miércoles, 21 de agosto de 2019

Per Aspera Ad Astra


Aquí estamos, un año después de que Curetaje empezó a presentarse en vivo, y seguimos activos y presentándonos y nos invitan a entrevistas y la vaina no para. Es algo que, como comenté previamente, tuve la sensación de que terminaría así como vino, de un día para otro. Pero aquí estamos, montando un show nuevo con cosas que francamente me entusiasman mucho, la banda va a estirar bastante su versatilidad y venimos con un cambio importante que quiero que vean ya. Nada más lo estamos ensayando and I’m on fucking clouds of joy.

El viernes pasado nos presentamos en Tonnos, en Chacao, y la primera mitad del toque fue tenso. O sea, estás ahí, dándole y miras al público y tienes a 30 caras sin mucha expresión, sentados, sin moverse ni nada. And you’re putting up a show that you’ve worked on for fucking months. Estás en tarima, en personaje, y tienes la vocecita al fondo del cerebro, “La gente no está tripeando”.

Pero pasó lo de siempre. A mitad del set la energía subió y el público se fue soltando, gente de la calle se fue asomando y nuestros fieles bailaban muy a los ochenta, o interactuaban directamente con nosotros para corear desde tarima. Muchos de nuestros vampiros son gente que ha terminado haciéndose nuestros panas-paaaanas y tocan en otros grupos que suenan un camión (si no has oído a Agente Extraño, a La Nueva Tierra, a Amapola o a los Javelin, no sé qué estás esperando, de verdad), y es por lo general ese elemento que le pone picante a la vaina. Que estás tocando y miras a la gente y se te contagia la felicidad.

Cuando terminamos, fui a camerinos a bajar toda esa energía, pero también a oler las flores, ¿sabes? A parar y cerrar los ojos. Y respirar. This is really fucking happening to us, más allá del punto en el que tú esperabas que durara. He dicho esto antes, pero es que de verdad: tú no sabes todas las veces en que alguien vino a decirme que qué carajo haces tratando de aprender un instrumento, o cantando. O bueno, si has tratado de hacer arte, seguro sí sabes. Gente que se  afinca y ellos no hacen un carajo, pero quieren que tú tampoco lo hagas. Pasar de eso a la actualidad, este tren loco en el que la vida nos ha permitido estar, tiene mucho de reivindicación con uno mismo. El verdadero pago no es la plata ni lo que te invita el local, la verdadera paga, para mí, es la experiencia. Es esos segundos inmediatos al cierre, en que te bajas y estás como que abrumado. Durante el toque, todo es un flash y no tienes plena consciencia de lo que está pasando (a menos que el toque esté saliendo mal, que también pasa, y ahí sí tienes la consciencia dolorosamente clara). Es cuando ya la última canción cerró, que estás viéndolo por el retrovisor y sientes incredulidad contigo mismo, mezclado con satisfacción.

No te lo niego, estar en una banda implica tensión, especialmente cuando se acerca un toque. A veces pasa que todo el mundo tiene una noción distinta del curso a seguir, y Curetaje tiene puras personalidades fuertes que además son verbales. Pero es en momentos como este, como ese toque del viernes, que todo termina y les miras las caras y sientes orgullo por ellos y agradecimiento, porque esto pasó porque todos remamos en la misma dirección y solo no lo habrías logrado.

Y no sé si supiste que el equipo detrás de Caracas Chronicles sacó a un proyecto hermano, Cinco8, que está también cargado de mucha creatividad y, coño, vainas que le gustan a uno (buena narrativa, buenos autores, todo muy bien organizado) y, pana, esta es mi vida hoy: Tocando, ensayando, cantando, leyendo, editando, escribiendo. Todo con gente como Rafael Osío, Gaby Mesones, David Parra, Nina Rancel, el jefe Raúl Stolk, y ahorita sumamos a Sofía Jaimes al equipo en la parte gráfica, y si no la conoces, te cuento que es una chamita, she’s super young y el talento que esa pana tiene es una vaina absurda. Entonces, coño, la vida me ha permitido compartir en mi día a día con gente como esta. Soñé con ello y ahora me pagan por hacerlo, y a veces lo veo desde la distancia y me parece mentira.

Esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida, y puedes apostar lo que sea a que siempre voy a gravitar en torno a esto, siempre voy a buscar a esta esfera. Y no pido mucho, a la vida no le pido que me lleve a la tarima del Lollapalooza ni al Miguel de Cervantes (aunque uno siempre apunta a las estrellas): Sólo le pido que me permita esto, hacer lo que amo para vivir.

Just let me be a working artist.

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