La primera vez que me di cuenta de que algo estaba pasando con la banda fue
en un evento organizado por panas de Provea en el Centro de Arte Los Galpones.
Era un anecdotario sobre el punk en Venezuela, narrado por sus protagonistas.
Curetaje fue en pleno, primero, porque el tema nos interesa y, segundo, porque
tenemos a dos miembros cuyos nombres son referencia.
Entrando al área principal, nuestra vocalista, Lady J, está conversando con
alguien que, al verme, se acerca con “¡Coño, aquí está el pana Black Flag!” y
me extiende la mano. I shake it, a little surprised by the unexpected
friendliness, y el pana sigue: “Este carajo en tarima, verga, es la actitud, se
pone el bajo por acá, parece Sid Vicious, el coño e’ madre”.
Me pareció un carajo muy depinga, y sólo minutos después me enteré de que
era Juan Ignacio Morasso, vocalista de fucking Cuarto Reich, Holocausto y, por
supuesto, orador del día.
Holy
shit.
La primera vez que me enteré de Cuarto Reich fue hace unos
diez años, cuando me interesé de verdad por el rock hecho acá. De la misma
generación de Desorden, Zapato 3 y Sentimiento Muerto, los carajos eran
Californian hardcore, demasiado fuerte para la escena nacional. Yo sabía de
Juan Ignacio, pero era la clase de nombres que lees por ahí, en Urbe cuando era un semanario respetable, no sabía cómo se veía, y
ahora resulta que él nos conocía, nos había visto en vivo y hasta me tenía un
apodo. And he’s the nicest
fucking dude you will ever meet.
Algo que dijo Carlitos, nuestro guitarrista y mánager (el carajo es una
mezcla de Izzy Stradlin con Brian Epstein), describe muy bien la experiencia:
“Es fuerte, porque es hablar de tú a tú con gente que son los héroes locales de
uno”. Yo recuerdo la primera vez que escuché a Dermis Tatú, con una sensación
similar a la primera vez que escuché a los Stooges, música que te da un manotón
directo al pecho y de hecho esa sigue siendo mi banda nacional favorita. Jamás
en la fucking vida se me ocurrió que yo estaría años después hablando de panita
con Sebastián Araujo. ¿Caerme a birras con Joan, de Los Javelin? ¿Qué nos
inviten a tocar a Bajo el Árbol? Impensable.
Había quienes nos conocían de cara y otros de referencia, but people knew about us, which was
fucked, scary and exciting. Por un momento, éramos un blip en el radar. Esa
tarde en Los Galpones, me senté en las gradas y decidí que a esto le iba a
sacar el jugo y lo iba a vivir al máximo porque, la vida siendo como es,
probablemente todo acabaría de repente y antes de lo que yo quisiera.
*
10 COSAS QUE APRENDES EN LA VIA:
1-
Puntualidad. Digamos que tocas a las ocho. A las cuatro
ya tienes que estar en el local, porque todo se cuadra waaay in advance. Después de
la prueba de sonido, haz lo que tú quieras, pero llega al local al menos una hora antes
del toque. Házme caso, le vas bajar burda la ansiedad a tus compañeros.
2-
Cero Rascarse o Facharse Antes de Tocar. Después, haz lo que tú
quieras, pero es muy, muy, muy importante que, antes del toque, controles las
sustancias que usas, porque si se te va la mano, vas a sonar del orto y la
tarima te va a destruir. Lo que sea que uses para controlar tu estrés, dale
pero con moderación. Dos, tres birras, están bien, pero si empiezas a sentir
que toda la gente fue a verte específicamente a ti porque eres un carajo
demasiado arrecho, ya estás pasado de tragos.
3-
Tampoco Comas Como un Cerdo. Te van a invitar bebidas
y comida, y por lo general la comida es nais y bastante (sobre todo si ese es
tu pago del día). La palabra clave es autocontrol: come suficiente, guarda para
después o reparte. No te atiborres porque, entre los nervios y lo físico del
show, vas a parar mal. Come
lo que necesitas, enough to be good for a couple of hours.
