miércoles, 19 de junio de 2024

La Casa del Dragón, Ep. 11: Un Hijo por un Hijo


LA CASA DEL DRAGÓN, SEGUNDA TEMPORADA

Ep. 1: “Un Hijo Por Un Hijo”

 

Se prendió la que no se apaga y hemos vuelto como Chávez nunca volverá porque se murió. He estado vacilando mucho en mis redes sociales, sobre todo en instagram (geek_n_punk), declarándome manifiesto defensor del Team Verde. Y es que en ese concejo está:

 

Larys Strong

Tyland Lannister

Otto Hightower

Aegon II Targaryen

Aemond Targaryen

Criston Cole

 

Que es la colección de reptiles más rastrera que Westeros ha tenido en su historia maybe ever, así que por supuesto que los defiendo, son demasiado entretenidos.

 

A lo nuestro, pues.

 


EN EL MURO

 

 

Cregan Stark es uno de los Stark más importantes en la historia de esa Casa primero, porque es un norteño through and through, y no, no me refiero a estos norteños…



…sino a un tipo que cree en las costumbres de los viejos dioses y ve un valor simbólico muy grande en el honor y en darle tu palabra a alguien, que son cosas que, en ese mundo de mentiras y perfidia, provocaría que la casa se extinguiera en la línea de tiempo “actual”.

 

Pero Cregan es un Stark distinto, porque tiene un pie puesto en el mundo práctico. Recordemos que la caída de Ned Stark sucede porque él le ofrece a Cersei Lannister la opción de abdicar el poder ante una cosa terrible, una oferta que él hace por honor y porque es una mujer con niños pequeños, y Cersei agarra eso como advertencia, reacciona y lo jode a él. Siento que eso no le pasaría a Cregan; Para que tengas idea sobre qué clase de hombre es, él asciende como señor de Winterfell a los 13 años pero, como es un menor, el feudo queda manejado por su tío. A lo que Cregan cumplió los 16, pidió su derecho y el tío no quiso soltar el poder.

 

Cregan lo puso preso a él y sus tres hijos.

 

Ahora, Westeros se está reorganizando en torno a facciones, y como vimos al final de la temporada pasada con Borros Baratheon, todo el mundo está preguntando “¿Qué gano yo si te apoyo?”

 

En esta fase de La Danza de los Dragones, tenemos a un Team Verde que por lo mínimo tiene una legitimidad cuestionable, pero que conserva todos los símbolos del poder, a saber: La corona de Aegon el Conquistador, la espada Blackfyre, el control de la capital del reino y dragones.

 

Ante esto, el Team Negro tiene… dragones. Más que los verdes.

 

Pero eso tiene sus aristas, porque como vimos también la temporada pasada, los dragones no son caballos y son criaturas impredecibles. Si tú pones a dos dragones a pelear, aunque gane el dragón de tu preferencia no hay garantía de que el jinete sobrevivirá, y eso tiene un valor enorme para Rhaenyra porque todos esos jinetes son familia directa suya (por no decir potenciales herederos). Dragonstone tiene también un grupito de dragones, que si no me equivoco son tres (I’m recalling this from memory), que están en estado salvaje. Hay gente que cree que se pueden domar y eso daría una importante superioridad numérica ante los dragones de Aegon II.

 

¿Pero dijimos ya que un dragón no es un caballo?

 

Y otra cosa: Como dijo Sun Tzu, y parafraseo, “Si tienes que ir a la guerra, procura que sea corta y no destruyas ciudades que después tendrás que ocupar”.

 

Es por todo esto que Rhaenyra no lanza a sus dragones y ya—y también por qué prácticamente todo el mundo ha estado evitando la guerra, porque una cosa es que nos echemos cuchillo con espadas y otra que usemos bombas atómicas voladoras para matarnos. Cuando Daemon critica a Rhaenys por no haber matado al grupo Verde cuando pudo, ese cuestionamiento evidencia por qué Daemon Targaryen carece del pensamiento estratégico que un rey debe tener.

