Antes de empezar con nuestra entrega de hoy, quiero enviarle un abrazo fraterno al incompetente que dirige Supercable y que, con su pésimo servicio, imposibilitó que yo viera el episodio de ayer. No contraten con esa gente ni que se los regalen.
Ahora sí, entremos en materia. Si quieres buscar refresco o doritos, dale ahora, que esta entrega es larga:
La semana pasada establecimos
que Aerys Targaryen tenía severos problemas de autoestima y que su otrora mejor amigo y ayudante, Tywin Lannister, ahora lo detestaba por vainas
mezquinas que Aerys tuvo la altanería de cometer. Eran BFF, se divorciaron y
ahora no se hablan.
Por un tiempo, las cosas
funcionaron. Un tiempo corto. Muy corto. El príncipe Rhaegar Targaryen se casó
con Elia Martell, de la Casa Martell (duh), y tuvo dos hijos, una niña
(Rhaenys) y un niño (Aegon). Para celebrar que todo iba bien y que Jamie
Lannister se había unido a la Guardia del Rey (para la exasperación de Tywin),
se celebró un torneo en el castillo de Harrenhal. Un torneo que cambiaría la
historia.
Esa es una de las cosas que me
gusta de esta saga, cómo todo puede ser contado desde una perspectiva histórica
con la misma consistencia como si hubiese pasado de verdad. Testamento de las
habilidades de George R. R. Martin. Bueno, sigo, pero ANTES de hablar del
torneo en Harrenhal, debemos hablar de dos Casas que estuvieron presentes y que
jugarían un rol decisivo en los eventos por venir: la Casa Stark y la Casa
Baratheon.
La Casa Stark es la tradicional
defensora de las heladas estepas del norte. Durante mucho tiempo fueron los
gobernantes de la región, funcionando como un reino independiente bajo la figura
de “El Rey en el Norte”. Todo eso terminó cuando llegaron los conquistadores
Targaryen; el último Rey en el Norte aceptó entregar al norte como parte de los
Siete Reinos, quedando los Stark como “protectores” de la región –ese último
Rey en el Norte es conocido hoy como “El Rey que se arrodilló”.
Para el momento en que ocurre
nuestra historia, la Casa Stark estaba regida por el Lord Rickard Stark y su
heredero era su hijo mayor, Brandon Stark; fíjate cómo distintas regiones
tienen nombres consistentes: Brandon en el Norte, Roderick en las Islas de
Hierro, Aegon para los Targaryen. Hace paralelismo con algo que pasaba en la
historia feudal de verdad; en Inglaterra, todos los reyes se llamaban William o
Henry. Hubo un David que se cambió el nombre al asumir el reino para ser tomado
en serio. ¿Qué te dice esto? Que Martin es un fanboy de la historia medieval. Sigo:
Todas las fuentes –incluyendo gente que lo conoció- recuerdan a Brandon como un tipo normal de su época, lejos de los estándares idealistas con los que hoy asociamos a la casa Stark. Estaba prometido a casarse con Catelyn Tully (que ya estaba enamorada de él), pero no era tímido a la hora de buscarse mujeres antes de su matrimonio. Aparentemente era un buen luchador.
Todas las fuentes –incluyendo gente que lo conoció- recuerdan a Brandon como un tipo normal de su época, lejos de los estándares idealistas con los que hoy asociamos a la casa Stark. Estaba prometido a casarse con Catelyn Tully (que ya estaba enamorada de él), pero no era tímido a la hora de buscarse mujeres antes de su matrimonio. Aparentemente era un buen luchador.
Como Lord Rickard Stark ya
tenía planes para su heredero, envió a su otro hijo, Eddard Stark (mejor
conocido como “Ned” –mejor conocido como “Sean Bean”, mejor conocido como
“Boromir” en Tierra Media, mejor conocido en Inglaterra como “006 Alec Trevelyan,
el pana de James Bond”, mejor conocido como...) a que fuera escudero de Jon
Arryn, en esa montaña enorme pal’ culo del mundo, que para llegar tienes que
pedir visa, apartar el pasaje de avión con 6 meses de antelación y haces la
última parte del trayecto en burrito (eso último es en serio, el camino es
peligroso y parece que sólo los burros y las mulas pueden afianzarse bien en el
camino traicionero). En el castillo de la Casa Arryn se estaba quedando otro
chamo que había perdido a sus padres y ahora crecía bajo la tutela de Jon:
Robert Baratheon.
