martes, 21 de junio de 2016

ANÁLISIS TRONERO: Ep. 9, "La Batalla de los Bastardos"

Para el análisis del capítulo pasado, pincha aquí.

De acuerdo al Consejo Nacional Electoral venezolano, ganó Ramsay Bolton cómodo y con apoyo de Oberyn Martell.

ANÁLISIS TRONERO, SEXTA TEMPORADA,
Ep. 9: La Batalla de los Bastardos


EN MEEREEN


Me sorprende que los esclavistas hayan sido tan idiotas como para creer que tenían leverage contra Daenerys. Hermanito: Un solo dragón basta para anunciar la retirada, no digamos tres. ¿Tú tienes baterías antiaéreas? No. Entonces no hay nada qué hacer, anuncia la rendición. Es como el adagio militar, “Quien controla el cielo, controla la tierra”.

Hemos establecido que Daenerys es una buena comandante, pero no tan buena gobernante y gracias a los santos que cuenta con Tyrion, porque este es el pan y la sal del Lannister. Cuando ella propone una matanza, Tyrion nos recuerda las palabras que una vez le dijo su padre: “Cuando tus enemigos levanten las armas sírveles sangre y acero, pero cuando caigan de rodillas ayúdalos a levantarse o ningún otro hombre se arrodillará de nuevo ante ti”. Así, es una excelente jugada lo de dejar a un esclavista vivo y mandarlo a casa con el cuento de que “ustedes están vivos por la gracia de la Reina”. Todo el acercamiento de Tyrion a la situación en Meereen ha sido impecable, debe ser horrible jugar Total War contra él.

Theon Greyjoy ha tenido un magnífico arco, un personaje para alguien que sepa actuar porque representar tantas etapas no es para amateurs. Al principio me parecía un inepto presumido, but the fucker has grown on me y amo que haya reconocido, sin complejos, “No maté a los niños Stark pero igual hice cosas abominables por las que merezco castigo. El gobernante de las Islas no seré yo porque no estoy capacitado para administrar”. Y ahí es donde entra my girl, Asha, que con mucha sabiduría se acercó como mandataria, forjando un lazo con la Reina de los Dragones (esto que hizo acá es lo que hacen los políticos cuando van a un mitin de obreros y se ponen un casco plástico). Me llamó la atención que cuando Daenerys sugirió que se acaben los saqueos, Yara pausó, porque su contraparte literaria, Asha, habría dado un salto de “ES LO QUE LLEVO AÑOS DICIENDO”. Asha, Tyrion y Daenerys son reformistas y la tripartita me encanta.

Sí te puedo decir que esto no se va a parecer en nada a los libros porque allá no es Asha quien va a Meereen sino Victarion (imagínate a Stannis con olor a sal). Victarion nunca en la vida a ver a una mujer a los ojos en una plataforma de igualdad.

Hay quienes opinan que es optimista que los Greyjoy abandonen la vieja senda porque la hija de Balon se los diga, pero cuando los Targaryen conquistaron Westeros, uno de los pueblos “pacificados” fueron los hombres de hierro. Están de vuelta a las andadas porque Balon se alzó, pero antes de este período tenían generaciones de paz. Claro que pueden aceptarlo.

EN WINTERFELL


Al principio me pareció que el mero hecho de que Ramsay negociara, reflejaba duda sobre sus posibilidades de triunfar. Luego me di cuenta de que no, lo que está haciendo ahí es lo que ha hecho toda la vida, que es plantear una tregua para masacrar al rival. No perdía nada con intentar su clásica estrategia —aunque por esto es que nunca debes acercarte a las batallas del mismo modo, porque el rival se anticipa a tus acciones.

Nota todas las veces en que Ramsay se refiere a su oponente como “bastardo”, una cosa que dice mucho más de Bolton que de Snow. Jon debate bien y cuando plantea un duelo, es una tremenda jugada política. A lo largo de esta temporada he predicho varias cosas (la muerte de Roose, de Osha, los arcos argumentales de Littlefinger, Daenerys, Tyrion y el Gorrión), pero perdí en dos grandes apuestas. La primera, el arco de Cersei. La segunda, la Gran Conspiración del Norte. Acá, los Karstark y los Umbers estaban tan casados con los Bolton, que permitieron la muerte de Rickon. El argumento de Snow (“¿Cómo esperas que tus hombres mueran por ti si tú no eres capaz de morir por ellos?”) era la oportunidad ideal para que germinara la semilla de la discordia. No fue así.

