domingo, 2 de octubre de 2022

Dahmer: Episodio 3 & 4


Ahora resulta que todo el mundo en internet es experto en Jeffrey Dahmer.

 

Pero esto está bien, porque va generando más consciencia e interés en el asunto de las psicologías anormales, así que poco de qué quejarnos. Si este caso les parece loco, deja que la internet descubra a Andrei Chikatilo.

 

CAPÍTULO TRES

“Haciendo de Dahmer”

 

Esto lo comentaba la semana pasada, nadie sabe realmente qué es lo que pasaba con Joyce Dahmer. Todos entendemos que Lionel fue fiel a su hijo hasta el final, e incluso hoy dice que con todo lo que Jeff hizo, es su hijo y lo ama. Pero de que hubo carencias en esa crianza, las hubo.

 

Cuando Jeff es detenido por la violación a Somsak Sinthasomphone, un equipo de doctores lo evalúa y le piden que llene unas simple planillas completando frases sobre sus padres. En los resultados, Jeff es ambivalente hacia su papá, describiéndolo como alguien atento pero que siempre estaba trabajando, sin muchas palabras de afecto. Sobre Joyce es incluso más lacónico, con frases como “en la tarde, mamá está viendo televisión”. Cosas que describen acciones y no sentimientos o nexos.

 

Todo el mundo que la conoció, describe a Joyce Dahmer como una mujer extraña que no dejaba de hablar gritaíto cuando Jeff llevaba amigos a la casa. Es totalmente cierto que cuando nace David, el hijo menor, ella le dedicó toda su atención, dejando a su primogénito de lado, cosa que también tuvo consecuencias en David, de acuerdo a uno de los doctores que evaluó a Jeff post-arresto (consecuencias de neuroticismo normal, nada como lo de Jeffrey), y es cierto también que cuando el divorció se anunció, Joyce agarró a su hijo menor y se fue de la casa, dejando a Jeffrey solo porque “ya se va a graduar y ya es un adulto”. Después del último arresto, tanto Jeffrey como Lionel señalaron que no hubo maltrato paternal, pero el abandono es una forma de maltrato y la verdad es que Jeffrey pasó tres meses solo en esa casa, sin nadie que se enterara o se preocupara por él. Eso dice mucho.

 

Lo otro acá es que vemos a Jeff en secundaria. Jeffrey Dahmer era considerado el payaso de la clase, pero una persona rarita que hacía cualquier cosa por llamar la atención. Hasta acá, son muchachadas normales. Formó su grupo de amigos y siempre tuvo cuidado de contener su inclinación homosexual, que ya la tenía, y las fantasías violentas, que también estaban apareciendo.

 

Ahora, es interesante que Jeff identificó de one que sus fantasías eran desviadas y como conversaremos más adelante, el mero hecho de ser gay le generaba un conflicto tremendo súper destructivo consigo mismo. Es por esto y por los problemas que estaba teniendo en casa, que empieza a beber y Derf Backderf describe en My Friend Dahmer que ese fue el punto en el que el grupito se empezó a separar y Jeffrey turned way too weird como para seguir andando juntos. Derf habla de un incidente específico, donde pasan por una licorería y compran varios six-packs de cerveza, para irse de ahí a otro lado. Derf iba manejando y cuenta que vio por el retrovisor a Jeff abrir una lata de cerveza y jalársela completa hasta que se tomó las seis de un solo golpe, en ese corto espacio de tiempo. Esto es importante para lo que hablaremos en el siguiente segmento, sobre el capítulo cuatro.

 

El incidente con el trotador también sucedió de verdad, pero no como sale en la serie; Jeffrey tenía mucho tiempo viendo a ese pana pasar por el vecindario y ya fantaseaba con llevárselo a casa y acostarlo y tener libertades con el cuerpo. Cualquier persona, sobre todo a esa edad, ve a alguien en la calle y fantasea con conocerle y tener una experiencia sexual. El problema clave aquí, y esto separa a los asesinos en serie del resto de los delincuentes, es que esa pulsión sexual se mezcló con violencia en la mente de este chamo, al punto en el que ambas cosas eran necesarias para que él pudiera obtener disfrute. Esto es un fetiche, que no todos los fetiches son malos y normalmente se forman en esos primeros años donde los seres humanos vamos viendo qué es lo que nos gusta y qué es lo que no. Una amiga querida (Gaby Mesones, del team de Caracas Chronicles) me dijo una vez una frase muy cierta, “El sexo desnuda”, y eso es tal cual así; en el sexo, salen las cosas de la personalidad que solemos tener escondidas. Hablar de diversa variedad de fetiches es pasar todo el día conversando acá, pero no importa qué, todo está permitido entre adultos que otorgan su consentimiento y nadie sale herido. What happens in the bedroom is nobody’s fucking business but your own.

