Cuando empecé a investigar sobre asesinos
en serie y el fenómeno del trastorno sociopático de la personalidad, nadie
sabía quién era el Green River Killer.
Había actuado durante los ochenta, cobrado
varias víctimas (prostitutas, que posteriormente aparecían abandonadas en el
epónimo Green River) y desaparecido. Muchas teorías existían sobre su paradero;
la más popular era que había muerto. Dado que los asesinos en serie son
incapaces de dejar de matar, era extremadamente inverosímil que el hombre en
cuestión hubiera cambiado de espíritu. Tenía que haber fallecido, decían, y se
llevó el secreto de su identidad a la tumba. Explicaciones como esa se aplican
a Jack el Destripador y al Asesino del Zodíaco, dos figuras tan legendarias
como el Green River Killer lo era en la época.
Asumí que nunca sería capturado. La
evidencia tiende a deteriorarse y no existía ningún sospechoso viable. No ocupé
demasiada atención al tipo, ni al caso.
Unos años más tarde (2001,
específicamente), boom, la noticia: el Green River Killer había sido capturado.
Era Gary Ridgway, el arquetípico psycho. Amistoso pero sin amigos, sin rasgos
físicos distintivos, calificado como distante por sus parejas (que también lo
describieron como "violento" en la cama). Ocupaba trabajos de poca responsabilidad
y oscilaba entre ellos. Había contraído gonorrea tras el contacto con una
prostituta, incidente que lo molestó profundamente. Se volvió fanático
religioso durante los ochenta y lloraba con frecuencia durante los sermones.
Detenido por solicitar los servicios de prostitutas, fue considerado uno (entre
miles) de sospechosos en el caso del Green River. Este hombre:
Ridgway, al igual que otros de su estilo,
tenía una intensa rabia y deseos de venganza hacia su madre y las mujeres en
general. Durante su primera detención, otorgó muestras de fluidos y se sometió
al exámen de un polígrafo (máquina de la verdad). El excelente maestro en
ciencias penales del que recibí lecciones en la universidad, Alberto Morales
Gómez, señalaba que un polígrafo no puede constituir prueba ante juicios
penales porque se basan en respuestas de ansiedad física. Existe una clase de
delincuente, como el sociópata, que puede modificar sus respuestas para no
mostrarse alterado bajo sospecha. En otras palabras, Gary mintió bajo el
polígrafo, no se sintió en lo absoluto culpable o ansioso, y fue puesto en
libertad.
La ciencia criminalista evolucionó, se
perfeccionó la prueba del ADN y, en revisión de un caso sin resolver, la
conexión entre los fluidos en una de las víctimas y aquellos dados por Ridgway
dio positiva. Después de veinte años, el asesino era capturado.
Jeff Jensen publicó hace pocos años una
brillante novela gráfica sobre el tema, Green River Killer: A True Crime Story.
El libro no es un recuento de los homicidios caso por caso, ni una biografía de
Ridgway. Es un homenaje a su padre, el detective Tom Jensen, principal
investigador del caso. Tras 20 años de sufrimiento, llevó a uno de los peores
asesinos en serie en la historia al calabozo. Y sí, el libro fue escrito partiendo
de información oficial de la investigación.
Como vale la pena que leas el libro tal y
como fue concebido, no voy a publicar aquí las páginas de la escena que
prosigue. La voy a presentar, más bien, como una transcripción literal. Brace
yourselves:
TOM JENSEN: Cuéntame de la última vez (con
ella). ¿Cómo ocurrió?
GARY RIDGWAY: Fue en Mayo de 1985. Había
una huelga en el trabajo, así que tenía mucho tiempo libre. No recuerdo si fue
de día o de noche cuando la recogí. Recuerdo que ella estaba saliendo de su
trabajo en el bar. Yo la estaba esperando. Le pregunté si quería tener una cita
conmigo. Dijo que estaba cansada. Dijo que tenía que ir a algún lugar. Dijo que
tendríamos que hacerlo rápido.
La llevé a mi casa. Pensé que estaría más
cómoda ahí que en la calle. Mi hijo estaba con mi ex-esposa. Teníamos al lugar
solo para nosotros. Quería que se quedara después conmigo. Que siguiera
acostada. Se duchara conmigo. Que fuera íntima conmigo.
Pero ella andaba apurada y no me estaba
complaciendo y la rabia dentro de mí se fue haciendo más fuerte. Me puse detrás
de ella y cuando habíamos terminado, la maté. Lloré después. Me quedé con ella
toda la noche.
El pescado y la salchicha y la bolsa (que
dejé en la escena del crimen) no significan nada. Fueron cosas que dejé para
despistarlos a ustedes. La volví a vestir porque no podía regresar a visitarla
después. A ella, no.
La quise. De verdad la quise. Estaba más
contento que el carrizo cuando la vi ese día, porque me había complacido mucho
antes. ¿Por qué esta vez no?
(LOS DETECTIVES LO MIRAN. ÉL LES DEVUELVE
LA MIRADA EN SILENCIO).
TOM
JENSEN: Gary...
(RIDGWAY
OBSERVA).
TOM JENSEN: Christine era especial para ti.
Apuesto a que nunca olvidaste su rostro, ¿verdad?
GARY RIDGWAY: Era hermosa. Esas fotos que
ustedes tienen no le hacen justicia.
TOM JENSEN: Bien. ¿Por qué la mataste,
entonces?
GARY RIDGWAY: Ya te dije. Porque me estaba
apurando y porque...
TOM JENSEN: Yo sé qué me dijiste, Gary.
Escuché cada palabra. Pero no tiene sentido.
Durante los últimos cuatro días, has
culpado a estas mujeres de sus propias muertes. Tú querías sexo y ellas te
hicieron molestar. Despertaron tu "rabia". Perdiste el control y las
estrangulaste.
Pero Christine King no fue la primera mujer
que mataste. Mataste al menos a seis otras mujeres antes de ella. Y ella te
dijo de entrada, antes de que la lleves a tu casa, que no te puede dar el
tiempo que tú quieres. Justo ahí, debiste saber qué podía pasar. Y creo que sí
lo sabías.
Dices que hacías esto sólo por el sexo.
Pero también era por matar, ¿verdad?
(RIDGWAY PERMANECE SILENTE).
TOM JENSEN: Habías matado ya varias veces.
GARY RIDGWAY: Sí.
TOM JENSEN: Sabías qué pasa y cómo pasa.
GARY RIDGWAY: Sí.
TOM JENSEN: Y sin embargo, lo hiciste,
sabiendo que ella iba a parar muerta.
GARY RIDGWAY: Sí.
(AMBOS SE OBSERVAN).
TOM JENSEN: ¿Por qué? ¡¿Por qué lo
hiciste?!
GARY RIDGWAY: Necesitaba matar. Sólo necesitaba matar.
Tom Jensen continúa trabajando en casos no
resueltos. Dice que trabajará en el departamento siempre que haya fondos; no
considera retirarse.
Gary Ridgway fue condenado a cadena
perpetua sin posibilidad de fianza.
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