Título
original: Friday the 13th part VIII:
Jason Takes Manhattan
Director: Rob
Hedden
Guion: Rob Hedden
Elenco: Kane
Hodder, Jensen Daggett, Scott Reeves
Cinematógrafo: Bryan
England
País: Estados
Unidos
Año: 1989
Víctimas del Asesino: 17
Jason Takes Manhattan es un caso de estudio sobre la operación
hollywoodense. Para finales de los 80’, la franquicia ya era una
marca establecida, casi diez años en el cine y reportando ganancias. Había
juegos de video, juguetes y una popular serie de televisión (en la que Jason no
aparecía), pero la saga estaba muy lejos de lo que fue en términos de taquilla.
Y eso es lo que importa: Estas películas eran negocio justamente
porque Paramount controlaba estrictamente el presupuesto. Cada entrega
nueva se financiaba de acuerdo a lo que recolectó el último film y cuánto se
proyectaba que podía ganarse. Por eso, cuando Rob Hedden llegó con su concepto
para la parte VIII, sonaba genial en
teoría, pero era irrealizable en la práctica.
“Se me ocurrió sacar al
monstruo del entorno clásico y meterlo en la gran ciudad” dice Hedden. “Íbamos
a sacarle el jugo a Nueva York hasta que pareciera una guía turística. Jason en Times Square, peleando en el
Madison Square Garden, matando en las tiendas por departamento. Había una
escena en el libreto donde Jason trepa la estatua de la Libertad y se lanza en
clavado al mar. La última pelea iba a ser en el puente de Brooklyn. Pero
como ya sabes, nada de eso ocurrió”.
Olvídate de la trama de
Tina: Jason Takes Manhattan abre
exactamente igual a todas las demás, pero Jay se sube a un crucero de jóvenes
graduándose de la prepa. Yo sé que Crystal Lake es un lago y los lagos no
tienen conexión al mar, pero este crucero es especial y va de Crystal Lake a
Nueva York. El enmascarado toma la Gran Manzana con guantes de sangre.
Just not really.
Si has visto Jason Takes Manhattan, te vas a dar
cuenta de que SÓLO VEINTE MINUTOS DE
PELÍCULA OCURREN EN NUEVA YORK, y ni siquiera es la de verdad; grabaron en
Vancouver, que asumía el papel de “Anycity, USA” que mantiene hoy.
“Cuando metí el libreto, me
dijeron que rodar en Nueva York era imposible con nuestro presupuesto” cuenta Hedden,
“y todo se vio subordinado a eso, al dinero. Íbamos a rodar en Canadá, porque
era más barato, y me daban menos de una semana para rodar en NYC. Así es como la película pasó de tener
sesenta minutos en Nueva York a ser mitad en el crucero y mitad en la ciudad.
Al final, apenas vemos a Nueva York”.
Un director con
experiencia, con nombre, habría podido exigir más, pero Rob optó to make-do
with what he had (y también es verdad que Paramount no habría contratado a un director más famoso porque eso habría
inflado al presupuesto). ¿Qué tal es el resultado? Vi la película por primera
vez cuando tenía como doce años, que es la edad en que todo es heavy metal,
tetas y sangre, e incluso el yo de esa
edad se sintió estafado. Recuerdo llegar al colegio al día siguiente y mi
amigo Alfredo dijo “Esa escena donde le quitan la máscara fue la peor
decepción”.
And it’s fucking true, velo
por ti mismo.
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