She’s mostly gone
Some other place
I’m getting by
In other ways
Everything they whispered in our ears
Is coming true
Try to justify the things I used to do:
Believe in you
She’s mostly gone
Some other place
I’m getting by
In other ways
Everything they whispered in our ears
Is coming true
Try to justify the things I used to do:
Believe in you
En fin. Uno de mis temas en la vida es Japón, y específicamente su cultura, y más específicamente todo el tema histórico que va desde el período sengoku hasta el Meiji—léase, todo lo que involucra a los samurái.
No voy a hacer un post sobre
eso, o por lo menos no todavía, pero si voy a aprovechar esta mañana de domingo
para una recomendación de las cinco películas de samurái (en japonés las llaman
jidaigeki) que, por una parte, están
entre mis favoritas y, por otra, están buenas para entrarle a subgénero por si
es algo que te atrae y ni idea de por dónde empezar.
Así que, de wan:
13 Assassins
十三人の刺客
Director: Takashi Miike
Año: 2010
Elenco:
Koji Yakusho, Gorō Inagaki, Hiroki Matsukata, Yusuke Iseya, Takayuki Yamada.
Uno se lamenta que Miike que no
haya hecho más pelis de espadas, porque entre esta, Hara-Kiri y Blade of the
Inmortal, hermanazo, qué talento tiene este man para el cine de época.
Pero eso no sorprende a quien
lo conozca. En esta ocasión asistimos a una misión suicida de tintes
históricos, porque el gran señor Matsudaira Naritsugu está lo que llamamos los
latinos “desacatao’”. El tipo es sádico como pocos, abusa de su poder, tortura
gente y nadie lo puede frenar porque es familia del shogun, está protegido por
la gente más poderosa del Japón.
¿Cómo se mata a un intocable?
Aparentemente con lecciones de Los Siete Samurái; esta peli fluye mucho
como una versión moderna y muchísimo más sangrienta que ella épica elemental de
Kurosawa. Son 13 los desgraciados que reciben el contrato para matar a
Naritsugu (Goro Inagaki) durante un viaje y, liderados por Shinzaemon (Koji
Yakusho) y Saheita (Hiroki Matsukata), pasan por todos esos pasos de
reclutamiento, acoplamiento del equipo, viaje y batalla imposible que
resultarán familiares para el que haya visto la antedicha—hay hasta un bandido
desadaptado pero carismático en el grupo.
Pero esta es una peli con
identidad propia que sale adelante gracias al carisma de su elenco, a su
excelente ambiente y fotografía y que, pues, que este es Takashi Miike, papá.
En manos de un director inferior, la peli se habría ido al garete, pero acá
compenetras con el equipo (¡y de qué manera!), tendrás tus favoritos y cada
muerte será lamentada. Koji Yakusho está excelente, como siempre, de
protagónico y el Naritsugu de Inagaki es un villano que justifica la violencia
y la atrocidad, de verdad que es un malo de esos que se quedan contigo después
de que la peli terminó.
Dicen que hay pocas cosas más
japonesas que una misión épica destinada al fracaso y no te diré si acá
triunfan o no, porque vale la pena que lo veas por ti mismo. Si no vacilas
viendo 13 Assassins, no te va a gustar el cine de samurái. Te sugiero películas
de Hello-Kitty.
Ran
乱
Director: Akira Kurosawa
Año: 1985
Elenco: Tatsuya Nakadai, Mieko
Harada, Mansai Nomura, Akira Terao.
Ya que lo mencionamos, vamos a
entrarle de una vez a Kurosawa en una de sus películas más bestias, una versión
de El Rey Lear mezclado con la vida
de Mori Motonari, uno de los daimio más famosos de las guerras samurái.
Ve esta premisa y dime si no
llama: Hidetora Ichimonji (Tatsuya Nakadai) es un poderoso daimio (señor
feudal) entrado en años que quiere heredar a sus hijos en vida, para evitar que
estos se agarren a cuchillo para ver quién se queda con las tierras y las
riquezas que él ha reunido. Todo va bien por un tiempo, pero cada hijo se va
envenenando por diferentes motivos, poniéndose a creer que ellos merecen ya no
sólo la supremacía sobre los demás hermanos, sino la propiedad completa del
clan por encima de su propio padre.