 

El asunto, como ya dije, es que para Jeff se está formando un tipo de fetiche muy específico, que es la necrofilia; Jeff necesita no solamente estar con una persona inmóvil, él necesita todo el tema de la evisceración y la exploración del cadáver, porque ese es un componente muy importante en sus fantasías. Es tan importante, que cuando se produce el primer homicidio, como vemos con Steven Hicks, Jeff se lanza de una vez con toda su cuerda de perversiones, a diferencia de otros asesinos seriales donde tú ves una progresión más gradual entre ese primer asesinato y lo que eventualmente terminarían haciendo. Es decir que cuando muere esa primera víctima, ya Jeffrey tenía tiempo fantaseando con todo lo que hizo.

 

Y ese es el ciclo clásico, que se produce en todos nosotros pero que obviamente en el caso de los asesinos en serie tiene características patológicas: La persona primero tiene una fantasía que le da placer. Esa fantasía se va macerando en la mente y creciendo hasta que ya la mera imaginación es insuficiente, y ahí pasamos a tratar de forzar la barra y ver qué tan lejos podemos llegar, hasta que eventualmente cumplimos la fantasía.

 

Bueno, Jeffrey Dahmer de verdad se escondió en unos arbustos con un fucking bate, para tratar de atacar al trotador y llevárselo a su casa. Ve de lo que estamos hablando: Sexo mezclado con violencia, una fantasía que ha crecido a tal punto que este man llegó a hacerlo, llegó a esconderse en la calle para atacar a otra persona. Una señal de alarma pero alarmisísima. Por suerte para el trotador, ese día que Jeff tendió la trampa, él no pasó trotando. No pasó como en la serie, que pintó eso con fines dramáticos.

 

Steven Hicks. Se ha debatido por mucho tiempo si Hicks aceptó acompañar a Dahmer porque era gay también, pero la versión más aceptada es la que sale en la serie. Hay un tema tristísimo con esto, porque los amigos de Steven lo esperaron ese día hasta la noche y cuando tampoco apareció al día siguiente, lo declaran desaparecido. Now check this out: La familia de Steven Hicks movió cielo y tierra para conseguirlo, y llegó a pagarle un dineral a un detective privado que se agarró todos esos riales y no hizo nada. Pasarían más de diez años para que esta pobre familia supiera qué fue lo que pasó.

 

CAPÍTULO CUATRO

“La Caja del Buen Chico”

 

Acá ya podemos ver un comportamiento que todo el que evaluó a Jeffrey Dahmer pudo concluir como diagnóstico: Trastorno antisocial de la personalidad.

 

Este trastorno, que es atribuido al comúnmente llamado “sociópata”, es diferente a la psicopatía porque este último término se refiere a enfermedades mentales en un amplio espectro, y el psicópata no necesariamente es un delincuente. El sociópata, en cambio, sí. A rasgos generales, el trastorno antisocial de la personalidad se refiere a un conjunto de actos donde el individuo es incapaz de ajustarse a las reglas de la sociedad, no porque no las entienda, sino porque esas reglas no influyen en su comportamiento. Los rasgos clásicos son la mitomanía, la indiferencia hacia las consecuencias de los actos propios, un deseo de correr riesgos, irresponsabilidad, y poca influencia de la culpa. No todos los sociópatas manifiestan todos los síntomas y no todos son delincuentes violentos. Un sociópata, por ejemplo, puede ser jugador compulsivo y alcohólico, pero buen padre y un tipo pacífico. O puede que sea mentiroso compulsivo y cleptómano, pero no tiene problemas de drogas o alcohol y no le gusta la violencia.

 

El punto acá es que el sociópata se siente bien rompiendo la ley, y no puede ajustarse a una vida normal. En el capítulo pasado vimos dos cosas en el joven Jeffrey: primero, el alcoholismo, y segundo los deseos sexuales desviados. A esto se suma una mitomanía creciente, porque ya está empezando a mentirle a todo el mundo para poder sostener su vida secreta, y ya este es un tipo que no puede ajustarse a ninguna institución. Fracasa en la universidad, fracasa en los trabajos, fracasa en las Fuerzas Armadas, no porque no tenga la inteligencia o la capacidad para estar en estas instituciones, sino porque no le interesan. Vive vuelto verga con el alcohol, miente, y ya anda con el temita de las fantasías otra vez.

