Título original: A Nightmare on Elm Street
Director: Wes Craven
Guion: Wes Craven
Elenco: Robert Englund,
Heather Langenkamp, John Saxon, Johnny Depp
Cinematógrafo: Jacques Haitkin
País: Estados Unidos
Año: 1984
Tópicos: Espectros, pesadillas, slashers
Tema sugerido: Describe bastante bien al mood de la película
Wes Craven no era
nuevo en el terror. Profesor universitario, abandonó la facultad para hacer películas y mira que entró desde
abajo. Hoy son clásicas, pero en los 70’ era considerado de muy mal gusto.
Tenía la película de venganza Last House
on the Left, que tomó elementos de Texas
Chainsaw y le subió a la violencia. The
Hills Have Eyes se parece incluso más. El consenso era que entre más rápido
desapareciera este cuasi amateur, mejor.
Entonces Wes tuvo una
idea. Leyendo la prensa, dio con un
artículo sobre unos jóvenes refugiados de Indochina que tenían problemas para
dormir. “Problemas” no lo describe bien: Se estaban muriendo. Nadie podía explicarlo, pero se iban a dormir,
tenían pesadillas de esas que gritas dormido, wham, falla cardíaca. El último
de ellos renunció al sueño. Paranoico nervioso, estaba convencido de que si se
quedaba dormido, moriría. Los padres lo llevaron al doctor y le prescribieron
pastillas. La paz pareció llegar, el muchacho tenía sueños tranquilos.
Una de esas noches,
los padres del muchacho lo escucharon gritando. Fueron corriendo a la
habitación y lo encontraron en medio de una pesadilla. Efectivamente, murió.
Resulta que había escondido todas las pastillas bajo el colchón y tenía en el
closet un termo de café. Había aguantado lo humanamente posible.
That shit really happened.
Fascinado por esa
historia, el director le añadió a su bully de la escuela, un tipo llamado
“Freddy”. El apellido vino por uno de los malos de Last House, Krug. El arma homicida nació de ver al gato arañando el
sofá.
Nacería Freddy Charles Krueger, una leyenda del cine de
terror.
En Sympathy, hemos hablado muchas veces de
las películas de terror inteligente y la nubosa frontera entre la realidad y la
fantasía, pero este quizá es el film que mejor lo explora. Ten en cuenta cómo
nació la historia y pilla los detalles geniales que Craven le añadió: Un grupo
de jóvenes tiene problemas del sueño. Reunidos y hablando al fin del tema
(ninguno espera que los demás le crean), concluyen
que todos están soñando con el mismo tipo. Tengo que pausar aquí, porque
esa premisa es brillante. Imagínate lo aterrador que sería pasar varias noches
con pesadillas del mismo tema y descubrir que tus amigos están iguales que tú.
Pero es que la vaina empeora: Todo lo que les pasa en los sueños, les pasa en
la vida real. Si este hombre (deforme, portando un sombrero y un guante con
largas navajas) te corta, despiertas con la ropa ensangrentada y el corte ahí,
en tu piel.
Los adultos no les
creen. Están solos contra un asesino ineludible.
Esta es la película que volvió a Wes Craven un amo del
terror. Su dirección es
privilegiada, desde que abre la película se crea un ambiente de tensión
poderoso, el suspenso conduce a la
paranoia porque no sabes cuándo te has quedado dormido ni qué es real.
Cuando los personajes sueñan, la vaina tiene el tinte de las pesadillas: La
geografía cambia, el tiempo se alarga o se contrae y la forma en que se conduce
Krueger es la de un sádico de la peor especie. ¿Qué tan efectivo es? La primera
película que recuerdo haber visto es la secuela de esta. Estoy viendo a Freddy
desde chiquito y nunca me asustó (quizá porque mi mamá, fan del terror también,
nunca hizo a las películas aterradoras, todo era con la seguridad y el calor de
tenerla cerca). En los tempranos 90’, el personaje era un fenómeno cultural,
había juegos de Nintendo, series de televisión, pasaban las películas a las
cinco de la tarde y, en ellas, Freddy echaba chistes y hacía cosas propias de
adolescentes. Amaba al personaje y quiero a Robert Englund como si fuera
familia, como a un tío lejano. Veré lo que sea donde salga él y lo apoyaré
ciegamente.