Se desata una sangrienta guerra
civil en el clan Ichimonji donde ni siquiera el que empuña la espada sabe quién
realmente le manipula.
Mi pana, la gente que sabe dice
que esta es la película que mejor retrata lo que aquellas guerras debieron ser
y la verdad es que hay escenas dantescas bélicas dirigidas como sólo Kurosawa
sabe, la vaina transcurre como una pesadilla. La tragedia la vemos
principalmente por los ojos de Hidetora, interpretado por un Nakadai digno de
Oscar (súper envejecido, muy buen maquillaje) y acompañado por su bufón Kyoami
(Peter), que se roba cada escena en la que está. Pero a mí quién me sorprendió
fue la Dama Kaede (Mieko Harada), que trae una voz femenina regularmente
ignorada en este tipo de épicas y que te dice que una cosa es la leyenda de los
samurái y sus batallas gloriosas y tal, y otra son las muy reales consecuencias
de la guerra, donde la violencia crea enemigos que tú ni sospechas quiénes son y
ni sabes por qué duermen a tu lado.
Una tragedia bien shakespereana
y bien japonesa. Y hablando de sangrero y violencia…
Kubi
首
Director:
Takeshi Kitano
Año:
2023
Elenco:
Takeshi Kitano, Hidetoshi Nishijima, Tadanobu Asano, Ryo Kase.
El que sepa quién es Beat
Takeshi, nombre popular de este director, ya sabe más o menos qué esperar y por
qué los fans del período ansiamos el estreno en occidente de esta peli que no
decepciona.
Kubi (que se traduce a “cuello”,
pero yo mejor lo traduzco a “pescuezo”) es una historia bastante realista sobre
la caída de Oda Nobunaga y el ascenso de Toyotomi Hideyoshi. Pa’ quien no sepa,
esos dos fueron de los grandes unificadores del Japón, pero mientras Hideyoshi
era un experto político y negociador, Oda era un bruto sanguinario, un demonio
en la tierra a quien sus propios vasallos no se calan más, especialmente Akechi
Mitsuhide (Hidetoshi Nishijima) y su alto pana Araki Murashige (Kenichi Endō). La
película de hecho abre con la rebelión de Murashige, justificada, contra las
atrocidades de Nobunaga y el resto de la historia es consecuencia de esos
momentos, con un vasallaje que dice que, ajá, le deben lealtad al señor del
clan (algunos, como Hideyoshi, le deben literalmente todo lo que son), pero
¿cuáles son los límites de esa lealtad?
Ojo y advertencia con esta
película: De todas las que tenemos acá, esta puede ser la más cruda tanto en
violencia como en sexualidad. No sé si lo sabes, pero en el Japón feudal las
relaciones homosexuales no eran mal vistas y muchos de los grandes daimio
tenían sus amantes masculinos con quienes se iban de campaña. En este caso,
Nobunaga (Ryo Kase) tenía a Mori Ranmaru (Kanichiro) y la vaina se ve en todo
su esplendor, si tus sensibilidades no soportan ese tipo de cosas, stay away
from this movie.
Pero para el fan histórico,
esta película es una joya. Sale Hattori Hanzo Masanari (Kenta Kiritani) entre
otros shinobi retratados con un toque de fantasía, a Hideyoshi lo interpreta el
propio Kitano muy, pero que muy bien, y Tadanobu Asano, de quien te enamoraste
en Shogun, hace acá de uno de los
principales tenientes de Hideyoshi (Kuroda Kanbei) en otro papelazo como este
man siempre se lanza.
Aquí no hay que mirar pa’ los
lados, si te interesa el Japón feudal retratado sin glamur y cómo realmente era
(quizá), tienes que ver Kubi.
Sekigahara
関ヶ原
Director:
Masato Harada
Año:
2017
Elenco:
Kōji Yakusho, Junichi Okada, Kasumi Arimura, Takehiro Hira, Ayumi Ito.
Esta es muy buena para verla
después de la anterior, porque echa el cuento de cómo, tras la muerte de viejo
de Hideyoshi, sus leales se pelean por el trono, culminando en la fatídica
batalla de Sekigahara, que determinaría el curso del país por 400 años.
