Aquí estamos, un año
después de que Curetaje empezó a presentarse en vivo, y seguimos activos y
presentándonos y nos invitan a entrevistas y la vaina no para. Es algo que, como comenté previamente, tuve
la sensación de que terminaría así como vino, de un día para otro. Pero aquí
estamos, montando un show nuevo con cosas que francamente me entusiasman mucho,
la banda va a estirar bastante su versatilidad y venimos con un cambio importante
que quiero que vean ya. Nada más lo estamos ensayando and I’m on fucking clouds
of joy.
El viernes pasado nos
presentamos en Tonnos, en Chacao, y la primera mitad del toque fue tenso. O sea,
estás ahí, dándole y miras al público y tienes a 30 caras sin mucha expresión,
sentados, sin moverse ni nada. And
you’re putting up a show that you’ve worked on for fucking months. Estás
en tarima, en personaje, y tienes la vocecita al fondo del cerebro, “La gente
no está tripeando”.
Pero pasó lo de siempre. A
mitad del set la energía subió y el público se fue soltando, gente de la calle
se fue asomando y nuestros fieles bailaban muy a los ochenta, o interactuaban
directamente con nosotros para corear desde tarima. Muchos de nuestros vampiros
son gente que ha terminado haciéndose nuestros panas-paaaanas y tocan en otros
grupos que suenan un camión (si no has oído a Agente Extraño, a La Nueva
Tierra, a Amapola o a los Javelin, no sé qué estás esperando, de verdad), y es
por lo general ese elemento que le pone picante a la vaina. Que estás tocando y
miras a la gente y se te contagia la felicidad.
Cuando terminamos, fui a camerinos
a bajar toda esa energía, pero también a oler las flores, ¿sabes? A parar y cerrar los ojos. Y respirar. This
is really fucking happening to us, más allá del punto en el que tú esperabas
que durara. He dicho esto antes, pero es que de verdad: tú no sabes todas las
veces en que alguien vino a decirme que qué carajo haces tratando de aprender
un instrumento, o cantando. O bueno, si has tratado de hacer arte, seguro sí
sabes. Gente que se afinca y ellos no
hacen un carajo, pero quieren que tú tampoco lo hagas. Pasar de eso a la
actualidad, este tren loco en el que la vida nos ha permitido estar, tiene
mucho de reivindicación con uno mismo. El verdadero pago no es la plata ni lo
que te invita el local, la verdadera paga, para mí, es la experiencia. Es esos
segundos inmediatos al cierre, en que te bajas y estás como que abrumado.
Durante el toque, todo es un flash y no tienes plena consciencia de lo que está
pasando (a menos que el toque esté saliendo mal, que también pasa, y ahí sí
tienes la consciencia dolorosamente clara). Es cuando ya la última canción
cerró, que estás viéndolo por el retrovisor y sientes incredulidad contigo
mismo, mezclado con satisfacción.
No te lo niego, estar en
una banda implica tensión, especialmente cuando se acerca un toque. A veces
pasa que todo el mundo tiene una noción distinta del curso a seguir, y Curetaje
tiene puras personalidades fuertes que además son verbales. Pero es en momentos
como este, como ese toque del viernes, que todo termina y les miras las caras y
sientes orgullo por ellos y agradecimiento, porque esto pasó porque todos
remamos en la misma dirección y solo no lo habrías logrado.
Y no sé si supiste que el
equipo detrás de Caracas Chronicles
sacó a un proyecto hermano, Cinco8,
que está también cargado de mucha creatividad y, coño, vainas que le gustan a
uno (buena narrativa, buenos autores, todo muy bien organizado) y, pana, esta
es mi vida hoy: Tocando, ensayando, cantando, leyendo, editando, escribiendo. Todo
con gente como Rafael Osío, Gaby Mesones, David Parra, Nina Rancel, el jefe
Raúl Stolk, y ahorita sumamos a Sofía Jaimes al equipo en la parte gráfica, y
si no la conoces, te cuento que es una chamita, she’s super young y el talento
que esa pana tiene es una vaina absurda. Entonces, coño, la vida me ha
permitido compartir en mi día a día con gente como esta. Soñé con ello y
ahora me pagan por hacerlo, y a veces lo veo desde la distancia y me parece
mentira.
Esto es lo que quiero
hacer el resto de mi vida, y puedes apostar lo que sea a que siempre voy a
gravitar en torno a esto, siempre voy a buscar a esta esfera. Y no pido mucho,
a la vida no le pido que me lleve a la tarima del Lollapalooza ni al Miguel de
Cervantes (aunque uno siempre apunta a las estrellas): Sólo le pido que me
permita esto, hacer lo que amo para vivir.
Just let me be a working artist.
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