martes, 28 de mayo de 2019

Explicando Chernóbil (II)


Para leer la primera entrega, haz click aquí.

Entonces, ¿dónde nos quedamos?

Hermano, usted se tarda burda escribiendo, ¿oyó?

Soy un tipo ocupado, vale, ¿no has pillado el trabajo que estamos haciendo en Caracas Chronicles? ¿Oíste alguna de las entrevistas ahorita en radio, gracias a textos de este mismo blog? Ni siquiera fuiste al toque de mi banda, peluche.

¿Cuál banda es esa, diablo?

Curetaje.

Holy shit, I hear they’re pretty dope.

They are. Pero vamos a lo que vinimos.

Ok. El reactor acaba de explotar y el primer capítulo de la serie abre en ese momento.

Correcto.

Dentro de la sala de control, todo el mundo sabe que algo grave pasó, pero creen que fue una de las turbinas lo que explotó, no el reactor (que habría sido un accidente teóricamente imposible, como comentamos). Hasta acá, todo el mundo jura que es un accidente industrial y no una catástrofe nuclear.

Dado el monstruo de sacudón que generó la explosión, un equipo de bomberos que tenía la propia planta se puso en acción. Luego ocurre la llamada de emergencia, solicitando refuerzos del cuerpo de bomberos de Prípiat, una de las grabaciones más acojonantes ever:


Eso que vemos en la serie, esa obstinación de Dyatlov, es real y fue él quien ordenó a hombres a que fueran al cuarto del reactor y forzaran las barras de control dentro del reactor a mano. Recuerda, él no sabía que no existía reactor.

Pero en la serie salen diciéndole que el reactor explotó.

Y él está en negación, eso es verídico pero, de nuevo, esto tienes que verlo en contexto. Que Anatoly Dyatlov era cabrón es algo que difícilmente podremos discutir, pero no era estúpido ni quería morirse. En la sala del reactor, ningún indicador decía lo que pasó de verdad, todo decía que la temperatura estaba subiendo y que las turbinas no estaban pasando agua. Es por eso que él decide que la meta era enfriar al reactor y abrir esas turbinas así fuera a mano. Es por eso que Akimov y Toptunov salen a enfriar la vaina, tratando de prevenir un desastre que ya pasó. El sacrificio de esos broders fue en vano.

¿Cuándo entonces se dan cuenta de lo que pasó?

Nadie lo sabría durante horas.

No te creo.

En serio. El accidente ocurre a la 1:25 y no fue sino hasta las seis de la mañana que todo el mundo tuvo que aceptar la realidad. Fíjate una cosa: los bomberos llegan al desastre, pero no saben qué están viendo. Efectivamente, muchos agarran pedazos de grafito del suelo con sus propias manos, eso pasó de verdad.

¿Cómo pudieron no darse cuenta?

Hay versiones contradictorias sobre eso. Una, la inmediata del momento, dice que los bomberos llegaron a atender un incendio normal y que lo primero que sintieron fue un picor en la cara, como de agujas, y un sabor metálico en la boca. Se solía pensar que la radiación era invisible, que es cierto, pero también insípida. Chernóbil demostró que no, que cuando llega a ese extremo, hay señales evidentes de radiación.

Otra versión, salida años después por parte de uno de los bomberos supervivientes, dice que los carajos estaban claros sobre lo que estaba pasando y que “todo esto es radioactivo, todos aquí vamos a morir”.

¿Entonces?

Como suele ser, la verdad está en un punto intermedio: Higginbotham entrevistó a Anatoly Zakharov, uno de los líderes del cuerpo de bomberos de la planta, junto a Vladimir Pravik: Zakharov era residente de vieja data de Prípiat, y asistió durante la construcción del reactor, de manera que cuando llega y ve los bloques de grafito regados por el suelo, supo que algo súper grave estaba ocurriendo, porque hay un solo lugar en toda la planta que esconde a esos bloques.

Algunos bomberos sabían, otros no.

Ah, hubo bomberos que se salvaron entonces.

Sí, pero cuando te expones así a la radiación, siempre quedas afectado. El fotógrafo que sobrevoló la zona en la mañana y fue el primero en tomar imágenes del reactor destruido, Igor Kostin, pasaría el resto de su vida convaleciente, algo así como seis meses hospitalizado y seis meses en la calle.

Fuck. ¿Por qué es tan grave la radiación?

Fíjate: la radiación es energía devenida de un proceso que ocurre dentro de los átomos bajo ciertas condiciones.

Marico, explica bien.