El trasfondo de Robert es
bastante trágico. Su papá era amigo de Aerys Targaryen y, volviendo de un viaje
de asuntos del reino con su esposa (y madre de sus hijos), tuvo un accidente en
el barco llegando a casa. El barco se hundió, matando a todos sus tripulantes,
mientras el joven Robert y sus hermanos menores, Stannis y Renly, miraban. Sólo
un hombre sobrevivió y quedó loco. Hoy, ese hombre es “Patchface”, el bufón de
la corte Baratheon.
Total que los tres
establecieron una fuerte relación familiar, con Jon Arryn como padre y Ned y
Robert como hermanos. Durante todos esos años que pasaron juntos como BFF en un
bromance intenso, Robert conoció a la hermana de Ned, Lyanna. Imagínate a Arya
Stark ya adulta: esa es Lyanna. Lejos de ser una señorita de la corte, Lyanna
tenía “la sangre del lobo en sus venas” y tenía esa clase de intereses
guerreros, nada que ver con la vida de niña de su casa. Robert se enamoró
perdidamente de Lyanna y se sintió en el cielo cuando Lord Rickard Stark cuadró
y le ofreció la mano de su hija a Robert (que ya era el Lord de los Baratheon,
recuerda, sus padres murieron). Durante los primeros cinco minutos de ese
arreglo, todo el mundo estaba feliz. Luego Ned se dio cuenta de dos cosas muy
importantes:
1) Robert no había pasado ni
cinco días cerca de Lyanna y ya estaba enamorado de ella, una mujer
que no conocía. Cuando Robert hablaba de Lyanna, lo hacía en términos de
doncella dulce del castillo, que era muy diferente a como la recuerda el
resto de la humanidad. Además, Robert parecía verdaderamente feliz por ser
familia de su mejor amigo –tanto, que es difícil saber qué era lo que enamoraba
más al joven Baratheon. Robert tenía a dos hermanos, pero no era muy
cercano con ninguno (Stannis era demasiado distante y Renly demasiado joven),
de manera que su HERMANO era Ned Stark;
2) Lyanna parecía contenta con
el arreglo, hasta que vio cómo era Robert Baratheon. Aunque era un tipo bien
parecido (dicen que era todo un galán), ya era el Robert que conocemos hoy en
día: Mujeriego, parrandero y jugador. Lyanna no sólo no se tripeaba eso de ser
tratada como un objeto a ser “prometida” a otro sin su consentimiento, sino que
era especialmente reacia a que la Casa Baratheon le pusiera los cuernos
(¿entiendes el chiste? Porque el símbolo de la Casa Baratheon es… un… alce… con
los cuernos… BUENO, JÓDETE, PANA).
Lyanna le dijo a Ned algo así
como “Robert puede estar muy enamorado, pero nadie puede cambiar la naturaleza
de un hombre”. O sea, subtítulos, “Es noble y guapo, pero me va a pegar los
cuernos como lo ha hecho toda su vida porque ese es él, no lo puede evitar”.
Bueno, se hace el torneo en
Harrenhal y toooodo el mundo fue (a lo mejor Tywin Lannister no, porque todo el
tema tenía un sabor muy amargo), particularmente el Rey Aerys, que había
permanecido recluso tras el fiasco de Duskendale y ahora, por su paranoia, se veía como un
auténtico indigente (no permitía ni que le cortaran el cabello o las uñas).
Todo va normal, tipo relax, tipo chill, hasta el último combate, entre el
príncipe Rhaegar y Ser Arthur Dayne, un caballero muy admirado (y héroe de
Jamie Lannister). El príncipe gana, queda como campeón del torneo y cuando
llega su momento de otorgarle una ofrenda a una chica del público (una
“coronación a la reina de la belleza”), el tipo pasó por alto a su esposa y
madre de sus hijos, Elia Martell, y coronó a Lyanna Stark.
And niggas got maaaad.
Los Martell quedaron mudos; Robert Baratheon se tomó la ofensa de forma personal; Cersei Lannister lo sintió como un escupitajo a la cara, sintiéndose doblemente rechazada; Aerys Targaryen habrá sonreído; Ned Stark se habrá tapado la cara con las manos, murmurado “Aquí se va a prender un mariquerón armado”.
