miércoles, 17 de octubre de 2018

SYMPATHY FOR THE CREATURE 4: The Stuff


Título original: The Stuff

Director: Larry Cohen

Libreto: Larry Cohen

Elenco: Michael Moriarty, Andrea Marcovicci, Paul Sorvino

Cinematógrafo: Paul Glickman

País: Estados Unidos

Año: 1985

Subgénero: Joya de VHS

Tagline: Suave y cremoso… de bajas calorías y delicioso… Y mata. ¡Es The Stuff!

Review por: Drax;

The Stuff es como agarrar a They Live, Invasion of the Body Snatchers, The Blob y cualquier película ochentera donde hay un niñito aventurero (y mira que hay bastante), las metes en una mezcladora industrial y lo que sale es una masa blanca y voraz, que en ningún momento alcanza el sabor de sus ingredientes separados. Hoy estoy lento con las metáforas, parroquia, esto es lo que hay.

El argumento es una advertencia sobre el capitalismo: en todos lados se está vendiendo un nuevo helado, The Stuff, una cosa que parece de mantecado y que todo el mundo se zampa en cantidades industriales, la vaina pareciera que viene con droga… porque de cierto modo así es; por lo que pude entender, este helado tiene microorganismos que se venden como aquellos en el yogurt —pero los que están en el yogurt no se apoderan de tu cerebro, forzándote a comer más, o por lo menos no que yo sepa. Pensándolo bien, eso explicaría mucho.

I digress: un investigador del gobierno, interpretado por Michael Moriarty (un héroe con el carisma de un zapato viejo), une fuerzas con una publicista y un niñito para sabotear a la empresa que mercadea el producto. Hilarity occasionally ensues.

Cuando uno es fan del cine de género, termina desarrollando gusto por películas medianamente competentes. ¿Sabes esa oportunidad que le di a The Incredible Melting Man? Es difícil hacer lo mismo con una película que parece un episodio de Cuentos de la Cripta estirado por 90 minutos. ¿Recuerdas que muchas veces en esa serie el argumento se simplifica? Eso pasa acá. La vaina tiene una narrativa propia de un formato más corto, o incluso de videojuegos: las cosas pasan porque tienen que pasar. El niñito se fuga de su casa, asediado por una familia que quiere clavarle el helado a juro, y casualmente en ese momento está pasando el carro del héroe por el vecindario. El héroe le dice que suba y el niñito obedece, porque en este mundo no hay pederastas, supongo. Toman un avión y el niñito más nunca se mortifica por el hecho de que las personas que más ama tienen ahora un parásito en el cerebro y quizá nunca vuelvan a ser los mismos. Capaz el psicópata en todo esto es el chamo, y yo aquí preocupándome.

Más adelante, and get a hold on this, el niñito (se llama Jason, por si te importa) se infiltra en la fábrica principal de The Stuff. Termina dentro de un camión de esos tanqueros, un tráiler truck, que está vacío, pero en uno de los pocos momentos de tensión, le cierran la compuerta de escape y van llenando el escondite con helado carnívoro (ahí tienes el nombre de tu nueva banda punk). Bueno, pana, el héroe se infiltra esa noche en la fábrica y casualmente descubre al remolque y oye a Jason adentro, deduciendo de inmediato que se trata de un niñito que conoció hace horas.

Cuando los héroes descubren a unos soldados y les explican lo que está pasando, el general acepta el cuento así, sin pruebas, vamos a caerle a tiros a la fábrica de este helado porque me están diciendo que es maligno.

Por supuesto que aquí tenemos buenos efectos especiales, it´s exploitation cinema after all, pero es como que cada escena donde hay efectos buenos antecede a un momento de libreto estúpido que te rompe la concentración con su incompetencia. En la primera mitad de la peli, dos de los personajes son asaltados por adictos a The Stuff, los normales se defienden, y despedazan a los zombis con los puños. Cool shit. Eso es algo positivo, hicieron la peli con ingenio, al menos en el apartado técnico. Se nota que no tenían mucho para hacer buenos efectos, así que la cosa funciona con juegos de cámara, cortes y un poquito de pantalla verde. En una secuencia, un pana es derretido por The Stuff y la vaina es joya de VHS. Lástima que está al final y tienes que soportar al resto de este velorio.

Porque el problema de las películas es que hay que escribirlas bien. Esta abre con unos campesinos gafos que consiguen una baba mutante en el suelo y su primer impulso es probarla. Look, I get it, es una película de serie-B. Pero cuando el resto de tu historia carece de asidero en comportamiento humano normal (o actuaciones competentes), el disfrute se pone cuesta arriba. No saben cómo quise que me gustara The Stuff. La descubrí dando tumbos por internet, con un afiche bien llamativo que no promete sino cine basura del bueno.

Pero no. Y si al cine basura le quitas la parte de “cine”, ¿qué te queda?



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