viernes, 18 de diciembre de 2015

¿Cómo Leer Cómics?



Hey, ya va. Esa respuesta te la tengo.

Piénsalo bien, no es tan obvio.

¿Qué quieres decir?

Bueno, okey. Ve, mis inducciones al cómic fueron Spawn y The Walking Dead (hubo un cómic de Star Trek que me gustó mucho y sólo pude pillar un par de episodios, porque en los 90’ era un mercado inestable por acá). Spawn arranca en el número 1 y sigue, secuencialmente, hasta nuestros días. Hay muchas historias paralelas donde el foco son otros personajes, pero si empiezas leyendo desde el No. 1, vas a tener una buena noción sobre la trama en general.

Igual con The Walking Dead. Empecé a leerlo alrededor del 2005, 2006, porque en esa época estaba irrecuperablemente obsesionado con los zombis y no existía literatura buena sobre el tema. Tenías Soy Leyenda y The Stand, que son buenísimos, pero no exactamente lo que buscas. Aparece entonces un cómic siguiendo los preceptos de Romero: En un mundo apocalíptico, nos enfocamos en los personajes, desde ese primer capítulo hasta la actualidad.

Esos dos títulos funcionan como series de televisión: Puedes empezar desde el primer episodio. También existen series limitadas en universos definidos, como Watchmen, que lees de principio a fin y ya, tienes toda la historia. 

Tras leer Watchmen ya no poder salir del mundillo, fui leyendo de todo hasta llegar a Marvel y es por eso que estás leyendo esto hoy.

Bah, no te molestes. No leo cómics de superhéroes.

You suck, kid.

¿q- Qué? NO, YOU SUCK.

En serio, te estás perdiendo algunas de las mejores propuestas en la historia del medio.

Hmmm, ya veremos. Háblame de esas series limitadas y las historias secuenciales y eso.

El cómic está comúnmente asociado al superhéroe, no tanto por la aparición de Superman en Action Cómics, sino por un evento particular que ocurrió a mediados de los 50’.

Ya hablamos de la vez en que los cómics casi dejaron de existir, pero el otro punto de inflexión ocurrió en 1954. Ahora es inimaginable, pero en aquel entonces, los superhéroes eran una fracción reducida de la expresión artística hoy llamada “arte secuencial”. La principal atracción eran las historias de terror, de ciencia ficción, de vaqueros y hasta de romance, y nadie ofrecía mejores propuestas que EC Comics, de Bill Gaines.

Las historias de EC, y las de terror en particular (su material más famoso), funcionaban como una antología. The Haunt of Fear sacaba un número con tres historias. No estaban conectadas y tenían inicio, desarrollo y final, partiendo del mejor talento de la época. Hasta que llegó Frederick Wertham y su libro, Seduction of the Innocent, señalando que una razón fundamental de las perversiones en la juventud yacía en los cómics. Aunque DC sufrió un poco por el tema de Batman viviendo con un muchacho y durmiendo en la misma cama en auténtica vida doméstica, la artillería se centró tanto en EC Comics que la empresa quebró. El Comics Code Authority nació con directrices para “proteger a los lectores jóvenes”, y EC se quedó con una sola revista: MAD.

¿Qué tiene que ver eso con las series limitadas?

Durante mucho, pero mucho tiempo, los cómics vivieron tranquilamente sin superhéroes y ese mercado está vivito y coleando en series limitadas (e incluso todavía publicándose). O sea, los cómics no son sólo superhéroes. Si no quieres leer fantasía heroica enmascarada, todavía hay centenares de opciones.

Ok. Recomiéndame algo que pueda leer desde el primer episodio y que tenga final.


Y: The Last Man: Una plaga asola a la humanidad, matando a todos los mamíferos con un cromosoma Y. El mundo es de las mujeres y de un único macho superviviente, Yorick Brown. Lejos de la parodia erótica que puedes imaginar, la historia es una hermosa (e inteligente) road movie post-apocalíptica, mientras Yorick renuncia a todas las mujeres y busca a su enamorada, en el otro lado del planeta. El título que volvió estrella a Brian K. Vaughan.