No puedo decir exactamente cuánto tiempo después, pero tras ese torneo Lyanna Stark desapareció con el príncipe Rhaegar. Ser Barristan dice que estaban enamorados y huyeron juntos mientras que Robert Baratheon dijo que Rhaegar la raptó para violarla. Ned Stark dijo que “aquí se va a prender un mariquerón armado”.
Las noticias del rapto llegaron a Brandon Stark cuando iba camino a su propia boda con Cat Tully. Cambió el camino hacia King’s Landing, para ver qué coño e’ madre es lo que es con Rhaegar Targaryen y rescatar a su hermana. Cuando llegó, desenvainó la espada y llamó a gritos a Rhaegar “pa’ entranos a puñaladas como los hombres serios”, pero el príncipe no estaba. Lyanna no estaba. El único que el heredero Stark consiguió fue al Rey Loco, Aerys Targaryen, que ordenó el arresto del joven Stark, de su comitiva y convocó a los padres de todos para que respondieran por los crímenes de sus hijos. Y se sabe que Ned Stark dijo “Aquí está a punto de prenderse un mariquerón armado”.
Lo que ocurrió a continuación es demostración perfecta
de quién era Aerys Targaryen: Todos los padres de estos caballeros arrestados
fueron ejecutados sin juicio (con sus hijos). Cuando Rickard Stark oyó que pretendían matarlo,
demandó juicio por combate (una forma de juicio en la que peleas contra un
rival que representa los intereses de tu oponente; si ganas, sales libre).
Aerys Targaryen ya era un monstruo. Este era el Aerys que le quitó la lengua a
Payne por un chisme, el que condenaba a todo el mundo a ser quemado por
cualquier crimen, el que abusaba de su esposa y veía enemigos en todas las
sombras. Alguien en el futuro diría que Daenerys Targaryen era el reflejo de su
hermano, Rhaegar, mientras que Viserys era el hijo de su padre.
Total que Aerys Targaryen anunció que su campeón era “El fuego”. Rickard tuvo que “luchar” en su armadura contra el fuego, cocinándose. El joven Brandon tuvo que verlo mientras tenía una espada apenas un poquito más allá de su alcance y una correa atada a un poste en su cuello, asfixiándose conforme se impulsaba al frente para tomar el arma y salvar a su padre. Murió.
Pero para el maniático Aerys, no era suficiente. Todos tenía que estar conspirando en su mundo así que, para estar seguros, ordenó el arresto y la ejecución del prometido de la loba, Robert Baratheon. Cuando esas palabras llegaron al castillo de Jon Arryn, donde estaba con Robert y Ned Stark, Ned (ahora Lord Stark) entendió que ahora sí, se prendió el mariquerón armado.
Robert Baratheon (que tenía sangre Targaryen por una abuela del año del coño) llamó a las armas y se le unieron las Casas Stark, Arryn, Tully y la Baratheon, por supuesto, en abierta rebelión contra el Rey. Tienes que entender que un elemento importante de la rebelión era la necesidad de cambio en general. Cuando esto ocurre, los dragones habían estado muertos por generaciones, de manera que lo que utilizaron los Targaryen para sus conquistas, lo que supuestamente los hacía tan especiales, ya no estaba ahí. La gente empezó a preguntarse qué es lo que hace a los Targaryen tan especiales que no puede hacer nadie más. O sea, ¿qué les da el derecho a ellos de gobernarnos, si son tan malos gobernantes?
Las primeras batallas no fueron más que choques en los que la rebelión fue creciendo, conforme Robert, excelente guerrero y líder carismático, reunía gente a su favor. La vaina ya había agarrado tintes dramáticos para el momento en que la Casa Tyrell se unió al combate, a favor del Reino. Las fuerzas Tyrell, comandadas por Lord Randyll Tarly (el padre del gordo Samwell Tarly), se enfrentaron a las de Robert en una batalla difícil de la que Robert tuvo suerte de escapar con vida. A continuación, el patriarca Tyrell, Lord Mace Tyrell, emprendió un asedio contra el principal bastión de la Casa Baratheon, Storm’s End, en ese momento defendida por Stannis Baratheon. Ten eso último en cuenta para la semana que viene.
