LA CASA DEL
DRAGÓN, SEGUNDA TEMPORADA
Ep. 5: “Regente”
Me disculpan, muchachones maravillosos, que esté publicando el análisis
hoy, pero la semana estuvo súper mega-full, afortunadamente todo salió bien,
pero el capítulo lo vine a ver fue el lunes en la noche y no tuve chance, entre
tantas tareas, para sentarme a escribir esto como a mí me gusta—y mis días de
semana están dedicados a la novela. Los fines de semana también, pero el punto
es que entre una cosa y otra, aquí estamos.
Voten este 28 de Julio, para que el poder no siga en manos de gentuza como
la corte de Aegon II.
EN
HARRENHAL
Hace poco estaba leyendo una historia de la Segunda Guerra Mundial narrada
por quienes protagonizaron el conflicto en un formato de historia oral, y una
de las cosas que me quedan claras es que ese éxito enorme que tuvo Alemania de
1938 a 1941 se da porque ese era el único país realmente preparado para la
guerra. El Tercer Reich tenía por lo menos cinco años trabajando para construir
un imperio por la vía de las armas, que era un principio expresado por Hitler
en Mein Kampf, y que tiene sus primeras pulsaciones en la reactivación de la
maquinaria de guerra y en ese desprecio manifiesto al asunto de Versalles.
Nadie pensaba que los nazis podían ser una amenaza real para el mundo sino
hasta que París cae y resulta que no había nadie preparado para hacer la
guerra, que era una cosa que todo el mundo quería evitar, hasta la URSS. Por eso
cuando la derrota de Francia es total, lo que se esperaba ahí era que en dos meses
siguiera la rendición en Londres. Ya había generales de la Heer sacando cuentas sobre dónde iban a vivir en la Gran Bretaña
ocupada.
Pero los ingleses, zorros viejos de la guerra y el mar, supieron marear la
perdiz hasta que pudieron irse encima, primero resistiendo el blitz sobre los
cielos de la capital y luego dándole a Hitler su primera derrota clave en
África.
Digo esto porque fue lo que me recordó el estado actual de la Danza de los
Dragones. Los verdes se han ido arriba porque ellos ya venían con una mente
conspiradora y sabiendo que para defender su usurpación del trono iban a tener
que hacer uso de la violencia (recuerda que estamos hablando de Westeros, no del
chavismo en Venezuela, que en este país se agarran hasta de lo más diminuto
para mandar a poner a ciudadanos normalitos a un calabozo).
Frente a esto, la corte de Rhaenyra ha estado desarticulada y todos los
consejeros de la reina legítima tienen razón en su frustración, porque ya están
perdiendo tierras y hombres. En este momento no está pasando sólo las
agresiones de Criston Cole sino que, para que lo sepas, los Lannister en el
oeste y los Hightower (de mano con los Tyrell) en el suroeste, ya están
levantando ejércitos para respaldar al ahora príncipe regente Aemond. La parálisis
de Rhaenyra es desesperante…
…pero sus ministros ya están en acción, así como los leones británicos se
pusieron a trabajar en 1940. Daemon ocupa a Harrenhal para hacer tiempo,
básicamente, y molestar a los Verdes, porque defender a Harrenhal cuando el
otro bando tiene dragones es más problemático than it’s worth, really; pero más
allá de sus delirios de poder y grandeza personales, y de sus torpes políticas
(demostrando que, en efecto, él carece que los elementos de personalidad
necesarios para un rey), ahí hay alianzas importantes estableciéndose en las
Riverlands. Esa jugada entre los Blackwood y los Bracken es justamente lo que
hay que hacer, Daemon tiene la malicia necesaria y se suelta una frase hermosa
que tienes que recordar: “Hay cosas que la Corona no puede hacer públicamente”.
Pero hay que hacerlas. Y las ruedas del destino están en marcha.
EN EL
CUELLO
Lo otro clave que está sucediendo aquí, que es algo así como los ingleses
tendiéndole la cama a los americanos y los canadienses, siguiendo el ejemplo de
la Segunda Guerra, es Jace en los Gemelos, hablando con los lores Frey para
garantizar una alianza clave.
