domingo, 19 de mayo de 2019

Explicando Chernóbil (I)


Lo primero es que, si vamos a hablar de esto, dime que no estás inventando.

No, no. Mis fuentes principales son tres:

* Voces de Chernóbil, de Svetlana Alexievich;

* Midnight in Chernobyl, de Adam Higginbotham, y;

* El documental The Battle of Chernobyl.

Todos los años sale material sobre el accidente, pero casi nada es nuevo, con esas tres ya tienes un curso intensivo.

Ok. So: malditos comunistas, ¿eh?

Y eso que la serie está empezando.

¿Qué es lo que pasó?

En los términos más sencillos posibles: el 26 de Abril de 1986, se hizo una prueba de seguridad sobre el reactor más nuevo de la planta Vladimir I. Lenin (Chernóbil), el número 4. Era una prueba que tenía mucho tiempo de atraso y que, por errores de diseño en el reactor y errores humanos, degeneró en dos explosiones, liberando radiación directo del núcleo del reactor a la atmósfera. Se murió un pocotón de gente, directa e indirectamente.

¿Pero cuál es la gran cosota, por qué el accidente tiene esa relevancia?

Porque, pana, fue la primera vez que la humanidad vio al poder del átomo por lo que es. El accidente en Fukushima fue del mismo rango, pero fue una cosa muy, muy controlada. En cambio lo que pasó en Chernóbil es salido de una película de terror: 30 personas murieron por radiación aguda, que es una de las muertes más horrorosas que existe y creo que la peor sobre la que he leído en la vida (ya van a ver cómo es), y hubo que evacuar a todo un pueblo para prevenir más muertes, para nada: generaciones de ciudadanos quedarían afectados y lo padecerían ellos mismos, o sus hijos.

Chernóbil demostró que el poder “civil” del átomo no es inofensivo, como se quería creer, y que si lo peor llega a pasar, el resultado es inimaginable.

Pero cuenta bien, pana.

Para hablar de qué pasó esa noche y por qué, tenemos primero que hablar sobre el reactor en sí, cómo funciona y cómo, de cierta manera, lo que pasó era inevitable, como Thanos.

Se suponía que los átomos no podían ser destruidos, hasta que las teorías de Einstein demostraron que, en efecto, puedes separar a un átomo para que libere una gran cantidad de energía. En un arma nuclear, esa liberación es en una explosión, de un solo golpe. En un reactor, es el mismo principio, pero regulado y controlado por la mano humana, para lo que hace falta tres elementos: un moderador, un enfriador y barras de control. Acá estoy parafraseando a Higginbotham, él lo explica mucho mejor que yo.

Si tú juntas la cantidad correcta de uranio 235 con neutrones de un moderador, puedes ir generando una reacción en cadena que va generando energía. Esa condición se llama “criticality” y, como su nombre indica, vas llevando al reactor a su punto crítico, en el que lo mantienes.

Eso suena delicado.

Lo es. Para controlar a los neutrones del moderador (que puede ser agua o grafito, y el reactor 4 usaba a ambos), necesitas barras de control. Lo que estás buscando es que la reacción que generaste con el material radioactivo y el conductor vaya generando una reacción en cadena donde cada átomo contiene la misma cantidad de neutrones que sus átomos vecinos, sosteniendo ese punto crítico.

Si esto no pasa y los átomos pierden neutrones, la reacción en cadena se ralentiza y el reactor se apaga. Pero si cada átomo, en cambio, gana más energía, los átomos vecinos generan a su vez más energía, y llevas el punto crítico más allá de sus límites (una “supercriticality”) y la vaina, en cuestión de segundos, explota.

Las barras están hechas de “esponjas atómicas”; al insertarlas en el reactor, vas controlando la cantidad de neutrones. Si las introduces completas, absorben todos los neutrones y el reactor se apaga, y si los extraes, subes la reactividad y la cantidad de calor y energía que se genera. Las barras deben manejarse con lentitud, porque el proceso es muy sensible y si las sacas muy rápido, el reactor genera todos esos neutrones de coñazo, e induces la supercriticalidad.

¿Me sigues?

