LA
CASA DEL DRAGÓN, PRIMERA TEMPORADA
Ep. 2:
“El Príncipe Canalla”
Uno de los retos de esta gesta épica e hípica es qué día publicar. Antes publicaba
los martes, para dar tiempo a que todo el mundo viera el capítulo y ahora estoy
saliendo los jueves. Díganme qué día les parece mejor, a ver cómo nos
acomodamos.
Ahora let’s get medieval:
EN LAS
STEPSTONES
Este tipo de problemas con piratas tiene sus raíces en el reino del Buen
Rey, Jaehaerys Targaryen, antecesor de Viserys.
Problemas con piratas siempre van a haber en rutas marítimas comerciales,
incluso en nuestros días; aquí, al este de Poniente, hubo una guerra tremenda
entre las ciudades libres décadas antes de todo lo que vemos en este episodio,
y Jaehaerys tuvo que interceder porque la guerra perjudica el comercio, duh. El
acuerdo al que llegaron era que las ciudades libres iban a dejar de echarse
cuchillo entre ellas, y que quien rompiera el pacto se enfrentaría al otro
bando apoyado por el rey de Westeros Y sus dragones.
De todo ese conflicto surgió una alianza entre Tyrosh, Myr y Lys, llamada
“La Triarquía”, una vulgar alianza militar como cualquier otra, y el príncipe
de Myr, Craghas Drahar, se dedicó a honrar el pacto metiendo en cintura a los
piratas que había entre Westeros y las tierras orientales.
Craghas Drahar es el hombre que hoy conocemos como “the Crabfeeder” o “el
alimentador de cangrejos”, dándole problemas a la Corona.
Esto que él está haciendo ahí de amarrar a la gente y dejarlos de comida
para los cangrejos es algo que ha estado haciendo por muchísimo tiempo, y el
único motivo de por qué ahora está rompiendo las pelotas es porque se puso
agalludo y está cobrando un impuesto bien elevado por navegar esas aguas, so
pena de ataque y saqueo. Así que Craghas es alguien que creció bajo la mirada
complaciente de Westeros y sin supervisión de nadie.
EN LA
FORTALEZA ROJA
Esa charla entre Rhaenyra y Rhaenys es quizá el momento más importante del
episodio, porque todo lo que Rhaenys dice es verdad: incluso hoy en día es
difícil para una mujer ascender a un puesto de poder y autoridad, no digamos en
un contexto feudal donde simplemente nunca existió una reina que mandara por
encima de un hombre.
El consejo que Rhaenys está ofreciendo realmente es “juega el juego de
tronos”. Todo el que aspire al poder debe saber evaluar sus momentos y no
lanzarse emocionalmente a las cosas—que es justo lo que Rhaenyra es experta en
hacer. Momentos antes de esta charla tuvo la oportunidad de elegir al nuevo
caballero que se integrará a la Guardia del Rey, y bien, elegir al tipo con más
experiencia no está mal, pero también tienes que considerar las aristas
políticas, recordar que la gente guarda rencores por maricuras y que no hay
enemigo pequeño.
El orden de las cosas existe. Y para alterarlo, hace falta mucho más que
voluntad—hay centenares de personas a quienes les interesa que ese orden se
mantenga. Rhaenys tiene toda la razón del mundo y Rhaenyra ignora esas palabras
bajo su propio riesgo.
Este desprecio hacia las formas se refuerza cuando…
EN DRAGONSTONE
Muy mal eso de presentarse así con Syrax para enfrentarse a Daemon. Yo sé
que a todos ustedes les encantó eso porque fue un momentazo súper dramático,
pero:
Primero, es innecesariamente arriesgado. Ella estaba contando con que
Daemon no se iba a volver loco y le diera por matarla ahí mismo, que es una
tremenda suposición. Segundo, acabas de hacer ver a los hombres de Viserys como
débiles e incompetentes. Esa miradita de desprecio que Rhanyra le lanza a Otto
Hightower, Mano del Rey, ¿qué propósito cumple, sino el de hacerte enemigos?
Ojo, que la acción de Rhaenyra tiene su aspecto positivo; es impensable que
Daemon tome posesión de Dragonstone en pleno rechazo hacia las instrucciones
del Rey, y luego haga semejante acto de provocación como el que hizo. Esto es
un cuestionamiento a la autoridad que si se la hubiese hecho a Maegor, el reino
se habría bañado en sangre. Así que está bien que alguien sea decisivo y
frontal contra Daemon, pero habría sido mucho mejor seguir canales regulares en
vez de “crear tu propio orden” y hacerte toda clase de enemigos en el camino.
A Otto no le faltan las ganas de echarle cuchillo a Rhaenyra porque es el
principal obstáculo a sus ambiciones personales. No sólo es el brazo ejecutor
del Rey, sino que a través de su hija tiene a Viserys metido en el bolsillo.
Rhaenyra tiene a Daemon de rival, a los Velaryon en antipatía y a los
Hightower en enemistad. ¿Cómo asciendes sin amigos?
EN
EL CONCEJO REAL
Viserys Targaryen es un buen hombre, pero sigue en el camino de su
antecesor, de quien hablamos la semana pasada, el rey Aenys.
Han pasado seis meses desde que Rhaenyra fue nombrada heredera y Alicent
empezó a calentarle la oreja, y creo que todos podemos entender la situación
cuando aquí hemos cuadrado con gente que nos pareció bonita en sólo dos
semanas.
El rollo es que el amor y el deber no se mezclan, y acá concuerdo
plenamente con el análisis que ofrece Lyonel Strong: el mejor negocio que
puedes hacer como rey es casarte con la hija de la Serpiente Marina, que tiene
ese nombre por una razón, y ya es cosa tuya si quieres tener amantes. La
historia está llena de reyes que creyeron que el mero puesto les daba
autoridad, y terminaron serruchados. Viserys elige a Alicent sabiendo que eso
será insulto a la Casa Velaryon, y si él pretende que Corlys siga guardando las
formas, pues ya vimos cómo se está planteando el futuro inmediato:
Por un lado tenemos al Rey con el apoyo de la Casa Hightower. Por otro
lado, ahí está Daemon Targaryen con el apoyo de la Casa Velaryon.
Rhaenyra entre los dos, sola.
Y le tocará elegir ante la manzana de la discordia: Aegon, el bebé de
Viserys y Alicent Hightower, un niño que nace con enemigos.
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