Esta jugada puede bien ganar la guerra.
Porque ve: Jace ya estuvo en el norte, procurándose la lealtad de los
Stark. La fortaleza de esa alianza es enorme, no olvidemos que 200 años después
Robb Stark pondría a los Lannister a sudar con una rebelión de puros norteños
que termina fracasando por malas jugadas políticas, no militares. Porque realmente
Robb no perdió ninguna batalla, cuando ocurre La Boda Roja, El Rey en el Norte
estaba invicto mientras las huestes de Lord Tywin venían de varias derrotas.
El norte tiene, aparte de los ejércitos Stark, a los Reed, a los Karstark,
a los Umber, a los Manderly y a los Bolton, y esas son facciones que me vienen
a la mente ahorita. Estamos hablando de algo así como la mitad del continente
alzado en armas (a los Greyjoy no los podemos meter en esto porque ellos son
una cultura distinta y los ironborn siempre terminan jugando para ellos mismos,
históricamente ha sido, y seguirá siendo así).
Pero nada de esto importa si tú no tienes al Cuello.
Ese fue uno de los elementos claves que terminarían dañándole la fiesta a
Robb, que él necesitaba a juro ofrecerle una buena alianza al lord Frey, dueño
del Cuello, o sus fuerzas serían incapaces de cruzar hacia el sur. Para que
tengas idea, ve el mapa:
Si no pasas a ese gentío por tierra, tienes que pasarlos por mar, cosa que
es sencillamente imposible. Entonces Jace ya hizo la tarea en el norte, pero
ahora se garantiza a los Frey, configurando un martillazo de acero que será LA ÚNICA manera de plantarle cara a esa
combinación Lannister-Hightower que se está configurando en el suroeste.
Guarden este post, porque eso va a tardar en llegar. No te diré si
triunfará la jugada o no, pero esto que está haciendo Jacaerys es propio de un
estadista.
EN
KING’S LANDING
Esto que ha hecho Criston Cole es de
lo más estúpido que la dinastía Targaryen hará en toda su historia. Los
Targaryen no son una dinastía nativa de Westeros, ellos son un grupo de
invasores de otro continente que, gracias a su conexión con los dragones, han
sido para siempre vistos como una vaina especial, una gente aparte de los seres
humanos normales. Fíjate que a ellos se les permite la endogamia, que es algo
que la religión de Los Siete considera una abominación. Claro, quienes leemos
la historia sabemos que son humanos comunes y corriente, más allá de la
conexión con los dragones (de hecho en el quinto libro, Daenerys tiene un ataque
de diarrea, nada más humano que eso).
Pero esa erosión a la imagen mágica de los Targaryen empieza acá, cuando la
gente comprueba con sus propios ojos que los dragones son criaturas naturales,
que también pueden morir y ser humilladas. Recuerda, el corazón de la rebelión
de Robert Baratheon está en la noción de que “estos carajos, que se llaman a sí
mismos dragones, realmente son una
gente vulgar y corriente, y no tienen mayor derecho al poder que el que puede
tener uno”.
Tú me dirás, “Ah, hermano, pero es que esa rebelión se dio 200 años después
de esto que vemos en este capítulo”, vale, ta’ bien, pero es que no te tienes
que ir tan lejos para que ese desprecio a los dragones se concrete en acciones.
Acuérdese, hermano mío, del acertijo que Varys hizo sobre la naturaleza del
poder: El poder no yace en símbolos, ni en títulos, ni en herencia, ni en nada.
El poder yace en lo que la gente crea
durante determinado momento que yace.
Así que bueno, Alicent Hightower es defenestrada y Aegon II yace en
condiciones de las que nunca se recuperará. El gran ícono de poder del lado de
Aemond, príncipe regente, es Vhagar, pero ya hemos hablado varias veces acá
sobre los dragones en estado salvaje que habitan Dragonstone y mucho cuidado,
porque ese tema de domar a un dragón es literalmente jugar con fuego.
Pero si resulta…
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