 

Hay algo que no quiero ignorar acá: En ese período que Jeff pasó en el ejército, dos soldados dijeron que Jeffrey Dahmer los atacó violentamente y los violó varias veces. Yo no soy quien para desmeritar la experiencia de otra persona, y la verdad es que les creo a ellos muchísimo más que a Jeffrey Dahmer, un mentiroso y manipulador. Pero dicho eso, me parece rarísimo que Jeffrey haya hecho cosas así y no las haya admitido nunca, pero si hay algo que tú puedes decir sobre Jeffrey Dahmer es que por lo menos admitió todo lo que hizo. Habiendo admitido cosas mucho peores que estas, no sé por qué no reconocería esto. Por otro lado, estos son crímenes de una violencia marcada donde la víctima está sufriendo visiblemente, cosas que no calzan para nada con Jeffrey Dahmer. La cultura pop dice que tú debes reconocer a un asesino en serie por su modus operandi y por su tipo de víctima; esto es un error. La regla fundamental es guiarse por el acto en sí, qué es lo que hizo el delincuente con la víctima, porque el modus operandi evoluciona con el tiempo, e incluso la victimología está sujeta a muchas variables. Jeffrey era un necrófilo, y ya en el futuro hablaremos de las características específicas de esa necrofilia, y eso es incompatible con lo que estos dos hombres dicen. Sin embargo, como estamos hablando de Jeffrey Dahmer, un carajo capaz de lo que sea, sería una injusticia descalificar esos testimonios. Es totalmente posible que sí haya pasado, aunque nada de eso tiene evidencia a favor.

 

Jeffrey es enviado a vivir con su abuela en West Allis por dos razones: primero, porque la doña era una persona religiosa cuya influencia se especulaba que podía ser positiva en el joven. Segundo, porque si se conseguía un trabajo, podían ayudarse el uno al otro.

 

Durante mucho tiempo, Jeff la acompañó a la iglesia y trató de ajustarse a este estilo de vida, fracasando, como en todo lo demás, y es en ese período que se roba el famoso maniquí, un robo tan espectacular y atrevido que desafía la credibilidad. Ahora, sobre el exhibicionismo de Jeff hay dos comentarios. Jeff fue sorprendido no una, sino dos veces exhibiéndose, masturbándose frente a gente, y ambas veces fue detenido. Estas son las primeras veces que Lionel es contactado por la policía por vainas locas que está haciendo su hijo; al principio, Jeffrey dijo que él sólo estaba haciendo pipí en la calle y que lo vieron en eso, pues, pero luego esa defensa colapsó y admitió los hechos—en derecho penal, admitir los hechos puede darle beneficios al delincuente.

 

Anyone sporting this fucking mustache HAS to 
be a fucking sex offender.

Lo otro que es importantísimo acá es que el exhibicionismo tiene un componente de sadismo, ojo. Jeffrey dijo muchas veces que lo de él no era el sufrimiento de la otra persona y que él mataba no porque lo disfrutaba sino para poder acceder a un cadáver. A eso hay que verlo bien con lupa, porque el comportamiento exhibicionista es propio de un sádico, que siente satisfacción al exhibirse ante alguien que no lo quiere ver. Al violentar esa frontera moral de la otra persona, el exhibicionista se tripea una.

 

Así que una cosa es lo que diga Jeffrey en sus entrevistas, y otra es lo que nos dice su comportamiento.

 

Todo lo que sucede en los saunas es verdad, tal cual como lo refleja la serie. Cuando los saunas lo bannean es que él empieza a rentar habitaciones en hoteles, a donde llevarse a gente a la que drogaba, y en ese contexto es que Jeff mata a Steven Tuomi, asesinato que él, supuestamente, no recordaba.

 

De acuerdo a su propio testimonio, Jeffrey se lo lleva al Ambassador Hotel para drogarlo y hacer lo normal, que era acostarse sobre ellos y violarlos y tal. Cuando amanece, resulta que Steven estaba muerto, como sale en la serie, y Jeff “no tenía ninguna idea de qué pasó. Debí haberlo matado, pero no recuerdo nada, y fue un shock. No podía creer que eso pasó”.

 

Esto es producto de años resistiéndose, hasta que la compulsión salió a flote. Casi todo lo que Sigmund Freud estableció está ahora rebatido por la psicología moderna, pero el viejito sentó fundamentos importantes sobre el consciente y el subconsciente, y una de las cosas que dijo fue que una persona no puede negar su sexualidad. Los seres humanos somos seres sexuales, está en nuestra naturaleza, y cuando una persona reprime eso, de alguna manera va a salir. Lo vas a manifestar de alguna otra forma, pero eso no se va a quedar callado ahí, y por cosas así es que tienes a gente que es gay desde niños, crecen, se casan, tienen hijos, odian profundamente a los gays y aprovechan cada oportunidad para decirlo, y resulta que después sale a la luz que son gays.

 

No importa lo que reprimas, no importa cómo lo escondas. En algún momento, tu pulsión sexual va a salir.

 

Jeffrey dijo que, después del asesinato de Steven Tuomi, dejó de controlar sus propios deseos y ya aquí saldría a buscar víctimas activamente.


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