Esta es la historia de una de
las grandes rivalidades del período sengoku,
aquella entre el noble y leal Ishida Mitsunari (Junichi Okada) y el bribón
y complocero Tokugawa Ieyasu (Koji Yakusho otra vez, en el mejor rol de la
película, y mi papel favorito suyo). Ya lo he dicho, que no hay una cosa que a
los japoneses les guste más que un buen fracaso y esta cinta destaca porque,
donde generalmente se ve a Mitsunari como un villano (de hecho es así como es
retratado en Shogun, en el personaje
de Ishido), acá funge de protagonista, como un tipo que, sí, aspiraba al poder
pero también blandía razones más o menos nobles de honor y fidelidad que lo
elevaban sobre sus coterráneos en aquella época de traición.
Esta peli tiene un problema,
que es que si tú entras a verla sin contexto histórico (sin saber quién es
quién y por qué esas enemistades tenían años infectándose), es probable que no
entiendas por lo menos la mitad de lo que vas a ver. Pero para el iniciado,
esto es una maravilla desde que arranca hasta la batalla final, ajustada a lo
que realmente pasó.
Ficción histórica sabrosa,
chamo, porque muchas lagunas históricas se llenan con personajes de los que se
sabe poco o que directamente son ficticios, pero que enriquecen mucho la trama
(ojo con las mujeres shinobi—ninja—de esta peli). Recomendada de todo corazón,
pero eso sí, échate una leidita antes que la peli no explica su contexto.
Kagemusha
影武者
Director:
Akira Kurosawa
Año:
1980
Elenco:
Tatsuya Nakadai, Tsutomu Yamazaki, Hideo Murota.
Esta es otra cuyo concepto
sencillamente me encanta, ve: Se sabe que el gran daimio Takeda Shingen usaba
varios dobles para huirle a los asesinos. Bueno, Kagemusha establece que Shingen no murió cuando, históricamente,
cayó herido de bala sino mucho antes porque uno de sus dobles (un “guerrero
sombra”) asumió su papel para preservar la estabilidad del clan y de la
sucesión. El problema está en que este doble, que es tan idéntico que Shingen
especula que debe ser hermano suyo, es un vulgar campesino pata en el suelo sin
la menor idea de cosas de estado o de la corte.
Queda en manos de los vasallos
de Shingen el sostener la farsa ante los enemigos… pero también ante los
amigos, porque al heredero Katsuyori (Kenichi Hagiwara) no le hace ninguna
gracia que un recién vestido le quite lo que es suyo…
Esta película realmente
pertenece a Tatsuya Nakadai, de quien ya hablamos en el segmento sobre Ran, y que acá hace tanto de Takeda
Shingen como del impostor, y el contraste entre ambos hombres no podría ser
mayor—cuesta creer que sean el mismo actor, de forma que el artificio de la
película funciona con uno como audiencia.
Pero ojo, que así como he hecho
advertencias con otras pelis, acá toca lo propio; Kagemusha tiene un “lenguaje” muy de cine japonés, mucho más que
otras películas del mismo director antecesoras de esta. Con eso quiero decir
que si estás acostumbrado al cine de Hollywood y nunca has visto una peli
europea, no digamos japonesa, es probable que no entiendas esta peli (la primera
vez que la vi, tendría yo 21 o 22 años y ni idea, la peli me pasó por encima).
No pasa nada, que uno se acostumbra a esas formas de cine y eventualmente les
agarras el hilo, pero eres tú el que se tiene que ajustar a la peli, Kagemusha no hace la tarea por ti.
Y si le pones, verás una
historia sencillamente inolvidable y bien, pero re-bien japonesa, jajaja. Ya
verás a qué me refiero.
UNA ÑAPA: Yojimbo
用心棒
Director:
Akira Kurosawa
Año:
1961
Elenco:
Toshiro Mifune, Tatsuya Nakadai, Eijirō Tōno.
No se puede hablar de este cine
sin mencionar a la grandísima, otra más del sensei y ya puedes ver por qué la
huella de Kurosawa es tan grande en el género, por no decir en todo el cine
nipón. Diría Kurosawa que Toshiro Mifune no habría sido quien fue si no hubiese
salido en sus películas… pero sus películas no habrían existido sin las
actuaciones de Toshiro Mifune.
