Preparando este post, trascendió la noticia del deceso
de Len Wein, tan elemental en el desarrollo de nuestros queridos mutantes (y el
cómic moderno). Vaya el aprecio de todos sus fans, a donde quiera que esté.
Puede
que cuando hablo de cómics, te parece que hablo burda sobre los X-Men, pero en realidad he postergado el tema. Eso
va a cambiar desde hoy y no podemos entrar en materia sin tocar el inicio, el
dónde empezar a leer la saga.
Pues
bien, el problema de X-Men es que, aunado a todos los rollos de los cómics tradicionales, se volvieron LA serie más popular en publicación a
finales de los 70’. Eso llevó a sopotocientos títulos paralelos, cuentos,
recuentos y cambios de equipo. El line-up más famoso es el de los 70’,
co-diseñado por Len Wein y popularizado por Chris Claremont, pero el equipo
original, el de Lee y Kirby, no fue muy notorio por torpeza narrativa.
¿Quiénes
son los cinco clásicos?
1)
Jean Grey
(por aquellos años era llamada “Marvel Girl”);
2)
Beast (Hank
McCoy, que era un tipo bulky acrobático, no el peludo azul que conocemos);
3)
Angel (Warren
Worthington III, quizá el más nulo, su arco era “Warren es rico y superhéroe”;
pronto hablaremos de eso en detalle);
4) Cyclops (Scott Summers, el George Harrison de los cómics);
5)
y Iceman (Bobby Drake, que era como el equivalente
a Peter Parker y Johnny Storm; comic relief).
Si
te fijas, eran los Cuatro Fantásticos, mas un tipo con alas que rescata gente.
Y esa falta de personalidad les perjudicó, porque no tenían a Galactus y a
Doctor Doom y tal. Claro que Magneto rondaba por ahí y la metáfora central (la
discriminación) estuvo desde el principio, pero argumentalmente se agotó. Era
otro equipo de superhéroes y ya.
Los
X-Men fueron parte del último coletazo creativo del dúo, y Stan ha dicho muchas
veces que cuando los inventó ya no se le ocurría nada nuevo (por eso los
personajes nacieron con poderes, para no tener que buscarles “historia de
origen”). Si empiezas a leer desde el primer episodio, vas a conseguir una
serie torpe, narrada varias veces en especies de remake.
Y
están muy bien logrados, empezando con:
1) X-Men: Children of the Atom
Lo
primero que vas a notar de esta serie limitada es que trasladó al contexto
original de 60’ a los años 90’, y se nota pero demasiado.
La
serie es importante para entender el porvenir del Profesor X, por qué es tan
importante para él formar al instituto y cómo es capaz de lograrlo sin que el
gobierno se meta mucho. Es él quien protagoniza, junto a un tipo del FBI, si
mal no recuerdo, y pues va ensamblando al grupo, a pesar de sus particulares
pegas.
Porque
es lo primero que debes saber de ese line-up: Salvo por Beast y Iceman, no se
caían bien entre ellos. Se ven forzados a unirse por el bien común, una origin story bastante típica en una
novela gráfica que no va a volverte fan pero cumple la misión. Su defecto más
notable, sin embargo, es su poca sutileza.
Porque
el malo de la historia es Hitler. No
literalmente, pero se ve igualito, se viste igual, es un líder político
carismático que organiza mítines igualitos a los nazis, con una organización
paramilitar igualita a las SA. En ese sentido, sientes que Children of the Atom te pega con un ladrillo, “¿VES LA METÁFORA?
¿TE DISTE CUENTA DE LO INTELIGENTE QUE SOMOS?” In narrative, less is more y ese
sobre-esfuerzo pone al cuento lento, pastoso. Imagínate American History X, versión mutantes.
No
todo es negativo; las caracterizaciones salvan la patria. Hank McCoy es, a
diferencia de lo que uno puede esperar, un amante de los deportes, popular en
la escuela, y tiene mucho qué perder si se sabe de su verdad genética. De ese grupo original, he’s the one who is the most
together. Warren está haciendo de
superhéroe con resultados mixtos, Iceman está aterrado en la cochera de su casa
(cuando Charles llega a ayudarlo, parece más bien un rescate), Jean no hace mucho…
and then there’s Scott.
Soy
medio infame entre mis conocidos porque me encanta Cyclops, que es un personaje
que todo el mundo odia. Es como el helado de vainilla: Básico y aburrido, entre
tantos otros personajes con personalidades y defectos interesantes. Siempre que
alguien quiere hacer algo badass, sale Scott Summers a decir que no, que hay
que hacer lo que dice el Profesor y blah, blah. Pero cuando ves de dónde viene,
retratado aquí, quizá empieces a entender por qué le admiro y me identifico
tanto con él.