4- You’re a Rock Musician, Look
the Part. Invierte
en tu pinta, maldito mamarracho.
5-
Llévate tu Kit de Supervivencia. Siempre que voy a tocar,
llevo un bolso que contiene casi en su totalidad a la ropa que me voy a poner y
todos los accesorios y mariqueritas, pero también cargo analgésicos (always
take two ten minutes before the show), una toallita, un libro (es mejor tenerlo
y no necesitarlo, que blah-blah), cargador para el teléfono y el iPod, para
calentar la voz diez minutos antes de la cosa. John Wayne una vez dijo que “la
vida es difícil, pero es más difícil si eres estúpido”, así que ve preparado,
facilítate la vida.
6-
Controla Ese Ego. Sé gentil con tus compañeros, con el crew
del local, con músicos con quienes compartas cartel. No sé tu ciudad, pero
Caracas es relativamente pequeña y todo el mundo se conoce; si eres un
mamagüevo y vas por ahí actuando como si fueses Liam Gallagher, la gente anota
esas vainas. Todo el mundo conoce a alguien que estaba en la banda del momento
y tenía la pinta más arrecha y cinco novias y, un año después, no tocan ni con
su mamá en la sala de la casa. No andes dando órdenes, ni quejándote, ni
dándotelas del graciosito a costas de los demás.
7-
Respeta el Espacio de los Demás. Date cuenta de qué está
off-limits —eso incluye a las parejas de la gente. Si alguien en el grupo tiene
que irse de urgencia, respeta esa vaina. If someone needs to sleep, don’t fucking ever wake him
up.
8-
Prepárate Físicamente. Recuerdo que, terminando nuestro
ciclo de toques, estábamos ensayando para el último y comento “Marico… ya
quiero que llegue el día, necesito descansar”. Lady J sonríe y me dice “¿Ves?
Te dije que esto era matadooor,
matadooor”. Así mismo; uno fantasea con tocar regularmente, pero en
realidad la vaina es como tener otro trabajo. Responsabilidades, mueve cosas
pa’ acá y ahora pa’ allá, y en un día puedes tener tu day-job y una entrevista, y ensayo. Sarna con gusto no pica, por
supuesto, pero prepárate, porque la vaina no es una panza y a la tercera semana
empiezas a sentir el desgaste.
9-
…Y Psicologicamente. La primera vez que tuvimos un toque donde
vinieron más de 30 personas a vernos, se me olvidaron varias canciones, y te
hablo de temas que me sabía al pelo. Eso aprendes a controlarlo, pero nadie
sabe cómo va a reaccionar estando en una tarima y mirando a un local lleno de
rostros. Brace yourself. Mi truco es, no miro a nadie a la
cara, sino way into the show, cuando ya todo va fluyendo y veo que la gente la
está pasando bien.
10-
Recuerda Por Qué Haces Esto. Estás tocando porque te
da nota, amas la música y no todo el mundo tiene la oportunidad de ser invitado
a tocar en lugares cool. Embrace it, enjoy it, que eso es lo que te queda.
*
A Curetaje, fui la
penúltima persona en unirme, y todo se dio con una mezcla entre serendipity y old school Game-of-Thrones
scheming. Nos unió nuestro baterista, Praddley Palma, un carajo legendario con
inclinaciones muy post-punk, que conoce a absolutamente todo el mundo y del que
todo el mundo tiene un cuento que es increíble, a menos que conozcas al
personaje. El día en que lo conocí, andaba con la que era ya prácticamente
vocalista de la banda, Lady J, que me estaba dando la cola para comprar unas
medicinas ahí.
“Te puedo dar la cola”
dijo, “pero tengo ensayo”.
“Hmm, ¿y puedo ir al
ensayo?”
Kurt Cobain dijo una vez
que si tienes un ensayo con tu banda, y hay dos panas viendo, ya eso es un
toque. Así que fui a aquel “toque” de la banda que pasaría a ser Curetaje, y me
gustó de wan. It was sad rock y ya se veía quiénes eran las cartas fuertes, ya
Juan Ernesto estaba haciendo lo que haría el resto del año, tocando, oyendo al
resto del grupo con los ojos achinados y levantando la mano, “¿Y si hacemos
esto, mejor, y la tocamos así?”
