lunes, 31 de diciembre de 2018

A Strange Day (o "Vida y Tiempos en Curetaje")

La primera vez que me di cuenta de que algo estaba pasando con la banda fue en un evento organizado por panas de Provea en el Centro de Arte Los Galpones. Era un anecdotario sobre el punk en Venezuela, narrado por sus protagonistas. Curetaje fue en pleno, primero, porque el tema nos interesa y, segundo, porque tenemos a dos miembros cuyos nombres son referencia.


Entrando al área principal, nuestra vocalista, Lady J, está conversando con alguien que, al verme, se acerca con “¡Coño, aquí está el pana Black Flag!” y me extiende la mano. I shake it, a little surprised by the unexpected friendliness, y el pana sigue: “Este carajo en tarima, verga, es la actitud, se pone el bajo por acá, parece Sid Vicious, el coño e’ madre”.

Me pareció un carajo muy depinga, y sólo minutos después me enteré de que era Juan Ignacio Morasso, vocalista de fucking Cuarto Reich, Holocausto y, por supuesto, orador del día.

Holy shit. La primera vez que me enteré de Cuarto Reich fue hace unos diez años, cuando me interesé de verdad por el rock hecho acá. De la misma generación de Desorden, Zapato 3 y Sentimiento Muerto, los carajos eran Californian hardcore, demasiado fuerte para la escena nacional. Yo sabía de Juan Ignacio, pero era la clase de nombres que lees por ahí, en Urbe cuando era un semanario respetable, no sabía cómo se veía, y ahora resulta que él nos conocía, nos había visto en vivo y hasta me tenía un apodo. And he’s the nicest fucking dude you will ever meet.

Algo que dijo Carlitos, nuestro guitarrista y mánager (el carajo es una mezcla de Izzy Stradlin con Brian Epstein), describe muy bien la experiencia: “Es fuerte, porque es hablar de tú a tú con gente que son los héroes locales de uno”. Yo recuerdo la primera vez que escuché a Dermis Tatú, con una sensación similar a la primera vez que escuché a los Stooges, música que te da un manotón directo al pecho y de hecho esa sigue siendo mi banda nacional favorita. Jamás en la fucking vida se me ocurrió que yo estaría años después hablando de panita con Sebastián Araujo. ¿Caerme a birras con Joan, de Los Javelin? ¿Qué nos inviten a tocar a Bajo el Árbol? Impensable.

Había quienes nos conocían de cara y otros de referencia, but people knew about us, which was fucked, scary and exciting. Por un momento, éramos un blip en el radar. Esa tarde en Los Galpones, me senté en las gradas y decidí que a esto le iba a sacar el jugo y lo iba a vivir al máximo porque, la vida siendo como es, probablemente todo acabaría de repente y antes de lo que yo quisiera.

*

10 COSAS QUE APRENDES EN LA VIA:

1- Puntualidad. Digamos que tocas a las ocho. A las cuatro ya tienes que estar en el local, porque todo se cuadra waaay in advance. Después de la prueba de sonido, haz lo que tú quieras, pero llega al local al menos una hora antes del toque. Házme caso, le vas bajar burda la ansiedad a tus compañeros.

2- Cero Rascarse o Facharse Antes de Tocar. Después, haz lo que tú quieras, pero es muy, muy, muy importante que, antes del toque, controles las sustancias que usas, porque si se te va la mano, vas a sonar del orto y la tarima te va a destruir. Lo que sea que uses para controlar tu estrés, dale pero con moderación. Dos, tres birras, están bien, pero si empiezas a sentir que toda la gente fue a verte específicamente a ti porque eres un carajo demasiado arrecho, ya estás pasado de tragos.

3- Tampoco Comas Como un Cerdo. Te van a invitar bebidas y comida, y por lo general la comida es nais y bastante (sobre todo si ese es tu pago del día). La palabra clave es autocontrol: come suficiente, guarda para después o reparte. No te atiborres porque, entre los nervios y lo físico del show, vas a parar mal. Come lo que necesitas, enough to be good for a couple of hours.