Y mira, ya en Los Siete Samurái se veía que el
protagonista de esta peli era una estrella nata, pero el rol que hace aquí
derrocha carisma y, en efecto, el pana lleva la película sobre sus espaldas en
el rol del misterioso ronin Sanjuro, un tipo bien distinto a los demás samurái
porque es maleducado, harapiento, desaliñado y lo que le preocupa es el dinero
y su propio beneficio (o eso nos quiere hacer creer). Eso sí, nadie le gana con
la espada y por eso es tan solicitado entre dos facciones en guerra de este
pueblito al que ha llegado. Por un lado está Seibei (y su peligroso matón, Uno—de
nuevo Nakadai partiendo la liga) y por otro espera Ushitora (y su esposa y
verdadera dueña, Orin), y Sanjuro manipulará a ambas facciones, explotándolas
en beneficio propio… mientras se pueda.
Chamo, Yojimbo es una película
que merece su propio post. Acá ya hablamos de su prota y un poco de la trama,
pero es que la fotografía también es espectacular, una peli en blanco y negro
donde todos los elementos del escenario (atención con el clima y el uso del
viento) representan algo. Quizá más conocida que esta es el remake italiano y
vaquero Por un Puñado de Dólares, pero
quien ha visto ambas sabe que la palabra “remake” no se ajusta bien al caso; es
más bien dos versiones de la misma historia, pero con unos directores tan
idiosincráticos que una sabe bastante diferente a la otra.
Si Yojimbo fuera birra, sería un elixir. Si fuera comida, sería el mapuei del mondongo. Si fuera música, sería el disco blanco de Los Beatles. Es una obra que, más allá de los trappings de su época, se deja colar (y entretiene) rato largo más que películas del año pasado. Si eres de los que no ve pelis en blanco y negro porque eso es un esfuerzo demasiado grande para tus atrofiadas dendritas, hermanazo, está difícil que alguien te salve. Pero si eres un comando del cine, un legendario del celuloide, un matatán del audiovisual, Yojimbo es una de las mejores películas en la historia, así, en general, de cualquier género.
Hoy terminé el primer manuscrito de mi novela.
No es la primera novela que escribo (esta sería la cuarta), pero sí es la
primera que cumple con todos los cánones de una obra comercial en su género—tiene
extensión de novela, trama ubicable en el mercado y está escrita en inglés. Es un libro que parece libro, aunque como
todo primer borrador, es desastroso; Los temas al inicio del libro y la personalidad
de los protagonistas están más difusos que al final. La extensión es demasiado larga también. Un libro de
ciencia ficción moderno, para un debutante, debería estar entre las cien mil y
las ciento diez mil palabras, y la mía tiene ciento veinticuatro mil.
Pero todo esto está bien porque la labor del primer borrador es existir,
sacarte la historia que llevas en el cerebro a un lugar donde exista en
concreto y donde tú puedas corregirla.
O sea que no es que el libro está escrito y “Pa’ amazon!”
Este es el inicio de un proceso donde todo va a velocidad de caracol. El
plan de batalla es, primero, dejar a ese borrador descansar y retomarlo dentro
de mes y medio a dos meses, para empezar la corrección. Primero me gustaría
añadir cosas al principio, de lo que tendré cosas qué cortar después, y
borradores habrá todos los que sean necesarios para que sea un libro a la
altura de cualquiera que compras en la librería.
Cuando el libro ya esté tal cual como yo quiero, será hora de mostrarlo a
unos cuantos “beta readers”, a ver qué les parece y, tras evaluar esos
comentarios me tocará pagarle a un editor para que le meta mano porque por muy
editor que uno sea, nunca podrás corregir tu propia obra como lo hacen ojos
ajenos.
Y cuando eso esté listo, será hora del querying, que es ponerlo en rotación en el
mercado de agentes, a ver qué tal va.
Si un agente cree que hay vida, tratará de venderlo a alguna editorial, que
podrá aceptarlo o no. Si lo aceptan, pues veremos.
Por mucho tiempo le he comentado a todo el que me escuche los beneficios
del mercado independiente moderno, pero ahora, con borrador listo, me gustaría
probar el método tradicional de publicación, al menos para decir que lo hice, y
ver qué tal va. Es menester decir que lo normal es que tú le envíes tu
manuscrito a cien agentes y lo rechacen 95. Algunos pedirán leer
el resto (tú envías un sample con los primeros dos o tres capítulos) y ahí te
pedirán representarte o no. Así que esto hay que hacerlo manteniendo las
expectativas bajas, jaja.