Estoy explicándolo lo más fácil posible. Lo importante es esto: no todos los átomos liberan la misma radiación, y algunos elementos irradian energía que es capaz de alterar y destruir al tejido de organismos vivientes. Este tipo de radiación se llama “radiación ionizante.”

Ahora, ese aire brillante que la gente describía es radiación ionizante, y viene de tres maneras: partículas alfa, beta y gama.

Las partículas alfa son las más grandes y lentas, y no pueden perforar la piel, las puedes frenar con una hoja de papel. Pero si llegaras a ingerirlas (en agua o alimentos contaminados, por ejemplo), son súper dañinas para los cromosomas. El polonio 210, por cierto, es uno de los carcinógenos en los cigarrillos modernos, y emite partículas alfa.

Las partículas beta son más pequeñas y sí pueden entrar en la piel, que uno ve en forma de quemaduras. Ya aquí necesitas una protección de ropa especial con aluminio, y si llegaran a entrar en tu cuerpo, es devastador. El estronio 90 se aloja en los huesos, el ruthenium para en los intestinos y el yodo 131 va a la tiróides de los niños, donde provoca cáncer.

Las peores partículas son las que constituyen a los rayos gama. Para frenarlas, necesitas muros de concreto densos, o plomo, y pueden freír incluso a aparatos electrónicos. La metáfora que hacen en la serie, de miles de balas microscópicas, es exacta: los rayos gama perforan al cuerpo humano sin detenerse, escoñetando tu ADN.

La exposición a estos elementos provoca el síndrome de radiación agudo, que es una enfermedad mortal donde la composición celular del organismo se autodestruye. Literalmente te derrites de adentro hacia afuera.

Erm. ¿Cómo me puedo proteger ante la radiación?

Es muy improbable que alguna vez te veas expuesto a esta clase de elementos, A MENOS QUE HAYA UNA GUERRA NUCLEAR, EL MÍO.

That’s not funny.

Foto de Kostin afectada por radiación.
Ve, los efectos de la radiación dependen del tipo de radiación, el tiempo de exposición, y qué partes de tu cuerpo recibieron las partículas. Para que tengas una idea on just how fucking lethal this thing is, y por qué me cuesta tanto jugar cosas como Fallout y ver una radiación que es totalmente irreal, los gringos hicieron un experimento en 1959 donde expusieron a un reactor funcional directo a la atmósfera, en Georgia. Los científicos llamaron al resultado “taxidermia instantánea”: todos los organismos vivos que estaban en el área del experimento murieron. Hasta los gérmenes y las bacterias fueron exterminados. Algunos árboles se marchitaron, otros cambiaron de color. Los cauchos de los carros se endurecieron como piedra, la coca-cola en las botellas se volvió como chicle, todos los circuitos en las radios se fundieron.

¿Entonces por qué se dice que las cucarachas sobrevivirían un ataque nuclear?

Creo que eso es exageración. La radiación mata a lo que sea.

Entonces, ¿qué pasó en la planta?

Una de las primeras personas que entendió que esta vaina no era normal fue Alexander Yuvchenko, uno de los ingenieros supervisores que estaba en su oficina, en el edificio administrativo.

Tras el apagón y aquel mini-terremoto, Yuvchenko reunió su equipo de primeros auxilios y salió al edificio número 4. En el camino, se consiguió con dos personas que venían tan deformadas, que no las reconoció. Los dos hombres estaban mareados, temblando y con profundas quemaduras. Luego vino Yuri Tregub, a quien recordarás de la entrega pasada.

El jefe de la guardia diurna, ¿no era?


Yeah. Dyatlov lo mandó a abrir las bombas de agua manualmente para enfriar al reactor. Sabiendo que la tarea sería imposible para una sola persona, Yuvchenko lo acompañó hacia los tanques de agua, teniendo que cruzar toda clase de escombros y agua contaminada.

Efectivamente, en la sala del reactor los tanques habían desaparecido, lo grave no era eso; lo grave es que, al alzar la mirada, veían directo al cielo, al espacio abierto. Todo el aparato industrial estaba destruido y una columna de luz blanca con prismas ascendía hasta la infinidad. Fue “una hermosa fosforecencia que hipnotizó a Yuvchenko durante segundos”, de acuerdo al libro de Higginbotham, y Yuri Tregub lo despertó con un jalón y palabras que nosotros entenderíamos como "¡Eso es radiación ionizante, güebón!"

¿Qué es eso de las caras rojas?

Es la marca de la bestia.

Una de las primeras señales de que te pasaste de radiación es “el bronceado nuclear”: las partes expuestas de tu piel reciben esta quemadura como de insolación… en cosa de segundos.

Como le pasó a los bomberos.

