Juventud, lo primero que tenemos que considerar cuando hablamos de los
Targaryen es que estos panas son una
dinastía invasora en Westeros, con una cultura diferente donde todo se
impuso por las malas.
Todos saben que los amos de los dragones eran una de las muchas familias de
Valyria que vivían echándose cuchillo entre ellas. Daenys Targaryen, de la famosa
familia, tuvo una visión de apocalipsis y es por eso que toda la familia se
desplaza a Dragonstone, que tiene su población si bien es reducida. Ahora,
entre el período en que los Targ hicieron esa emigración, la desaparición de Valyria
y la conquista de Aegon pasaron más de cien años en los que los Siete Reinos
eran verdaderamente independientes y los únicos señores dragones supervivientes
estaban ahí, tranquilitos.
Aegon empieza la conquista casi por accidente. Obviamente era algo que
estaba considerando durante un tiempo, pero el incidente que triggerea todo
vino cuando Argilac Durrandon manda una propuesta de alianza y matrimonio de su
hija a Dragonstone. Capaz te acuerdas, porque en este blog hemos hablado
muchísimo de mi facción favorita (los ironborn) y el castillo de Harrenhal, diseñado
por el hostil líder kraken Harren Hoare. Bueno, como Harren iba a tomar las
tierras de Argilac, este segundo le ofreció a Aegon una de sus hijas en
matrimonio y toda su dote, equivalente a un carajazal loco de tierras en lo que
hoy son feudos Baratheon.
Todo bien, excepto que Aegon leyó la jugada: “Este panas lo que quiere es
que yo me mude a sus tierras, sea yo quien se caiga a puñaladas con los
ironborn mientras él se queda en su castillo, y me usa de escudo”.
Aegon hizo una contraoferta de la mano de su mejor amigo y supuesto hermano
bastardo, Orys Baratheon. Argilac se picó, le cortó las manos al mensajero de
Aegon (“Estas son las únicas manos que recibirás”), Aegon se puso osado,
erigiéndose rey.
Ya hemos comentado acá cómo fue esa guerra, pero quiero hacer una precisión
importantísima: Se supone que Aegon I Targaryen es el conqusitador y rey de los
Siete Reinos, a los que sometió con fuego y espada junto a sus dos hermanas
Visenya y Rhaenys. Realmente, Aegon conquistó seis reinos. Dorne nunca fue
sometido.
Al principio del conflicto, la Casa Martell ofreció alianza a los Targ pero
sólo en una posición de igualdad que Aegon rechazó, y así empezó el Vietnam de
los Targaryen, donde los dragones quemaban castillos y fortalezas y cuando
llegaban las tropas de ocupación, no aparecían sino mujeres, niños y civiles.
Ningún príncipe, ningún noble, ningún guerrero. Las fuerzas leales tomaban
control de las tierras y a lo que se iban los dragones de regreso a King’s
Landing, salían las fuerzas Martell de debajo de las piedras. Orys Baratheon
pagó esto muy caro cuando cayó prisionero de Wyl of Wyl, un sureño infame
también conocido como “el ama-viudas”. Los Martell negociaron una tregua y
liberación de prisioneros con los Targaryen, y Wyl liberó a sus cautivos…
después de cortarles a todos la mano derecha, “para que más nunca levanten las
armas contra Dorne”.
Ese incidente, que es sólo una de
las infamias atribuibles a Wyl, describe muy bien el carácter de la fallida
conquista de Dorne. Por eso te digo que si lo que sabes de las tierras sureñas
de Westeros es lo que viste en la serie de HBO, te estás perdiendo lo que es
una de las casas más brutales de todo el continente. Aegon fue incapaz de meter
a Dorne en cintura y hasta la propia Rhaenys, esposa favorita de Aegon, tuvo un
infausto final—y su dragón, Meraxes, murió.
Años después Dorne y “los Siete Reinos” de Aegon establecerían la paz y una
especie de alianza que resultó fuertísima, pero esto fue tal y como la
diseñaron los Martell: en condición de iguales, nunca como súbditos. Es por eso
que Oberyn Martell era “el príncipe Oberyn”. Los títulos nobiliarios de la Casa
Martell nunca han sido abolidos.
UN
REY BLANCO Y UNO NEGRO
Aegon es notable por su conquista, pero no podemos decir que estableció un
reino y sus dos sucesores directos evidenciaron la brecha cultural gigantesca
que existía entre reyes y súbditos.
El segundo rey de Westeros fue Aenys I Targaryen, un tipo que quería que su
pueblo lo quisiera, quería ser amigo de todos. Pero entre esa sucesión y la
conquista habían pasado cincuenta años, y ya había una nueva generación que le
tenía bronca a los extranjeros—la manzana de la discordia fue cultural.
Como todos saben, los Targaryen son endogámicos: para preservar la sangre
pura, e imagino que el control de los dragones, hermanos y hermanas se casan.
Bueno, eso es una ofensa gravísima contra la fe de los Siete que, como el
cristianismo, consideran la práctica una abominación. Y Aenys, un tipo culto,
afable y sin rencores, era producto de esa abominación.