Preacher: El reverendo Jesse Custer ha recibido a Genesis, el producto de la unión entre un ángel y un demonio y, con él, la capacidad de dar órdenes con “la palabra de Dios”: Todo lo que Jesse diga, los demás deben cumplirlo. Es así como, interrogando a un ángel, descubrimos que Dios ha abandonado al cielo, vaga por la tierra y ha abandonado a la humanidad. Junto a su novia Tulip (una experta con armas de fuego) y su mejor amigo, Cassidy (que resulta ser un vampiro pendenciero), se lanzan en un viaje por el sur de Estados Unidos, literalmente buscando a Dios, para forzarlo a dar la cara.


Fun Home: La historia autobiográfica de Alison Bechdel, creciendo en un hogar con una madre frustrada y un padre de inquietante vida secreta. Alison, que no sabe cómo acercarse a sus progenitores mientras descubre su propio lesbianismo, reflexiona sobre los rostros que le otorgamos a la sociedad cuando funcionamos como familia y lo que se esconde detrás de la máscara estando en privado. ¿Tienes problemas con tus padres? Fun Home te explicará cómo la adultez iguala y si no otorga perdón, al menos sí comprensión.


Persépolis: Otra autobiográfica, esta vez de Marjane Satrapi y su crecimiento en la Irán de plena revolución islámica. Vemos a través de una niña cómo el país se va transformando y cómo uno hace concesiones en la vida diaria para tener paz con el autoritarismo. Luego, al crecer, emigrar y adoptar una vida cosmopolita, nuestra heroína descubre que las relaciones con los lugares son tan complejas como aquellas con los amantes. Esto es no sólo una buena historia, sino una explicación general de todo el problema en Persia, la tríada kurdos-chiitas-sunitas y lo repetitivo (y anacrónico) de las “revoluciones”.


Batman, Year One: Jim Gordon empieza su ronda como policía de Gotham, un lugar que se llevó el diablo. Con soliloquios propios del noir, lucha contra la corrupción, las mafias y la descomposición de su vida privada. En este entorno surge un justiciero ilegal, un tipo que se disfraza de murciélago, opera como un fantasma y entrega a los criminales ya apaleados. Bruce Wayne, por su parte, desarrolla el concepto que ha sido su obsesión desde la infancia y, con esos primeros pasos, comete errores de los que dejan cicatrices.

De verdad quieres venderme a los superhéroes.

It’s your loss.

Está bien. Háblame de eso.

Aquí la cosa se pone difícil. Considera esto: Wolverine es uno de los personajes más famosos que posee Marvel. En un momento determinado, Wolvie puede aparecer en X-Men, Alpha Flight, New Avengers, Astonishing X-Men y su propio título, Wolverine. Todas esas historias ocurren al mismo tiempo y se supone que todas son “canon”, es decir: todas pasaron de verdad y todas cuentan. ¿Cómo se supone que “Guepardo” (o “Lobezno”, si estás en España) puede estar en todos esos lugares a la vez?


El problema es incluso peor con Batman. Batman no sólo sale en su propio título, en Detective Cómics, en Arkham Unleashed, afiliados como Nightwing, Gotham Central, JLA y Catwoman, en novelas gráficas tipo The Long Halloween (todos se publican al mismo tiempo, recuerda), sino que su publicación data de 1939. Estamos hablando de casi un siglo de continuidad. Algo comparable pasa con Spider-Man.

Cuando me hundí en los cómics, el momento en el que de verdad me apasioné por el medio, Marvel estaba sacando Civil War. Déjame decirte que era un momento excelente para iniciarse: Marvel no sólo se había revisado and got their shit together tras la quiebra, sino que ya tenía su identidad mejor establecida, sabía quién era y cómo quería mostrar a estos personajes. El conflicto seminal entre el registro, auspiciado por Tony Stark, y la independencia apoyada por Steve Rogers, nos llevó a estar pendiente, mes a mes, de lo que estaba pasando, quién moría, quién saltaba la talanquera y cuán cerca estábamos del desenlace. Teníamos la impresión de que esto va a cambiar todo, para siempre.


