Bueno, ayer estuve en la radio
(hablando de política y tal) y vi Avengers: Infinity War (fueron
eventos separados, jaja). En síntesis, me pareció muy bien. Es increíble cómo
una película con tantos personajes no se vuelve el desastre narrativo que uno
esperaría. Y, pana, ahora todo el mundo habla de cosas que solían ser terreno
exclusivamente geek. Usualmente saco esta anécdota a relucir, pero es que la
vaina de verdad me marcó: una vez estuve en una reunión “de geeks” como por el
2007 donde no sólo no sabían quién era Deadpool, sino que los pocos que lo
conocían me veían raro por ser su fan (imagino que porque el Deadpool de ellos
era el de Wolverine: Origins). Hoy
todo el mundo sabe quién es Wade, qué es Wakanda, quién es Bucky Barnes, la gente sabe de Groot y Rocket Rackoon,
que es una vaina que ni siquiera los aficionados del cómic en el 2004 sabíamos
qué eran.
Esto es bueno. Aunque se siente un poco como ver a tu ex novia pasear de la
mano con otro joe, es positivo: mayor atención al medio nos va a beneficiar a
todos los fans. Hay voces que dicen que este boom no se traduce necesariamente
a más ventas de cómics, pero creo que sólo el tiempo nos puede decir el efecto
real de este momento. No te guíes por lo que la gente del medio dice en
twitter, porque comic people are always complaining about unecessary shit in a
really belligerent manner.
Pero no estamos aquí para hablar de eso, sino para hablar del color morado.
Morado, violeta, púrpura. Hay una teoría sobre el color en los cómics que dice
que los héroes llevan colores calientes (mira a Superman, Flash, Wolverine),
mientras que los malos colores fríos. ¿Quieres una evidencia de la vaina?
Thanos. Todo el mundo hoy conoce a Thanos y hasta tiene partidarios gracias a
esta peli. El motivo de por qué él es el malo en Infinity War es porque Marvel Studios no puede usar al Doctor Doom,
porque hasta el día de hoy Thanos era un nulo y no hay un villano arquetípico más simbólico o fucking aterrador en
Marvel que Victor von Doom (que por cierto, viste de verde oscuro y gris). Ahora,
fíjate: el hecho de que lo usaran a él en vez del clásico malo de rigor, amplía el repertorio y desarrolla a un
personaje que realmente estaba esbozado; Thanos siempre fue un dictador
espacial sin mucha personalidad. El mayor triunfo de Infinity War es convertir al tipo en Michael Corleone, alguien que,
SPOILERS, cree que el único modo de triunfar en esa meta que se ha planteado es
haciendo una masacre y, para el final de la película, tiene a sus enemigos
muertos y no le queda sino contemplar su sueño cumplido y el precio que tuvo
que pagar.
Thanos, sin embargo, no es el único malo que viste de uva.
Está, por supuesto, el Joker. Kim Basinger hace un chiste de cuánto ama “al
color púrpura” (no el libro) en la película de Tim Burton, y aunque el propio
Guasón ha tenido muchos cambios de pinta, su atuendo clásico de morado se
mantiene. Esto, como prácticamente todo lo demás de peso que tiene Batman, no
fue inventado por Bob Kane sino por Bill Finger, que además se encargó de
volver al personaje un malo recurrente; originalmente iba a ser de un episodio
y ya. Bob Kane really sucked at comic books.
Otro ejemplo que sí ha cambiado de apariencia varias veces es el Baron
Zemo. El atuendo del tipo ha pasado por muchas versiones, algunas dignas del
Batman de los 60’, otras donde viste como un terrorista moderno conservando
sólo la capucha morada. Me gusta mucho Helmut Zemo porque tiene la malicia y
los sesos que le faltan al Red Skull, un personaje que todavía hoy no está tan
explotado como debería. Una versión sale en Captain
America: Civil War, interpretado por Daniel Brühl, que no estuvo mal. No es
el hijo de las mil putas del cómic, pero no estuvo mal. Prepárate para verlo
otra vez, porque si Marvel hace una peli de los Thunderbolts (que es algo así
como el Suicide Squad de Marvel), Zemo tiene un papel de liderazgo ahí.
Otro de púrpura es el Redeemer, de Spawn. Redeemer era uno de mis
personajes favoritos de los 90’, porque su historia estaba muy bien cuadrada
(una vaina rarísima para Spawn, que priorizaba siempre el estilo sobre la
trama). Ve, Spawn es un demonio hecho del resucitado Al Simmons, un soldado
experto y asesino y todo eso. Por temas políticos, el jefe de Al, Jason Wynn,
ordenó el asesinato de nuestro protagonista y así es como Spawn se volvió
Spawn. Bueno, muchos años después, las fuerzas del cielo, que en ese cómic
funcionan más o menos como el cielo en Preacher
(unos ángeles asexuales que mezclan tecnología con religión) deciden que ya
es hora de ponerle fin al hellspawn de esta generación, y crean a un
contraparte sacro: The Redeemer. ¿A quién eligen para el rol? A Jason Wynn. La
vaina conduce a una pelea bien depinga en los callejones donde uno no sabe quién
es el otro. Hay otras versiones de Redeemer, pero esa es la que me da más nota.