Juan Ernesto Velásquez es
una de las personas más excepcionales que he conocido. Un guitarrista
privilegiado y fanático, no me sorprendería descubrir que el carajo duerme
abrazando a una de sus guitarras en su casa. Toca constantemente y en todos
lados, y no es raro que en un día donde nosotros tenemos toque, él haga la
prueba de sonido, se vaya a tocar en otro lado y llegue a tocar con nosotros
diez minutos antes de que arranque la vaina. Por eso lo llamo “el Slash
venezolano”, tiene una técnica súper bien pulida y es esa clase de músicos a
los que, si se les parte una cuerda, conoce tan bien al instrumento que puede
tocar sin mucho rollo, sabiendo dónde quedan las mismas notas en las otras
cuerdas. I’ve seen him do it. More than once.
Total que llegamos al
ensayo y era una cosa muy embrionaria, tenían un tecladista que se notaba que
fue entrenado en conservatorio (un carajo que hace sus propias composiciones y
las vainas suenan como Rush), pero también que, de chamo, echó vaina
arrechamente. Tendría unos cuarenta y cinco años y una personalidad que seguía
sus propios ritmos y códigos, if you catch my drift. Por otro lado, tenían un
bajista, pero se notaba que estaba aprendiendo conforme iban tocando.
Yo en ese momento era
agente libre —mi banda previa culminó como muchas, la gente se dejó de llamar.
Voy al ensayo y me quedo con la idea de que, guón, yo me sé estas canciones y
las que no me sepa, las puedo sacar. Empecé a ir a los ensayos realmente porque
me los tripeaba, y a uno de ellos el bajista no pudo ir. Juan Ernesto vive
cerca de donde estaban ensayando y tenía un bajo en su casa. Saca la cuenta de
lo que pasó.
Unos tres meses después se
nos unió Carlitos, también por pura serendipity.
Lady J se lo consiguió en un toque, lo invitó a un ensayo y el carajo
terminó sumando su guitarra a lo que teníamos, enriqueciendo al sonido del
grupo. Ya no teníamos tecladista y, aunque lo suplimos con un clarinete (lo que
nos daba una personalidad particular), ella también se tuvo que ir. La llegada
de Carlitos fue un godsend; se dice que los Beatles no habrían llegado a
ninguna parte sin Brian Epstein, y yo estoy convencido de que Curetaje no
habría logrado nada lo que hizo en el 2018 si Carlitos no hubiese estado en el
grupo.
Cuando él se une, ya
nosotros teníamos una cosa avanzada y estábamos ya viendo dónde tocaríamos.
Creo que lo mejor que puedo decir de Carlitos, el testimonio de su compromiso y
profesionalismo, es que ese marico llegó al tren cuando ya estaba rodando, y en
cosa de dos semanas, tenía nuestro set dominado, que en ese momento sería de
unas doce canciones.
Compa, si usted llega
siempre a la hora y se sabe las canciones, es muy difícil que tus compañeros se
quejen de ti.
*
Fíjate una cosa: en la
vida te vas a conseguir con gente que, de entrada, va a querer pisarte. Algunos
andarán contigo y dirán que son tus amigos. Va a haber mucha gente que te va a
decir “¿Qué vas a estar tocando tú un instrumento?” o “Tienes 30 años, el
momento ya pasó”, o estarán pasivos y observando, hasta el momento de soltar la
punta venenosa, el chistecito. Ellos tienen muchas razones para eso, y casi
siempre está relacionado a cómo se ven a sí mismos, pero por supuesto que pega
y afecta. He descubierto que, junto a la disciplina, el otro 50% de alcanzar lo
que quieres es la fe. Tienes que creer que las vainas de verdad se pueden
lograr.