La otra cara de la moneda era su medio hermano, Maegor I Targaryen: brusco,
pétreo, violento, digno de su apodo, “Maegor el Cruel”. Había dos cosas que lo
separaban del rey, cosas con una simbología poderosísima: 1) Maegor blandía la
espada de acero valirio de la dinastía, Blackfyre, el arma del propio Aegon; 2)
Maegor cabalgaba dragones.
No, no todos los Targaryen lo pueden hacer, y Aenys no tenía ese talento,
reforzando su imagen débil. El reino se alzó, la Fe de los Siete levantó sus
armas en una especie de cruzada contra la corona, y esa fue la oportunidad que
muchos vieron para independizarse. Nadie sabe de qué murió Aenys—se especula
que la madre de Maegor, su tía Visenya lo envenenó—, pero ahí fue que el
segundo rey de Westeros pasó a mejor vida y ese mismo día, Maegor le dio
candela, literalmente, a todos los alzados. Impuso la paz a punta de dragón.
Maegor fue un mal rey porque, aunque era todo lo opuesto a su antecesor,
hacía las cosas muy a lo bruto. Algo que lo martirizaba era que él quería tener
un hijo varón, y sus hijos morían o nacían como criaturas reptilescas,
similares al hijo que tuvo Daenerys Targaryen. Como era un tipo que todo lo
solucionaba con violencia, fue perdiendo aliados hasta dentro de la corte. Acá
pasaron dos cosas claves: primero, uno de los hijos de Aenys, Aegon, se alzó a
bordo de su propio dragón para reclamar la corona de su padre. Maegor lo
pulverizó y esta es la primera instancia histórica de un dragón, Balerion,
matando a otro, Quicksilver; segundo, el hijo menor de Aenys, Jaehaeris,
también se alzó tiempo después, lanzando su rebelión desde tierras Baratheon.
La rebelión de Jaehaerys funcionó porque Maegor estaba, en espacio de unos
cinco años, como Stalin al final de su vida: paranóico, loco por el tema de los
hijos, habiendo alienado a sus amigos, temido y aborrecido. Todo el reino se
alzó y el joven Targaryen venía sobre su propio dragón, Vermithor. Nadie sabe
si a Maegor lo mataron o si él mismo se suicidó, pero una de sus esposas lo
encontró apuñalado con las propias hojas del Trono de Hierro.
EL
BUEN REY
Lo más grande que podemos decir de Jaehaerys I Targaryen es que él fue
quien de verdad hizo al reino.
Apodado “el conciliador”, Jaehaerys tuvo un acercamiento liberal al
gobierno: deja que la gente viva a su manera y yo voy a intervenir lo menos
posible en la cotidianidad de mis siervos. Ellos que paguen sus respectivos
tributos razonables a la corona, y listo. La fe puede seguir practicando y la
corona promete protegerla de toda amenaza, siempre que la fe también se
abstenga de criticar a las prácticas culturales de la dinastía real.
Jaehaerys gobernó por 55 años, reconstruyó y expandió King’s Landing, y
tuvo extensas obras en el campo legal y civil, además de darle a Westeros un
extendido período de paz. Dicen que Jaehaeris era el rey de la amenaza tácita:
cuando alguien se ponía necio y quería que lo cachetearan, Jaehaerys iba
personalmente a negociar con la persona, de buena gana y de buena fe… pero a
bordo de su dragón, Vermithor.
Durante el reino de Jaehaerys, por cierto, se perderían tres huevos de
dragón de King’s Landing, que volverían a aparecer mucho tiempo después en
manos de una señorita exiliada…
Y
AQUÍ VIENE EL PROBLEMA
Jaehaerys amaba locamente a su esposa y hermana, la reina Lysanne, y
tuvieron una chorrera de hijos que,
de paso, tenían caracteres muy diferentes entre ellos. Diferentes conflictos
entre tantos hijos y más problemas en Dorne fueron desgastando al rey, que
cuando muere de viejo, le deja a su sucesor, Viserys, un reino súper sólido
desde todo punto de vista—y los Targ tenían un siglo ya instaurados.
El rollo está en que Viserys tenía su hija, Rhaenyra, que era carismática,
querida y además su mano derecha desde chiquita.
Pero era una mujer, y por esto el hermano menor de Viserys, el príncipe
Daemon, era el sucesor designado, cosa que no le hacía gracia al propio rey
porque Daemon era medio imbécil de esa forma en que sólo pueden ser imbéciles
los chamos que nacen con mucha plata y creen que ser pobre es una elección.
Y justamente por esa personalidad, y la ausencia de un hijo varón del rey,
es que se sirve el conflicto que veremos este domingo: mucha gente dentro de la
corte, incluyendo la mano del rey, Otto Hightower, se opone a una eventual
ascensión de Daemon, porque los gobernantes son de lo last cuando conciben al
poder como un derecho que se merecen, y no como un deber. Es posible que Rhaenyra
esté mejor preparada que Daemon, y no tiene su arrogancia, despertando
peligrosas simpatías.
Así están las cosas cuando abre La Casa del Dragón. Post largo, pero ya sabes qué hay. Dedos cruzados para que esta serie funcione
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