Me imagino que es más complicado que lo que me estás diciendo.

Claro, estoy simplificando cosas. Pero en principio, es esto.

Ok.

Esto es clave: para generar electricidad, el uranio dentro del reactor debe calentarse como para convertir al agua del moderador en vapor, pero con cuidado, porque demasiado vapor no enfría el reactor, lo calienta, y ka-boom. Adivina qué hace el enfriador.

It fucks your mum.

Very funny.

I’m a born comedian, son.

De aquí es que viene el famoso grafito: el grafito reduce el calor dentro del reactor.

Pero ya va, ¿el grafito no es moderador también?

Yeah, y el agua también es un enfriador.

¿Cómo sabes cuándo estás enfriando y cuándo estás generando más energía?

Exactamente.

¿Y nadie se dio cuenta de esto?

Se dieron cuenta en los años 50’, este defecto de diseño era súper bien sabido. Los soviéticos y los británicos fueron los primeros en verlo, pero además los soviéticos descubrieron otro defecto terrorífico, una cosa que en inglés se llama “positive void coefficient”.

Ve: Un reactor que funciona con agua forma burbujas en el vapor. Esas burbujitas son “vacío” y entre más burbujas haya, se modera más los neutrones (porque son agua) y se baja la reactividad. Es decir que si todo tu moderador y enfriador se convierte en vapor, ese vapor tiene tantas burbujas que igual absorbe a los neutrones y ese negative void coefficient baja tanto la reactividad que apaga al reactor. Es como un auto-sistema de seguridad que tienen esos reactores.

Pero los reactores que funcionan con agua y grafito no son así: cuando el reactor se calienta y el agua se transforma en vapor, el grafito sigue absorbiendo los neutrones. Si las burbujitas no cumplen su labor, porque el grafito se lo está robando, entonces ese vapor calienta al reactor y se genera un ciclo destructivo.

La única forma de controlar esto es con las barras. Es decir, que todo depende de la mano humana y de que las barras no fallen.

Esto va a parar mal, ¿verdad?

Es precisamente lo que salió mal.

Igual it was a bit of a stretch y se consideraba súper inverosímil. Cuando te hablo de barras, no te imagines cuatro, o diez. Son un pocotonón. ¿Sabes esos círculos con lucecitas en la sala de control? Las lucecitas representan a las barras dentro del reactor, y tooooodas tienen que fallar. Por esto es que se piensa que un accidente de estas características era imposible.

Broder, pero esto quiere decir que el reactor es inestable por diseño.

Así es. Es delicado, tiende a su propia destrucción y necesita vigilancia constante. En Chernóbil lo sabían, porque en 1982, hubo un accidente feíto del que nadie se enteró.

No jodas.

El que se dio cuenta fue un ingeniero que tenía su oficina en el edificio administrativo, con vista a los reactores 1 y 2 de la planta. Esa noche, Nikolai Steinberg se dio cuenta de que un ducto de ventilación entre los dos reactores estaba botando vapor. Eso quiere decir que la cubierta del reactor está roto, porque ese vapor no tiene por qué escaparse. Por cierto, ese vapor es altamente radioactivo.

Inmediatamente llamó por teléfono a la sala de control 1. Cuando les dijo que apaguen el reactor, lo ignoraron. El tipo insistió tantas veces que dejaron de atenderle el teléfono. Steinberg reunió a su equipo y les dijo que se preparen para una emergencia… pero no pasó nada.

Fue al día siguiente que les hicieron saber que, efectivamente, hubo un accidente en el reactor 1. Así, más nada. Toda la administración de la planta insistió en que no escapó radioactividad a la atmósfera y la KGB entró en acción para “controlar los rumores y el pánico en la población”. Nótese, Steinberg lo vio, es como que tú veas un choque de tránsito desde tu oficina, le digas a tu jefe y te porfíen que no, lo que viste no es lo que crees que viste.

Pasarían años para que Nikolai supiera lo que pasó en verdad: al reactor 1 le hicieron mantenimiento y, cuando lo volvieron a prender, las válvulas de enfriamiento no se abrieron. Efectivamente, hubo una fisura y gente recibió dosis de radiación chimbas.