Vladimir Pravik.
Yeah. Vladimir Pravik entró en la planta con puñado de hombres entre los que estaba, por cierto, Vasily Ignatenko, el marido de Lyudmila, la chica de los rulos dorados en la serie. Ascendieron hasta la azotea, donde comprobaron que había fuego extendiéndose a la azotea del reactor 3 (los dos edificios eran vecinos), y fue en eso que ellos se enfocaron. Mientras miraban y se daban cuenta de que iban a necesitar una manguera distinta a la que trajeron, los pedazos de grafito y uranio alrededor emitían rayos gama mortales. Había “una niebla que era diferente del humo, con su propio aroma”.

Vladimir Pravik es considerado uno de los héroes más kilúos de esta historia, porque entendió, en su ignorancia, que si estos incendios no se controlaban rápido, El desastre sería exponencialmente peor.

Huh. Y… ¿murió?

Bueno, mientras eso estaba pasando, Alexander Petrovsky, un bombero sargento de 24 años, estaba afuera del reactor, coordinando los esfuerzos iniciales. Dice que recibió órdenes de ver qué estaba pasando en una parte dentro de la planta que, además, conocía muy bien porque prestó asistencia técnica aquí durante años.

Petrovsky dice que subió al primer piso del edificio cuando se consiguió con Pravik y los demás bajando las escaleras. Estaban balbuceando incoherencias y trastabillando. El sargento dice que ese fue el peor momento de cague, porque él había visto accidentes antes en la planta, pero en este caso eran doce tipos vomitando y arrastrándose unos a otros. Dicen que la radiación era tan heavy, que los ojos de Pravik, que eran marrones, se habían puesto azules.

That’s fucked.

El propio Petrovsky cuenta algo aterrador: cuando estaba cuadrando con otro bombero cómo proceder, se quedó ciego.

Nooooo, no, no, no me digas eso.

Duró pocos segundos, pero cuando le regresó la visión, se batió en retirada. “¡Vámonos de aquí, Vanya!” le gritó a su compañero.

No entiendo por qué nadie les dijo naadaaaa.

Y ahí es cuando hablamos del director de la planta, Viktor Brukhanov (también occidentalizado como "Bryukhanov").

All Victors are pieces of shit, huh?

Well, I don’t know about all of em’, pero ¿quieres indignarte más? Viktor Brukhanov era un experto en barrer desastres bajo la alfombra.

Pues esta vez no le salió muy bien.

No, pero esa forma de actuar suya representa muy bien al pensamiento soviético. Hay una cita que me parece haber leído en Revolutions 1989, donde uno de los políticos comunistas describe a la maquinaria como una sociedad de cómplices. Parafraseo: “A fin de año, tiene que cumplirse una meta y si esa meta no se cumple, tiene que haber una persona que es culpable, porque el socialismo es perfecto y el Partido es perfecto, no se pueden equivocar, aunque el plan central sea absurdo en la práctica. Tiene siempre que haber un culpable que los exculpe a ellos.

Pero, ¿qué pasa? Que si una persona comete un error en la cadena de producción, es también error de su supervisor, por no estarle vigilando. Y eso, a su vez, puede ser error del supervisor de esa persona. Al final, tienes a un montón de funcionarios escondiéndose unos a otros los errores, porque si uno va preso, todos los demás quedan expuestos a ir presos también”.

En ese sentido, Brukhanov sabía moverse muy bien en el sistema. Era un carajo sin muchos conocimientos sobre energía nuclear, pero con bastantes habilidades políticas y administrativas, que sabía qué palancas halar cuando había un problema, para que todo se quedara “en familia” y nadie en Moscú supiera nada. Ya hablamos de cómo la KGB escondió a un accidente grave con anterioridad, pero había mucho que las autoridades desconocían porque el tocayo aquí se encargaba de sostener el secretismo. El tipo era tan talentoso en esto, que ese año, 1986, esperaba ser ascendido a una posición ministerial importante en Moscú, lo que era toda una hazaña para alguien tan joven.

Sin embargo, él mismo supo, por su propia declaración, que cuando llegó a la planta ese día a las dos de la mañana, iba a ser arrestado.

Me estás diciendo que el director de la planta nuclear no sabe nada de energía nuclear.

Yeap. Es como el Sr. Burns.

¿Quieres que te diga otra cosa que vas a quedar loco? El otro burócrata que anda con él en el primer capítulo, el tipo blanquito, calvo, de lentes, era el ingeniero en jefe de la planta, y todo lo que sabía lo aprendió en un curso por correspondencia.

Verga, sí hablas paja, ya te fuiste aquí de mentiroso.