 

Y sobre Daemon…

 

EN DRAGONSTONE

 

 

Yo quisiera creer que ese amor que le tienen a Daemon Targaryen se limita a personajes ficticios, pero es que así mismo apoyan también a personajitos impresentables en la política del mundo real. Daemon es una de las figuras más dañinas que históricamente tendrá la dinastía Targaryen (junto a Aerys Targaryen y el peor de lo peor, Aegon el Indigno), porque su accionar sembrará las bases para una ruptura de la poca institucionalidad que existe en este mundo medieval. Daemon es el que creó esa cultura de que los capas doradas (la guardia de King’s Landing) sean responsables no ante el trono sino ante él específicamente, que es una cosa muy cesarista y derivará en lo que vemos en Juego de Tronos, donde los capas doradas son prácticamente una policía de la Casa Lannister.

 

Hay que recordar los motivos de por qué Viserys lo deshereda. Y fíjate qué hizo acá: Su objetivo era cobrar la sangre de “un hijo por un hijo”, matar a Aemond Targaryen. Ok. Con esa mente, termina contratando a dos asesinos que terminan matando a un niño, cosa que cambiará el carácter de esa guerra, esa charla de violencia que Alicent y Otto tuvieron en privado la puedes olvidar. O sea que no es que Daemon “es un hombre que resuelve”, él objetivamente ha empeorado las condiciones de este conflicto (no en vano Viserys decía “Es que tengo que proteger al reino de (las acciones) de mi hermano”).

 

Y hablando de pelmazos que empeoran todo…

 

EN KING’S LANDING

 


Aunque es cierto que la muerte de Lucerys fue un accidente, el Team Verde no es inocente. Cuenta con Otto Hightower y con Larys Strong, que es una gente que no puede vivir sin conspirar, y tiene a Criston Cole, que es una mancha para la historia de Westeros a tal punto que 200 años después, Jamie Lannister se va a sentar con el gran libro de los Comandantes de la Guardia del Rey (esto sucede en A Feast for Crows) y verá a la figura de Criston con desprecio, como “Este tipo era un kingmaker que ignoró su trabajo y sus votos para meterse él directamente en la política y dañar al reino. ¿Es así como quiero que me vean?”

 

Sin embargo, las acciones del Team Verde están siendo más o menos razonables. Fíjate que prácticamente todos, excepto los más imbéciles e irresponsables, coinciden con Rhaenys en que aquí hay que hacer lo posible por evitar una masacre. Ya las casas más ricas del reino (Hightower y Lannister) se están aliando con la corona de Aegon II, y lo que corresponde es usar ejércitos normales y dejar a los dragones de lado, porque también hay un efecto destructivo en la imagen de los Targaryen si la gente puede ver que la dinastía “más cercana a los dioses que a los hombres” es mortal como cualquier otra y susceptible a pasiones humanas (esa imagen, que en efecto se instauró a partir de la Danza, degeneraría en la rebelión de Robert Baratheon, que expulsó a los Targaryen del continente).

 

Aegon II cree que su abuelo, Otto, es un lento y que “las guerras se ganan con espadas y no con cartas”, porque como dijo el sabio “El único que llama a la guerra es el que no la ha vivido”. Pero en el Team Verde hay un ambiente de llevar esto con responsabilidad… hasta que entran los asesinos Blood y Cheese.

 

Ese segmento hay que contrastarlo con el libro; en Fire & Blood, no se explica de dónde Daemon saca a esos dos personajes. Se sabe que Blood era un miembro de los capas doradas que le tenía idea a la corona porque lo habían disciplinado varias veces por bruto. Cheese, como todos saben, era el cazador de ratas de la Fortaleza Roja. Ambos son unos rastreros escoria de la humanidad, pero esta versión que vimos en la serie, si bien es abominable, es quizá menos cruel que la del libro.

 

En el libro, Blood y Cheese se meten en la habitación de Alicent y la someten hasta la mañana, sabiendo que la reina Helaena iba todas las mañanas a ese cuarto con sus hijos. Cuando Helaena aparece, ellos la raptan y la obligan a elegir entre sus dos hijos, Jaehaerys y Maelor (que no sale en esta serie). Helaena, ante una decisión imposible, elige a Maelor tratando de preservar al heredero de su esposo, Aegon II, y Cheese le dice a Maelor “¿Ves? Tu mamá te quiere muerto” y mata a Jaehaerys, le cortan la cabeza y se la llevan.

