(Lucía Etxebarría ha decidido abandonar la escritura por culpa de la piratería. Dice que su última novela se ha descargado muchas más veces de las que se ha vendido y que “mantendrá su postura hasta que la situación se regule de alguna manera”. Porque no le da nota “pasar tres años trabajando como negra para esto” y que la critiquen ahora por su decisión —“no sé en qué trabaja esa gente que le ha sentado mal lo que he dicho. No sé si sus padres los mantienen o han heredado una fortuna. A mí no me mantienen mis padres ni un marido ni un ex marido”).
“El otro día compré Matrix, en la playita aquí y los piratas son tan descarados que le ponen ‘La Playita’s Pictures. Matrix in the Playita’. Ahí me llamó Keanu Reeves, ‘Conde, ¿cómo hacemos?’ Bueno, te jodiste también, güevón. No joda, ya que me copian a mí, que copien a los demás”.
-Er Conde del Guácharo.
Yo entiendo la frustración que sientes. Es pesado que se descarguen tu libro porque es algo a lo que le has dedicado muchísimo esfuerzo, con apenas una tenue esperanza de que la lucha se vea recompensada. Coincido, la piratería es robo, un robo a la propiedad intelectual, un menosprecio a tu trabajo (parece seguir la premisa de “no es digno de que lo compre, pero sí de que me lo baje”) y estamos de acuerdo en que no debería suceder.
Pero Lucía, por dios. Bienvenida al siglo XXI.
Esto de dejar de escribir es la solución más tarada que pudiste encontrar.
Tú dices que defender a “el arte por el arte” es una pérdida de tiempo porque “uno puede dedicarse al arte por el arte si su familia es rica o si el Estado se lo paga”. Yo nunca he recibido más de cincuenta dólares en total por lo que he escrito en mi vida. Y sí, trabajo un trabajo de oficina normal, tras el que llego a mi casa a teclear hasta golpe de diez de la noche. ¿Lo hago porque estoy esperando al dinero apilarse afuera de mi puerta? No. Lo hago porque es lo que amo hacer. Lo haría aunque nadie me pagara nada nunca. Lo haría aunque fuera ilegal y tuviera que encerrarme en alguna cabaña secreta a esconder después los manuscritos bajo las tablas del suelo (en ese escenario, es probable que me encapuche y regale los manuscritos por ahí, como un V for Vendetta, pero con más explosiones).
"Remember remeber, the way I'm about to kick your ass, you illiterate fucks."
Yo estoy clarísimo: al publicarme, si el libro es bueno, va a ser descargado. Probablemente mucho más de lo que se venda. A mí también me molesta, pero ¿qué más voy a hacer? Ciertamente no voy a dejar de escribir, eso sería como quemar una casa porque la decoración no me gusta. No hay absolutamente nada que puedas--- o sea, este es el triste escenario en el que estamos los artistas de hoy en día: si tienes cierta popularidad, vas a ser víctima de la piratería. Ley de la vida. Hasta que el medio artístico no consiga una forma de darle la vuelta a este fenómeno social, es lo que toca, porque no podemos confiar en que la gente no va a robar las cosas si tiene el medio para hacerlo con impunidad. Deal with it.
Si de verdad te es imposible entender cómo alguien está en desacuerdo contigo, trata de imaginar a un amante de la literatura. La considera una forma de vivir, una religión. Decir que ya desprecias contribuir a ese arte porque la plata no te entra es un escupitajo a la cara de algo que, se supone, te hace feliz. ¿Siempre escribiste por el dinero? Mi planteamiento puede parecer idealista, pero es que soy yo el que no te entiende a ti.
Señalas que si me resulta “tan horrible” tu decisión, tendría que parecerme “fenomenal que dejara de escribir”. Y me lo parece, créeme, el mundo bibliófilo no te necesita. Simplemente, Lucía, es ingrata esta actitud tuya. Es la ofensa indirecta más directa que un amante de los libros puede sentir,
así es como se sienten los trekkies cuando la gente se burla de sus orejas y frentes falsas. Es como que pisoteen tu bandera del Barcelona, como que le escupan a tus muñequitos de Star Wars. It’s fucking fucked up y el que no lo veas implica que en serio tienes que ir al doctor a que te chequeen la cabeza.
Lo único que te pido es que si de verdad dejas de escribir, mantenlo.
Además, tienes las orejas grandes.
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