Título
original: Sleepaway Camp
Director: Robert
Hiltzik
Guion: Robert
Hiltzik
Elenco: Felissa
Rose, Jonathan Tiersten, Paul DeAngelo
Cinematógrafo: Benjamin
Davies
País: Estados
Unidos
Año: 1983
Víctimas del Asesino: 10
Mucho
se habla de la “final girl” en las slasher, la última jovencita que queda para enfrentar al maligno enmascarado.
Las tienes en Halloween, Friday the 13th,
A Nightmare on Elm Street, Scream, The Prowler, My Bloody Valentine, I Know
What You Did Last Summer, Prom Night, Terror Train, Slumberparty Massacre y
et céteras, dando paso a la noción de que el slasher es un subgénero misógino,
cuyos fans acuden a las salas para ver a atractivas jovencitas torturadas.
Ignoran
los críticos y los necios que lo que
identifica a la final girl no es que quedó de última, sino que sobrevive
precisamente por su fortaleza, su aguante, perseverancia y determinación, su
astucia e inteligencia a la hora de preservar la vida. Y si has visto Sleepaway Camp, sabes por qué abrí este
review así. Uno de los casos más particulares de final girls en el terror.
La
joven Angela, traumatizada por una horrenda
carnicería presenciada en la infancia, se va con su primo Ricky al campamento Arawak, que pronto es escena de terribles
homicidios. Alguien está cazando a todo el que se mete con Angela y los
esfuerzos del dueño del campamento en hacerlo ver accidental no resisten
análisis conforme se acumulan los cadáveres. ¿Quién está protegiendo a la chica
y por qué?
Si
has visto la película, sabes que la respuesta esconde una de las escenas más
impresionantes del cine de terror, y si no la has visto, aléjate y no leas
nada, no te lo arruines.
Esta película forza la barra no tanto con sangre y
violencia, sino con convenciones que se consideraban grabadas en piedra. Hablándote sinceramente, aunque las actuaciones son
funcionales y la película es competente, no
sería digna de mención salvo por el tono que va adquiriendo pasando la mitad de
metraje, tomando notas directo de Hitchcock. Como final girl, Angela encaja
ciertos moldes: es muy recatada (cuando el chico que le gusta la besa, se
cohíbe burda) y aunque todo el mundo se mete con ella, permanece inocente sin
procurar venganza. El asesino también es un matón slasher de librito, si bien
más creativo que los del montón (¿habías visto a un asesinato a punta de
abejas?).
Pero
nada es lo que parece, y conforme nos acercamos a la revelación final,
percibimos el triunfo de la dirección y el libreto.
Hay
películas cuyo final las dañan, y el
final de Sleepaway Camp la redime y
la vuelve obligatoria, si bien no para comprarla, por lo menos para verla
en serio, sin los panas, a solas y con las luces apagadas. Una de las más
originales, considerando el año en que salió.
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