Ned Stark, que había forjado una alianza con la Casa Tully al casarse con Catelyn Tully, la prometida de su ahora difunto hermano, marchó desde el norte y participó en una de las batallas más heavy metal de la contienda: La Batalla de las Campanas.
Resulta que Aerys exilió a su antigua Mano y colocó en el puesto a Lord Jon Connington, un amigo cercano de Rhaegar, que prometió traerle al Rey la cabeza de Robert Baratheon. Cuando su armada se enfrentó a la de Robert, en una ciudad con un gran campanario, la victoria fue decisiva e hirió a Robert, forzándolo a esconderse. Jon revisó casa por casa y estaba a punto de dar con el rebelde cuando llegó el refuerzo de Ned Stark y Jon Arryn. La coñaza se propagó por las calles e incluso los techos de las casas (el propio Robert salió, herido y todo, a la refriega). Muchos murieron, incluyendo los últimos herederos de Jon Arryn, pero La Mano del Rey perdió la batalla y se vio forzado a retirarse.
Amargado, Jon Connington tendría tiempo en el futuro para pensar en su desgracia. Alguien le dijo una vez que “No te debes sentir mal por perder esa batalla; ni siquiera Tywin Lannister la habría podido ganar”.
“No” pensó Jon, “Tywin ni siquiera la habría luchado. Tywin
habría quemado a toda la ciudad al enterarse que Baratheon se escondía. Yo no
tuve las fuerzas para eso”.
Esa derrota para el Reino le hizo ver la seriedad de la situación al rey Aerys. Exilió a Jon Connington y nombró a uno de sus alquimistas piromantes como Mano, dando paso al plan para quemar toda King’s Landing en caso de que cayera en control de los rebeldes. Ese probablemente fue el punto en que Aerys dijo “Uy, la cagué” y mandó a llamar a su hijo, que apareciera de donde coño estuviese escondido. Efectivamente el príncipe se presentó y convenció a su padre para que solicitara la ayuda de Tywin Lannister, pero Lord Tywin se hizo el loco y no respondió. Probablemente sonriendo y tomándose una copita de vino.
Este es un factor importante de la Rebelión de Robert Baratheon: No todas las Casas participaron de forma activa. La mayoría, como los Lannister, los Greyjoy y los Frey, se quedaron observando.
Fue entonces que se produjo el enfrentamiento entre Robert Baratheon y Rhaegar Targaryen en la Batalla del Tridente. Cuentan que Rhaegar Targaryen era la única oportunidad que los reinos tuvieron de coronar a un rey decente. Era artista, intelectual y luchador, noble no sólo en calidad nobiliaria, sino como persona. Un tipo inspirador en toda regla.
El día del Tridente (nombrado así por el riachuelo sobre el que se peleó) casi todos los enfrentamientos de la batalla pararon para ver la lucha entre los dos hombres por el amor de una mujer. Suena absurdo, pero te recuerdo que hay otra guerra famosa que se libró por la misma razón. Rhaegar hirió varias veces a Robert, algunas veces con seriedad, pero todo se decidió cuando Robert le dio un golpe con su martillo de guerra a Rhaegar en el pecho tan fuerte, que los rubíes en la armadura del príncipe salieron disparados, cayendo en el río con el inerte cuerpo del príncipe. Esa batalla decidió la guerra y, en el futuro, Robert Baratheon diría que “Ahí fue que gané mi corona”.
Se diría después que los hombres miraron y guardaron silencio en el lugar que sería conocido como “The Ruby Ford”, pero la verdad es que los degenerados y los parásitos pronto se arrojaron sobre el cadáver del príncipe, para despojarlo de los rubíes y las riquezas. Barristan Selmy, que fue apresado ese día, lloró. Roose Bolton, vasallo de Ned Stark, propuso matar a Selmy pero Robert le perdonó la vida, un gesto que hizo pensar que la sangre había llegado a su fin. Pero aún faltaban masacres.
Esta era la situación: Robert Baratheon estaba herido y no podía participar en la última avanzada a King’s Landing, que quedó en manos de Ned Stark. Las últimas fuerzas lealistas, las de los Tyrell, seguían asediando a Stannis Baratheon (de manera que el camino hacia el Rey estaba abierto). Los Frey y los Greyjoy tomaron esta oportunidad para unirse a la rebelión y Tywin Lannister marchó hacia King’s Landing… pero nadie sabía a favor de quién.
