La primera vez que me di cuenta de que algo estaba pasando con la banda fue
en un evento organizado por panas de Provea en el Centro de Arte Los Galpones.
Era un anecdotario sobre el punk en Venezuela, narrado por sus protagonistas.
Curetaje fue en pleno, primero, porque el tema nos interesa y, segundo, porque
tenemos a dos miembros cuyos nombres son referencia.
Entrando al área principal, nuestra vocalista, Lady J, está conversando con
alguien que, al verme, se acerca con “¡Coño, aquí está el pana Black Flag!” y
me extiende la mano. I shake it, a little surprised by the unexpected
friendliness, y el pana sigue: “Este carajo en tarima, verga, es la actitud, se
pone el bajo por acá, parece Sid Vicious, el coño e’ madre”.
Me pareció un carajo muy depinga, y sólo minutos después me enteré de que
era Juan Ignacio Morasso, vocalista de fucking Cuarto Reich, Holocausto y, por
supuesto, orador del día.
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Algo que dijo Carlitos, nuestro guitarrista y mánager (el carajo es una
mezcla de Izzy Stradlin con Brian Epstein), describe muy bien la experiencia:
“Es fuerte, porque es hablar de tú a tú con gente que son los héroes locales de
uno”. Yo recuerdo la primera vez que escuché a Dermis Tatú, con una sensación
similar a la primera vez que escuché a los Stooges, música que te da un manotón
directo al pecho y de hecho esa sigue siendo mi banda nacional favorita. Jamás
en la fucking vida se me ocurrió que yo estaría años después hablando de panita
con Sebastián Araujo. ¿Caerme a birras con Joan, de Los Javelin? ¿Qué nos
inviten a tocar a Bajo el Árbol? Impensable.
Había quienes nos conocían de cara y otros de referencia, but people knew about us, which was
fucked, scary and exciting. Por un momento, éramos un blip en el radar. Esa
tarde en Los Galpones, me senté en las gradas y decidí que a esto le iba a
sacar el jugo y lo iba a vivir al máximo porque, la vida siendo como es,
probablemente todo acabaría de repente y antes de lo que yo quisiera.
*
10 COSAS QUE APRENDES EN LA VIA:
1-
Puntualidad. Digamos que tocas a las ocho. A las cuatro
ya tienes que estar en el local, porque todo se cuadra waaay in advance. Después de
la prueba de sonido, haz lo que tú quieras, pero llega al local al menos una hora antes
del toque. Házme caso, le vas bajar burda la ansiedad a tus compañeros.
2-
Cero Rascarse o Facharse Antes de Tocar. Después, haz lo que tú
quieras, pero es muy, muy, muy importante que, antes del toque, controles las
sustancias que usas, porque si se te va la mano, vas a sonar del orto y la
tarima te va a destruir. Lo que sea que uses para controlar tu estrés, dale
pero con moderación. Dos, tres birras, están bien, pero si empiezas a sentir
que toda la gente fue a verte específicamente a ti porque eres un carajo
demasiado arrecho, ya estás pasado de tragos.
3-
Tampoco Comas Como un Cerdo. Te van a invitar bebidas
y comida, y por lo general la comida es nais y bastante (sobre todo si ese es
tu pago del día). La palabra clave es autocontrol: come suficiente, guarda para
después o reparte. No te atiborres porque, entre los nervios y lo físico del
show, vas a parar mal. Come
lo que necesitas, enough to be good for a couple of hours.
4- You’re a Rock Musician, Look
the Part. Invierte
en tu pinta, maldito mamarracho.
5-
Llévate tu Kit de Supervivencia. Siempre que voy a tocar,
llevo un bolso que contiene casi en su totalidad a la ropa que me voy a poner y
todos los accesorios y mariqueritas, pero también cargo analgésicos (always
take two ten minutes before the show), una toallita, un libro (es mejor tenerlo
y no necesitarlo, que blah-blah), cargador para el teléfono y el iPod, para
calentar la voz diez minutos antes de la cosa. John Wayne una vez dijo que “la
vida es difícil, pero es más difícil si eres estúpido”, así que ve preparado,
facilítate la vida.
