martes, 9 de octubre de 2018

SYMPATHY FOR THE CREATURE 4: Aullidos



Título original: The Howling

Director: Joe Dante

Libreto: John Sayles, Terence H. Winkless

Elenco: Dee Wallace, Elisabeth Brooks, Dennis Dugan

Cinematógrafo: John Hora

País: Estados Unidos

Año: 1981

Subgénero: Hombres lobo, VHS gold

Tagline: Cuando los aullidos empiezan… ¡el horror empieza!


Review por: Lore;

Aunque en el cine de terror hay figuras y estilos que nunca pasan de moda, en su mayoría los monstruos tienen sus épocas altas y bajas. Tal es el caso del hombre lobo, o licántropo, que desde su aparición allá por 1935 en El hombre lobo de Londres (Werewolf of London) de Stuart Walker, ha pasado por una serie de cambios a lo largo de su historia en pantalla.

Por supuesto, si el neófito o el conocido busca licántropos del celuloide, hay una selección notable. Desde los símbolos  encarnados por Lon Chaney Jr. (The Wolfman) y Michael Landon (I Was a Teenage Werewolf), que inspiraron a medio mundo, from Stephen King to The Cramps; pasando por las manadas asesinas que acechan pueblitos de la campiña europea o los estados WASP de Gringolandia, hasta los descamisados que se transforman en cánidos gigantes, con sus dos presentaciones estándar: muñecos de torta para las adolescentes y las adultas contemporáneas horny, o G.I. Joes para los varones y niños adultos malpegados con videojuegos o sagas de superhéroes.

En los 80’, sin embargo, hubo una fiebre (pun intended) por las películas de licántropos, abriendo la década con uno de los filmes de rigor: The Howling (1981) de Joe Dante, basada en la novela de Gary Brandner.

Durante su primer cuarto de hora, esta cinta remite más a una historia de asesinos en serie, al intercalar escenas de las calles más sórdidas de los Ángeles con las cámaras y pantallas de una estación de noticias, mientras una célebre reportera, Karen White, participa en una operación encubierta para atrapar a Eddie “The Mangler” Quist.

Esta ambientación no es para menos, ya que durante los 70’ Estados Unidos tuvo un brote de asesinos seriales, y en el caso de California los cultos satánicos estuvieron en el foco de los medios, Manson family and copycats mediante. Para inicios de la siguiente década, el público ya estaba condicionado a la violencia en las noticias, al punto de que casi le daba igual qué podía ser real o falso; y la cinta juega hábilmente con esta noción de principio a fin.

La protagonista escapa con vida del ataque cuasi animal, pero queda traumatizada e incapaz de seguir con su vida normal, así que su terapeuta le recomienda pasar una temporada en un retiro con sus otros pacientes. Como es una peli de terror, los tiros no van para que sea una vacación: el psiquiatra predica un discurso de conciliar el lado racional de la psique con “la bestia interior”, el retiro se llama “La Colonia”, una jeva con pinta de sacerdotisa de Conan el Bárbaro quiere soplarle el bistec a Karen y todas las noches se escuchan aullidos en los alrededores. ¿Qué pasó con el cadáver de Eddie Quist en la morgue?

Uno de los ganchos de las pelis de hombres lobo son las transformaciones, y las que aparecen en The Howling (de la mano del maestro John Bottin, famoso por The Thing) cumplen el principio de ver un accidente de tránsito: son animalísticas, grotescas y casi dolorosas de ver, sin que puedas desviar la mirada. In other words, they worked like a charm.  No en vano definieron el estilo de hombre lobo que predominaría en pantalla por las dos siguientes décadas, con muy pocos filmes que lograron llegar al mismo nivel, valiendo mencionar Un hombre lobo americano en Londres, de John Landis, La compañía de los lobos, de Neil Jordan (A.K.A. la mejor adaptación de Caperucita Roja que no has visto aún), y Ginger Snaps, de John Fawcett.

La cantidad de referencias a otras obras de licántropos que pululan en acá, desde los nombres de los personajes hasta las imágenes de lobos en cuadros o en la caja boba, casi podría servir como un juego tanto para amantes del género (ahí tienen una idea para cultura chupística en Halloween).

Como pasa con casi todos los filmes buenos que se producen en la meca del cine, The Howling derivó en varias secuelas que no contaron con la participación de Dante y que fueron tan malas que no vale verlas ni siquiera en una noche de insomnio. Pero la primera cinta no solo terminó de catapultar a la fama al director, sino que le dio al poco atendido licántropo otro cuarto de luna llena en el cine (pun intended!).


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