Pero incluso si nadie lo agarra, me gustaría sacarlo así sea independiente
(que es lo que todo el mundo conoce como “¡Móntalo en Amazon!”), aprovechándome
de beneficios que no tendría en el mercado tradicional—contratar a un ilustrador calidarks para la portada, y me gustaría sacarlo
tanto en inglés como en español, con ciertas cositas adicionales que permite
tener el control creativo total de la obra.
Claro, si toca sacarlo independiente, el camino es otro…
Sé que todo esto suena muy aburrido a menos que seas un nerd total del proceso editorial, un laberinto que muchas veces ni el que es aficionado a la escritura conoce, o tiene interés de conocer. Lo que todo esto significa es que este es un maratón, no una carrera, y que el primer capítulo de ese maratón está listo.
Conforme el proceso avance ya les iré contando de qué va y detalles más
específicos, pero es que ahorita tengo preocupaciones “técnicas” que considero
más relevantes. La novela es narrada en primera persona y en tiempo presente,
por cuatro personajes que provienen de distintos trasfondos, y ahorita es muy
importante para mí que esos cuatro suenen distintos entre sí y que tú empieces
un capítulo con uno y sepas quién es sin tener yo que señalar de quién es esa
voz. Cosas que se pueden lograr, pero que ameritan trabajo.
Confieso que he convivido por tanto tiempo con esa trama y esos personajes
que estoy más bien ansioso de empezar otro proyecto sobre otra cosa. Tengo tres
temas en la mente ahorita, dos de los cuales me llaman como para volverse el
siguiente libro. Si me sigues en instagram, sabes que uno de ellos es una
novela histórica ambientada en el Japón feudal, que me llama bastantísimo la
atención (that’s the first advice for you to write a novel: Be obsessed with
the subject), al punto que esta mañana estaba leyendo en profundidad sobre los
regimientos de ashigaru y cómo funcionaban. Las novelas históricas en la
actualidad han tenido un resurgimiento, pero no me preocupa mucho que un agente
la agarre o no, ahorita lo que me interesa es narrar, echar el cuento.
Escribir.
Venezuela es otra. El 28J fue un cruce del Rubicón para todas las fuerzas
que de alguna manera se mueven en la vida pública y los paradigmas bajo los que
tradicionalmente nos manejábamos están ahora invertidos.
Con la elección, todos sabemos qué sucedió.
El rostro de “la oposición” es ahora otro. Cuando uno enuncia en este país
una frase tan esclerótica ya como esa, lo que viene a la mente es un grupito de
personajes mohosos que, ineptamente, dirigieron la política contraria al
chavismo durante años. Estaban desarticulados cuando Hugo Chávez se entronizó,
gracias a un desmérito que ellos mismos se crearon, y su propia incompetencia a
la hora de hacer política y reconocer la naturaleza del rival los invalidó en
los años siguientes. Henry Ramos Allup y Julio Borges, por mencionar un par de
notorios, se condujeron todo este tiempo bajo la ficción de que se oponían a
Jaime Lusinchi y que si existía una ley, una Constitución, el rival iba a
respetarla. Porque lo contrario era inconcebible.
Esa “oposición” ha fenecido, y si estás fuera de Venezuela es bueno que lo
comprendas. Las elecciones primarias que se celebraron en octubre del año
pasado demostraron que esos grupitos no tienen ni hálito ni calle y son más
bien estructuras asociadas tanto al fracaso que ya se ve como colaboracionismo.
Así que cuando hablamos de “oposición” al gobierno que existe hoy en el
país, no debe entenderse esa gente sino los rostros y liderazgos que
orgánicamente se mostraron el lunes 29 de Julio que son, a fin de cuentas, los
que se sudaron la camiseta para impulsar y alcanzar el evento que se dio. Y con
eso incluyo a un gentío de sectores populares, que tradicionalmente apoyaron al
chavismo, y que esta vez no sólo votaron en contra sino que salieron a la calle
a pedir que su decisión se respete. Celebro de todo corazón que volvamos a ser
la misma gente, remando todos en la misma dirección. Ya eso se parece al país
que queremos.
