jueves, 1 de septiembre de 2022

La Casa del Dragón, Ep. 2: El Príncipe Canalla


LA CASA DEL DRAGÓN, PRIMERA TEMPORADA

Ep. 2: “El Príncipe Canalla”

 

Uno de los retos de esta gesta épica e hípica es qué día publicar. Antes publicaba los martes, para dar tiempo a que todo el mundo viera el capítulo y ahora estoy saliendo los jueves. Díganme qué día les parece mejor, a ver cómo nos acomodamos.

 

Ahora let’s get medieval:

 


EN LAS STEPSTONES

 

Este tipo de problemas con piratas tiene sus raíces en el reino del Buen Rey, Jaehaerys Targaryen, antecesor de Viserys.

 

Problemas con piratas siempre van a haber en rutas marítimas comerciales, incluso en nuestros días; aquí, al este de Poniente, hubo una guerra tremenda entre las ciudades libres décadas antes de todo lo que vemos en este episodio, y Jaehaerys tuvo que interceder porque la guerra perjudica el comercio, duh. El acuerdo al que llegaron era que las ciudades libres iban a dejar de echarse cuchillo entre ellas, y que quien rompiera el pacto se enfrentaría al otro bando apoyado por el rey de Westeros Y sus dragones.

 

De todo ese conflicto surgió una alianza entre Tyrosh, Myr y Lys, llamada “La Triarquía”, una vulgar alianza militar como cualquier otra, y el príncipe de Myr, Craghas Drahar, se dedicó a honrar el pacto metiendo en cintura a los piratas que había entre Westeros y las tierras orientales.

 

Craghas Drahar es el hombre que hoy conocemos como “the Crabfeeder” o “el alimentador de cangrejos”, dándole problemas a la Corona.

 

Esto que él está haciendo ahí de amarrar a la gente y dejarlos de comida para los cangrejos es algo que ha estado haciendo por muchísimo tiempo, y el único motivo de por qué ahora está rompiendo las pelotas es porque se puso agalludo y está cobrando un impuesto bien elevado por navegar esas aguas, so pena de ataque y saqueo. Así que Craghas es alguien que creció bajo la mirada complaciente de Westeros y sin supervisión de nadie.

 

EN LA FORTALEZA ROJA

 

 

Esa charla entre Rhaenyra y Rhaenys es quizá el momento más importante del episodio, porque todo lo que Rhaenys dice es verdad: incluso hoy en día es difícil para una mujer ascender a un puesto de poder y autoridad, no digamos en un contexto feudal donde simplemente nunca existió una reina que mandara por encima de un hombre.

 

El consejo que Rhaenys está ofreciendo realmente es “juega el juego de tronos”. Todo el que aspire al poder debe saber evaluar sus momentos y no lanzarse emocionalmente a las cosas—que es justo lo que Rhaenyra es experta en hacer. Momentos antes de esta charla tuvo la oportunidad de elegir al nuevo caballero que se integrará a la Guardia del Rey, y bien, elegir al tipo con más experiencia no está mal, pero también tienes que considerar las aristas políticas, recordar que la gente guarda rencores por maricuras y que no hay enemigo pequeño.

 

El orden de las cosas existe. Y para alterarlo, hace falta mucho más que voluntad—hay centenares de personas a quienes les interesa que ese orden se mantenga. Rhaenys tiene toda la razón del mundo y Rhaenyra ignora esas palabras bajo su propio riesgo.

 

Este desprecio hacia las formas se refuerza cuando…


EN DRAGONSTONE


Muy mal eso de presentarse así con Syrax para enfrentarse a Daemon. Yo sé que a todos ustedes les encantó eso porque fue un momentazo súper dramático, pero:

 

Primero, es innecesariamente arriesgado. Ella estaba contando con que Daemon no se iba a volver loco y le diera por matarla ahí mismo, que es una tremenda suposición. Segundo, acabas de hacer ver a los hombres de Viserys como débiles e incompetentes. Esa miradita de desprecio que Rhanyra le lanza a Otto Hightower, Mano del Rey, ¿qué propósito cumple, sino el de hacerte enemigos?

 

Ojo, que la acción de Rhaenyra tiene su aspecto positivo; es impensable que Daemon tome posesión de Dragonstone en pleno rechazo hacia las instrucciones del Rey, y luego haga semejante acto de provocación como el que hizo. Esto es un cuestionamiento a la autoridad que si se la hubiese hecho a Maegor, el reino se habría bañado en sangre. Así que está bien que alguien sea decisivo y frontal contra Daemon, pero habría sido mucho mejor seguir canales regulares en vez de “crear tu propio orden” y hacerte toda clase de enemigos en el camino.

 

A Otto no le faltan las ganas de echarle cuchillo a Rhaenyra porque es el principal obstáculo a sus ambiciones personales. No sólo es el brazo ejecutor del Rey, sino que a través de su hija tiene a Viserys metido en el bolsillo.

 

Rhaenyra tiene a Daemon de rival, a los Velaryon en antipatía y a los Hightower en enemistad. ¿Cómo asciendes sin amigos?

 

EN EL CONCEJO REAL

 

Viserys Targaryen es un buen hombre, pero sigue en el camino de su antecesor, de quien hablamos la semana pasada, el rey Aenys.

 

Han pasado seis meses desde que Rhaenyra fue nombrada heredera y Alicent empezó a calentarle la oreja, y creo que todos podemos entender la situación cuando aquí hemos cuadrado con gente que nos pareció bonita en sólo dos semanas.

 

El rollo es que el amor y el deber no se mezclan, y acá concuerdo plenamente con el análisis que ofrece Lyonel Strong: el mejor negocio que puedes hacer como rey es casarte con la hija de la Serpiente Marina, que tiene ese nombre por una razón, y ya es cosa tuya si quieres tener amantes. La historia está llena de reyes que creyeron que el mero puesto les daba autoridad, y terminaron serruchados. Viserys elige a Alicent sabiendo que eso será insulto a la Casa Velaryon, y si él pretende que Corlys siga guardando las formas, pues ya vimos cómo se está planteando el futuro inmediato:

 

Por un lado tenemos al Rey con el apoyo de la Casa Hightower. Por otro lado, ahí está Daemon Targaryen con el apoyo de la Casa Velaryon.

 

Rhaenyra entre los dos, sola.

 

Y le tocará elegir ante la manzana de la discordia: Aegon, el bebé de Viserys y Alicent Hightower, un niño que nace con enemigos.



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