 

Matar a Aemond tiene lógica si te pones a ver: Es todo lo que su hermano no es y es, además, el jinete del dragón más grande que existe ahorita en Westeros. Pero cuando los asesinos preguntan qué hacen si no lo consiguen, Daemon abre la puerta al desastre.

 

Y esto es bastante simbólico de cómo las guerras pasan, mi gente bonita. Todas las grandes guerras tienen un evento que, ante grandes tensiones, detonan y desatan la violencia. En la Gran Guerra fue el asesinato de Franz Ferdinand (el archiduque, no la banda), en la segunda guerra mundial fue la invasión a Polonia, en Vietnam fue el golfo de Tonkin.

 

Después de la muerte de Luke y Jaehaerys, esto es personalísimo pero, en un contexto donde se están buscando aliados, Rhaenyra Targaryen ya no es una reina usurpada: Es ahora una asesina de niños…


 

Anexo post-redacción:

El análisis tronero es un comentario sobre lo que pasa en estas series como si se estuviera analizando un evento histórico, desde el punto de vista de un fan de los libros que puede añadir un contexto que no necesariamente está claro en la serie. Es decir que esto no es una reseña o un review, y por eso me abstengo de comentar “qué me pareció” siempre que puedo. This is about the story, not about me.

 

Pero ahorita hay una peleíta de esas que pasan en internet, porque vivimos en una era donde la plebe busca motivos para pelear por las cosas que le gusta, y entonces tú eres una mala persona si te gusta tal personaje o si tienes un ship que es diferente al mío. Y hay gente que compara desfavorablemente a estos Blood and Cheese con los del libro y, especialmente, el shock de la boda roja.

 

Que es una comparación sin asidero. Para la boda roja tuvimos tres libros prácticamente, o tres años en la serie, de preparación, ocurriéndole a demás a personajes con los que estábamos encariñados. Eso no puede compararse con el apego que tenemos por Helaena, Alicent y los demás, o la caracterización que tienen en Fire & Blood.

 

Tú no vas a caer en esos debates porque eres una persona de bien, inteligente y que nunca votó por el chavismo, de manera que reconoces bochornos con facilidad. Así, esta es la única acotación que haré sobre el asunto.


domingo, 2 de junio de 2024

La Publicación Indie

 




Cuando me pregunto sobre los beneficios de lo que hoy se llama “indie pub”, pienso en un señor llamado John Deacon. No, no ese, sino este. El género literario del western es bastante de nicho porque, aunque fue muy popular entre los 1930s y los 1970s, es muy pero que muy difícil vender un western a una editorial. Es un mercado muy reducido (hombres, y sólo algunos).

 

¿Cómo hace un ilustre que quiera publicar su novela de vaqueros, ante una industria que le cierra las puertas tan pronto ve en ese manuscrito al polvo de los caballos elevarse en el horizonte?

 

Antes del 2013, estaba jodido. Le habría tocado publicar a la antigüita y morir en ese Alamo particular, porque la auto-publicación ha existido desde que el génesis del publishing, pero siempre fue una cosa inviable porque requería que el autor hiciese todas las tareas de una editorial—puedes verlo de esta manera: Cuando aceptas auto-publicar, estás lanzando una pequeña editorial con un solo cliente (tú). Tú tienes que buscar al editor, encargarte del diseño gráfico, distribución de la obra, mercadeo y, pues, tener éxito en esas circunstancias no era imposible pero tú me entiendes.

 

En una industria que no cambia a menos que la obliguen, Kindle Direct Publishing cambió todo, y pongo el año 2013 como el watermark (a pesar de que KDP se lanzó en el 2007) porque ese es el año en el que se empiezan a ver casos de éxito concretos. Hugh Howey estaba haciendo un platal y una lectoría enorme con su serie Silo, E.L. James estaba impresionando a un gentío que no entendíamos como un fanfic podía capitalizarse masivamente y Andy Weir sacó una de las mejores novelas de ciencia ficción de memoria reciente (The Martian).