Me equivoqué en otra cosa, y es el rescate de Rickon. Sorprende el estoicismo con que Sansa reconoce que Ramsay no tiene ninguna razón para dejar al chico vivir. Estamos hablando de que cuando Robb Stark capturó a Jaime Lannister, Tywin, el hombre de acero, llamó a un consejo de guerra para ver qué coño hacían porque “THEY HAVE MY SON!”. Que Sansa sea tan clara y frontal es testamento de la barbaridad con que ha crecido, una verdadera jugadora sobre el tablero, lejos de la niña ingenua que fue. Pero eso es lo que dicen, ¿no? “En la guerra, lo primero en morir es la inocencia”.

Al día siguiente se plantan los dos ejércitos y, para un tipo sin entrenamiento formal, la estrategia de Ramsay fue bastante buena. No tenía necesidad real de plantar batalla más allá de los muros del castillo pero al hacerlo, lo correcto para los Stark es lo planteado: “Deja que ellos vengan y los fulminamos a flechazos”. Ramsay apeló al espíritu de Jon, induciéndolo al error y llevándolo de defensor a atacante, una jugada digna de los mayores elogios. No importa en dónde ni cuándo estés, la muerte de un general en el campo de batalla es catastrófica. Los hombres se desorganizan a tal nivel y pierden tanta moral que si Jon hubiese perecido aquí, las fuerzas Stark habrían caído incluso tras la llegada de refuerzos. Por lo general, los grandes estrategas de la historia, desde Escipión el Africano y Stonewall Jackson hasta Erwin Rommel y Võ Nguyên Giáp, hacen lo que hizo Ramsay: Estudian el campo de batalla y coordinan a los hombres como si jugaran ajedrez, sin involucrarse personalmente (José Antonio Páez es una notable excepción, pero Páez era un fenómeno de por sí).

Jon mordió la carnada de un modo tan garrafal que creo que todos lo dimos por muerto. El debate de “Rickon debió correr en zig-zag” me recuerda a una parte de Generation Kill, por Evan Wright, en que unos soldados y un periodista deben ir del punto A al punto B, bajo mira de un tirador. Pasan todos los soldados y al único al que se le ocurre correr así es al civil. Luego los soldados comentarían que el único motivo de por qué el francotirador dejó de disparar es porque es muy difícil hacerlo mientras te meas de la risa.

Cualquier francotirador experimentado (como Ramsay) puede darle a un blanco móvil, así que olvídate de correr “esquivando” porque nunca vas a ser más ágil que un conejo o un ciervo en una cacería. El objeto es abandonar el rango del atacante lo más rápido posible y si Bolton falló, no fue sino para atraer a Jon a la kill-zone. Supón que el niño tuviese la claridad mental y la condición física para evadir flechas, ¿qué crees que Ramsay habría hecho? “Oh, you fancy yourself an athlete? ARCHERS!”
Jamás iba a escapar de ese destino y es quizá el punto del personaje: En la guerra, quienes peor la pasan son los civiles.


Hermosa escena en que Snow se quita el cinturón y desenvaina ante la carga de caballería. Una maravilla estética.

Lo que ocurrió a continuación es quizá la mejor representación alguna vez grabada de una refriega medieval. Una batalla es caos organizado; Si eres el general, tienes una perspectiva clara de lo que está pasando, pero lo que vivió el soldado de a pie es inimaginable. Estás entrándote a puñaladas con un hombre que nunca has visto y sabes que vas ganando porque ves a más compañeros que a enemigos. A tu alrededor gritos, cornetas, tambores y hombres hablando en lenguas. Si ves a tus colegas soltando las armas y echando a correr, el pánico se riega rápido, pero no sabrías a dónde ir. En medio de eso, debes evitar caballería, infantería y misiles. La toma continua de Jon en medio del campo es diamante (me recordó a otro retrato celebre de combate, porque hay cosas que no cambian).