Una vez le leí a un fan de Cyclops que “I don’t identify with Scott
because of his strength and coldness, I identify with him for the ways in which
he sucks”. Scott no era el Justin
Timberlake del colegio. Era el paria. Su papá biológico lo abandonó pal’ coño y
su padre adoptivo era un patán maldito que lo explotaba en beneficio propio. No
podía quitarse los lentes o el resto del mundo sufriría y esto lo diferencia,
de entrada, del resto del equipo —todos lucen normales, hasta Warren puede
esconder las alas. Para ese Cyclops de los primeros años, no perder las gafas
rojas was a huge fucking deal. No era el presidente de la clase, sino el
flaquito retraído que leía a Sun Tzu en clases de educación física y que, cuando
conoce a Jean, gusta de ella de inmediato, pero no se le ocurre jamás que ella
puede gustar de él.
He was a freak and a weirdo, como nosotros que éramos
feos y marginados. Aunque hay gente
que se queda awkward toda la vida, muchos luchamos para elevarnos por encima de
esas limitaciones y convertirnos en lo que los retos piden de nosotros. We struggle the fuck out to take control of our lives
and fucking be strong even when we know we are, we’ve been, and we will always
be freaks. AND THAT IS WHAT X-MEN IS ALL ABOUT.
En fin. ¿Qué tan importante es Children
of the Atom? Léelo. Peca de
frontal y a veces se nota que los autores están tratando demasiado de lucir
inteligentes. Pero si superas esa barrera de entrada, vale la pena.
Ahora,
no es esa la serie la que me volvió fan de la franquicia. La que lo logró, y es
una de mis novelas gráficas favoritas es…
2) X-Men: Season One
A
mediados de los 2000, Marvel se lanzó un recuento de sus series famosas y X-Men
fue la más lograda. El cambio principal, y esto sería revolucionario en esa
narrativa, es que el protagonista… es Jean Grey.
Fíjate,
cuando la serie empezó, y durante más de una década, Jean no tuvo personalidad.
Al igual que Sue Storm y prácticamente todas las mujeres en cómics de la era,
era “token female character”, un personaje que es mujer como excusa y concepto,
damisela en apuros y, pues, propia de cosas que sólo las mujeres supuestamente
hacen.
Acá,
es Jean nuestro personaje central y nos es muy fácil simpatizar con ella. Sabe
que tiene un talento anormal y está clara de que esta educación en el Instituto
Xavier es medio paramilitar, pero su deseo principal es el de encontrarse y
aceptarse, que es algo por lo que todos
los adolescentes pasan. Uno de los motivos de por qué Kitty Pryde fue tan
popular en los 80’ es porque parecía un adolescente normal, que es algo que
Jean nunca pareció (ni los demás X-Men, supuestamente son chamos, pero todos
lucen como de 38). Ella fue “la chica de Scott”, hasta que pasó a Fénix y
entonces toda su personalidad se basó en el
Fénix (fue tan absurdo que en un momento de House of M, más de 20 años después, Psylocke gritaría “Must
everything be about that stupid bird?”).
Hoy
Jean es alguien, y eso empieza en Season One.
Los
elementos básicos del mito están ahí: Magneto aparece con su mensaje radical y abundan
los romances con el auto-desprecio. El éxito principal de esta novela son sus
caracterizaciones Hay un punto en el
que el grupo va a un carnaval a pasar el rato y se consiguen con Blob y otros
mutantes que pasarán a la Hermandad de Magneto. Y lo que te refleja el
enfrentamiento es cuánto se odian los malos a sí mismos.
Nadie
pidió nacer diferente. Para muchos, como Jean o Bobby, es fácil de esconder,
pero para gente como Blob, ser mutante significa llamar la atención, el odio y
la burla de los imbéciles. Y cuando han abusado mentalmente de ti, es más fácil
abrazar ideologías radicales.
Uno
de mis momentos favoritos ocurre cuando Jean se consigue a Warren en el patio
de la Mansión. Ella gusta de él (es el chamo típico del que se enamoran todas
las adolescentes del planeta tierra), pero él estaba en una cita con una
muchacha normal y Jean asume que no está interesado en ella.
“¿Cómo
te fue?” le pregunta.