Y ahí vemos el otro rostro que cambió, porque el chavismo tampoco es el
mismo. El 28 de Julio teníamos a un gobierno autoritario, hoy tenemos a un
Estado policial. Se llevan a la gente de sus casas, sin orden legal, sin
procedimientos. Te anulan el pasaporte. Se suspenden las garantías
Constitucionales sin que nadie lo anuncie. Anoche, a fecha de redacción, una
chama que conoce medio mundo y que la conocemos por buena vaina—y por una fiera
defensa de sus ideales libertarios—María Oropeza, fue sacada de su hogar por
funcionarios que primero derribaron su puerta. María grabó todo en un live de
instagram, siete mil observadores. Nadie sabe dónde está.
Edni López, una amiga querida, tuvo más de 48 horas desaparecida. Nadie
sabe ni siquiera el por qué.
Miren, mis amigos queridos. Todo lo que está pasando en Venezuela, que nos
afecta a los que estamos adentro y a ustedes que están afuera, porque no
conozco a algún emigrado que no haya tenido el corazón en la mano todos estos
días, es la imposición de una mentira. El gobierno que tenemos dice que lo que
pasó no es lo que pasó (y que ni siquiera puedo poner en palabras, por el
riesgo que eso me acarrea) sino lo que ellos dicen. Hay gente, gente triste,
que no espera una para agarrar un hilo narrativo gobiernero y asumirlo real
(los Luis Vicente León, Antonio Ecarri y Gloria Pinho de este mundo), pero todo
esfuerzo sincero de quien sea por filtrar un poquito de verdad por ese tamiz es
percibido como una amenaza a la seguridad del Estado y te caen encima con todo.
La verdad es así de peligrosa.
Uno se pregunta, ¿cómo hago yo ahora para seguir con mis cosas? Yo tenía
hobbies, aficiones, estaba escribiendo un libro. ¿Cómo me siento yo ahora a
seguir mi historia de criminales en el espacio, sabiendo que a metros de mí hay
tanto sufrimiento? Preguntándome, mira, ¿cómo tú vas a sacar ese texto de aquí?
Si te toca viajar al exterior, ¿vas a poder? ¿Qué vas a tener que hacer para
poder viajar, aunque tengas pasaporte europeo? Estamos diciendo que, por la
voluntad de un puñado de personas en una oficina, se afecta la vida de 30
millones porque seguro hay alguien en los Estados Unidos, o en Argentina,
leyendo esto y preguntándose “Oye, ¿será que yo podré entrar al país? ¿Y si
entro, podré salir?”
No tengo esas respuestas, creo que nadie las tiene. El final de esta
historia no está cantado y aquí puede pasar de todo. Tengo tiempo diciéndole a
mi gente más cercana que ahorita la misión es permanecer saludables en cuerpo y
mente, y en libertad, pero esa angustia y el sentimiento de opresión, que es
algo que no sabías que podía existir hasta que te pasa, es todopoderoso.
Yo, por ejemplo, me siento culpable publicando en este blog algo de Juego
de Tronos. Por ejemplo. Me siento culpable abriendo el archivo de mi novela y
redactando como lo hacía hace dos semanas. Me siento culpable saliendo a la
calle para algo que no esté relacionado con supervivencia. ¿Cómo carajo soy
capaz yo de salir a hacer tal vaina cuando hay tanta gente metida en un
calabozo y sin que a eso se le halle solución?
Me perturba muchísimo que haya gente que se preste para este horror que
estamos viviendo. No me refiero sólo a la gente que encarcela y enjuicia, o a
quien es capaz de denunciar a sus vecinos, sino gente que observa esto desde la
pantalla de un celular, sonríe y calla, o dice “pero es que el que se alza se
busca lo que le pase”. Esa es gente que nosotros sabíamos que existía, siempre
han estado ahí, pero yo conozco gente que yo los daba como casos perdidos,
ideologizados completamente, y desde hace un par de semanas están desafiantes y
en contra de lo que está pasando. Pero no, no es todo el mundo, y es muy rudo
ver cómo ese supuesto manto de indiferencia lo que esconde es maldad. El gusto
de imponerse y preservar alguna parcelita de bienestar, sobre el sufrimiento de
tantos.
Y sí, yo sé que cuando la pulsión de Tánatos es muy grande, eso sólo se
puede combatir con pulsión de vida—escribiendo, viviendo, imponiéndote. Eso es
algo que tengo que interiorizar. Si no nos permiten decir la verdad, lo que
toca es volvernos nosotros la verdad.