Aerys Targaryen sabía lo que le venía. Como diría el romano Julio César, “Alea iacta est”. Tras la Batalla del Tridente, la suerte estaba echada.
Con un último atisbo de cordura, Aerys siguió los consejos de Varys, el amo de los espías de la corte, y mandó a su reina (embarazada con Daenerys Targaryen) y su único hijo vivo, Viserys, al extranjero, pero retuvo a Elia Martell y a sus hijos, como un medio para conservar la alianza con la casa Martell. Ahí fue que Tywin Lannister llegó con su ejército a King’s Landing, proclamando su lealtad al Rey.
Lord Varys le aconsejó al Rey que no lo dejara entrar en la ciudad, puesto que los Lannister no eran confiables. El Gran Maester Pycelle, otro ministro y principal “sabio”, argumentó lo contrario y fue esa opinión la que Aerys escuchó. El razonamiento de Pycelle fue que la dinastía Targaryen había llegado a su fin y como el Reino clamaba por una nueva corona, nadie sería mejor que Tywin Lannister. Fatídico error: tan pronto las fuerzas Lannister entraron en la capital, empezaron a saquearla. Sandor Clegane, un vasallo de la casa Lannister, diría después que ese día perdió toda ilusión sobre la nobleza de los caballeros, al ver cómo estos se comportaban, quemando casas, apuñalando niños y violando mujeres.
El primer y único golpe que Tywin Lannister le dio a Aerys Targaryen.
Aerys le ordenó a su Mano que incendiara la ciudad, de acuerdo al plan que habían hecho. Si Robert (o Tywin) querían ser reyes, “Que sean reyes sobre huesos rostizados y carne quemada. Que sean los reyes de las cenizas”. Varias cosas pasaron al mismo tiempo: Por un lado, Ned Stark entraba en la ciudad. Por otro, ¿recuerdas que Jaime Lannister formaba parte de la Guardia del Rey? Aerys decidió aprovecharse de eso y le ordenó que saliera y matara a su padre, Tywin. En este momento no había más Guardias del Rey, Jaime permaneció en la capital por la misma razón que Elia Martell. Jamie luego diría que Aerys estaba tan tostado (jojo, ¿viste el chiste? Ok, no más chistes) que dio la orden de quemar la ciudad pensando que él mismo no se quemaría; que se convertiría en un dragón y aplastaría así a sus enemigos.
Aerys ordenó a su Mano a que procediera el incendio y Jaime no lo pensó demasiado: mató a la Mano del Rey (salvando efectivamente a la capital de los Siete Reinos) y cuando el Rey Loco trató de huir, Jaime lo siguió hasta hundir su espada en la espalda del hombre que juró proteger. Aerys Targaryen moriría musitando la misma frase que había dicho por días: “Quémenlos a todos”.
Tywin, que no sabía lo que ocurría, ordenó a dos de sus tenientes, Ser Gregor Clegane y Ser Amory Lorch, a que asaltaran la residencia real, para despejar dudas sobre las nuevas lealtades de los leones. En efecto, Gregor Clegane asesinó a Elia Martell y entre ambos caballeros, masacraron a todos los presentes, incluyendo a los hijos del fallecido Rhaegar Targaryen. En la sala del Trono, otro Lord le preguntó a Jamie Lannister qué iba a pasar ahora (preguntando en verdad si proclamaban a Tywin como Rey, a Robert o a otro Targaryen). Jamie contestó que “proclamara al que le diera la gana, pero esparce las noticias de que el rey Aerys está muerto”. Así, las fuerzas realistas que resistían el asedio se rindieron.
Esa fue la escena que consiguió Ned Stark cuando llegó al trono.
Ser Jaime Lannister sentado en el Trono de Hierro, sonriendo (“No, no, Ned, sólo estoy calentando la silla” dijo Jaime, “No me gusta, en verdad, es bastante incómoda”). Tywin Lannister presentó los cuerpos de Elia Martell y sus hijos. El rey Aerys hecho una ruina en el suelo. La ciudad destruida. La rebelión triunfó, Robert Baratheon sería el rey. Ned quedó sin aliento ante aquel festival de sangre.
Tremendas tus crónicas! ya voy pa la tercera.
ResponderEliminarjajaja, ya lo habia leido todo mucho antes, pero me encanto la manera en que lo narraste! LOL
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