La historia finalmente concluyó con un claro ganador y un final súper controversial… que perdió importancia unos tres meses después, porque Marvel cambió equipos creativos y lo que nos tenía apasionados ya no importará, “borrón y cuenta nueva”.

Wtf?

I know. Ahora imagínate cuántas veces ha pasado en personajes de larga historia, como el mentado Murciélago.

Creo que me duele la cabeza.

Tranquilo, hay solución. No busques Fantastic Four en Wikipedia y leas la historia de principio a fin porque: a) La mitad de eso no cuenta; y b) No todo es representativo de esos personajes. Una de las cosas que más me molesta sobre esos…

Ya va, ¿si no cuenta, por qué sale ahí?

…cambios ocurrió con uno de mis mutantes favoritos, Nightcrawler. Amo el concepto de Nightcrawler, es un mutante que en apariencia debería ser malo. Se ve como un demonio y sus poderes tienen pinta (y olor) demoníaco. Pero resulta que es uno de los tipos más humanos que ha pisado la Academia de Xavier, y un ferviente católico (eso de “las apariencias engañan” es otra de las razones de por qué amo a Beast). Tras la saga que construyó a los X-Men, bajo la pluma de Chris Claremont, vino una serie de creadores curiosos, ninguno más infame que Chuck Austen.

Escupimos en el suelo y que su nombre viva en la infamia.

El Innombrable parecía una buena elección para los mutantes, tenía cierto currículum. Bueno, agarró a Nightcrawler y nos dijo que, primero, era azul porque era el hijo de Mystique. Ya por ahí empezamos mal. O sea, las inconsistencias en eso--- bueno, ok. El padre de Nightcrawler, según este sacrilegio es, and brace yourself for this shit, Azazel. ¿Te acuerdas del cuasi-demonio que sale ayudando a Magneto en la película X-Men: First Class? Él.

Dude, you’re nerd-ranting.

Resulta que Nightcrawler siempre fue un demonio. De acuerdo a esa historia, de acuerdo a Austen. Para ese punto, había asumido el sacerdocio, pero todo fue una ilusión y el tipo es tan satánico como Black Sabbath. WHAT THE FUCK IS THAT SHIT????

O… okey…

¡CHUCK AUSTEN SE BURLÓ DEL CONCEPTO DEL PERSONAJE!

Esa historia es considerada por muchos fans, y con razón, la peor historia de los X-Men.

Y hay cuentos así pa’ tirar para arriba, de cosas que supuestamente son canon, supuestamente pasaron, pero nadie las toma en serio. Muchas veces ni siquiera las editoriales las respetan, tácito reconocimiento del error (como la Saga de los Clones de Spider-Man). ¿Sabías que cuando Batman se le plantó a las mafias de Gotham, se hizo un poquito pipí en los pantalones? Canon, gracias a una historia escrita por Kevin Smith. I mean, I love you, Kev, but your comics stink.

¿Cómo hacemos entonces?

Fácil: Lee historias y lee equipos creativos.

Los cómics de superhéroes funcionan, más o menos, como temporadas de televisión. Cuando un equipo creativo empieza, “la temporada” arranca ahí y ese es un excelente punto de inicio para un lector nuevo. El “run” de Brian Michael Bendis en Daredevil (creo que está compilado como “Volumen 2”) empieza con una referencia -¡casi recreación!- de Julio César. Bajo Bendis, Daredevil se torna uno de esos héroes que opera no desde el espectáculo de los Avengers, sino desde las sombras, en la noche, en la calle. Una historia detectivesca sobre un tipo con poderes. La historia que me hizo fan del personaje.