4- You’re a Rock Musician, Look the Part. Invierte en tu pinta, maldito mamarracho.

5- Llévate tu Kit de Supervivencia. Siempre que voy a tocar, llevo un bolso que contiene casi en su totalidad a la ropa que me voy a poner y todos los accesorios y mariqueritas, pero también cargo analgésicos (always take two ten minutes before the show), una toallita, un libro (es mejor tenerlo y no necesitarlo, que blah-blah), cargador para el teléfono y el iPod, para calentar la voz diez minutos antes de la cosa. John Wayne una vez dijo que “la vida es difícil, pero es más difícil si eres estúpido”, así que ve preparado, facilítate la vida.

6- Controla Ese Ego. Sé gentil con tus compañeros, con el crew del local, con músicos con quienes compartas cartel. No sé tu ciudad, pero Caracas es relativamente pequeña y todo el mundo se conoce; si eres un mamagüevo y vas por ahí actuando como si fueses Liam Gallagher, la gente anota esas vainas. Todo el mundo conoce a alguien que estaba en la banda del momento y tenía la pinta más arrecha y cinco novias y, un año después, no tocan ni con su mamá en la sala de la casa. No andes dando órdenes, ni quejándote, ni dándotelas del graciosito a costas de los demás.

7- Respeta el Espacio de los Demás. Date cuenta de qué está off-limits —eso incluye a las parejas de la gente. Si alguien en el grupo tiene que irse de urgencia, respeta esa vaina. If someone needs to sleep, don’t fucking ever wake him up.

8- Prepárate Físicamente. Recuerdo que, terminando nuestro ciclo de toques, estábamos ensayando para el último y comento “Marico… ya quiero que llegue el día, necesito descansar”. Lady J sonríe y me dice “¿Ves? Te dije que esto era matadooor, matadooor”. Así mismo; uno fantasea con tocar regularmente, pero en realidad la vaina es como tener otro trabajo. Responsabilidades, mueve cosas pa’ acá y ahora pa’ allá, y en un día puedes tener tu day-job y una entrevista, y ensayo. Sarna con gusto no pica, por supuesto, pero prepárate, porque la vaina no es una panza y a la tercera semana empiezas a sentir el desgaste.

9- …Y Psicologicamente. La primera vez que tuvimos un toque donde vinieron más de 30 personas a vernos, se me olvidaron varias canciones, y te hablo de temas que me sabía al pelo. Eso aprendes a controlarlo, pero nadie sabe cómo va a reaccionar estando en una tarima y mirando a un local lleno de rostros. Brace yourself. Mi truco es, no miro a nadie a la cara, sino way into the show, cuando ya todo va fluyendo y veo que la gente la está pasando bien.

10- Recuerda Por Qué Haces Esto. Estás tocando porque te da nota, amas la música y no todo el mundo tiene la oportunidad de ser invitado a tocar en lugares cool. Embrace it, enjoy it, que eso es lo que te queda.

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A Curetaje, fui la penúltima persona en unirme, y todo se dio con una mezcla entre serendipity y old school Game-of-Thrones scheming. Nos unió nuestro baterista, Praddley Palma, un carajo legendario con inclinaciones muy post-punk, que conoce a absolutamente todo el mundo y del que todo el mundo tiene un cuento que es increíble, a menos que conozcas al personaje. El día en que lo conocí, andaba con la que era ya prácticamente vocalista de la banda, Lady J, que me estaba dando la cola para comprar unas medicinas ahí.

“Te puedo dar la cola” dijo, “pero tengo ensayo”.

“Hmm, ¿y puedo ir al ensayo?”