Va a pasar el tiempo y un
día te vas a descubrir tomándote una Pepsi momentos antes de abrirle a una
banda ya establecida con la que estás hablando de tú a tú, medio preguntándote
cómo llegaste a ese punto, pero sin pararte a pensar mucho. Mientras tanto, las
voces tóxicas siguen hoy donde estaban hace un año, que es el mismo lugar en el
que estaban hace cinco. A lo mejor habrán cambiado de país (muy común en estos
días), pero son la misma persona, la misma actitud, cero introspección.
Toxic cunts: You were wrong.
*
Debutamos en Julio. La
cosa fue en un “ensayo con público” (acuérdate de Kurt), en el que nos fue
razonablemente bien. Los primeros toques son como las primeras veces que tienes
sexo con alguien: un poco torpe, viendo qué funciona con este elenco y cuál
es la realidad de aquello con lo que habías fantaseado. Créeme, puedes haber ensayado
sopotocientas veces con la misma banda, pero no sabes cómo va a ir realmente en
un toque, hasta que toques. La gente es rara y tiene reacciones raras ante la
presión, y eso depende de las personalidades de cada quién.
Una, o dos semanas después
de aquello, tocamos en La Beat, de El Hatillo, our proper first show, and it
went great. La gente del local fue
una nota (¡y birras gratis!) y el público fue bondadoso. Cerca de dos semanas
después tocamos en el hangar del Museo de Transporte, que es un venue fucking
irreal.
Algo pasó durante esos
meses, y recuerdo que cuando Provea hizo el HumanoDerechoFest en Caracas,
fuimos todos como banda (salvo Juan, que estaría tocando por ahí), y empezabas
a notar una vibra distinta. Claro, como dije antes, Caracas es un lugar pequeño
y quienes te fueron a ver un día, resulta que venden vinilos de colección y son
personas de larga trayectoria en la movida underground, pero tienes que ver la
vaina desde mi perspectiva: es gente que nunca, pero nunca, nunca en la fucking
vida se me acercaría a saludarme o por una foto. Y estás viendo a una banda
tocar y volteas y tus compañeros están conversando que si con uno de los Píxels
y llega gente dueños de locales y pregunta “¿Ustedes son Curetaje? Coño, tienen
que tocar en ______, vamos a cuadrar eso ahorita, pues”.
En esos días fue la
primera vez en que estuve en un backstage hecho y derecho de un local donde yo
iba a tocar, y decirle a mi date “come lo que quieras, tú vienes con nosotros”
felt soooo good. Son vainas que no le pasan a uno, es lo que quiero decir. Recuerdo
sentarme el día de Humano Derecho en la acera, comiéndonos unos monchis, y
pensar “This is so fucking nice. This is just so fucking nice”.
Total que no sé cómo fue,
pero tras el Museo, que nos resguardamos y nos pusimos a ensayar con más
cuidado y metrónomo (si necesitas una ración de humildad, pónte a tocar con un
metrónomo de fondo), se fue creando una gravitas rara, todo apuntando para
septiembre y octubre. The band happened, in my memory, like that, from a day to
the next: estábamos despegando y, de repente, un poco de toques ya cuadrados en
locales serios, arrechos.
Recuerdo la primera vez
que fui a Íntima, en Suka, a ver cómo era el spot en el que íbamos a tocar, y
no podía creer la vaina, y así se lo dije a Carlitos (lo que me respondió
prefiero no ponerlo acá, pero digamos que compartía mi entusiasmo). Juan
Ernesto se lo tomó con soda, porque Juan Ernesto es cool.
*
PLAYLIST PERSONAL DE ENTONCES:
- The Cure, A Strange Day
- Foo Fighters, Alone + Easy Target
- The Ramones, Sheena is a Punk Rocker
- Blondie, Dreaming
- The Black Keys, Lonely Boy
- The Cure, Friday I’m in Love
- Oasis, Supersonic
- The Dead Boys, Ain’t Nothing To Do
- Bully, Trying
- Nine Inch Nails, 12 Ghosts II
- David Bowie, Modern Love
- The Smashing Pumpkins, Ava Adore
- Dermis Tatu, Terrenal
*
En octubre tocamos cinco veces, tuvimos toque cancelado
por lluvia, y tres entrevistas de radio.
