirán ni se dormirán pronto, tan solo permanecerán ocultos, a la espera de un nuevo hito, mientras nos observan desde la oscuridad.

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