Kurt Cobain dijo una vez que si tienes un ensayo con tu banda, y hay dos panas viendo, ya eso es un toque. Así que fui a aquel “toque” de la banda que pasaría a ser Curetaje, y me gustó de wan. It was sad rock y ya se veía quiénes eran las cartas fuertes, ya Juan Ernesto estaba haciendo lo que haría el resto del año, tocando, oyendo al resto del grupo con los ojos achinados y levantando la mano, “¿Y si hacemos esto, mejor, y la tocamos así?”

Juan Ernesto Velásquez es una de las personas más excepcionales que he conocido. Un guitarrista privilegiado y fanático, no me sorprendería descubrir que el carajo duerme abrazando a una de sus guitarras en su casa. Toca constantemente y en todos lados, y no es raro que en un día donde nosotros tenemos toque, él haga la prueba de sonido, se vaya a tocar en otro lado y llegue a tocar con nosotros diez minutos antes de que arranque la vaina. Por eso lo llamo “el Slash venezolano”, tiene una técnica súper bien pulida y es esa clase de músicos a los que, si se les parte una cuerda, conoce tan bien al instrumento que puede tocar sin mucho rollo, sabiendo dónde quedan las mismas notas en las otras cuerdas. I’ve seen him do it. More than once.

Total que llegamos al ensayo y era una cosa muy embrionaria, tenían un tecladista que se notaba que fue entrenado en conservatorio (un carajo que hace sus propias composiciones y las vainas suenan como Rush), pero también que, de chamo, echó vaina arrechamente. Tendría unos cuarenta y cinco años y una personalidad que seguía sus propios ritmos y códigos, if you catch my drift. Por otro lado, tenían un bajista, pero se notaba que estaba aprendiendo conforme iban tocando.

Yo en ese momento era agente libre —mi banda previa culminó como muchas, la gente se dejó de llamar. Voy al ensayo y me quedo con la idea de que, guón, yo me sé estas canciones y las que no me sepa, las puedo sacar. Empecé a ir a los ensayos realmente porque me los tripeaba, y a uno de ellos el bajista no pudo ir. Juan Ernesto vive cerca de donde estaban ensayando y tenía un bajo en su casa. Saca la cuenta de lo que pasó.

Unos tres meses después se nos unió Carlitos, también por pura serendipity. Lady J se lo consiguió en un toque, lo invitó a un ensayo y el carajo terminó sumando su guitarra a lo que teníamos, enriqueciendo al sonido del grupo. Ya no teníamos tecladista y, aunque lo suplimos con un clarinete (lo que nos daba una personalidad particular), ella también se tuvo que ir. La llegada de Carlitos fue un godsend; se dice que los Beatles no habrían llegado a ninguna parte sin Brian Epstein, y yo estoy convencido de que Curetaje no habría logrado nada lo que hizo en el 2018 si Carlitos no hubiese estado en el grupo.

Cuando él se une, ya nosotros teníamos una cosa avanzada y estábamos ya viendo dónde tocaríamos. Creo que lo mejor que puedo decir de Carlitos, el testimonio de su compromiso y profesionalismo, es que ese marico llegó al tren cuando ya estaba rodando, y en cosa de dos semanas, tenía nuestro set dominado, que en ese momento sería de unas doce canciones.

Compa, si usted llega siempre a la hora y se sabe las canciones, es muy difícil que tus compañeros se quejen de ti.

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Fíjate una cosa: en la vida te vas a conseguir con gente que, de entrada, va a querer pisarte. Algunos andarán contigo y dirán que son tus amigos. Va a haber mucha gente que te va a decir “¿Qué vas a estar tocando tú un instrumento?” o “Tienes 30 años, el momento ya pasó”, o estarán pasivos y observando, hasta el momento de soltar la punta venenosa, el chistecito. Ellos tienen muchas razones para eso, y casi siempre está relacionado a cómo se ven a sí mismos, pero por supuesto que pega y afecta. He descubierto que, junto a la disciplina, el otro 50% de alcanzar lo que quieres es la fe. Tienes que creer que las vainas de verdad se pueden lograr.