 Ahora, si lees el Daredevil compilado más reciente, de Mark Waid, el tono es totalmente distinto. Sigue siendo el lomito de la industria (como todo lo escrito por Waid), pero si estás esperando lo mismo que obtuviste bajo Bendis, te puedes decepcionar (igual que si leíste el Daredevil de Kevin Smith –que detesto- y entras al Volumen 2, es una sorpresa súper grata).

Batgirl es otro título que está sonando durísimo recientemente: Tiene buenos libretos y muy buen arte. Pero quien dirigió y escribió el título antes de esta “temporada” (“Run” es el término correcto), Gail Simone, se botó con una historia de Barbara Gordon superando sus temores y traumas con la silla de ruedas. Excelente historia, pero de un tono mucho menos juvenil que el actual. ¿Cuál es mejor? La que tú quieras, la que más te guste.

Deadpool fue creado por Rob Liefeld, pero el Deadpool que él creó era un fusil de uno de sus personajes favoritos, Deathstroke. Personalidad muy diferente al Deadpool que amamos, que nace en el run de Joe Kelly. Lo mismo pasa con Batman, el personaje nació en 1939, pero la versión moderna, el Batman que ves hoy en todos lados, es el de Year One, tras la reinvención de Frank Miller.

Sé fiel a las historias y a los equipos creativos.

¿Viste lo que estamos haciendo? Estamos hablando de creadores por nombre y apellido. Eso es consecuencia del consejo antedicho, vas a seguir a artistas como los fans del deporte siguen a jugadores independientemente del equipo en el que estén. ¿Te gusta Garth Ennis? El tipo escribió la mejor historia de Punisher que he leído, Punisher MAX. ¿Te gustan los X-Men? Vete a la fuente, el run que empieza en Giant Size X-Men, bajo la pluma de Chris Claremont (y al terminarlo, salta al Astonishing X-Men de Joss Whedon, trust me). ¿Te gustan los Teen Titans? Lee The Judas Contract, un sendo cómic de intriga y traición —y así coges nota sobre el verdadero titán que es George Pérez.

El detalle con todo esto, y a lo mejor ya lo intuyes, es que los cómics de superhéroes no cambian realmente. Peter Parker siempre va a ser Spider-Man y siempre va a usar ese traje porque cambiarlo implica cambiar marcas, mercancía y perder el rostro reconocible de la empresa. Claro, a veces lleva el traje negro o el Iron Spider, pero siempre va a volver al azul con rojo. Son mitologías modernas y, como tales, no tienen final –muchos ni siquiera tienen inicio. Así que no te compliques la vida, búscate Superman: Red Son y dale con todo.

Ah, no, pero ya me enamoraste del tema. Quiero saber TODO sobre Hawkeye. 
 
Sólo mira eso.

Y yo te diré que, a lo largo de esta disertación, desarrollaste muy buen gusto. Hay enciclopedias de personajes que pueden decirte todo lo que quieres saber y más, desde lo que cuenta, lo que fue corregido (Scarlet Witch y Quicksilver, hasta hace nadita, eran mutantes) e historias paralelas interesantes. El wiki de Marvel también es bastante completo con sus personajes, pero necesitas leerlo como a los cómics mismos: con ojo crítico, discriminando lo que vale y lo que no. ¿Y cómo desarrollas ese ojo crítico? 

Leyendo. Bienvenido a una grandiosa y gratificante afición.




4 comentarios:

  1. Grandioso post. Te has ganado un nuevo lector.

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  2. Yo decidí leerme todo sobre Ghost Rider, pero siempre con la mente abierta, y tratando de entender como ha evolucionado el personaje con la época.

    Y, la verdad, los viejos que me han dado buenos momentos de risa.

    Casi siempre fue cuestión de tiempo y disposición.

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    1. Eso es fundamental, acercarse al cómic mainstream no con una idea estricta de lo que esperamos que tal personaje sea, sino aceptando que son maleables dependiendo del equipo creativo y de la linea editorial del momento.

      No le he entrado bien a Ghost Rider, debo investigar más del personaje...

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