Puedes leer el review de la anterior Pesadilla en la Calle del Infierno aquí.
Título original: A Nightmare on Elm Street 4: The Dream Master
Director: Renny Harlin
Guion: Brian Helgeland, Kean
Wheat, Jim Wheat
Elenco: Robert Englund, Lisa
Wilcox, Danny Hassel
Cinematógrafo: Steven Fierberg
País: Estados Unidos
Año: 1988
Víctimas del Asesino: 6
Esta
película es una de las vainas más innecesarias en la historia de todo, siguiendo una tradición que Friday the 13th ya tenía tiempo
ejecutando.
El
rollo con las secuelas slasher es así: Digamos que producir una película
cuesta, por poner un número, diez millones de dólares. Tú puedes hacer una
slasher por tres, y mercadeándosela a los chamos, haces en taquilla tres veces
esa cantidad. Friday the 13th era
Paramount Pictures y Freddy era New Line, que eran estudios con billete; elevando
los valores de producción, podían ganar mucha, pero muchísima más plata que la
que invirtieron, por lo menos hasta que el negocio se agotara. Y después de la
buenísima parte 3, esta Dream Master,
que es una película inferior a sus antecesoras (quizá supera a la segunda por
los efectos especiales), fue un éxito de
recaudación que la franquicia no volvería a ver sino veinte años más tarde.
La
trama es una excusa: Kristen Parker,
que ha pasado a “la vida civil” con sus amigos Kincaid y Joey, tiene la
sospecha de que Freddy está vivo.
Efectivamente, Freddy vuelve BECAUSE OF REASONS (las secuelas arreglarían esto,
explicando que el verdadero poder de Freddy emana del miedo y que, mientras sea
temido, será capaz de volver, que es algo que guarda vínculos con la Pesadilla original), y en la primera
mitad de la película mata a todos los sobrevivientes de la peli anterior. La
cosa queda en manos de Alice Johnson,
un personaje tan nulo que me enteré que su apellido es ese mientras preparaba
esto.
Quizá
suena como que odio a Nightmare 4, no
es así porque soy biológicamente incapaz de odiar a algo en lo que Robert
Englund aparezca. Pero es un esfuerzo
disperso y así como las secuelas de Friday
son la misma película con tenues cambios, esto es la misma vaina que fue el
clásico de Craven (que, de hecho, elogió a la película por su imaginación y
dirección). La segunda parte tenía el rollo gay y la tercera es un avance
conceptual, pero esto es más de lo mismo.
¿Qué
es lo que se gana el cielo? Los verdaderos protagonistas de la vaina, los
efectos especiales. Hay dos escenas, la famosa pizza de la que no te daré más
detalles, y la cucaracha, de la que tampoco te diré más para que lo veas tú. Son
un despliegue delicioso de efectos especiales prácticos, una cosa que ves y de
verdad te preguntas “¿cómo hicieron esa vaina?” La secuencia final une eso a un
set bastante interesante, y los
despliegues imaginativos que vimos en la peli anterior alcanzan una cima. Hasta
el maquillaje de Freddy, que es un poco diferente, luce genial (y es el que usarían para
la portada del juego de nintendo).
Los
momentos finales, de cómo Alice derrota a Freddy (ah, ya sabes que eso iba a
pasar), quedaron tan bien que serían referenciados al final de la parte seis;
la dirección de arte está muy bien hecha.
But that’s pretty much it. Dream Warriors
tenía un libreto sólido en que los personajes rebosaban personalidad, y acá
todos son bidimensionales en desarrollo y actuación. Kristen es interpretada
por otra actriz (estimo que el libreto espantó a la Arquette, que de mal gusto
no peca) y esta nueva chica, Tuesday Knight, es cualquier vaina. La ejecución de Kristen como personaje es
inexplicable: ¿Qué necesidad hay de matarla, para introducir a Alice como
heroína? Yo me imagino que la actriz de Alice, Lisa Wilcox, habrá sido novia o
hermana, o panita de alguien, para que la metieran tan a juro en esta película,
pero ni siquiera, porque si le cortas el pelo y se lo pones rubio, ta-dah, es Kristen.
En la tercera parte nos despedimos de Nancy, en esta de Kristen y tenemos ahora que soportar a otra final girl, cuyo desarrollo es inferior al de las dos
anteriores.
La
vaina es tan pirata que Kristen sale con Freddy en el poster, un personaje que
muere empezando la película.
No
me sorprendería, tampoco, que el papel de Kristen haya sido más largo en el
libreto y cuando empezaron a rodar, viendo la capacidad histriónica de Knight,
decidieron cortarlo y reescribir. En Hollywood, esto es normal. Bobby Englund aquí ya está rey del fenómeno
cultural. Hace chistes, juega, pelea karate y hasta recibe billing
protagónico, que es una cosa que tendría de acá en adelante.
Si quieres ver Dream
Master por alguna razón, que sean los efectos. Es una película que cuando va por la mitad, ya sabes
exactamente qué va a pasar punto por punto, pero el viaje es tan entretenido
que termina sin gloria, pero también sin pena.
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