6-
Controla Ese Ego. Sé gentil con tus compañeros, con el crew
del local, con músicos con quienes compartas cartel. No sé tu ciudad, pero
Caracas es relativamente pequeña y todo el mundo se conoce; si eres un
mamagüevo y vas por ahí actuando como si fueses Liam Gallagher, la gente anota
esas vainas. Todo el mundo conoce a alguien que estaba en la banda del momento
y tenía la pinta más arrecha y cinco novias y, un año después, no tocan ni con
su mamá en la sala de la casa. No andes dando órdenes, ni quejándote, ni
dándotelas del graciosito a costas de los demás.
7-
Respeta el Espacio de los Demás. Date cuenta de qué está
off-limits —eso incluye a las parejas de la gente. Si alguien en el grupo tiene
que irse de urgencia, respeta esa vaina. If someone needs to sleep, don’t fucking ever wake him
up.
8-
Prepárate Físicamente. Recuerdo que, terminando nuestro
ciclo de toques, estábamos ensayando para el último y comento “Marico… ya
quiero que llegue el día, necesito descansar”. Lady J sonríe y me dice “¿Ves?
Te dije que esto era matadooor,
matadooor”. Así mismo; uno fantasea con tocar regularmente, pero en
realidad la vaina es como tener otro trabajo. Responsabilidades, mueve cosas
pa’ acá y ahora pa’ allá, y en un día puedes tener tu day-job y una entrevista, y ensayo. Sarna con gusto no pica, por
supuesto, pero prepárate, porque la vaina no es una panza y a la tercera semana
empiezas a sentir el desgaste.
9-
…Y Psicologicamente. La primera vez que tuvimos un toque donde
vinieron más de 30 personas a vernos, se me olvidaron varias canciones, y te
hablo de temas que me sabía al pelo. Eso aprendes a controlarlo, pero nadie
sabe cómo va a reaccionar estando en una tarima y mirando a un local lleno de
rostros. Brace yourself. Mi truco es, no miro a nadie a la
cara, sino way into the show, cuando ya todo va fluyendo y veo que la gente la
está pasando bien.
10-
Recuerda Por Qué Haces Esto. Estás tocando porque te
da nota, amas la música y no todo el mundo tiene la oportunidad de ser invitado
a tocar en lugares cool. Embrace it, enjoy it, que eso es lo que te queda.
*
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“Te puedo dar la cola”
dijo, “pero tengo ensayo”.
“Hmm, ¿y puedo ir al
ensayo?”
Kurt Cobain dijo una vez
que si tienes un ensayo con tu banda, y hay dos panas viendo, ya eso es un
toque. Así que fui a aquel “toque” de la banda que pasaría a ser Curetaje, y me
gustó de wan. It was sad rock y ya se veía quiénes eran las cartas fuertes, ya
Juan Ernesto estaba haciendo lo que haría el resto del año, tocando, oyendo al
resto del grupo con los ojos achinados y levantando la mano, “¿Y si hacemos
esto, mejor, y la tocamos así?”
Juan Ernesto Velásquez es
una de las personas más excepcionales que he conocido. Un guitarrista
privilegiado y fanático, no me sorprendería descubrir que el carajo duerme
abrazando a una de sus guitarras en su casa. Toca constantemente y en todos
lados, y no es raro que en un día donde nosotros tenemos toque, él haga la
prueba de sonido, se vaya a tocar en otro lado y llegue a tocar con nosotros
diez minutos antes de que arranque la vaina. Por eso lo llamo “el Slash
venezolano”, tiene una técnica súper bien pulida y es esa clase de músicos a
los que, si se les parte una cuerda, conoce tan bien al instrumento que puede
tocar sin mucho rollo, sabiendo dónde quedan las mismas notas en las otras
cuerdas. I’ve seen him do it. More than once.
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Yo en ese momento era
agente libre —mi banda previa culminó como muchas, la gente se dejó de llamar.