“Genial”
dice Warren. “Comimos y paseamos y fuimos a su casa. Tiene una alberca y me
mostró el bote de sus papás y fue muy romántico. Nos besamos, ella se empezó a
desnudar y yo… también. Y vio mis alas y le encanté y nos fuimos a volar con
ella entre mis brazos”.
Jean
alza una ceja.
“¿En
serio?”
“No.
Me dio demasiado miedo que me viera las alas. Inventé una excusa y maté la
vibra y me tuve que venir para acá. La tenía ya en pantys y no me atreví a
mostrarle quién soy”.
Y
el rostro de vergüenza de Warren, damn.
Porque
esa es la otra, el arte de esta novela es excelente.
A veces replica cosas de la serie de los 60’, que no funciona muy bien, pero el
90% de las veces es un puto acierto y ese uniforme clásico, de amarillo con
negro, nunca ha lucido mejor.
Si
tienes que leer una sola novela para empezar X-Men, que sea esta.
Como
acotación te recomiendo que, al terminar esas dos, busques una serie llamada X-Men: First Class. No se parece en nada
a la película homónima, y tiene un tono mucho más ligero que lo que estamos
acostumbrados a leer en este melodrama, pero “actualiza” algunas historias de
Lee y Kirby y te ayuda a que consolides esas personalidades del grupo inicial.
Es algo como “las aventuras de X-Men”, pero se deja leer.
Además, it has fantastic cover art:
3) Giant-Size X-Men, No. 1.
Este es
el tomo que cambió todo no sólo para los mutantes, sino para el panorama de los
cómics en general. Es aquí donde nacen propiamente los X-Men.
Los
X-Men originales desaparecen en una isla rara y el Profesor X debe formar otro
grupo para rescatarlos. Ese otro grupo encarna perfectamente al concepto de la
franquicia. ¿Recuerdas lo que dije sobre Scott siendo el único evidentemente
freak? En este equipo tenemos a lo que se volvería un dream team:
-
Nightcrawler;
-
Storm;
-
Wolverine;
-
Colossus;
-
Banshee;
-
Sunfire;
-
Y Thunderbird.
Era
un equipo internacional donde todo el mundo se ve diferente y tienen
personalidades bien marcadas. Chris Claremont tomaría a ese grupo, plus Cyclops
y Jean, y los desarrollaría en lo que son los arcos clásicos de la serie,
incluyendo a la historia más importante de los 70’, The Dark Phoenix Saga.
Esta
es una historia que muestra su edad; hay trappings clásicos de los cómics en su
época y no te lo recomiendo como inicio de cajón por eso mismo: Puede parecerte
aburrido si no le has agarrado el ritmo al cómic clásico. Pero ahí están
personajes que se han hecho amar en una historia que atrapa, al menos hasta su
resolución extravagante. Y de aquí puedes arrancar a leer el resto de X-Men por Claremont, así, en cursiva, porque es lectura
obligada para todo el que se interese en el arte secuencial.
Cuando
lo termines, te recomiendo que lo sigas con un arco llamado Deadly Genesis, que es una historia
homenaje-precuela hecha en los 2000, donde ves, primero, cómo esa historia de Giant-Size
llegó a darse y, segundo, por qué los fans de la saga consideramos que Charles
Xavier es medio bastardo y enfermo.
Y,
habiendo leído eso, vamos con LA novela gráfica de X-Men:
4) X-Men: God Loves, Man Kills.
Originalmente
concebida como una historia paralela, GLMK
ocurrió tras años de Claremont al bate y de un refinamiento brutal en su
narrativa. Para este punto conoce a los personajes como si fuesen él mismo y
está dispuesto a arriesgarse e ir a rincones francamente oscuros.
La
historia te puede sonar familiar, porque es la base de la segunda película: El
Reverendo William Stryker (un militar en el cine) tiene una carismática campaña
en la que los mutantes son retratados como abominaciones, afrontas vivientes a
Dios, generando una ola de violencia y odio racial en el mundo. El Profesor X
trata de razonar con él a su forma clásica y digamos que no le va bien, así que
queda en manos de los jóvenes mutantes el enfrentar al furibundo racista,
rescatar a sus amigos y a su padre adoptivo. Cuentan con un inverosímil aliado:
Max Eisenhardt, el terrorista mejor conocido como Magneto.