 

Así que alguien que escriba sus buenos libros de vaqueros y bandidos en el desierto texano hace como el señor Deacon y publica su vaina por KDP y se adueña de todo ese nicho del mercado y se vuelve otro caso de éxito.

 

Cuando tú firmas un contrato con una editorial tradicional, tú conservas el copyright de tu obra, pero estás cediendo los derechos de publicación y comercialización, lo que quiere decir que el publisher puede sacar tu libro con el título que ellos crean que mejor funciona, con la portada que ellos quieran, el mercadeo que les parezca y la estrategia de ventas que les dé su gana y usted, pana mío, no puede hacer absolutamente nada al respecto. Te puede pasar como a mucha gente, que te enteras de la portada que tu novela va a tener al mismo tiempo que se entera el público, porque la editorial no te lo consulta.

 

“Pero ya va”, te escucho decir, “Fulano y Fulano sí tuvieron voz y voto en tales aspectos de publicación”. Eso pasa si tienes un agente brutal, o si la editorial tiene tanto interés en tu libro que te permite manipular al contrato, o si eres un nombresote de ventas garantizadas—George R. R. Martin, por ejemplo, puede echarse diez años entre publicaciones y sacar ladrillos de 900k palabras porque precisamente es un gigante de la industria. Uno, que no lo conoce nadie y no tiene esa lectoría garantizada, carece de pull en la industria.

 

Y lo más importante para mí: Escribir una novela es una de las cosas más difíciles que hay en esta vida. Es agarrar un concepto que está en tu mente y partir de cero hasta volverlo interesante y coherente por unas 120k palabras. Es no menos de un año fajado ante el monitor, jalándote los pelos por todas las secciones que funcionaban bien en tu cabeza pero que en la página Rick, parece falso.

 

Tener una obra pulidita, linda y bella y que no la agarre ningún publisher porque no ven cómo meterla en el mercado, es un dolor. Pasa lo de Deacon con los westerns, o lo que le pasó a Andy Weir cuando, con su Marciano, tocó todas las puertas posibles y todas le dijeron que no. Antes, esa obra se iba al cajón. Fatality, Status-Quo wins—flawless victory.

 

Hoy, existe una vía para que tu obra sea expuesta y gane lectoría. That’s all you can really aspire to. Fame and riches are fool’s gold, and shit you can’t control anyhow.

 

¿Cuál es el problema, entonces, si todo suena tan maravilloso?

 

Que para que el camino indie funcione, tienes que ponerle. Como he dicho ya, ese libro que estás sacando por tu cuenta lo tienes que sacar con la mente de que va a competir de tú a tú con lo que publica Hachette y Random House, la gente no lo va a comprar por lástima. Todos hemos visto esas portadas cutres y esos textos que se nota que jamás pasaron por las manos de un editor, todos conocemos la calidad estándar wattpadera. Tu libro, para aspirar a ser un éxito, tiene que estar por encima de eso.

 

O sea que tienes tú que encargarte de:

 

·       El diseño gráfico del libro. A menos que seas un artista gráfico que alguien contrataría para que diseñe una portada, ni lo intentes; búscate a un diseñador profesional, que hay muchísimos en internet, y muchos ya trabajan para autores y saben qué entregarte y en qué formatos, con tasas de pago accesibles. No lo hagas con inteligencia artificial, no robes arte de por ahí, no le digas al pana tuyo que dibuja bestial. Ve con la opción más profesional posible y cambia todo lo que no te guste del diseño porque a fin de cuentas es tu libro, que saldrá con tu nombre.

 

·       Maquetación. Hay muchísimos recursos en internet sobre cómo cuadrar la maquetación de un libro y, aunque no es particularmente difícil, es tricky porque lo que se ve bien en una versión digital puede salir mal a la hora de imprimirse en físico. Y esto último es un temazo; actualmente, los autores indie generalmente trabajan para los libros físicos con un modelo llamado “print on demand”, que quiere decir que tú no tienes un stock físico de ejemplares (a menos que lo puedas costear y así lo decidas), sino que cuando alguien paga el libro físico, tú costeas la producción en ese momento para el ejemplar de esa persona. Hay muchas imprentas que hacen esa labor en los Estados Unidos, pero ten en cuenta que ellos van a imprimir lo que tú les digas que está bien, no van a corregir absolutamente nada. Es decir que si el arte de tu libro no se ajusta bien a las dimensiones del ejemplar impreso y queda descuadrado, no hay queja que valga, eso va así a las manos del que compró. O sea que el control de calidad lo tienes que hacer tú mismo antes de poner al libro en venta, pidiendo algunos ejemplares de prueba (que salen de tu bolsillo), donde te puedas asegurar de que esas versiones físicas están al pelo.