En una banda, estás
buscando a compañeros que reúnan tres características elementales: primero,
tiene que ser un buen músico, y eso es quizá lo más sencillo. Si consigues a
alguien que toque y tenga su propio instrumento, lo más probable es que toque
lo suficiente como para acoplarse a un grupo, el talento musical no es una
vaina anormal extraña y escasa.
Segundo, tiene que ser
alguien con actitud, alguien que tenga sentido de qué hacer y cómo vestirse en
tarima. No es necesario que todos los miembros del grupo sean frontmen, pero el
consejo es lo que dijo una vez Robin Finck, “Cuando me uní a Nine Inch Nails,
lo primero que Trent me dijo fue ‘No necesito que toques perfecto, pero sí que
toques con energía. Las dos notas básicas de Terrible Lie no
son ‘Pam-Pam’, son ‘FUCK-YOU’”.
Tercero, y lo más
importante, tu compañero no puede ser un mamagüevo.
Sabes a qué me refiero. La
clase de gente que cree que porque lo están aplaudiendo y está saliendo en
medios, tiene a dios agarrado por la chiva y vive en un plano diferente y
superior al del resto de la gente. O a lo mejor es un carajo humilde, pero es
alcohólico, drogadicto o complocero. No importa si el carajo es la reencarnación
de Hendrix o Janis, una persona con problemas de personalidad va a joderlo todo para todos. A lo mejor
estás pensando que claro que no, que no hay mayor rollo con que Fulanito se
crea el protagonista del grupo, y de verdad que eso no va a dar problemas
mientras estén tocando gratis o ensayando y ya. Pero si todo sale bien, tú vas
a tener que hablar de dinero con ese carajo. Vas a tener que cuadrar horarios y
eventos que involucran tu nombre y tu reputación. Vas a tener que conversar de
quién compuso qué. En una banda, todos representan al grupo y lo que hace uno,
tiende a reflejarse en los demás.
Es preferible tocar con
alguien que no sea virtuoso, pero con quien te lleves bien a un nivel personal,
y que sea profesional y responsable, a tocar con alguien con un talento
gigantesco pero impresentable como persona.
Comento esto, porque
Curetaje es quizá la primera banda en la que toco y siento que están los astros
alineados y todos estamos en la misma onda. Una vez se los comentaba, “creo que
lo mejor de este grupo es el compromiso”. Al momento de redacción, tenemos una
invitación a tocar en Maracay, y la reacción, cuando Carlitos nos dio la
noticia, no fue “Pero mariiiico, tengo que bañar a mi perro y pintar mi casa
completa”, fue “Bueno, vamos a cuadrar todo para echarle bolas, pues”.
Esto, por cierto, no es
tan fácil como podría parecer, cuadrar un toque es una ladilla. Lo primero que se busca es el sonido. Siempre
prelan lugares cerrados por encima de locales abiertos, y la lógica es simple:
en un local abierto, el sonido se dispersa. El sonido profesional, claro,
cuesta plata y no hay una regla establecida al respecto. Hay locales que ponen
el sonido ellos y te lo cobran de lo que se recaude en entrada, como hay otros
que esperan que tú pongas al sonido. ¿Cuánto es eso? Depende del sonidista.
Ahora, hay locales que
pagan y los que te pagan con lo que consumas esa noche. De los que pagan, no
vas a hacer mucho porque todo lo que entra se parte entre los músicos,
sonidistas y roadies, si es que quieres darle algo a tus roadies. ¿Te parece
exagerado e innecesario tener roadies? Deja que sea tu cuarto toque del mes y
tengas que cargar todo tu perolero y el de tus compañeros otra vez.
De modo que, vivir de
tocar sigue siendo muy difícil, a menos que seas como Juan, que se toma la
música como su medio de subsistencia, y toca de lunes a domingo a lo largo de
la ciudad.