Otro que es tan púrpura que lo lleva en la piel es Siniestro. Voy a salir
de esto de una vez: no me importa Zod, ni Doomsday, ni Lex Luthor, ni el Joker:
en todo el universo DC no existe un carajo más mamagüevo que Thaal Siniestro,
el archi-nemesis de Green Lanthern. Es un maldito narciso que empezó como
miembro de los Green Lanthern Corps y decidió que él estaba por encima de ellos
y que lo que debía impulsar a los anillos era el miedo. Esa parte es medio pulp
(hablamos de un personaje que apareció por primera vez en un DC anacrónico),
pero la versión moderna lo pinta como un Jorge Rodríguez espacial (si eres
venezolano, esa referencia te hizo odiar a Siniestro para siempre). No tengo
literalmente nada positivo qué decir del tipo: la versión con la que estoy más
familiarizado, la que aparece en el cómic Injustice,
se presenta a favor del régimen de Superman como un aliado sincero. Reforma a
sus Siniestro Corps, que son como unos colectivos espaciales (este maldito se
presta para muchas metáforas chavistas) y van todos de amarillo, que es el
color contra el que las linternas verdes son débiles. Siendo quien es, el
carajo va escalando posiciones hasta que, a punta de malditismo, se vuelve
parte elemental del gobierno mundial. Guy Gardner lo pinta mejor cuando dice
“¿Cómo pueden confiar en este tipo? Su
nombre literalmente dice que es malo”. And he has a John Waters mustache.
Siniestro es el carajo que se ríe de tus chistes, te halaga y te da palmadas
en el hombro y un día tu novia te dice que cuando no estabas, él se puso a
echarle los perros.
Otros que van de morado son los Centinelas (Magneto también tiene el color,
pero él ha cambiado de traje varias veces), eternos cazadores de los mutantes.
Sabes que los X-Men tienen dos clases de historias: las que son “mutante bueno
vs el malo y vamos a darnos coñazo destruyendo a una ciudad” y las que
realmente demuestran por qué estos personajes resuenan tanto con los lectores:
discriminación, odio y cómo es vivir sabiendo que eres diferente a la mayoría.
Y en esa segunda clase, los Centinelas brillan. Son robots gigantes creados
exclusivamente para matar mutantes, son como unos SS gigantes. Partiendo de un
diseño que prácticamente no ha sido tocado desde su primera aparición (Kirby
era así de bueno), han tenido muchas versiones
(notorio es Master Mold) y todas concluyen en la distopía de Days of Future Past: si estos tipos se
salen con la suya, puedes esperar campos de concentración, exterminio y
tiranía. Lo peor que el racismo puede ofrecer.
Una versión de los Centinelas en Nimrod (totalmente morado, aunque algunas
versiones lo pintan rosado). Nacido del mutante Forge en el futuro de Days of Future Past, Nimrod es el T-1000
de los Centinelas. Literalmente: el bicho puede cambiar formas y lucir como
cualquier cristiano, modificar su propio diseño para adaptarse a enemigos tan
versátiles como los mutantes y reconstruirse tras aparente coñaza total. Lo que
vuelve a Nimrod interesante es que si bien está programado para erradicar a
mutantes, es bondadoso e incluso útil para los homo sapiens y plantea una vaina
que es núcleo en los X-Men: No quiero que ningún Avenger venga aquí a decirme
que este robot no puede ser destruido porque rescató a un poco de gente de un
incendio y ayuda a Tony Stark, cuando la misma máquina mata a nuestra gente. Ese debate es lo que vuelve a los Avengers y
a los X-Men equipos más o menos antagónicos.
Selina Kyle, por supuesto, tuvo un traje púrpura que iba perfecto con la
estética de The Long Halloween, una
novela de Batman tan elemental que puedes ver el traje en muchos tributos a
Batman (como los videojuegos de la serie Arkham).
DC tiene algo con los extraterrestres morados. Ya hablamos de Siniestro,
pero también está…
Parasite…
Zuggernaut…
Y Despero. Y en este me detengo, porque, a diferencia de los dos
anteriores, aquí hay una personalidad y nexos directos con una de las historias
más importantes de DC Comics, (Infinite
Crisis, secuela de Crisis on Infinite
Earths). Luciéndose en Crisis of
Conscience, Despero le metió una coñaza grave a la Liga de la Justicia,
porque además de la fuerza sobrehumana de rigor, Despero tiene un intelecto
agudo y poderes mentales. No sé si la gente de Marvel Studios se habrá insipirado
en este arco para Thanos, pero la forma en la que acá se derrota a la Liga de
la Justicia es digna de una buena peli. Son las inseguridades de cada héroe lo
que el extraterrestre explota, yéndose la Liga de la Justicia a una especie de Civil War donde, cruelmente, “están
usando a Despero como una excusa para saldar rencillas personales viejas”. Es
una pena que al final todo cierra con una pelea normal, porque en este arco,
Despero actúa como la peor clase de villanos: esos que, aún vencidos, dejan
heridas que no van a sanar.
Y por supuesto otro que va de púrpura es Oroku Saki, mejor conocido como el
líder del Clan del Pie, Shredder.
Shredder es un tipo interesante, porque Eastman y Laird lo inventaron como
un malo equis para que las Tortugas Ninja le dieran una pela, lo mataran y ya
(yeah, el cómic original es mucho más violento que las pelis y las
animaciones). Resultó que el personaje era tan visualmente llamativo que vino
para quedarse. Como todos los demás de esta lista, ha tenido muchas versiones,
sino mi favorita la reciente, la del cómic de IDW. Un daimio salido de las
pelis de Akira Kurosawa, un maldito de los que te gusta odiar, aunque lo puedes
respetar. Ya hemos hablado de esto,
pero si quieres más info, léete Secret
History of the Foot Clan, una tremenda novela gráfica que echa el cuento en
detalle del problema entre Saki y Hamato Yoshi (mejor conocido como Splinter).
That’s all I have for
today, bye!
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