Los lectores de este blog son gente muy chévere que sabe cómo son las cosas
y dudo que haya alguien preguntándose cómo quedan nuestras charlas (o
soliloquios) sobre La Casa del Dragón. Pero yo siento que tengo una deuda con
ustedes. No he visto los últimos dos capítulos, no he tenido cabeza para eso.
Por supuesto que los veré y haré el análisis en algún momento. Yo, al igual que
todos ustedes, estoy reubicándome por dentro.
Cuídense mucho.
LA CASA DEL
DRAGÓN, SEGUNDA TEMPORADA
Ep. 5: “Regente”
Me disculpan, muchachones maravillosos, que esté publicando el análisis
hoy, pero la semana estuvo súper mega-full, afortunadamente todo salió bien,
pero el capítulo lo vine a ver fue el lunes en la noche y no tuve chance, entre
tantas tareas, para sentarme a escribir esto como a mí me gusta—y mis días de
semana están dedicados a la novela. Los fines de semana también, pero el punto
es que entre una cosa y otra, aquí estamos.
Voten este 28 de Julio, para que el poder no siga en manos de gentuza como
la corte de Aegon II.
EN
HARRENHAL
Hace poco estaba leyendo una historia de la Segunda Guerra Mundial narrada
por quienes protagonizaron el conflicto en un formato de historia oral, y una
de las cosas que me quedan claras es que ese éxito enorme que tuvo Alemania de
1938 a 1941 se da porque ese era el único país realmente preparado para la
guerra. El Tercer Reich tenía por lo menos cinco años trabajando para construir
un imperio por la vía de las armas, que era un principio expresado por Hitler
en Mein Kampf, y que tiene sus primeras pulsaciones en la reactivación de la
maquinaria de guerra y en ese desprecio manifiesto al asunto de Versalles.
Nadie pensaba que los nazis podían ser una amenaza real para el mundo sino
hasta que París cae y resulta que no había nadie preparado para hacer la
guerra, que era una cosa que todo el mundo quería evitar, hasta la URSS. Por eso
cuando la derrota de Francia es total, lo que se esperaba ahí era que en dos meses
siguiera la rendición en Londres. Ya había generales de la Heer sacando cuentas sobre dónde iban a vivir en la Gran Bretaña
ocupada.
Pero los ingleses, zorros viejos de la guerra y el mar, supieron marear la
perdiz hasta que pudieron irse encima, primero resistiendo el blitz sobre los
cielos de la capital y luego dándole a Hitler su primera derrota clave en
África.
Digo esto porque fue lo que me recordó el estado actual de la Danza de los
Dragones. Los verdes se han ido arriba porque ellos ya venían con una mente
conspiradora y sabiendo que para defender su usurpación del trono iban a tener
que hacer uso de la violencia (recuerda que estamos hablando de Westeros, no del
chavismo en Venezuela, que en este país se agarran hasta de lo más diminuto
para mandar a poner a ciudadanos normalitos a un calabozo).
Frente a esto, la corte de Rhaenyra ha estado desarticulada y todos los
consejeros de la reina legítima tienen razón en su frustración, porque ya están
perdiendo tierras y hombres. En este momento no está pasando sólo las
agresiones de Criston Cole sino que, para que lo sepas, los Lannister en el
oeste y los Hightower (de mano con los Tyrell) en el suroeste, ya están
levantando ejércitos para respaldar al ahora príncipe regente Aemond. La parálisis
de Rhaenyra es desesperante…
…pero sus ministros ya están en acción, así como los leones británicos se
pusieron a trabajar en 1940. Daemon ocupa a Harrenhal para hacer tiempo,
básicamente, y molestar a los Verdes, porque defender a Harrenhal cuando el
otro bando tiene dragones es más problemático than it’s worth, really; pero más
allá de sus delirios de poder y grandeza personales, y de sus torpes políticas
(demostrando que, en efecto, él carece que los elementos de personalidad
necesarios para un rey), ahí hay alianzas importantes estableciéndose en las
Riverlands. Esa jugada entre los Blackwood y los Bracken es justamente lo que
hay que hacer, Daemon tiene la malicia necesaria y se suelta una frase hermosa
que tienes que recordar: “Hay cosas que la Corona no puede hacer públicamente”.