 

·       Corrección y estilo. Cuando empecé a trabajar como editor en medios, hubo algo que me llamó muchísimo la atención de gente que mandaba textos que habían salido publicados en español ya, y venían “editados”; eran un desastre. Repeticiones constantes, idas por las ramas, explicaciones de obviedades, adverbios encima de adverbios… al alzar la voz sobre esto, se me explicó gentilmente que “edición” se entiende como corrección, y específicamente corrección ortográfica.

 

Esto no lo puedes hacer tú. Búscate a un editor profesional, que los hay en internet y bastante, y que sea él, o ella, quien le eche un ojo a tu obra y corrija estilo. El trabajo del editor es hacerte ver mejor, es agarrar tu obra y pulirla eliminando lo que sobra y sugiriendo trabajar donde haga falta. No todas las sugerencias que el editor te haga van a ser acertadas, pero sí es importante que te sientes con alguien que no tiene apego emocional a la obra y que te diga “Esta sección acá, todo esto es relleno y el capítulo no puede abrir con relleno, tiene que abrir con trama. Tráete esto de la página seis para el inicio, para que atrapes al lector de una vez, sin introducciones”. Son cosas que uno como autor no ve.

 

Hay gente que con este tema se pone como una gata boca arriba, ¿qué coño va a saber un tercero de mi libro, va a saber ese “editor” lo que quiero decir mejor que yo?

 

Bueno, saque su libro entonces como a usted le dé su mardita gana. Después no esté llorando.

 

·       Marketing. Oh boy. De todos estos puntos, marketing es quizá el único que amerita un post sólo para él, y será un post terrible y caótico porque la verdad más verdadera, amigo mío, es que nadie sabe a ciencia cierta cómo se hace el marketing de libros hoy en día. The internet and the pandemic changed everything. Random House manda a sus grandes escritores de giras, pero un autor nuevo no hace gira porque nadie va a hacer colas afuera de una librería en Fresno para ver a un debut que vaya usted a saber quién es. Hace un par de años se hablaba mucho del book-tok, los tik-tokers que hablaban solo de libros y eran LA forma de vender; hoy eso está desmentido, con libros que no vendieron a pesar de ser consentidos de influencers.

 

El marketing siempre ha sido el gran misterio de la industria, y es por eso que tienes que tener muchísimo cuidado a la hora de pagar publicidad, porque no hay frutos garantizados para nadie. Amazon tiene un sistema de publicidad que en el mundillo se llama “Scamazon”, porque es como que un paquete publicitario que te pone al frente de todas las páginas para darte visibilidad, tú gastas un dineral loco… y el libro no vende. Este es un mundo de gente que está siempre tratando de game the system, de manipular las condiciones para obtener ventajas. Hay gente que se ha echado miles de dólares en publicistas para ventas de cien ejemplares. Nobody knows.

 

Does any of this sound attractive to you? Bienvenido al método indie. Y ante esto, muchísima gente dice “Mira, no, yo lo que quiero es escribir y no preocuparme por todas esas cosas que corresponden a la editorial”, cosa que es validísima. Ahí hay un detallazo, que es que hay cosas de lo antedicho (como la publicidad y la corrección y estilo) que te van a tocar hacer aunque publiques con una editorial, pero queda claro que lo indie es un trabajón. Si la pegas, la vas a pegar en grande, ojo, y es muy normal que autores indie reciban ofertas de las cinco grandes para distribución donde el autor llega ya con la fortaleza de una fanaticada a sus espaldas—y ya va, hay gente que uno no conoce ni quiénes son, y viven exclusivamente de su literatura, con carreras envidiables e indies.

 

De que es posible, lo es. Pero tienes que estar claro en lo claro, como decimos en mi tierra, jaja.