Va a pasar el tiempo y un día te vas a descubrir tomándote una Pepsi momentos antes de abrirle a una banda ya establecida con la que estás hablando de tú a tú, medio preguntándote cómo llegaste a ese punto, pero sin pararte a pensar mucho. Mientras tanto, las voces tóxicas siguen hoy donde estaban hace un año, que es el mismo lugar en el que estaban hace cinco. A lo mejor habrán cambiado de país (muy común en estos días), pero son la misma persona, la misma actitud, cero introspección.

Toxic cunts: You were wrong.

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Debutamos en Julio. La cosa fue en un “ensayo con público” (acuérdate de Kurt), en el que nos fue razonablemente bien. Los primeros toques son como las primeras veces que tienes sexo con alguien: un poco torpe, viendo qué funciona con este elenco y cuál es la realidad de aquello con lo que habías fantaseado. Créeme, puedes haber ensayado sopotocientas veces con la misma banda, pero no sabes cómo va a ir realmente en un toque, hasta que toques. La gente es rara y tiene reacciones raras ante la presión, y eso depende de las personalidades de cada quién.

Una, o dos semanas después de aquello, tocamos en La Beat, de El Hatillo, our proper first show, and it went great. La gente del local fue una nota (¡y birras gratis!) y el público fue bondadoso. Cerca de dos semanas después tocamos en el hangar del Museo de Transporte, que es un venue fucking irreal.

Algo pasó durante esos meses, y recuerdo que cuando Provea hizo el HumanoDerechoFest en Caracas, fuimos todos como banda (salvo Juan, que estaría tocando por ahí), y empezabas a notar una vibra distinta. Claro, como dije antes, Caracas es un lugar pequeño y quienes te fueron a ver un día, resulta que venden vinilos de colección y son personas de larga trayectoria en la movida underground, pero tienes que ver la vaina desde mi perspectiva: es gente que nunca, pero nunca, nunca en la fucking vida se me acercaría a saludarme o por una foto. Y estás viendo a una banda tocar y volteas y tus compañeros están conversando que si con uno de los Píxels y llega gente dueños de locales y pregunta “¿Ustedes son Curetaje? Coño, tienen que tocar en ______, vamos a cuadrar eso ahorita, pues”.

En esos días fue la primera vez en que estuve en un backstage hecho y derecho de un local donde yo iba a tocar, y decirle a mi date “come lo que quieras, tú vienes con nosotros” felt soooo good. Son vainas que no le pasan a uno, es lo que quiero decir. Recuerdo sentarme el día de Humano Derecho en la acera, comiéndonos unos monchis, y pensar “This is so fucking nice. This is just so fucking nice”.

Total que no sé cómo fue, pero tras el Museo, que nos resguardamos y nos pusimos a ensayar con más cuidado y metrónomo (si necesitas una ración de humildad, pónte a tocar con un metrónomo de fondo), se fue creando una gravitas rara, todo apuntando para septiembre y octubre. The band happened, in my memory, like that, from a day to the next: estábamos despegando y, de repente, un poco de toques ya cuadrados en locales serios, arrechos.

Recuerdo la primera vez que fui a Íntima, en Suka, a ver cómo era el spot en el que íbamos a tocar, y no podía creer la vaina, y así se lo dije a Carlitos (lo que me respondió prefiero no ponerlo acá, pero digamos que compartía mi entusiasmo). Juan Ernesto se lo tomó con soda, porque Juan Ernesto es cool.

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PLAYLIST PERSONAL DE ENTONCES:

- The Cure, A Strange Day

- Foo Fighters, Alone + Easy Target

- The Ramones, Sheena is a Punk Rocker

- Blondie, Dreaming

- The Black Keys, Lonely Boy


- Oasis, Supersonic

- The Dead Boys, Ain’t Nothing To Do

- Bully, Trying

- Nine Inch Nails, 12 Ghosts II

- David Bowie, Modern Love

- The Smashing Pumpkins, Ava Adore

- Dermis Tatu, Terrenal

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En octubre tocamos cinco veces, tuvimos toque cancelado por lluvia, y tres entrevistas de radio.