You’re fucking me, ¿o sea que el accidente de 1986 no fue el primero?

No, pero nadie lo sabía porque la KGB controlaba todo.

¿Por qué no decir nada? ¿Simple orgullo?

Tienes que ver esto en contexto: hoy sabemos que el comunismo es la religión de los oligofrénicos, pero durante mucho tiempo, eso no estaba claro y en los años 50’ y 60’, la Unión Soviética sí parecía una opción razonable ante “la decadencia occidental”. Los soviéticos vencieron a Hitler; el primer reactor nuclear de fines civiles, fue soviético y se desarrolló en los años 50’; los soviéticos fueron los primeros que pusieron a un ser humano en el espacio y los primeros en poner a un satélite en órbita. Claro, esto venía con una represión y errores salvajes, pero como no había libre prensa, nadie se enteraba y los ingenuos se dejaban seducir.

La era de gloria se acabó en los 70’, con el famoso periodo de estancamiento del premier de la época, Leonid Brezhnev. En los 80’, con la llegada de Gorbachev, empieza una época de renovación donde “ahora sí es verdad que todo va a funcionar bien, esta vez sí”. Pero ya ves…

Hmmkey. Háblame del accidente en sí.

Esa noche, hubo tres personas clave: Anatoly Dyatlov, que no era el de mayor rango en la sala de control, pero sí el ingeniero de mayor experiencia y al que todo el mundo obedecía; Alexander Akimov, el pana que operaba el reactor directamente durante la prueba, y; Leonid Toptunov, el que operaba el sistema de seguridad del reactor.

La prueba arranca a la una de la noche…

Waaaaaaait, para la música. ¿Por qué tan tarde?

Eso era algo que me hacía ruido a mí también, hasta que investigué más al respecto, y para hablar de eso, tenemos que hablar de la planta en sí.

La planta de Chernóbil no era un solo edificio, sino un complejo enorme. Está a tres kilómetros de Pripyat, su ciudad dormitorio, y cuando tú llegas, lo primero que consigues es una fachada como de un edificio de oficinas normal. Ese es el edificio administrativo, que es donde se encuentran los dos burócratas en la madrugada, en el primer episodio de la serie (ya hablaremos de ellos). Cuando entras, tienes dos opciones: o te quedas en el edificio administrativo, que es una torre, o sigues al resto de la planta. Para seguir al resto, tienes que cambiarte de ropa, decontaminarte y ponerte estos trajecitos creepy blancos. La idea de esos trajecitos es que no absorbas partículas radioactivas que después puedas ir regando.

Luego, si quieres seguir hacia el reactor 4, tienes que cruzar un puente techado de diez minutos caminando. Para que tengas una idea de cuán grande es el lugar.

Bueno. La planta funciona con dos equipos, uno diurno y uno nocturno, de forma que el lugar nunca se queda vacío, pero es muy normal que un equipo que ya terminó su turno, se quede trabajando, esperando que los superiores se den cuenta y los asciendan más rápido. Como cualquiera que haya vivido en comunismo te puede decir, la única forma de avanzar en la administración pública es siendo zalamero y adulador.

Cuando el equipo nocturno (que era de Akimov, just not really) recibe su guardia, varios ahí, incluyendo al propio Dyatlov, tenían días sin dormir, pendientes del reactor. Toptunov y Akimov sí venían de sus casas y se suponía que la prueba empezaba temprano en la noche, pero esto no fue posible.

¿Por qué—es que no entiendo—, por qué Dyatlov tenía días sin dormir?

Anatoly Dyatlov, en la serie.
Esa pregunta está buena porque nos permite hablar de una de las personalidades que no están para nada simuladas en la serie de HBO, y parecen de mentira. Anatoly Dyatlov demuestra que la realidad supera a la ficción.

El tipo era un self-made man como pocos. Venido de una familia obrera, se fugó de su casa cuando era muchacho y, con su propio sudor, terminó trabajando como ensamblador de reactores para submarinos en una planta de la marina soviética. El motivo de por qué el carajo tiene esa personalidad tan erosiva es que él, a diferencia del resto del grupo, viene del mundo militar (a pesar de ser un civil). Lo normal ahí es dar órdenes y que se cumplan. Es por eso, también, que el tipo es capaz de pensar con frialdad bajo presión.

