Título
original: The Stuff
Director: Larry Cohen
Libreto: Larry
Cohen
Elenco: Michael Moriarty, Andrea
Marcovicci, Paul Sorvino
Cinematógrafo: Paul Glickman
País: Estados Unidos
Año: 1985
Subgénero: Joya de VHS
Tagline: Suave y cremoso… de bajas calorías y
delicioso… Y mata. ¡Es The Stuff!
Review
por: Drax;
The
Stuff es como agarrar a They Live, Invasion of the Body Snatchers, The Blob y
cualquier película ochentera donde hay un niñito aventurero (y mira que hay
bastante), las metes en una mezcladora industrial y lo que sale es una masa
blanca y voraz, que en ningún momento alcanza el sabor de sus ingredientes separados.
Hoy estoy lento con las metáforas, parroquia, esto es lo que hay.
El
argumento es una advertencia sobre el capitalismo: en todos lados se está
vendiendo un nuevo helado, The Stuff, una cosa que parece de mantecado y que
todo el mundo se zampa en cantidades industriales, la vaina pareciera que viene
con droga… porque de cierto modo así es; por lo que pude entender, este helado
tiene microorganismos que se venden como aquellos en el yogurt —pero los que
están en el yogurt no se apoderan de tu cerebro, forzándote a comer más, o por
lo menos no que yo sepa. Pensándolo bien, eso explicaría mucho.
I
digress: un investigador del gobierno, interpretado por Michael Moriarty (un
héroe con el carisma de un zapato viejo), une fuerzas con una publicista y un
niñito para sabotear a la empresa que mercadea el producto. Hilarity
occasionally ensues.
Cuando
uno es fan del cine de género, termina desarrollando gusto por películas
medianamente competentes. ¿Sabes esa oportunidad que le di a The Incredible Melting Man? Es
difícil hacer lo mismo con una película que parece un episodio de Cuentos de la
Cripta estirado por 90 minutos. ¿Recuerdas que muchas veces en esa serie el
argumento se simplifica? Eso pasa acá. La vaina tiene una narrativa propia de
un formato más corto, o incluso de videojuegos: las cosas pasan porque tienen
que pasar. El niñito se fuga de su casa, asediado por una familia que quiere
clavarle el helado a juro, y casualmente
en ese momento está pasando el carro del héroe por el vecindario. El héroe le dice
que suba y el niñito obedece, porque en este mundo no hay pederastas, supongo. Toman
un avión y el niñito más nunca se mortifica por el hecho de que las personas
que más ama tienen ahora un parásito en el cerebro y quizá nunca vuelvan a ser
los mismos. Capaz el psicópata en todo esto es el chamo, y yo aquí
preocupándome.
Más
adelante, and get a hold on this, el niñito (se llama Jason, por si te importa)
se infiltra en la fábrica principal de The Stuff. Termina dentro de un camión
de esos tanqueros, un tráiler truck, que está vacío, pero en uno de los pocos
momentos de tensión, le cierran la compuerta de escape y van llenando el
escondite con helado carnívoro (ahí tienes el nombre de tu nueva banda punk).
Bueno, pana, el héroe se infiltra esa noche en la fábrica y casualmente
descubre al remolque y oye a Jason adentro, deduciendo de inmediato que se
trata de un niñito que conoció hace horas.
Cuando
los héroes descubren a unos soldados y les explican lo que está pasando, el
general acepta el cuento así, sin pruebas, vamos a caerle a tiros a la fábrica
de este helado porque me están diciendo
que es maligno.
Por
supuesto que aquí tenemos buenos efectos especiales, it´s exploitation cinema
after all, pero es como que cada escena donde hay efectos buenos antecede a un
momento de libreto estúpido que te rompe la concentración con su incompetencia.
En la primera mitad de la peli, dos de los personajes son asaltados por adictos
a The Stuff, los normales se defienden, y despedazan a los zombis con los
puños. Cool shit. Eso es algo positivo, hicieron la peli con ingenio, al menos
en el apartado técnico. Se nota que no tenían mucho para hacer buenos efectos,
así que la cosa funciona con juegos de cámara, cortes y un poquito de pantalla
verde. En una secuencia, un pana es derretido por The Stuff y la vaina es joya
de VHS. Lástima que está al final y tienes que soportar al resto de este
velorio.
Porque
el problema de las películas es que hay que escribirlas bien. Esta abre con
unos campesinos gafos que consiguen una baba mutante en el suelo y su primer
impulso es probarla. Look, I get it, es una película de serie-B. Pero cuando el
resto de tu historia carece de asidero en comportamiento humano normal (o
actuaciones competentes), el disfrute se pone cuesta arriba. No saben cómo
quise que me gustara The Stuff. La descubrí dando tumbos por internet, con un
afiche bien llamativo que no promete sino cine basura del bueno.
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