He leído bastante sobre la guerra (lo suficiente como para saber que no querría asistir a una), supongo que porque la testosterona lo vuelve apasionante, y podemos concluir que, en la guerra, mueres por una de tres razones: 1) Inexperiencia: No sabes reconocer cuándo te están disparando, no sabes que un campo de césped virgen está minado o confundiste un uniforme enemigo con uno aliado; 2) Suerte: Puedes ser el mejor soldado del planeta, el más rápido, el más certero, el más experimentado y eso no te va a salvar si estás en el lugar equivocado durante un ataque de mortero. A lo mejor te quitaste el casco cuando no debías o estabas justo en el parche donde cayeron las flechas; 3) Probabilidad: Incluso si aprendes y tienes suerte, llega un punto en el que si sigues provocando al diablo, te toca. Es como Robert Capa, el famoso fotógrafo de combate. Ni siquiera estaba en el frente, pero fue a tantas peleas que terminó pisando una mina. Tras cierto punto, estás abusando de la estadística.

Y esa es una de las vainas brillantes de la escena, podemos percibir que uno de los motivos fundamentales que mantienen a Jon vivo es la suerte.

Luego los Umber marchan nada más y nada menos que en una falange romana. Esa táctica es súper difícil de ejecutar bien y una de las razones de por qué se abandonó es que, ¿sabes cómo cualquiera puede usar una ballesta o un fusil? (“Anyone can play guitar” diría Radiohead). Las falanges requieren a un soldado profesional con temple de acero. Se fundamentan en que el muro de escudos no se puede romper y si un hombre cae, el que está atrás debe tener la claridad mental para asumir de inmediato el vacío; un hueco en la fila echa a perder todo el juego porque abre espacio a la gran debilidad de esa formación: Los flancos.

Claro, si te sale bien (como la jugó Aníbal Barca en la batalla de Cannas, una de las inspiraciones para el episodio), puedes exterminar al ejército rival en su totalidad y eso es lo que estaba pasando cuando Jon quedó tapiado bajo sus propios soldados. La escena me recordó, de nuevo, al genio de otra joya, el final de Se7en —fíjate que en la famosa escena, la cámara se vuelve frenética y violenta cuando enfoca a Brad Pitt pero estática y pasiva cuando enfoca al asesino. Eso es saber dirigir un audiovisual y creo que todos estábamos viendo estos momentos ahogándonos como el bastardo de Winterfell. La estrategia de Ramsay fue tan efectiva que el plan general de Jon (envolver al enemigo en pinzas) terminó aplicándolo el rival.

Y entonces llegaron los caballeros del Valle.


Hay quienes opinan que es injusto que Ramsay haya fracasado tras haber jugado tan bien, pero yo digo que esto es algo que él debió prever (y tengo varias semanas diciéndolo). Un buen general debe considerar no sólo la batalla sino el contexto. Una de las grandes fallas de William Westmoreland era ignorar el sentimiento del pueblo vietnamita, que Michael Herr describe en Dispatches como “Tan denso y vitriólico que nunca sabías cuál civil era sincero y cuál le estaba informando sobre tu batallón a Charlie”. Cuando el Vietcong lanza la famosa Ofensiva del Tet, el shock no fue porque los comunistas mataran a muchos gringos (de hecho el Vietcong tuvo tantas bajas que más nunca se pudo reorganizar efectivamente), sino porque ¿cómo es eso de que Westmoreland tenía la guerra ganada y de repente el enemigo se lanza un ataque sorpresa tan organizado? Quiere decir que el general a cargo de la campaña no tiene idea de dónde está parado, no conoce a plenitud el contexto en donde está peleando.

Ramsay tenía tanto tiempo antagonizando no sólo a sus enemigos sino a sus aliados que pronto arruinó los logros de su padre. Y te invito que veas la escena de nuevo y pilles el rostro de absoluta satisfacción con que Petyr Baelish se presenta (Tengo como un mes cantándolo, Littlefinger viene y viene arrecho). Contrasta con la cara del defensor, que entiende (aunque no creo que acepta) lo que está pasando. La caballería golpea a las falanges por la retaguardia, fatal para cualquier infantería. Este es el punto específico en que la batalla se decidió. La caballería Bolton ha caído, los arqueros no tienen más munición y la infantería ha sido pisoteada. Jaque mate.