Voy al ensayo y me quedo con la idea de que, guón, yo me sé estas canciones y
las que no me sepa, las puedo sacar. Empecé a ir a los ensayos realmente porque
me los tripeaba, y a uno de ellos el bajista no pudo ir. Juan Ernesto vive
cerca de donde estaban ensayando y tenía un bajo en su casa. Saca la cuenta de
lo que pasó.
Unos tres meses después se
nos unió Carlitos, también por pura serendipity.
Lady J se lo consiguió en un toque, lo invitó a un ensayo y el carajo
terminó sumando su guitarra a lo que teníamos, enriqueciendo al sonido del
grupo. Ya no teníamos tecladista y, aunque lo suplimos con un clarinete (lo que
nos daba una personalidad particular), ella también se tuvo que ir. La llegada
de Carlitos fue un godsend; se dice que los Beatles no habrían llegado a
ninguna parte sin Brian Epstein, y yo estoy convencido de que Curetaje no
habría logrado nada lo que hizo en el 2018 si Carlitos no hubiese estado en el
grupo.
Cuando él se une, ya
nosotros teníamos una cosa avanzada y estábamos ya viendo dónde tocaríamos.
Creo que lo mejor que puedo decir de Carlitos, el testimonio de su compromiso y
profesionalismo, es que ese marico llegó al tren cuando ya estaba rodando, y en
cosa de dos semanas, tenía nuestro set dominado, que en ese momento sería de
unas doce canciones.
Compa, si usted llega
siempre a la hora y se sabe las canciones, es muy difícil que tus compañeros se
quejen de ti.
*
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Va a pasar el tiempo y un
día te vas a descubrir tomándote una Pepsi momentos antes de abrirle a una
banda ya establecida con la que estás hablando de tú a tú, medio preguntándote
cómo llegaste a ese punto, pero sin pararte a pensar mucho. Mientras tanto, las
voces tóxicas siguen hoy donde estaban hace un año, que es el mismo lugar en el
que estaban hace cinco. A lo mejor habrán cambiado de país (muy común en estos
días), pero son la misma persona, la misma actitud, cero introspección.
Toxic cunts: You were wrong.
*
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Una, o dos semanas después
de aquello, tocamos en La Beat, de El Hatillo, our proper first show, and it
went great. La gente del local fue
una nota (¡y birras gratis!) y el público fue bondadoso. Cerca de dos semanas
después tocamos en el hangar del Museo de Transporte, que es un venue fucking
irreal.
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En esos días fue la
primera vez en que estuve en un backstage hecho y derecho de un local donde yo
iba a tocar, y decirle a mi date “come lo que quieras, tú vienes con nosotros”
felt soooo good. Son vainas que no le pasan a uno, es lo que quiero decir. Recuerdo
sentarme el día de Humano Derecho en la acera, comiéndonos unos monchis, y
pensar “This is so fucking nice. This is just so fucking nice”.
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Recuerdo la primera vez
que fui a Íntima, en Suka, a ver cómo era el spot en el que íbamos a tocar, y
no podía creer la vaina, y así se lo dije a Carlitos (lo que me respondió
prefiero no ponerlo acá, pero digamos que compartía mi entusiasmo). Juan
Ernesto se lo tomó con soda, porque Juan Ernesto es cool.
*
PLAYLIST PERSONAL DE ENTONCES:
- The Cure, A Strange Day
- Foo Fighters, Alone + Easy Target
- The Ramones, Sheena is a Punk Rocker
- Blondie, Dreaming
- The Black Keys, Lonely Boy
- The Cure, Friday I’m in Love
- Oasis, Supersonic
- The Dead Boys, Ain’t Nothing To Do
- Bully, Trying
- Nine Inch Nails, 12 Ghosts II
- David Bowie, Modern Love
- The Smashing Pumpkins, Ava Adore
- Dermis Tatu, Terrenal
*
En octubre tocamos cinco veces, tuvimos toque cancelado
por lluvia, y tres entrevistas de radio.