En una banda, estás buscando a compañeros que reúnan tres características elementales: primero, tiene que ser un buen músico, y eso es quizá lo más sencillo. Si consigues a alguien que toque y tenga su propio instrumento, lo más probable es que toque lo suficiente como para acoplarse a un grupo, el talento musical no es una vaina anormal extraña y escasa.

Segundo, tiene que ser alguien con actitud, alguien que tenga sentido de qué hacer y cómo vestirse en tarima. No es necesario que todos los miembros del grupo sean frontmen, pero el consejo es lo que dijo una vez Robin Finck, “Cuando me uní a Nine Inch Nails, lo primero que Trent me dijo fue ‘No necesito que toques perfecto, pero sí que toques con energía. Las dos notas básicas de Terrible Lie no son ‘Pam-Pam’, son ‘FUCK-YOU’”.

Tercero, y lo más importante, tu compañero no puede ser un mamagüevo.

Sabes a qué me refiero. La clase de gente que cree que porque lo están aplaudiendo y está saliendo en medios, tiene a dios agarrado por la chiva y vive en un plano diferente y superior al del resto de la gente. O a lo mejor es un carajo humilde, pero es alcohólico, drogadicto o complocero. No importa si el carajo es la reencarnación de Hendrix o Janis, una persona con problemas de personalidad va a joderlo todo para todos. A lo mejor estás pensando que claro que no, que no hay mayor rollo con que Fulanito se crea el protagonista del grupo, y de verdad que eso no va a dar problemas mientras estén tocando gratis o ensayando y ya. Pero si todo sale bien, tú vas a tener que hablar de dinero con ese carajo. Vas a tener que cuadrar horarios y eventos que involucran tu nombre y tu reputación. Vas a tener que conversar de quién compuso qué. En una banda, todos representan al grupo y lo que hace uno, tiende a reflejarse en los demás.

Es preferible tocar con alguien que no sea virtuoso, pero con quien te lleves bien a un nivel personal, y que sea profesional y responsable, a tocar con alguien con un talento gigantesco pero impresentable como persona.

Comento esto, porque Curetaje es quizá la primera banda en la que toco y siento que están los astros alineados y todos estamos en la misma onda. Una vez se los comentaba, “creo que lo mejor de este grupo es el compromiso”. Al momento de redacción, tenemos una invitación a tocar en Maracay, y la reacción, cuando Carlitos nos dio la noticia, no fue “Pero mariiiico, tengo que bañar a mi perro y pintar mi casa completa”, fue “Bueno, vamos a cuadrar todo para echarle bolas, pues”.

Esto, por cierto, no es tan fácil como podría parecer, cuadrar un toque es una ladilla. Lo primero que se busca es el sonido. Siempre prelan lugares cerrados por encima de locales abiertos, y la lógica es simple: en un local abierto, el sonido se dispersa. El sonido profesional, claro, cuesta plata y no hay una regla establecida al respecto. Hay locales que ponen el sonido ellos y te lo cobran de lo que se recaude en entrada, como hay otros que esperan que tú pongas al sonido. ¿Cuánto es eso? Depende del sonidista.

Ahora, hay locales que pagan y los que te pagan con lo que consumas esa noche. De los que pagan, no vas a hacer mucho porque todo lo que entra se parte entre los músicos, sonidistas y roadies, si es que quieres darle algo a tus roadies. ¿Te parece exagerado e innecesario tener roadies? Deja que sea tu cuarto toque del mes y tengas que cargar todo tu perolero y el de tus compañeros otra vez.

De modo que, vivir de tocar sigue siendo muy difícil, a menos que seas como Juan, que se toma la música como su medio de subsistencia, y toca de lunes a domingo a lo largo de la ciudad.