Pero hay que hacerlas. Y las ruedas del destino están en marcha.
EN EL
CUELLO
Lo otro clave que está sucediendo aquí, que es algo así como los ingleses
tendiéndole la cama a los americanos y los canadienses, siguiendo el ejemplo de
la Segunda Guerra, es Jace en los Gemelos, hablando con los lores Frey para
garantizar una alianza clave.
Esta jugada puede bien ganar la guerra.
Porque ve: Jace ya estuvo en el norte, procurándose la lealtad de los
Stark. La fortaleza de esa alianza es enorme, no olvidemos que 200 años después
Robb Stark pondría a los Lannister a sudar con una rebelión de puros norteños
que termina fracasando por malas jugadas políticas, no militares. Porque realmente
Robb no perdió ninguna batalla, cuando ocurre La Boda Roja, El Rey en el Norte
estaba invicto mientras las huestes de Lord Tywin venían de varias derrotas.
El norte tiene, aparte de los ejércitos Stark, a los Reed, a los Karstark,
a los Umber, a los Manderly y a los Bolton, y esas son facciones que me vienen
a la mente ahorita. Estamos hablando de algo así como la mitad del continente
alzado en armas (a los Greyjoy no los podemos meter en esto porque ellos son
una cultura distinta y los ironborn siempre terminan jugando para ellos mismos,
históricamente ha sido, y seguirá siendo así).
Pero nada de esto importa si tú no tienes al Cuello.
Ese fue uno de los elementos claves que terminarían dañándole la fiesta a
Robb, que él necesitaba a juro ofrecerle una buena alianza al lord Frey, dueño
del Cuello, o sus fuerzas serían incapaces de cruzar hacia el sur. Para que
tengas idea, ve el mapa:
Si no pasas a ese gentío por tierra, tienes que pasarlos por mar, cosa que
es sencillamente imposible. Entonces Jace ya hizo la tarea en el norte, pero
ahora se garantiza a los Frey, configurando un martillazo de acero que será LA ÚNICA manera de plantarle cara a esa
combinación Lannister-Hightower que se está configurando en el suroeste.
Guarden este post, porque eso va a tardar en llegar. No te diré si
triunfará la jugada o no, pero esto que está haciendo Jacaerys es propio de un
estadista.
EN
KING’S LANDING
Esto que ha hecho Criston Cole es de
lo más estúpido que la dinastía Targaryen hará en toda su historia. Los
Targaryen no son una dinastía nativa de Westeros, ellos son un grupo de
invasores de otro continente que, gracias a su conexión con los dragones, han
sido para siempre vistos como una vaina especial, una gente aparte de los seres
humanos normales. Fíjate que a ellos se les permite la endogamia, que es algo
que la religión de Los Siete considera una abominación. Claro, quienes leemos
la historia sabemos que son humanos comunes y corriente, más allá de la
conexión con los dragones (de hecho en el quinto libro, Daenerys tiene un ataque
de diarrea, nada más humano que eso).
Pero esa erosión a la imagen mágica de los Targaryen empieza acá, cuando la
gente comprueba con sus propios ojos que los dragones son criaturas naturales,
que también pueden morir y ser humilladas. Recuerda, el corazón de la rebelión
de Robert Baratheon está en la noción de que “estos carajos, que se llaman a sí
mismos dragones, realmente son una
gente vulgar y corriente, y no tienen mayor derecho al poder que el que puede
tener uno”.
Tú me dirás, “Ah, hermano, pero es que esa rebelión se dio 200 años después
de esto que vemos en este capítulo”, vale, ta’ bien, pero es que no te tienes
que ir tan lejos para que ese desprecio a los dragones se concrete en acciones.
Acuérdese, hermano mío, del acertijo que Varys hizo sobre la naturaleza del
poder: El poder no yace en símbolos, ni en títulos, ni en herencia, ni en nada.
El poder yace en lo que la gente crea
durante determinado momento que yace.
Así que bueno, Alicent Hightower es defenestrada y Aegon II yace en
condiciones de las que nunca se recuperará. El gran ícono de poder del lado de
Aemond, príncipe regente, es Vhagar, pero ya hemos hablado varias veces acá
sobre los dragones en estado salvaje que habitan Dragonstone y mucho cuidado,
porque ese tema de domar a un dragón es literalmente jugar con fuego.
Pero si resulta…