Anatoly Dyatlov también era medio fenómeno de la naturaleza: durante su servicio en los muelles, sobrevivió a un accidente que lo baño de una radiación que, teóricamente, debió matarlo, y sin embargo salió bien (he would also survive Chernobyl); era un extraño caso en el que alguien parece genéticamente resistente a la radiación, aunque uno de sus hijos moriría después de leucemia, y ese incidente lo convirtió en tipo taciturno. Si bien era afable en contexto social, era reservado y hacía el camino desde la estación de autobús a la planta, a pie. Decía que lo ayudaba a meditar y a “espantar a los fantasmas”.

No me dijiste por qué tenía dos días sin dormir.

¿Qué más va a hacer, irse a la casa a ver televisión? Este es un tipo sin amigos y de disciplina militar. Estaba trabajando, como el robot soviético que la nomenklatura espera que seas.

Huh. ¿Por qué se tardó tanto la prueba?

Tú lo estás viendo como que se tardó horas: la prueba realmente tenía años de retraso.

Por lo que entiendo, esto se venía haciendo desde que el reactor 4 se instaló, en 1983. La idea de esta prueba era comprobar el funcionamiento de un sistema de seguridad en el caso de que hubiese un apagón (que, en comunismo, es normal). Si Chernóbil se quedaba sin electricidad, había plantas eléctricas que funcionaban con diesel, pero tardaban entre treinta segundos a cuatro minutos en arrancar, un período potencialmente destructivo para un reactor.

Por esto, el reactor contaba con un mecanismo en el que seguía funcionando por minutos si se cortaba la electricidad, partiendo de su propia energía. Este sistema existía en teoría, porque nunca se probó.

WTF?

Se había intentado el experimento varias veces, pero nunca se completó. Fue Dyatlov el que decidió que, come hell or high water, esto hay que hacerlo hoy. Se hace de noche justamente porque tienes que apagar el reactor, y eso es menos corriente para la Unión. ¿Pero a qué hora se va a dormir una de las principales capitales de Europa oriental, Kiev?

La aprobación de Kiev llegó a medianoche y el equipo, habiendo esperado durante horas, se puso manos a la obra casi de inmediato, bajándole poco a poco la corriente al reactor hasta 720 megawatts, que era el mínimo requerido para esa prueba. Dyatlov, sin embargo, quería que la corriente bajara a 200 megawatts, buscando condiciones realistas para el experimento. Akimov se negó y discutieron airadamente—el protocolo, que Akimov sostenía en sus manos, indicaba expresamente que la prueba no se podía hacer con menos de 700 megawatts, y que el reactor podía ser impredecible por debajo de ese nivel. Trágicamente, el joven terminaría cediendo.

El reactor cuenta con otro sistema de seguridad, computarizado, que le impide bajar la corriente más allá de cierto punto, manteniéndose como en piloto automático. Cuando empieza la prueba de seguridad, Toptunov se saltó indicarle a la computadora ese punto neutro y el sistema no se activó. Estaban volando, sin darse cuenta, sin paracaídas.

Oh, fuck.

Los ingenieros en la sala de control se quedaron estupefactos al ver que la corriente del generador bajó de 400 megawatts, a 300, a 200, y luego a 100. Las alarmas sonaron de inmediato.
Akimov gritaba que la corriente tenía que subir y, a las 12.28 de la noche, el medidor de corriente estaba en 30 megawatts. Toptunov permaneció paralizado de miedo y presión durante cuatro minutos, sin saber (pero sospechando) que dentro del reactor se estaba generando xenón 135, un gas que altera todos los valores iniciales.

Dyatlov, furioso, le dio la orden a Toptunov para que sacara las barras de control y así elevar la energía del reactor, pero el joven se negó, sabiendo que, en efecto, la medida elevaría la corriente, pero el reactor ya estaba alterado. Con la misma actitud con la que sale en la serie de HBO, Dyatlov fue hasta el muchacho rubio y le dijo que si no lo hacía, conseguiría a otra persona que lo hiciera y la carrera del joven ingeniero terminaría ahí, para siempre.