Estaba viendo una entrevista con Iwan Rheon, intérprete de Ramsay, donde dice una vaina genial, “Al hacer el episodio, nuestra perspectiva era la de Hitler en los últimos días”, una comparación brillante. Lord Bolton entra al castillo de Winterfell y le dice a la guarnición que se preparen para el asedio porque el enemigo no tiene suficientes hombres, a lo que el teniente se queda que si “¿Marico, de qué estás hablando?” No sé si lo dejé claro la semana pasada, pero si estás en un castillo y te están asediando, it is really on your best interest to break out of that situation quickly. El que te está sitiando puede recibir comida y acampar a sus anchas, mientras que tus reservas son finitas. Además, ¿tú de verdad crees que el Valle de Arryn se va a movilizar contra el Norte y no van a traer provisiones suficientes? 

Que se haya puesto a decir esas pelotudeces te dice una de las cosas más sabrosas del capítulo: Desde que llegaron las fuerzas de Arryn, Ramsay experimenta un quiebre con la realidad. Ha ganado tantas veces que su cordura rechaza la posibilidad de una derrota, por evidente que sea (cualquier parecido con la realidad, no es coincidencia). Por eso nos dice Iwan que Ramsay plantea el duelo otra vez, no como burla sino seriamente. Y cuando Jon le llega y le parte la cara, él aún está sonriendo porque jamás piensa que lo van a matar. “Ellos son los buenos y la misma astucia desalmada que me ha llevado hasta acá me va a salvar”. Es un tipo que incluso con los Rusos en Berlín quemando el parlamento, está convencido de que no ha perdido aún y alguna especie de milagro lo rescatará, como siempre ha sido.

No es sino cuando está a solas con Sansa y las perras que entiende, en breves momentos de terror, que la línea sin retorno se cruzó hace rato.

Mister Rheon:

You did a fine job, sir.

Un rumor popular es que todo ha sido en vano porque Sansa debe estar embarazada del heredero Bolton. I call bullshit on that, no porque Sansa sea estéril (probablemente sí está encinta), sino porque padre es el que cría. Estamos a quinientos años de la prueba de ADN, tú puedes casar a Sansa con quien sea (recuerda que en la época los nobles no se casan por amor sino por conveniencia) y después ¿cómo demuestras que el hijo es de Ramsay?


¿QUIÉNES GANARON LA BATALLA (aparte de Jon y Sansa)?:

Thormund Giantsbane y los salvajes. Porque entraron en este conflicto como un ejército irregular y terminaron ayudando a una Dinastía a recuperar su estatus. Esos salvajes fácilmente pueden fundar su propia Casa, porque se ganaron ese derecho a pulso.

Lady Mormont y la Casa Mormont. Porque se anotó a ganador desde el principio. Las recompensas no pueden ser las mismas que el que se hinca cuando ya todo está resuelto.

Petyr Baelish. Porque facilito puedes alegar que “la razón de por qué tu Casa todavía existe es porque yo intervine”. Tras semejante ayuda, él puede poner prácticamente el precio que le dé la gana, ¿y cómo te le niegas y conservas tu honor?

¿QUIÉNES PERDIERON LA BATALLA (aparte de Ramsay, los Umber y los Karstark)?:

Melisandre. Porque a pesar de que ha recuperado la fe en Azor Ahai, duda de sí misma. A la hora de la verdad, fue incapaz de cooperar de forma significativa —y justo ahora Davos actuará contra ella.

Los Lannister y los Frey. Porque la Casa Bolton era su representante en el Norte y ese puente se quemó de forma irrecuperable. Es impensable que alguna de las dos familias intervenga la región otra vez con las crisis políticas de la capital. España perdió control de sus colonias por una situación así. La dinastía Lannister no puede sino hacer las paces con los señores del Norte.

Dramatización

Los demás Señores del Norte. Porque ahora deben hincarse y someterse al hombre con mayores fuerzas, que bien puede exigir tributo y podría hasta declararse independiente si la corona no lo apoya.

Y que a nadie se le olvide lo que pasa cuando te alzas contra los lobos.

5 comentarios:

  1. Muy bien, solo que nada dices de la muerte del gigante, el último de su especie, la mirada de Jon desolado. Una serie capaz de congeniar recia fantasía épica y sutil emoción fantástica es digna de su fama y mi admiración!

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    1. Claro, jaja, es difícil abarcarlo todo, pero buena observación ahí!

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  2. Llegué aquí por casualidad y me voy con unas ganas inmensas de volver a ver este episodio. Buenísimo este artículo, saludos!

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