Bueno, pasé muchos
años distanciado de esta película hasta que la volví a ver, ya de grande
(diecinueve, veinte años). Me aterró.
Recordaba en líneas generales lo que iba a pasar, pero todo está en la
ejecución. Wes Craven era capaz de tomar
a un personaje con el que eres ultra-familiar y volverlo aterrador. “Verga,
Freddy es el maestro del suspenso” me dijo el primo con el que la estaba
viendo.
Voy a hablarte rápido
de las actuaciones, porque quiero volver a los temas del film. Heather
Langenkhamp es la reina de las final girls. Esta peli salió en 1984, el año en
que los aficionados coinciden que el slasher cantó su última tonada, pero
nunca, ni siquiera en Halloween, una heroína había enfrentado al asesino con la
sagacidad y la fiereza que utiliza Nancy
Thompson (se puede dar las manos con Ellen Ripley). Todo está en las manos de su actriz y el astuto guion (“Por dios, luzco como una mujer de 20” dice
Nancy al verse en el espejo –esa era la edad real de Heather).
John Saxon es una
extraña adición al elenco (¿la última vez que lo vimos no fue en una peli de
Bruce Lee?), pero trabaja tan bien que este se volvería su papel más famoso.
Tampoco te pierdas la primera aparición de Johnny Depp en cine.
Y Bobby Englund, el hombre que abrazó su estatus como
estrella del cine de terror. Ve la
película, es todo lo que te diré de su actuación.
¡Y de qué forma entra
en escena! Cuando Freddy finalmente actúa, el ambiente de pavor es palpable. Tina, la chica con quien abre la
película, se ha dormido otra vez y su
pesadilla es una de las escenas más impresionantes del cine. El modo en que
se desdobla la realidad es una vaina que marca el tono de lo que vendrá.
Brutal, violento y aterrador, Craven nos asalta con la originalidad de su
historia. Toda esa secuencia es acojonante, me encanta esa escena.
Mucho se ha hablado
sobre el interés que Freddy cobra por Nancy. YO CREO que es de carácter sexual, aunque fue negado por Craven y
Englund. Fíjate bien. El tipo espía a Nancy cuando se viste, la ataca en la
cama (obviamente), cuando ella se está bañando el tipo se mete en la tina (¿y
viste de donde salen las garras?). Pero el momento definitorio viene cuando,
desesperada, Nancy trata de llamar a Glenn
y la bocina del teléfono se convierte en la boca del asesino. “Ahora tu
novio soy yo” dice Krueger, lamiéndole la boca a nuestra protagonista.
O sea.
El remake fue más
lejos con eso y volvió a Freddy un pederasta, que es un cambio que a veces me
gusta, a veces no. Es decir, volverlo
explícito hace al personaje muchísimo más oscuro (ya no es el diablillo que
hace chistes, sino un monstruo culpable del peor de los delitos), pero ¿no era mejor cuando la cosa estaba
implícita? Fue una sabia decisión de Craven el controlarse, el dejar que tú
saques tus propias conclusiones.
(Y ya que hablamos del
remake, infausta decisión la de sustituir los efectos especiales de esta con
efectos computarizados).
Lo otro es que todo
indica (y así fue establecido en las secuelas) que, entre más le temas a
Freddy, mayor es su poder en el mundo “despierto”. Qué metáfora tan brillante
para el poder del terror. Porque, claro, cuando
le tienes fobia a algo o cuando tienes pesadillas recurrentes, te golpean de
tal forma que tu vida diaria se ve alterada. Lo que se hizo acá fue darle
personalidad a esas disfunciones. Y me gusta mucho más que todo quede en
subtexto, porque ese rasgo de Freddy no nos lo explican nunca aquí. Entonces
entre más avanza la película, el tono es mucho más surreal.
Ese mismo tema sería
explotado otra vez, con maestría, por el mismo director en la mejor secuela de
la saga (una excelente película), Wes
Craven’s New Nightmare.
Una película brillante
en todo sentido de la palabra, por donde la ataques. Volvió a su estudio, el
naciente New Line Cinema, un estudio grande y serio y a Krueger un símbolo que
rivaliza con Dracula. Por mucho que se hable de las glorias de Halloween, para
mí, A Nightmare on Elm Street es la
mejor slasher de la historia.
Genial!!
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ResponderEliminarExcelente como siempre :D
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