Uno tiene control de las cosas hasta cierto punto, ya más allá de eso está en manos de los dioses, y buena parte de lo que nos pasó se reduce a eso. Cuando tocamos en el hangar, nosotros no fuimos esperando esa vaina. Sabíamos que íbamos a tocar en el Museo de Transporte y que era un sitio donde se podían cuadrar vainas bien porque habíamos visto muy buenos shows de Frankenstein V8 ahí mismo. Cuando llegamos, era una feria de carros tunning (imagínate, ese poco de pavitos con los equipos de sonido, y los vampiros cuadrando nuestro spot), y el único lugar disponible con suficiente corriente era, pues, el hangar. A mitad de toque, llovió y me enteraría de cuán bien realmente toca Prad: resulta que las cornetas estaban más allá de su puesto. Recuerdo estar tocando, caminar hacia él y traspasar una especie de barrera: Desde la batería, no escuchabas bien a los demás. Claro, eso fue una falla de sonido, que montamos nosotros mismos, si no me equivoco.

Empezando octubre, la gente de Bajo el Árbol nos contactó para tocar en Halloween, y es la clase de tarimas que me pareció que nos outclassed en aquel entonces, y ahora. Esas fiestas son de Pixel, Nomasté, Los Choppers, Desorden, Onechot, bandas y músicos hechos y derechos, and they want a tribute band to play there? Fue la clase de vainas que, apenas supe de la oferta, sabía que teníamos que aceptar. Keep in mind, una de las cosas por las que estoy agradecido de todo el proceso es que me llegó ahorita, a los 32. No es que nos volvimos la segunda llegada de Blondie y salimos en todos los sites y en televisión, pero estás hablando con gente que tiene carrera y nombre, dando entrevistas, la gente empieza a hablar paja de tu grupo, estás conversando con gente y que si Alejandro, de Cresta Metálica, te dice “¿Tú estás en Curetaje? ¡Coooño, qué bien!”. Es la clase de vainas que te vuelven loco cuando tienes 22, 26, empiezas a creer que todo es verdad y que esto te llegó porque te lo mereces y eres talentoso y arrechísimo; realmente nadie escala ninguna montaña sin la ayuda de nadie, pero eso lo ves cuando alcanzas cierto punto y has llevado coñazos de la vida y vivido momentos en que parece que todo se va a dar, hasta que las cosas se caen.

La fotografía mental que tengo es de Suka. Fue la primera vez que Lady J hizo el performance completo que tenía en mente desde el principio, y que incluye quedarse en lingerie y una malla que es prácticamente transparente. Cuando nos comentó su plan, a mí, en lo personal, me pareció del carajo. Vengo de una tradición de carajas como Courtney Love, Debbie Harry, Patti Smith, tipas transgresoras, frontwomen con soles en el uniforme. Si Lady se sentía bien con ello, era nuestro deber llevar la antorcha.

Y hubo un momento, mientras tocábamos Pictures of You, en que todo el local se bañó de luz entre verde y púrpura y la disco ball del techo se encendió, que era una cosa que teníamos cuadrado de antemano, pero verlo en ejecución fue a little bit fucking crazy and astonishing, y mirar a la gente desde tarima, todo el mundo conectado, sonriendo, fue surreal. Recuerdo retirar el rostro a un lado y decirme “This is it, no te desconcentres”, reconociendo que ese momento en particular, this is what it's all about. Luego vendría Boys Don’t Cry, y se armaría una olla donde vampiros y cantante bailarían, sabiendo que todos pertenecemos al mismo clan.

Conversando hace poco con Carlitos, estábamos hablando del futuro y de la dirección que queremos explorar y coincidimos en un feeling: cuando empezó el 2018, ninguno de los que estamos en esta banda se esperó que esto sucedería. Por supuesto que, ahora que probamos la vaina, queremos profundizar y elaborar una carrera real con temas propios y ver a dónde lleva el río. Pero si todo se queda hasta aquí, si esto es todo lo que la vida decide brindarme de esta experiencia, sonreiré y diré “Eso estuvo de puta madre.”

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