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Segundo, tiene que ser
alguien con actitud, alguien que tenga sentido de qué hacer y cómo vestirse en
tarima. No es necesario que todos los miembros del grupo sean frontmen, pero el
consejo es lo que dijo una vez Robin Finck, “Cuando me uní a Nine Inch Nails,
lo primero que Trent me dijo fue ‘No necesito que toques perfecto, pero sí que
toques con energía. Las dos notas básicas de Terrible Lie no
son ‘Pam-Pam’, son ‘FUCK-YOU’”.
Tercero, y lo más
importante, tu compañero no puede ser un mamagüevo.
Sabes a qué me refiero. La
clase de gente que cree que porque lo están aplaudiendo y está saliendo en
medios, tiene a dios agarrado por la chiva y vive en un plano diferente y
superior al del resto de la gente. O a lo mejor es un carajo humilde, pero es
alcohólico, drogadicto o complocero. No importa si el carajo es la reencarnación
de Hendrix o Janis, una persona con problemas de personalidad va a joderlo todo para todos. A lo mejor
estás pensando que claro que no, que no hay mayor rollo con que Fulanito se
crea el protagonista del grupo, y de verdad que eso no va a dar problemas
mientras estén tocando gratis o ensayando y ya. Pero si todo sale bien, tú vas
a tener que hablar de dinero con ese carajo. Vas a tener que cuadrar horarios y
eventos que involucran tu nombre y tu reputación. Vas a tener que conversar de
quién compuso qué. En una banda, todos representan al grupo y lo que hace uno,
tiende a reflejarse en los demás.
Es preferible tocar con
alguien que no sea virtuoso, pero con quien te lleves bien a un nivel personal,
y que sea profesional y responsable, a tocar con alguien con un talento
gigantesco pero impresentable como persona.
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Esto, por cierto, no es
tan fácil como podría parecer, cuadrar un toque es una ladilla. Lo primero que se busca es el sonido. Siempre
prelan lugares cerrados por encima de locales abiertos, y la lógica es simple:
en un local abierto, el sonido se dispersa. El sonido profesional, claro,
cuesta plata y no hay una regla establecida al respecto. Hay locales que ponen
el sonido ellos y te lo cobran de lo que se recaude en entrada, como hay otros
que esperan que tú pongas al sonido. ¿Cuánto es eso? Depende del sonidista.
Ahora, hay locales que
pagan y los que te pagan con lo que consumas esa noche. De los que pagan, no
vas a hacer mucho porque todo lo que entra se parte entre los músicos,
sonidistas y roadies, si es que quieres darle algo a tus roadies. ¿Te parece
exagerado e innecesario tener roadies? Deja que sea tu cuarto toque del mes y
tengas que cargar todo tu perolero y el de tus compañeros otra vez.
De modo que, vivir de
tocar sigue siendo muy difícil, a menos que seas como Juan, que se toma la
música como su medio de subsistencia, y toca de lunes a domingo a lo largo de
la ciudad.
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La fotografía mental que
tengo es de Suka. Fue la primera vez que Lady J hizo el performance completo
que tenía en mente desde el principio, y que incluye quedarse en lingerie y una
malla que es prácticamente transparente. Cuando nos comentó su plan, a mí, en
lo personal, me pareció del carajo. Vengo de una tradición de carajas como
Courtney Love, Debbie Harry, Patti Smith, tipas transgresoras, frontwomen con
soles en el uniforme. Si Lady se sentía bien con ello, era nuestro deber llevar
la antorcha.
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Conversando hace poco con
Carlitos, estábamos hablando del futuro y de la dirección que queremos explorar
y coincidimos en un feeling: cuando empezó el 2018, ninguno de los que estamos
en esta banda se esperó que esto sucedería. Por supuesto que, ahora que
probamos la vaina, queremos profundizar y elaborar una carrera real con temas
propios y ver a dónde lleva el río. Pero si todo se queda hasta aquí, si esto
es todo lo que la vida decide brindarme de esta experiencia, sonreiré y diré “Eso
estuvo de puta madre.”
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