miércoles, 15 de febrero de 2012

Una de las Mejores Historias de King (que no es ficción)

Stephen King y su esposa, Tabitha King.


Antes de ser el Leviatán mediático que es ahora, Stephen King era un profesor de literatura de clase media/baja, casado con otra licenciada en el arte. Tuvieron dos niños (de tres) con relativa prontitud y él mismo dice que esa, para un matrimonio sin tantos recursos como ellos, pudo no haber sido la mejor idea. Vivían en una casita de remolque y, durante los veranos, King tomaba todos los trabajos que podía -desde conducir un camión repartidor hasta meter sábanas en una lavandería. La otrora señorita Spruce (apellido de soltera de Tabitha) iba en las noches a servir cafés en Dunkin Donuts. Ambos, en sus tiempos libres, escribían y vendían historias a revistas que por aquella época publicaban ficción. Steve cuenta cómo montaba una tabla sobre la bañera, ponía encima su máquina de escribir y se ponía a teclear con un cigarrillo entre los labios mientras se daba un baño.

"Me gustaba dar clases" dice King, "pero para el viernes, tenía la mente embotada. Me sentía como si tuviera por cerebro a una batería que ha estado cargando a otras baterías más pequeñas"

Y en esta dinámica, Stevie escribió Carrie.
Reproduzco acá la historia, que me encanta, transcrita de un video en YouTube:

*

Kerri Miller: Carrie empezó como una historia corta para una revista.

Stephen King: Sí, así fue. Se hizo un poco larga y la eché de lado y mi esposa la rescató, me dijo “esto es medio entretenido, ¿quieres seguirla?” y yo lo hice.

KM: ¿Eso fue exactamente lo que dijo?

SK: No, eso no fue exactamente lo que dijo, dijo que era realmente buena y que quería leer el resto.

KM: ¿Por qué no querías escribir el resto?

SK: Era muy difícil, yo era perezoso y también iba a ser muy larga, yo no entendía cómo podía lanzar al mercado algo así y, francamente, necesitaba dinero. Esta historia era demasiado larga para el mercado al que yo le vendía (por lo general esas revistas que la abres por el medio y una foto cae agrandada). Tenían nombres como Cavalier y Dude, Adam; la clase de revistas que buscas venderle a un tipo (…), así que la historia se extendió y yo le dije a Tabby cuando la rescató “esto es más largo que el número de palabras que piden las revistas a las que les vendo” y ella me dijo “hazlo igual”. Ella es así de buena, es más valiente que yo. Así que lo hice y… se vendió como una novela, una cosa flaquita, pero…. Me hizo lo que soy hoy (risas).

KM: ¿Es verdad que recibiste la llamada de que la habías vendido y te habían cortado el teléfono…?

SK: No teníamos teléfono.

KM: ¿Cómo…?

SK: Tabby dictaminó que teníamos que dejar ir algo para poder seguir pagando la comida para los bebés y las medicinas y todo, teníamos que economizar -y las cosas han cambiado tanto que en este país la gente sigue discutiendo por el seguro médico, ¿sabes? Pues no teníamos teléfono y recibí un mensaje por el intercomunicador, yo estaba en la sala de profesores. “Steven King, por favor venga a la oficina, tiene una llamada urgente de su esposa”. Y yo sabía, subiendo las escaleras, que o un niño se había roto una pierna o había vendido el libro.

(Risas del público).

SK: Y era el libro. El editor de Doubleday mandó un telegrama y…

KM: Mandó un telegrama…

SK: Mandó un telegrama.

KM: Que decía… ¿Todavía lo tienes, por cierto?

SK: Uh… creo que… decía “Felicitaciones. Carrie oficialmente libro Doubleday. Avance de 2.500 dólares. El futuro nos espera. Con amor Bill”.

KM: Wow. Y el futuro sí esperaba.

SK: Supongo que sí.

KM: ¿Tenías idea de lo que sería?

SK: No. No tenía idea. Ninguna. Mi esposa me preguntó, recuerdo una noche en la que estábamos en la cama después de que el libro se vendió, me preguntó “¿Crees que habrá más dinero aparte del avance de 2.500 dólares?”

(Risas del público).

SK: No, era una pregunta válida, esos 2.500 dólares eran mucha plata, lo máximo que yo había hecho vendiendo historias era 500, y usamos ese avance para comprar un Ford Pinto, sabes, “el carro que explota” y todo eso.

(Risas del público).

SK: Pero estaba bien, teníamos un carro nuevo, teníamos dos niños y… teníamos ese Ford Pinto que mi esposa odiaba porque era sincrónico y ella no pudo manejarlo al principio. Y le dije “Sí, creo que habrá una venta por los derechos de bolsillo del libro, compartimos el dinero con Doubleday”, era una división de 50/50, y ella dijo “¿Cuánto crees que sea?” Le dije “bueno, puede llegar a los 60.000 dólares”. Y recibiríamos 30 y yo podría permitirme un año sabatino para escribir otro libro, que es lo que yo quería, quería tener cierto espacio para correr. Y resulta que se vendió por 400.000 dólares, que es mucho más que--- y el detalle está en que recibí esa noticia de mi editor un domingo. Mi esposa estaba visitando a su mamá y yo estaba en la casa, ella se llevó a los niños, yo estaba solo y las piernas me fallaron. Estaba parado en el umbral de la puerta, teníamos teléfono, por lo menos, pero vivíamos en un verdadero basurero de apartamento. Y me deslicé al suelo en el umbral entre la cocina y la sala y me quedé sentado. Le dije “Dijiste 40.000 dólares, ¿no?” Me dijo “No, 400.000 dólares” Y tuvimos esa conversación tras la cual me quedé caminando por la casa y… no podía aclararme la mente. Y finalmente decidí que tenía que comprarle a mi esposa un regalo. Era, era…

(Risas y aplausos del público)

SK: No, esperen un momento: era domingo y todo estaba cerrado, lo único que estaba abierto era una farmacia así que le compré un secador de pelo.

2 comentarios:

  1. Es asi como se cumple el sueño del escritor: sin rendirse y con algo suerte. Como dijo el mismo King en la introducción de Nightshift: "Si quieres escribir, escribe"

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  2. Tom Clancy dice que escribir es más un asunto de persistencia que de talento. So, yeah.

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