Para
que tengas idea de qué tan darkS es esta historia, abre con el asesinato de dos
niños mutantes, posteriormente crucificados. Un crimen de odio en toda regla. Y
esta historia es lo que hace a
Magneto un tipo interesante en formas en que el Doctor Doom o el Joker, no son:
Es malo, pero puedes identificarte con él. Viendo a los cadáveres, Max está
harto de la pasividad, sus heridas históricas lo obligan a impedir un
holocausto ya en desarrollo y es burda de
convincente. Cuando eres diferente, hay gente que te va a odiar sin motivo,
que nunca te van a dar una oportunidad y por mucho que pongas la otra mejilla,
a veces hay que tomar una acción radical. Sí, Magneto es malo, pero si lo ves
desde cierto punto de vista, es el bueno.
Motherfucker makes some pretty valid points y cuando tienes a un grupo
paramilitar opresor entregado a pisotearte y negarte tus derechos de entrada,
no puedes ser Gandhi todo el tiempo.
No
te lo niego, GLMK es una historia fea
que explora temas oscuros, y cuando la termines te vas a querer bañar. Pero la
discriminación no es un tema bonito, cuando tienes a organizaciones como el
KKK, partidos neo-nazis y el concepto moderno de “limpieza étnica”. Uno no
puede acercarte al tema hoy con ligereza, “le caemos a golpes al malo y todo
está resuelto”. Esta es una novela gráfica para adultos y no sólo te hará
sentir: te hará pensar.
Y
cerramos con una serie espectacular:
5) All-New X-Men.
Como
una de las muchas renovaciones de Marvel en su línea editorial, se publicó la
forma más fresca que los mutantes han tenido en más de una década. Un nuevo
equipo de X-Men… conformado por los cinco originales. Literalmente.
La
cosa va así: Por temas que no te voy a explicar ahorita, Charles Xavier está
muerto a manos de Cyclops, que,
desilusionado tras décadas de lucha, se ha convertido en un criminal proscrito
y radical. El tipo, acompañado de Emma Frost, Magneto y Magik, ataca prisiones
donde hay mutantes y se enfrenta a los Avengers que tratan de detenerle. No
pierde la oportunidad para decir, ante las cámaras, que “Llevo toda la vida por
el camino de la paz y no cambió nada, así que vamos a forzar la paz. Si eres un
mutante, no tienes que esconderte ni avergonzarte de lo que eres. Únete a
nosotros. Te entrenaremos, educaremos y mostraremos que no tienes por qué temerle
al mundo”.
Es
algo así como el discurso de Magneto, pero mucho más refinado. And he sort of
looks like Speed Racer’s brother.
Beast,
espantado por la senda que Scott tomó, por el éxito que ha tenido y por las
últimas etapas de su mutación degenerativa (por eso es que ha cambiado tanto de
apariencia, su mutación es constante y progresivamente salvaje), trae del
pasado al equipo original. Está convencido de que ver a quiénes eran, en su
inocencia e idealismo, hará al moderno radical entrar en razón.
La
versión que se trae del pasado es la de Season
One, y el viaje en el tiempo está muy, muy
bien manejado. Jean de repente descubre que, en el futuro, se convertirá en
un apocalipsis con patas, Iceman descubre que su mutación también es degenerativa,
Angel se shockea por el destino horrendo que tuvo su contraparte y Cyclops duda
severamente no sólo de que se convertirá en alguien tan diferente a él, sino de
su propia capacidad para detenerlo.
Y
se cruzan con el equipo moderno y es fan service como debe ser (el momento en
que Wolverine se detiene, huele y queda “oh my god. It’s Jean”). Kitty Pryde, que solía ser la adolescente del grupo es
ahora la adulto que lleva al Instituto X, y en ese contexto, Jean explora sus
capacidades psíquicas y decide que no tiene problema en ser la líder. El
desarrollo de Jean es fucking maravilloso, mejor Kitty adolescente que la
propia Kitty (Bendis is a genius writing teenagers) y hay tanto que quiero
spoilearte que debo emplazarte a que te muevas y la leas ya. Hay un punto en
que mucha gente está criseada y Angel quiere volver a los 60’ (“Para ustedes,
esta era es maravillosa, pero para mí, es horrorosa. Everybody tells you ‘he does this, and she does that’,
but my future is so terrible that nobody dares telling me”) y todo el mundo de
repente se calma y se sientan. Y Kitty ve a
Jean y es ella la que los ha “relajado” psíquicamente.
“Los
voy a calmar y a callar todas las veces que sean necesarias”, dice, trayéndole
a todos los mutantes del presente un flashback post-traumático del Fénix. Y eso
sólo lleva a máaas problemas y drama y es
genial.
Tienes
mucho qué leer, pero te garantizo que esto es alta calidad.
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