Uno tiene
control de las cosas hasta cierto punto, ya más allá de eso está en manos de
los dioses, y buena parte de lo que nos pasó se reduce a eso. Cuando tocamos en
el hangar, nosotros no fuimos esperando esa vaina. Sabíamos que íbamos a tocar
en el Museo de Transporte y que era un sitio donde se podían cuadrar vainas
bien porque habíamos visto muy buenos shows de Frankenstein V8 ahí mismo.
Cuando llegamos, era una feria de carros tunning (imagínate, ese poco de
pavitos con los equipos de sonido, y los vampiros cuadrando nuestro spot), y el
único lugar disponible con suficiente corriente era, pues, el hangar. A mitad
de toque, llovió y me enteraría de cuán bien realmente toca Prad: resulta que
las cornetas estaban más allá de su puesto. Recuerdo estar tocando, caminar
hacia él y traspasar una especie de barrera: Desde la batería, no escuchabas bien a los demás. Claro, eso fue
una falla de sonido, que montamos nosotros mismos, si no me equivoco.
Empezando octubre, la
gente de Bajo el Árbol nos contactó para tocar en Halloween, y es la clase de
tarimas que me pareció que nos outclassed en aquel entonces, y ahora. Esas
fiestas son de Pixel, Nomasté, Los Choppers, Desorden, Onechot, bandas y
músicos hechos y derechos, and they want a tribute band to play there? Fue la clase de
vainas que, apenas supe de la oferta, sabía que teníamos que aceptar. Keep in
mind, una de las cosas por las que estoy agradecido de todo el proceso es que
me llegó ahorita, a los 32. No es que nos volvimos la segunda llegada de
Blondie y salimos en todos los sites y en televisión, pero estás hablando con
gente que tiene carrera y nombre, dando entrevistas, la gente
empieza a hablar paja de tu grupo, estás conversando con gente y que si Alejandro,
de Cresta Metálica, te dice “¿Tú estás en Curetaje? ¡Coooño, qué bien!”. Es la
clase de vainas que te vuelven loco cuando tienes 22, 26, empiezas a creer que
todo es verdad y que esto te llegó porque te lo mereces y eres talentoso y
arrechísimo; realmente nadie escala ninguna montaña sin la ayuda de nadie, pero
eso lo ves cuando alcanzas cierto punto y has llevado coñazos de la vida y vivido
momentos en que parece que todo se va a dar, hasta que las cosas se caen.
La fotografía mental que
tengo es de Suka. Fue la primera vez que Lady J hizo el performance completo
que tenía en mente desde el principio, y que incluye quedarse en lingerie y una
malla que es prácticamente transparente. Cuando nos comentó su plan, a mí, en
lo personal, me pareció del carajo. Vengo de una tradición de carajas como
Courtney Love, Debbie Harry, Patti Smith, tipas transgresoras, frontwomen con
soles en el uniforme. Si Lady se sentía bien con ello, era nuestro deber llevar
la antorcha.
Y hubo un momento,
mientras tocábamos Pictures of You, en que todo el local se bañó de luz
entre verde y púrpura y la disco ball del techo se encendió, que era una cosa
que teníamos cuadrado de antemano, pero verlo en ejecución fue a little bit
fucking crazy and astonishing, y mirar a la gente desde tarima, todo el mundo conectado,
sonriendo, fue surreal. Recuerdo retirar el rostro a un lado y decirme “This is
it, no te desconcentres”, reconociendo que ese momento en particular, this is what it's all about. Luego vendría Boys Don’t Cry, y se armaría
una olla donde vampiros y cantante bailarían, sabiendo que todos pertenecemos
al mismo clan.
Conversando hace poco con
Carlitos, estábamos hablando del futuro y de la dirección que queremos explorar
y coincidimos en un feeling: cuando empezó el 2018, ninguno de los que estamos
en esta banda se esperó que esto sucedería. Por supuesto que, ahora que
probamos la vaina, queremos profundizar y elaborar una carrera real con temas
propios y ver a dónde lleva el río. Pero si todo se queda hasta aquí, si esto
es todo lo que la vida decide brindarme de esta experiencia, sonreiré y diré “Eso
estuvo de puta madre.”