Las turbinas de agua.
Tardaron seis minutos para que el aterrado Toptunov accediera y buscara cuáles barras remover. Yuri Tregub, jefe de la guardia diurna que se quedó a participar en el experimento, intervino, notando que el chamo estaba nervioso y sacando barras casi a lo loco. Entre los dos, subieron el reactor a 200 megawatts, sudando y en un silencio tenso cortado por los sonidos electrónicos del sistema. Pasaron 20 minutos, seguían sacando barras pero ahora el nivel de corriente no subía más. El xenón estaba robándose los neutrones. 203 de las 211 barras estaban fuera del reactor.

En su estación, Boris Stolyarchuk empezó a meterle agua al reactor, como era parte del experimento, y quince metros cúbicos de agua por segundo entraron al reactor, para enfriarlo. Lo que pasó fue que el agua funcionó como moderador y la temperatura lo convirtió todo en vapor saboteado por el grafito. La temperatura se disparó.

Dyatlov parecía tranquilo, imperturbable. La prueba, insistió, se hacía hoy. A la 1.22 de la madrugada, le dijo a Akimov “¿Vas a seguir trabajando o no?”

Maldito. Esto es su culpa, entonces.

Parte de la culpa es indudablemente suya.

Khodemchuk, a la izquierda.
La simulación de un apagón empezó y Valery Khodemchuk, jefe de las turbinas de enfriamiento, oyó el rugido poderoso de todas las turbinas funcionando a la vez, un sonido magnificado por la acústica de su recámara, separada de la sala de control, y junto al reactor. Era una caverna gigante.

En la sala de control, todo estaba en tensa calma. Los hombres conversaban entre ellos en voz baja. Los indicadores decían que todo estaba en orden. Era hora de apagar el reactor y ver si las turbinas funcionaban.

Lo que pasó dentro del reactor fue en segundos.

Las luces de emergencia se encendieron y toda la habitación se bañó en alarmas gritando lo que nunca querrías oír: “subidón de energía”.

“¡Apaga el reactor!” grito Akimov.

Yuri Tregub contaría que oyó, a través de las paredes, a las turbinas bajando la velocidad como el motor de un carro que se va apagando… y luego se volvieron un trueno enmudecido, haciendo temblar a todo el edificio. Nadie sabía qué estaba pasando, si esto era normal o qué coño, pero el reactor se estaba autodestruyendo. Toptunov reintrodujo las barras… pero no pasaban de la mitad. Permanecerían bloqueadas en esa posición para siempre.

Cuentan que quienes estaban en otras partes de la planta podían ver a los muebles tambalearse como si hubiese un terremoto.

La primera explosión cortó la luz en un par de destellos rápidos, donde lo imperante era la confusión, y voló la tapa del reactor, una moneda gigante con toneladas de peso, por los aires. La energía alcanzada superaba los 12 billones de watts. Un par de segundos después, otra explosión, tan poderosa que se oyó en Pripyat, sacudió a toda la planta con la fuerza de sesenta toneladas de dinamita. El techo y una pared del cuarto del reactor se demolieron, abriendo contacto directo entre el núcleo, destruido, y el cielo nocturno. Casi siete toneladas de uranio, neptunio, cesio, estroncio y plutonio se elevaron en una niebla vertical, una llama con los colores del arcoíris, mientras los alrededores de la planta se bañaban con todo el grafito y el agua radioactiva que antes eran escondidos por el reactor.

Quienes lo vivieron, lo describen como si el edificio se estuviese demoliendo con ellos adentro. Valery Khodemchuk, en su caverna de turbinas, fue el primero en morir, instantáneamente evaporado por la explosión.

Y ahí es donde empieza la serie.

Pana… ¿y luego?


Dentro de unos días seguiremos hablando de esto, que hay mucha tela qué cortar y mira todo lo que me extendí antes de que empiece el primer capítulo de la serie. Voy a tratar de ponerme al día para el capítulo 3, así que pendientes por acá.


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