Título
original: The Last House on the Left
Director: Wes Craven
Libreto: Wes
Craven
Elenco: David A.
Hess, Sandra Peabody, Lucy Grantham
Cinematógrafo: Victor Hurwitz
País: Estados Unidos
Año: 1972
Subgénero: Torture porn,
rape and revenge
Tagline: Para no desmayarte, repite “¡Es sólo
una película!”.
Review
por: Drax;
Advertencia:
los peligrosos maniáticos de Krug Stillo se escaparon de la cárcel y podrían
permanecer bajo perfil, de no ser por su poderosa sed de sangre. Denuncia a la
policía todo movimiento extraño en tu urbanización, cuidado con las caras
nuevas y nunca, pero nunca, nunca, nunca aceptes invitaciones de desconocidos a
meterte droga en un cuarto de hotel.
¿Qué
es lo peor que puede pasar? Lo que le cae a las inocentes Mari y Phyllis,
víctimas de un verdadero torture-porn salido treinta años antes de que tal cosa
existiera. Lo que Krug y sus amigos no saben es que al malvado siempre le
espera la justicia… en la última casa a la izquierda.
Durante
mucho tiempo, The Last House on the Left ha sido promovida como “la película
más salvaje de la historia”, y, mira, probablemente tienen razón.
Inspirada
por una peli de Ingmar Bergman (!!!!), pocas pelis personifican lo que es el
grindhouse mejor que el debut de Wes Craven, un profesor universitario que pasó
a hacer porno y de ahí a películas de terror, en su vertiente más maldita.
Mientras Hollywood estaba sacando El Padrino, La Aventura del Poseidón y The
Getaway, un grupito se reúne a hacer una película casi que con la mesada que te
daba tu mamá, y deciden que para que la película pegue, tiene que ser lo más
impactante alguna vez retratado en celuloide. Voy de nuevo: la meta de la
producción era mostrar violencia como nunca el cine se había atrevido a
mostrar. Wes y su productor, Sean Cunningham, entendían que tú puedes rodar una
película por un presupuesto ínfimo, explotar el contenido para atraer al
público, y recuperar la inversión con creces. Cunningham (Steve Miner también
está por aquí) perfeccionaría la técnica cuando parió la serie de Jason
Voorhees, Viernes 13.
Las
reglas tiradas por la ventana, el resultado de siete días de rodaje es una película a ratos inepta y a
ratos brillante, con un impacto innegable. Para las desprevenidas audiencias, fue
como Mike Tyson empericao’ y bajo seis años de esteroides dándote en el coco:
la película abre diciendo que lo que estás a punto de ver es real, y los
nombres se cambiaron para proteger a las víctimas.
Abrimos
con nuestra virginal muchachita en la ducha, y ves el 70% de su humanidad, así
que ahí de entradita ya la peli te está diciendo lo que es. Entre pedacitos de
comedia que no cuajan y la presentación de la good American family de la que Mari
emana, vemos a Krug y compañía en la feliz vida de fugitivos. Casi todos los
actores aquí son amateurs, pero chamo, David Hess en el papel de Krug es one of
the scariest motherfuckers you will ever see in any media. Salta entre simpatico
a psicópata, a ultra-maldito. Cuando tienen a las chicas en el bosque, lo vemos
como motor de las atrocidades, muchas de las cuales se tuvieron que cortar (hay
una escena eliminada donde ponen a las dos chicas a follar entre lágrimas,
really gruesome shit). Cuenta la leyenda
que cuando Last House llegó a los cines, los mismos proyeccionistas cortaban
escenas de la película —queridos millenials: las películas se llaman así porque
quedaban impresas en películas y
cualquiera podía cortarlas, literalmente, con una tijera. El chiste en la calle
42 de Manhattan era los proyeccionistas conversando, “Ah, estás pasando Last
House on the Left”.
“Sí,
ya le corté escenas”.
“¿Muchas?”
“No tantas como en otros cines”.
“No tantas como en otros cines”.
La
tortura se intercala con escenas del mundo real girando y poco a poco dándose
cuenta de que las dos jovencitas han desaparecido, lo que de por sí es una
declaración honesta sobre cómo funciona la violencia. Krug le ordena a una que
se haga pipí encima y la actriz, pues, se hace pipí de verdad. Más adelante,
tenemos la peor pesadilla de un hombre durante una felación, pero si bien esa
escena no es explícita, créeme que no la vas a olvidar.
Por
supuesto, la película fue súper censurada en Estados Unidos, en el Reino Unido
quedó prohibida hasta el 2002, treinta
años después, y Australia ni siquiera la compró para distribución. Last
House on the Left (un remake salió en el 2009, más competente, pero mucho menos
impactante) aún conserva su impacto. Wes Craven sería visto como un malnacido
capaz de lo peor, sin visión y sin talento. Su siguiente apuesta, The Hills
Have Eyes, concretaría esa percepción. Debieron pasar años para que se
consagrara como amo del terror, sacando una de las mejores películas de cualquier género en la historia. Años
después, lo volvería a hacer.
Esta,
sin embargo, no es para todo el mundo, y si tienes un estómago débil con la
violencia, particularmente de índole sexual, stay away. Después de ver la peli,
estuve tentado a borrarla de mi archivo porque, goddamn it, pero decidí
conservarla porque si quieres cine de terror, this is really what you came for.
Una aberrada curiosidad, una pesadilla salvaje, como muchas otras en esta
edición de Creature, no existe otra película que sea como esta.
Y
muchos, a eso, dirán “gracias a Dios”.
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