Te lo juro. Ese tipo, Nikolai Fomin, es otro personaje en esta obra que parece sacado de ficción.

Si bien Brukhanov era un poder en Prípiat (estuvo en el terreno antes de que el pueblo se empezara a construir, y fue uno de sus primeros ciudadanos), Fomin era un carajo más taciturno y era ingiero eléctrico, no físico ni ingeniero atómico. Era primero comunista y, segundo, especialista técnico, y por eso ascendió a donde estaba. Cuando lo asignan a la planta de Chernóbil, su experiencia en la materia era nula, y tuvo que aprender sobre la marcha.

¿Por qué eso me suena familiar?

Porque eres venezolano.

En el comunismo, se premia a la lealtad política por encima de cualquier otra capacitación.

Esa escena del viejo comunista hablando en el búnker, ¿eso pasó de verdad?

No, no así.

Cuando Brukhanov convoca a sus demás sátrapas, había mucho wishful thinking sobre la gravedad del asunto, y había un esfuerzo conjunto por mantener la vaina callada y en calma. Fue el jefe de defensa civil de Chernóbil, Serafim Vorobyev, el que levantó la mano y entendió lo que estaba pasando, quizá porque a diferencia de los demás, que eran burócratas, él sí sabía qué significaba ese vapor brillante.

—Viktor Petrovich —dijo—, necesitamos hacer un anuncio y evacuar la ciudad.

Eso sí se vio en la serie, un carajo sí menciona que esto está mal.

Bueno, después de que los demás lo callaron con ideología necia, Vorobyev se montó en su carro con un dosímetro y manejó por la zona, viendo, con el amanecer, a los primeros técnicos siendo evacuados en camillas. Según su testimonio, todos estaban mareados pero eufóricos, con dolor de cabeza y vomitando. Señales inequívocas de envenenamiento por radiación.

El tipo pronto se devolvió al búnker y le dio a Brukhanov su estimado más conservador: En este momento, la estación está rodeada de un campo suficiente para matar a un hombre varias veces, y se va a extender hasta la ciudad.

Pero de nuevo los tipos se conjuraron en su contra para “no esparcir el pánico”. Incluso llegó un experto en radiación que dijo que la cantidad que medían los dosímetros eran micro.

Y no eran micro.

No, eran exactamente lo que los dosímetros decían.

¿Qué pasó con Vorobyev?

Salió tres veces a hacer mediciones y confirmar su experimento. El carajo recorrió tanto a la zona, que cuando llegó de nuevo al edificio administrativo, ya su dosímetro no leía bien porque él estaba emanando radiación. Fue él quien llamó por teléfono a Kiev y descubrió que las líneas estaban cortadas y que estaban aislados.

I think he survived, though; seguro quedó con secuelas de la vaina, pero no aparece en la lista de fallecidos.

En este sentido, sí, Chernóbil demostró lo peor que el ser humano es capaz de hacer, pero también demostró escenas de heroísmo increíbles, y esas empezaron desde el primer momento. Había gente que ni idea de lo que estaba pasando, pero muchos otros sí estaban claros con lo que se estaban exponiendo, y aún así hicieron el sacrificio. Me recuerda algo que sale en Voces de Chernóbil, el testimonio de uno de los liquidadores (esa gente que se ofreció a prevenir mayor desastre): “Para los occidentales, es una locura nuestro comportamiento, hacer todo esto sabiendo lo que nos iba a pasar. Pero para nosotros, está en nuestra sangre. Aquí todo el mundo tiene familiares que murieron en la guerra contra los nazis, sacrificándose por su país. Y son héroes. De manera que cuando te dan una orden para que te sacrifiques por los demás, realmente estamos siguiendo al ejemplo de nuestros antepasados”.

Y hasta acá llegamos por ahora.

Este cuento es increíble.

Y falta.

¿Voy a tener que esperar a que el Sr. Muy Ocupado termine sus cosas importantes para que vuelvas a escribir acá?

No, no. Espero sacar el viernes otra entrega que abarque a los capítulos dos y tres, y así estamos al día.

Pendiente, pues.

Una cosa antes de que terminemos: ¿Fomin de verdad mandó a un técnico a que se asomara directo al reactor?


Sí. Ese técnico era Anatoly Sitnikov, murió de síndrome agudo de radiación. Efectivamente cuando volvió con su testimonio, nadie le creyó…

3 comentarios:

  1. Excelente explicación eres super genial 👍 seguiré leyendo todo. Puedes enviar tus redes para seguirte por acá no encuentro como 😭

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  2. Me uno a las lecturas de estas publicaciones, son geniales, gracias.

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