Título
original: Halloween II
Director: Rick
Rosenthal
Guion: John
Carpenter, Debra Hill
Elenco: Jamie Lee
Curtis, Donald Pleasance, Dick Warlock
Cinematógrafo: Dean
Cundey
País: Estados
Unidos
Año: 1981
Víctimas de los Asesinos: 10
Antes
de hablar de lo que sea, hagamos silencio para oír el cover que Trent y Atticus le hicieron a John Carpenter (el
famoso tema es de él mismo):
Ok.
Ya tocamos a las dos franquicias más importantes del slasher (y los 80’), pero todo estudio del subgénero está
incompleto si no tocamos a la que disparó al fenómeno: Halloween.
El
temita de asesinos enmascarados o al acecho ya tenía tiempo rodando, con Texas Chainsaw, Black Christmass
y Twitch of the Dead Nerve, pero los tropes clásicos aparecieron ahí con la
película que lanzó a Carpenter a la fama —y
al enmascarado Michael Myers.
Laurie Strode
sobrevivió una noche contra la oscuridad y está recuperándose en el hospital de
Haddonfield. Pero Michael, mejor
conocido como The Shape, está al acecho y la va a perseguir hasta donde sea
para hacerse con su sangre… si el doctor
Loomis lo permite.
Una
de las cosas particulares de Halloween,
especialmente si la comparas con el río de sangre que inspiró, es que es una película muy minimalista. En
ningún momento vemos hemoglobina; quizá el momento más violento ocurre cuando
The Shape apuñala a una de sus víctimas y la clava de una pared. Y se queda
ahí, mirando. That’s Halloween, los
pequeños momentos y la neutralidad moral de un perseguidor implacable —la
sangre y las tetas es Viernes 13,
esto es mucho más intelectual y legítimamente aterrador.
Bueno,
la secuela del clásico parece inspirada por los imitadores y no tanto por la pièce de résistance. Todo se desarrolla
en el hospital, que es un entorno hasta original. Te soy franco, Loomis y
Laurie no entran en juego de manera significativa sino para la segunda mitad de
film y, hasta entonces, esto es gente ladilla y medio esbozada que se cruza con
Michael y son asesinados. Slasher by the
numbers de forma mucho menos inspirada que lo que antecedió.
En
un punto, Michael es herido en los ojos y la sangre le cae por la máscara, pero
no hay nada realmente aterrador que no hayamos visto en la primera parte. Eso
define a esta película: Repetición con
estilo, pero sin sustancia. Halloween es la peor franquicia que hay
en el terror porque la premisa funciona únicamente para una película, y es la
que salió en 1978. Lo que salió después de la segunda parte es estirar todo
lo humanamente posible a una premisa que
de por sí es frágil.
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